2008/06/17

EL A,B,C DEL PARAMILITARISMO EN COLOMBIA

'KARINA' Y LOS EXTRADITADOS
¿Caras de una misma moneda?
Claudia López. Columnista de EL TIEMPO.


Las imágenes de la entrega de la guerrillera alias 'Karina' a la justicia colombiana y de 13 narcoparamilitares a la justicia norteamericana dejan comparaciones y paradojas inevitables.
'Karina' lucía un chaleco negro del DAS colombiano; los otros, overoles naranjas de las prisiones estadounidenses. Ambos estaban esposados. Ambos tenían caras de derrota. 'Karina' se sentía cansada de la guerra y abandonada por las Farc, que no pudo respaldarla frente a la ofensiva del Ejército. Los paramilitares se sentían traicionados por el Presidente de la República, con quien negociaron su entrega a un proceso de paz que terminó en acusaciones mutuas de incumplimiento y en extradición.
Curiosamente, la guerrillera tiene mayores posibilidades de que le cumplan con las garantías ofrecidas para su sometimiento, porque no tiene información ni historia con la que pueda chantajear a quienes se las ofrecieron. Ni ella ni su organización tienen amistad y compromisos previos con la directora del DAS. Ni la directora del DAS le debe su cargo a 'Karina', ni esta le debe a la directora información y protección para mantenerse en la impunidad y enriquecerse mutuamente.
No habían hecho alianzas electorales en campaña y luego operaciones conjuntas desde el DAS. No se ven a sí mismas como partes legítimas de un proyecto de poder territorial, político y económico común. Por eso, alias 'Karina' no se siente traicionada por María del Pilar, ni esta última tiene temor de lo que la otra pueda contar.
En cambio, porque todas esas afirmaciones operan al revés para el narcoparamilitar alias 'Jorge 40' es que él se siente traicionado. Por tener tanta información, cercanía con quienes lo animaron a su sometimiento y un proyecto de poder común, en el que a unos les tocó la fachada ilegal del trabajo militar y a otros la fachada legal del económico y político, 'Jorge 40' y los demás creían tener mayores garantías. Se equivocaron. La impunidad parcial de su fachada ilegal no dependía de la verdad completa, pero la impunidad total de la legal sí dependía de la verdad a medias.
Si los narcoparamilitares se hubieran limitado a la confesión total o parcial de crímenes, como masacres, descuartizamientos y desplazamientos contra la población civil, tendrían impunidad parcial, unos cuantos años de cárcel y no ponían en riesgo la fachada legal. La justicia no tenía la información suficiente para validar qué tan completa era esa confesión; tenía que hacer su mayor esfuerzo investigativo y luego un acto de fe. Pero la confesión a medias, y peor total, de sus relaciones con militares, empresarios y políticos sí arriesgaba a la fachada legal, no era la verdad que habían acordado y, además, hacía inviable mantener el proyecto de poder común vigente y legítimo. Los otrora aliados dejaron de tener intereses convergentes. Cada fachada tenía un arsenal de instrumentos de chantaje. Una los usó con cuentagotas, la otra se jugó los restos. El cúmulo de relaciones e información que era la garantía pasó a ser la perdición. En medio de la hecatombe estaban las desavenencias de dos generaciones distintas de narcotraficantes, unos reinsertados y otros en ejercicio.
Otras fracturas se deben estar dando en el seno de las Farc entre los narcotraficantes, los seudopolíticos, los de la guerra y los de la solución negociada. El presidente Chávez tiene la autonomía y el poder para decidir con cuál se alinea. Su papel es igual de fundamental para la guerra o la paz. Si financia la línea de la guerra, mientras posa con la política, está cometiendo una atrocidad contra nuestros pueblos y una estupidez contra sí mimo. Comprometerlo transparentemente con la paz es el interés de Colombia. Judicialiazarlo por terrorismo es el de Estados Unidos. No confundir esas prioridades es nuestro desafío.Por último, a propósito de comparaciones, ¿no es muy paradójico que los computadores de las Farc sobrevivan a bombardeos y los de los narcoparamilitares no sobrevivan al Inpec?

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