2009/08/09

Una cumbre social y política
editorial de Caja de Herramientas, Julio del 2009.

Colombia es una sociedad profundamente segmentada, fragmentada y en muchos aspectos fundamentales, degradada. Una de las 12 naciones del mundo con los mayores niveles de desigualdad producto de la irritante concentración del ingreso y de la renta. Una sociedad en donde menos del 2% del total de propietarios de la tierra es dueño del más del 50% de toda la tierra productiva. Una sociedad en donde la mitad de su población o más, se encuentra en situación de pobreza. Una sociedad en donde el 30.7% del total de sus parlamentarios se encuentran incursos en procesos de investigación por sus alianzas con grupos armados violentos. Una sociedad en que la Fiscalía General de la Nación reconoce que hay entre 15 mil y 50 mil desaparecidos. ¡Ni siquiera se sabe el número exacto! La Agencia presidencial Acción Social reconoce 3 millones de desplazados desde el año de 1998 y organismos como CODHES o la Conferencia Episcopal de la Iglesia Católica documentan que desde los años noventa son ya cuatros millones de compatriotas. Una sociedad en donde también otros cuatro millones han ido al exterior muchos en condiciones de ilegalidad para poder sobrevivir. Una sociedad en que los sectores financieros liquidan en los primeros cuatro meses del presente año utilidades por 3.14 billones de pesos mientras que las tasas de desempleo aumentan al 13.4% para este mismo mes y la informalidad, es decir, el rebusque, ocupa al 61% del total de la fuerza laboral colombiana.

La concentración no es sólo de la propiedad sino de la renta, del crédito y por supuesto de las oportunidades. Pero hay algo aún más profundo. La corrupción, el clientelismo y la degradación de la política es monumental. Las alianzas de sectores del establecimiento económico, de sectores amplios de la clase política y también de amplios sectores de la fuerza Pública con el crimen, con el narcotráfico, con los grupos paramilitares es también muy profunda. El apego de estos sectores al poder y la defensa a ultranza de sus intereses ha puesto en peligro la democratización de la sociedad y del poder político que era el propósito de la Constitución de 1991. Al mismo tiempo la degradación del conflicto es muy profunda. La guerrilla secuestra, asesina y amenaza a líderes sociales, concejales, alcaldes. Al tiempo que ofrece la liberación de algunos secuestrados, sigue practicando el secuestro, el ataque a civiles desarmados. Por su parte los nuevos grupos paramilitares que son los mismos del pasado sin sus tradicionales jefes, hoy extraditados a los Estados Unidos, prosiguen con su accionar violento contra las organizaciones sociales, las comunidades indígenas, las comunidades de afrocolombianos, los defensores de los derechos humanos, en fin, el conflicto degradado sigue. El gobierno colombiano autoriza a sus fuerzas armadas a incursionar en territorio ecuatoriano para dar de baja a alias Raúl Reyes tercer hombre de las FARC, violando la soberanía del Ecuador. Son ahora más de 1600 jóvenes que se ha comprobado fueron asesinados por unidades militares para el cobro de recompensas y para dar a entender a la opinión pública que la guerra contra las guerrillas se está ganando.

Y a todas estas, ¿Qué hacen los Partidos Políticos? ¿Qué hace el Congreso de la República? ¿Qué plantean los candidatos presidenciales? ¿De qué se ocupan las campañas?

La Agenda Nacional monopolizada por los medios de comunicación con la ayuda de los partidos y del Congreso solo se ocupa de la reelección presidencial. Todo se ha convertido en la aprobación o el hundimiento del referendo reeleccionista. Aquí no hay crisis económica, aquí no hay crisis humanitaria, para los medios de comunicación lo que existe es un problema crucial ¿podrá Uribe en contra de toda sindéresis, presentarse a una nueva reelección? Hasta el propio presidente de los Estados Unidos, Barack Obama le ha dicho en su propia cara que ya está bien. Que ocho años son más que suficientes. Pero aquí no existe otro problema que no sea la reelección. Precisamente para salir de esta agenda unilateral organizaciones sociales y políticas diversas hemos coincidido en la necesidad de realizar una Cumbre Social y Política que se ocupe de los verdaderos problemas del país. Que se ocupe de la crisis económica y sus repercusiones en Colombia, que se ocupe de las víctimas despreciadas por este gobierno, que se ocupe del conflicto armado y de las posibles alternativas frente al mismo, que se ocupe de la división de poderes en serio riesgo con la primera reelección de Uribe, que se ocupe de la pobreza, del empleo, que se ocupe del narcotráfico, de los problemas del medio ambiente. Que se ocupe de una reforma política que castigue a los criminales de cuello blanco aliados de los paramilitares y de los actores armados ilegales. Para esto es la cumbre Social y Política que se reunirá el 20, 21 y 22 de Agosto. Usted amable lector puede sumarse a las mayorías que queremos que el país se ocupe de sus problemas, que queremos cambiar este país. Póngase en contacto con nosotros y ayude a construir este nuevo país. Súmese a la Cumbre Social y Política. Tenemos que cambiar.

en http://www.viva.org.co/Periodico%20Caja%20de%20Herramientas/Caja%20133/Marco.html

A social and political summit
Editorial Toolbox, July 2009.
Colombia is a society deeply divided, fragmented and in many key areas, degraded. One of the 12 nations of the world with the highest levels of inequality proceeds of irritating concentration of wealth and income. A society where less than 2% of landowners owns over 50% of productive land. A society where half or more of its population is in poverty. A society where 30.7% of all parliamentarians are involved in the investigation by its partnerships with armed violence. A society in which the Attorney General's Office recognizes that there are between 15 thousand and 50 thousand missing. You do not even know the exact number! Presidential Agency for Social Action recognizes 3 million displaced since 1998 as CODHES bodies or the Episcopal Conference of the Catholic Church documents from the nineties are now four million people. A society where four million others have been to many external conditions of illegality in order to survive. A society in which financial sector settled in the first four months of this year for earnings of 3.14 billion pesos while the unemployment rate rising to 13.4% this month and informality, ie moonlighting, took 61% of the total labor force in Colombia. The concentration is not only property but the income, credit and of course opportunities. But there is something even deeper. Corruption, cronyism and the degradation of politics is monumental. Alliances of economic sectors of the establishment of broad sectors of the political class and of broad sectors of the security forces and the crime, with drug traffickers, and paramilitary groups is also very deep. The attachment of these sectors to power and the defense of their interests endangered the democratization of society and the political power that was the intent of the 1991 Constitution. At the same time the degradation of the conflict is very deep. The guerrillas kidnapped, murdered and threatens social leaders, councilmen, mayors. While offering the release of some hostages, the practice of kidnapping, attacking unarmed civilians. For their part, the new paramilitary groups are the same in the past with their traditional leaders, today extradited to the United States continuing with their violent actions against civil society organizations, indigenous communities, Afro-Colombian communities, the human rights defenders Finally, the conflict remains degraded. The Colombian government authorizes its military incursion into Ecuadorian territory in order to give low to third man alias Raul Reyes of FARC, violating Ecuador's sovereignty. Are now over 1,600 young people who have been found murdered by military units for the collection of rewards and to suggest to the public that the war against the guerrillas is winning. And all these, what do the political parties? What is Congress? What presidential candidates raised? What will occupy the campaigns? The National Agenda monopolized by the media with the help of the parties and the Congress are only concerned with the presidential election. Everything has become the approval or the collapse of the referendum election. There's no economic crisis, there is no humanitarian crisis, for the media that there is a crucial issue, can Uribe against all sinderesis, to present a new election? Even the president of the United States, Barack Obama has told in his own face that enough is enough. That eight years is more than enough. But here there is another problem that is not the election. Precisely out of this agenda unilateral various social and political organizations have agreed on the need for a World Summit for Social and Policy to address the real problems of the country. To address the economic crisis and its impact on Colombia, which deal with victims neglected by this government to deal with armed conflict and possible alternatives to it, to address the division of powers in serious danger with the first re-election of Uribe, to address poverty, employment, to deal with drug trafficking, environmental problems. To address political reform to punish white collar criminals allied paramilitaries and illegal armed actors. For this is the summit and Social Policy will meet on 20, 21 and August 22. You dear reader may join the majority who want the country to address their problems, we want to change this country. Please contact us and help build this new country. Join the World Summit for Social and Policy. We have to change.

versión con http://translate.google.com.co/?hl=es#

2009/08/02

Retrato de nosotros
Por Antonio Caballero
en http://www.blogger.com/post-create.g?blogID=37719839

Se me dirá que el trancón de tráfico inextricable que muestra esta foto de la carrera décima de Bogotá publicada hace quince días (y me extraña que haya salido tan nítida y alegre de color, sin rastros de negro de humo: ¿tendrá un arreglo de photoshop?) se debe a las obras de la troncal de Transmilenio. No es verdad: la carrera décima siempre ha sido así, y lo seguirá siendo cuando acaben las obras, si es que las acaban. Qué digo: será aún peor, porque a esos cientos de buses de todos los colores que vemos en la foto (pues pertenecen a docenas de empresas diferentes) se sumarán entonces otros cientos de buses colorados de Transmilenio, ese sistema mitad público y mitad privado que ha venido a superponerse en la ciudad al sistema privado pero públicamente subvencionado imperante durante décadas: desde que el último gerente oficial de los buses municipales estrelló o se robó el último Mercedes Benz de la gerencia, que era el último vehículo de servicio público de propiedad pública que quedaba en condiciones de circular. La coexistencia de los dos sistemas, el de buses repletos hasta los topes del sistema mixto y el de buses vacíos pero todavía subvencionados del sistema privado, buses antiguos y altamente contaminantes que muchos alcaldes sucesivos se han comprometido a eliminar de la circulación, chatarrizándolos, para que quepan los otros, sin llegar a hacerlo nunca, sin atreverse a hacerlo por miedo a los propietarios de las empresas de buses, tan temerosos ellos, nuestros ineptos alcaldes, como lo están los conductores de los vehículos, sometidos a un régimen infame de remuneración por pasajero capturado llamado “guerra del centavo” que los obliga a competir como tiburones caníbales por su supervivencia y el pan de sus hijos, agrava el caos. En la foto se puede ver cómo dos buses están intentando la imposible maniobra de cambiar de carril en medio del atasco, sin lograrlo, por ver si así consiguen que esa noche tengan con qué comer los niños del chofer del uno, o los del otro. Pero, a propósito, ¿por qué van tantos buses codo con codo por la misma avenida, como tanques en un desfile militar? Ah: pues porque uno de tantos de nuestros ineptos alcaldes pensó que así como en las grandes capitales del mundo hay carriles de “solo bus” para aligerar el tráfico, así Bogotá sería admirada en el planeta entero por tener calles completas de “solo bus”, como esa carrera décima. De ahí que los usuarios del transporte público, que es privado, tengan que jugarse la vida para usarlo, además de verse obligados a respirarlo, ya que la empresa pública de petróleos fabrica un combustible para buses que supera en cien veces la proporción de gases venenosos permitida por los convenios universales sobre salud pública y medio ambiente.Si el párrafo que acaban ustedes de leer (si lo acabaron) les parece excesivamente espeso y enredado, pido disculpas: obedece a un principio de la preceptiva literaria según el cual la forma debe reflejar el contenido.Vuelvo atrás.Se me dirá que esta foto del caos infernal de la carrera décima no retrata solamente a Bogotá, sino a cualquier ciudad grande del mundo. No es verdad. No son así ni Tokio ni París, ni Buenos Aires ni Moscú. Se me dirá entonces que lo que pasa es que esas ciudades tienen metro, y algunas, además, tranvías, y trenes de cercanías, y cables aéreos, y hasta canales navegables, como Venecia o San Petersburgo: y que así no tiene gracia. Al revés: tiene más gracia. Porque si Bogotá no tiene metro, a pesar de que lleva medio siglo gastándose miles de millones cada año en contratar estudios previos para el metro, solo para que desde hace medio siglo sus gobernantes decidan en el último momento que es mejor no hacerlo porque saldría aún más costoso que el metro de Medellín, que fue en su tiempo (y está todavía sin terminar de pagar en lo que es el principal, sin contar los crecientes intereses ni las descomunales comisiones secretas de los asesores de los contratistas), que fue en su tiempo, digo, el más caro del mundo (y está bien que la ilegibilidad de este párrafo corresponda a la de aquel contrato), si Bogotá no tiene metro, digo, con el pretexto de que saldría más caro que el de Medellín, que pese a ir todo en superficie rebasa con creces en inversión por kilómetro al de Toronto, que pasa por debajo del profundo lago Ontario, y al nuevo ramal del de Ámsterdam, que va por debajo de los canales por donde van los barcos y que a su vez van por debajo del nivel del mar, si Bogotá no tiene metro, digo, ni tren, ni tranvía, ni trolley, ni, en resumen, transporte público, es porque sus ineptos y corruptos gobernantes no han querido construirlo: se lo han robado antes.Ahora bien: según un viejo aforismo sociológico, los pueblos tienen los gobernantes que se merecen. Esa fotografía del caos criminal en que vivimos no representa solo a nuestros gobernantes. Es el retrato de todos nosotros.
La suerte merecida
editorial de www.arcadia.com
Es irónico: son tan obsoletas las ideas que tenemos sobre la educación que a nadie se le ha ocurrido incluir como obligatoria la materia de “Medios de comunicación” en el bachillerato. Y por ello, la mayoría de nosotros sale del colegio sin entender cómo funciona la herramienta más poderosa y masiva que hasta ahora hemos inventado los seres humanos para interpretar el mundo que nos rodea. Una herramienta a la que nos sometemos felices, ante la cual somos inmensamente vulnerables, y que moldea nuestras opiniones y convicciones, nuestra imagen de la realidad. Salimos del colegio sin que nadie nos haya explicado qué quiere decir, por ejemplo, la editorialización de una noticia. Sin saber diferenciar claramente entre información y entretenimiento. Sin saber cuestionar, otro ejemplo, la tesis de una película, la intención de una estructura narrativa, los mecanismos que utilizan quienes emiten cualquier tipo de contenidos (desde las narraciones de fútbol hasta las telenovelas) para darle credibilidad y autoridad a lo que se nos dice. Nadie nos enseña a identificar cómo cambiamos nuestra interpretación de una secuencia de una imagen de acuerdo a la música que la acompañe, o a la edición, o al ángulo de la cámara. No sabemos siquiera qué es una voz en off.Por eso mismo, la primera clasificación que solemos hacer, ingenuamente, cuando pensamos en los medios de comunicación, se basa en sus características tecnológicas: y los dividimos en radio, televisión y prensa escrita. Pero sería mucho más sensato hacer esa clasificación a partir de los tipos de contenidos. Porque los medios son transmisores de contenidos tan distintos, tan opuestos, como lo son el entretenimiento, la opinión y la información. Esas deberían ser las tres categorías principales, y deberían ser inalterables. Pero como no los clasificamos así, los medios han ido mezclando cada vez con más descaro los tres tipos de contenido. Meten opinión y entretenimiento en la información noticiosa, o nos meten información noticiosa empaquetada como entretenimiento. Y casi no nos damos cuenta.Es tan obvia esa mixtura que los anunciantes se han aprovechado de ella sin clemencia. Cada vez quieren incluir más publicidad como si fuera información, opinión o entretenimiento, y como están dispuestos a pagar por ella, los medios —qué remedio—, bajan cada vez más la cerviz. Por eso, la publicidad se ha convertido forzosamente en la cuarta categoría de contenido que transmiten los medios. Todos. Irrespetando cada vez con mayor desesperación esas fronteras que deberían ser de hierro.Pero la plata se concentra en esas fronteras. Y cuando unos hablan de la supuesta responsabilidad social de los medios (un concepto cada vez más caduco), los otros ríen y esgrimen que un medio es una empresa como cualquier otra, y su misión es producir beneficios. Lo que hacen es vender un objeto como cualquier otro, llamado contenido. Y si la plata está en la mezcla, bienvenida sea la mezcla.Por eso mismo, los medios se merecen su suerte. Es decir, su muerte.Dirán, por supuesto, que exageramos. Pero no. En Neiva, en Villavicencio, en Barrancabermeja, en Santa Marta, el único medio de subsistencia que tienen, por ejemplo, las emisoras de radio, proviene del presupuesto del Estado. Gobernadores y alcaldes reparten la plata para esos medios a su antojo. Y por lo tanto, tienen potestad sobre los contenidos. Y aunque en provincia es más obvio, en el centro no es distinto. Si quieren que un gobierno les dé un canal de televisión, pues lo tratan con cariño. Si una crema contra el acné pauta, se le dedican 15 minutos en la Cadena Básica de una emisora nacional a las 8:30 a.m. a entrevistar a dermatólogos sobre los barros y espinillas. O más recientemente, todos los grandes medios de Bogotá, unidos en un coro de alabanzas a los Globos del Viaje de la Libertad inventado por la administración local, sin siquiera preguntarse –con la excepción de los columnistas Héctor Abad y Nicolás Morales– si es legítimo que se gasten 3.000 millones de pesos, mientras miles de desplazados duermen el sueño de los olvidados en el parque del Tercer Milenio. Y si la defensa es que la venta de publicidad financió el proyecto, las implicaciones son más escalofriantes aún. Hoy un medio le vende pauta al gobierno, mañana el gobierno se la vende a él. Tú me pautas, yo te pauto. Tan bonito. Por eso mismo, los medios se merecen su suerte. Es decir, su muerte.Pero si las generaciones que ya jugamos en la segunda quincena de la vida fuimos unos pasivos receptores, el futuro se alza como la gran venganza: porque ya se presiente el tamaño de la rebelión de las nuevas generaciones a través de internet. Ellas serán las únicas generadoras de sus propios contenidos. Ellas no tolerarán la publicidad. No consumirán los medios tradicionales. Ni radio, ni prensa, ni televisión. No serán pasivas. No respetarán la supuesta autoridad del poder mediático. Y protagonizarán la estocada final a uno de los grandes oficios del siglo xx, que fue perdiendo su esencia en un mar de autocomplacencia y vanidad. Un oficio que se merece su suerte. Es decir, su muerte.
en http://www.revistaarcadia.com/ediciones/46/editorial.html