2009/06/08

El marxismo clientelismo

-tengo mis profundas discrepancias con èste columnista...pero a todo señor su honor...-


Opinión 6 Jun 2009 - 2:24 am
El marxismo clientelismo
Por: Mauricio Botero Caicedo
EL ERROR MÁS GRANDE QUE PUEDEN cometer los socialdemócratas es pensar que sus enemigos están en la derecha, y que su futuro, por ende, depende es de las alianzas con la izquierda más radical.

Los enemigos de los socialdemócratas —sus verdaderos e implacables enemigos— están precisamente en la extrema izquierda. El contubernio entre los estalinistas y los socialdemócratas no deja de ser un caldo turbio e ininteligible. Cristina de la Torre hace en este diario (El Espectador, junio 2/09) un concienzudo análisis: “Antes bien, en la convivencia imposible de socialismo y comunismo, de reforma y revolución, la división del Polo despeja el horizonte de la izquierda. Cancela el esfuerzo inútil de juntar agua con aceite. Y define sin lugar a equívocos las dos opciones que prevalecen hoy allí donde gobierna una izquierda moderna: en España y Chile, en Brasil y el Uruguay. En estos países, la socialdemocracia ha conquistado el poder de consuno con otros demócratas, mientras el estalinismo porfía en el sueño del asalto al poder por una vanguardia de iluminados...”.
León Valencia, no exactamente un representante de la derecha, explica en reciente artículo las diferencias políticas del Polo (El Tiempo, mayo 31/09): “En el Polo confluyeron sectores comunistas y socialdemócratas. Estas dos vertientes rara vez se unen en un agrupamiento partidario. Tanto en Europa como en América Latina han conformado espacios distintos… Es así porque los comunistas les hablan a los sectores radicalizados de la sociedad, propugnan rupturas históricas, son renuentes a las alianzas y su ambiente es más la oposición que el gobierno. En cambio, la izquierda socialista tiene un discurso de mayorías nacionales, busca cambios graduales, se preocupa por la convergencia de fuerzas políticas diversas y ha desarrollado una gran experiencia en gobiernos de coalición en todo el mundo”.
En el caso colombiano, la extrema izquierda solía anteponer los ideales a los apetitos burocráticos. Hoy en día, con una gavilla de corte marxista al mando, estos apetitos priman ante cualquier ideal y el Polo de hoy, con la salida de Lucho y los socialdemócratas, no es más que una amalgama de corrientes de ultraizquierda, cuyo calificativo más apropiado puede ser el marxismo clientelismo. En el Polo sólo van a quedar los más rancios estalinistas, los mamertos agrios y ciertos manzanillos cuya ambición pecuniaria y burocrática es más que evidente. En la dirigencia del Polo se concentrarán los izquierdistas ortodoxos y recalcitrantes (que en últimas lo que codician son los bienes ajenos), unidos a una caterva de rapaces populistas que aspiran —si no a expropiar y expoliar al prójimo— por lo menos a usufructuar los bienes públicos.
Dentro de los rasgos más predominantes de los marxistas clientelistas está la hipocresía aunada a laxitud moral con los amigos. A los militones de izquierda radical todo les es permitido, todo les es perdonado. Por eso la reelección de Correa, la de Chávez y la de Evo Morales les parecen extraordinarias, mientras la de Uribe les parece repugnante. Otra característica de los marxistas clientelistas es la tolerancia implícita a la corrupción, como ha sido el caso de Rojas Birry. De alguna manera se acepta que la corrupción sea lícita, siempre y cuando el corrupto sea de izquierda. El intercambio de puestos y contratos por votos se ha convertido en la regla y no en la excepción.
Como nota final, puede ser oportuno recordarle al lector la sentencia de Nicolás Gómez Dávila: “La mente del marxista se fosiliza con el tiempo; la del izquierdista se vuelve esponjosa y blanda”. ¿Será la razón de este fenómeno el que los izquierdistas están condenados es a leer a los escritores de extrema izquierda como Eduardo Galeano e Ignacio Ramonet, cuya capacidad de escribir sandeces no parece tener límites?

en http://www.elespectador.com/columna144383-el-marxismo-clientelismo

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