2006/11/27

La verdad ...el camino a una sanación nacional

Sr presidente, ¿cuál verdad?

Germán Guzmán Campos, aquel "Monseñor" quien liderara en los 60's, al lado de Orlando Fals Borda y de Eduardo Umaña Luna, la Comisión de la Verdad de esa época; publicó en 1968, uno de los tomos del informe de la comisión, denominado "La Violencia en Colombia" "parte descriptiva", en el aparte "Tanatomania", describe -en detalle- la barbarie a la que asistimos (¿asistimos?), en aquellos años.

Un breve resumen serían Las Torturas: La escalera; El Cuartito; El tubo; El Vaso de Agua; El tramojo; El trote; La compañía; El Polo. Las consignas: "Picar para tamal", "Bocachiquiar", "No dejar ni la semilla"; Los Cortes "de franela", "de Corbata", "de mica", "francés", "de oreja", sumado a otras modalidades: el descuartizamiento, la antropofagia –para los enemigos-, el empalamiento, "arrojar gentes (vivas) de aviones militares" –especialmente en los Llanos- , el despeñamiento –arrojar personas vivas a abismos-, los crímenes sexuales, la violación simultánea, la piromanía, los genocidios (El Líbano: 1.500/4.000 asesinados –sí, entre mil quinientos y cuatro mil -, Ceilán 150, Belalcazar (Cauca) 112, El Turpial 96, Cabrera 95 asesinados, entre algunas, en diferentes fechas entre 1949 y 1959, pero efectuadas en pocas horas o días cada una) ( págs. 80 y 325-339). (…todavía no habían inventado las Motosierras…) 

En esos años, se da el decreto 0328 de Noviembre 28 de 1958, que si bien desde diversos campos fue censurado, ordenó la suspensión de las acciones, procesos y sentencias penales a personas vinculadas a lo acaecido, pues fue ampliamente abalado por los directorios liberal y –especialmente- Conservador. Ese, tal vez, desde mi punto de vista, fue el peor error histórico del siglo XX. Tal vez es "el momento en que se jodió Colombia" que coloquialmente buscaron algunos en los 80's de ese siglo.

Las guerras, son terrible, espeluznante, humanamente "normales"…ello parece que lo entendió la humanidad desde finales de los 40's del pasado siglo cuando entendió que había que crear un Derecho Internacional Humanitario…porque, en el fondo, los tratados internacionales asociados a las guerras -que existen desde hace mucho, baste recordar el tratado "de Gentes" entre el pacificador Murillo y el libertador Bolívar en nuestra independencia (de España…)- lo que buscan es reconocer eso: que somos "gente", que a pesar de la guerra, somos "gente", somos "humanos"…

Entonces se necesita la verdad, pero no se necesita la verdad para entender una acción armada entre actores armados los cuales terminan hiriéndose o matándose en un combate –relativamente- equilibrado. No, porque eso es la guerra y cualquier guerrero(a) o militar sabe que está expuesto a esa muerte.

La verdad que se necesita es toda la verdad asociada bien a cuando el rival ha quedado indefenso: desarmado o herido y especialmente la verdad que se necesita es la verdad asociada al atentado o al crimen contra los civiles: es decir a aquellos que no poseen armas desde el comienzo hasta el final de la situación. Porque esa es la verdad que se necesita?. PORQUE ES LA QUE LA DIGNIDAD HUMANA UNIVERSAL DEL SIGLO XX Y XXI IMPONE.

Hoy, no se puede volver a cometer el error que cometimos hace 50 años y que generó los hijos del monstruo de la impunidad que nos ha arrasado –agigantado por los dineros del narcotráfico- estas décadas. Aquí, a pesar de que cierto psiquiatra diga que podemos enloquecernos con la verdad o cierto Ministro tenga el atrevimiento de cuestionarnos "qué hubiera pasado si hubiéramos sabido la verdad de la violencia liberal conservadora" (¡por Dios!); necesitamos saber quiénes fueron los actores materiales y ESPECIALMENTE LOS INTELECTUALES de la barbarie. Y mis amigos demócratas dentro de las fuerzas armadas y la policía, activos o inactivos, así como mis amigos demócratas desmovilizados del M-19, del EPL, del PRT, no tienen por qué temerle a esa verdad: ella es el camino a una sanación nacional.

Ahhh…y "leyes de punto final", sí, es posible: igual, como en Argentina, en unos años tendrán que rendir cuentas. Además una cosa es la verdad, y otra cosa es la justicia, y otra la reparación: Arranquemos con lo más dignificante: ¡la verdad!. 


(Bogotá, 27 de Noviembre del 2006)

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