2012/11/29

Cómo Vamos


Jueves 29 de Noviembre de 2012 - 12:01 AM

Pereira Cómo Vamos

“…¿Para qué el control ciudadano?: promueve la  transparencia que incide en la confianza política y favorece el cumplimiento de compromisos que además de fomentar la confianza política, propicia el consentimiento (consent) ciudadano, concebido como aceptación o conformidad condicional de la ciudadanía hacia el performance del gobierno (Levi, 1997) y además, afecta positivamente la eficacia de la gestión gubernamental debido a que es más probable que los programas de la política pública logren efectivamente los objetivos que se han propuesto” (García Ojeda, 2011: 7)”.
En esa senda de acompañamiento ciudadano se mueve el ejercicio más sólido de construcción paulatina de capital social  nacido en Pereira en los últimos años: la puesta en marcha de la metodología “Cómo vamos” al sumarse 9 entidades privadas, lideradas por la Cámara de Comercio, Comfamiliar y La Tarde entre otras.

Capital social es la variable que mide la colaboración social entre los diferentes grupos de un colectivo humano y el uso individual de las oportunidades surgidas a partir de tres fuentes principales: 1. La confianza mutua.  2. Las normas efectivas y 3. Las redes sociales. Especialmente la primera: la “confianza” que tiene como uno de sus fundamentos el cumplimiento de la expectativa relacionada con la implementación de un orden social deseado, posibilitando con ello una mejor proyección del futuro (Beltramin, 2011: 4) .

Pereira, Risaralda, Colombia, carecen de capital social. Salvo algunos procesos en Medellín, Bucaramanga, Barranquilla (?)...estamos quedados, y muy. Ese bicho raro que es Roberto Galvez Montealegre (sindicalista + cooperativista + político + dirigente universitario+ empresario) ha venido insistiendo en la necesidad de replicar modelos internacionales y nacionales para aunar esfuerzos, sumarempresa + academia + Estado como una base de ese capital social que requerimos para evitar nuestro naufragio en el mundo glo-local-izado que nos correspondió vivir. 

Tal vez lo primero sea medirnos, evaluarnos, para pasar de allí al “todos ponen”. La 2ª medición de ‘Pereira Cómo Vamos’ (resultados en  http://ow.ly/fHo8N ) que se presenta hoy a las 9am en la Cámara de Comercio así como la Conferencia del Senador (Verde) Sudarsky sobre Capital Social y Participación ciudadana mañana viernes a las 10 am en el mismo sitio; son oportunidades para que sumados a nuestro raquítico estado local: los empresarios, la academia, los medios de comunicación, las iglesias, las comunidades, usted, yo, él, etc, pongamos nuestro granito de arena en pro de una mejor Pereira, una mejor Risaralda, una mejor Colombia. ¡Allá nos vemos!

*Levi, M. (1997). Consent, Dissent and Patriotism, Cambridge University Press, Cambridge.
*Mauricio García Ojeda (2011) « CAPITAL SOCIAL  y clientelismo: otra limitación para el control social », http://polis.revues.org/1943.
*Jorge Brower Beltramin (2011) « La variable ideológica como elemento central para la constitución y desarrollo de CAPITAL SOCIAL  », http://polis.revues.org/1920
Publicada por  Orlando Parra


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2012/11/25

En vida hermano, en vida No. 7 LOS DOS JAIMES: BEDOYA Y OCHOA


En vida hermano, en vida No. 7
LOS DOS JAIMES
@orlandoparrag ciberplural@gmail.com
Curioso. Ambos son profes. Ambos tienen una edad cercana. A ambos los conozco desde los 80. Ambos ya tienen un legado. El uno la mayor –¿y única?- biblioteca sobre autores regionales que existe, el otro el mejor –en pruebas- colegio público de Pereira. El uno Ochoa, el otro Bedoya.

Los dos se han ido tranquilizando con la edad. Ambos eran cercanos a lo iracundo hace 30 años. No 20 sino 30!...Ochoa me bajó de un grito -¿con estrujón? ¿Jalón de orejas?...- una vez cuando el muchachito que ahora escribe estaba subido sobre una de las mesas de trabajo de “artes” en el INEM, en 1982? 3?...El otro, cuando manejaba el comunitario (¿nocturno?) de San Luis –lo que hoy en día es el gran colegio del sur occidente- tenía una fama de gruñón que medio alcancé a experimentar cuando en 1987? 8? fui a darles una conferencia a sus estudiantes. Creo que en ese momento de sus vidas ninguno sabía lo que llegarían a ser hoy: Sólo “controlamos” los 3 siguientes segundos de nuestra existencia…

Un Jaime, el Ochoa ha ido reuniendo durante décadas y tras una larga y paciente búsqueda, sumada a la consulta e investigación de las fuentes originales de nuestra historia literaria una  colección de libros y autores que cuenta con más de veinte mil (20.000) libros –creo que me honro estar por ahí: en unos libros que Jaime, me dijo, encontró en un “agáchese”…- los cuales constituyen un amplio panorama de lo que ha sido el quehacer del Eje Cafetero, nuestra idiosincrasia e identidad cultural. Parte de esa colección ha sido expuesta en la Feria Internacional del Libro, en la FILBO, de Bogotá; hoy, tras denigrantes peregrinajes que he vivenciado y sufrido con Jaime, ésta biblioteca se encuentra disponible en el antiguo Edificio de Rentas, actual Palacio de la Cultura Alberto Mesa Abadía (Cra. 10 con calle 17).

El otro Jaime, el Bedoya llegó al colegio José Antonio Galán –colegio público rural en la vía a Armenia-  hacia 1992. Hace 20 años –que no son na’a- . Allí ha liderado la formación de sus estudiantes con la ayuda de una excelente (y reciamente disciplinada) cúpula de “apóstoles de la docencia” –Jaime sólo mantiene ese tipo de profe’…- formando tanto en la parte académica, como en la de valores a cada uno de ellos. La jornada extendida, las horas democráticas, los procesos de “más estudio” han logrado que desde 1996 sea el UNICO Colegio público que año tras año se encuentra entre los niveles Alto, Superior y Muy Superior en las pruebas ICFES. Sorprendente, pero cierto. Ese es el producto de la lucha liderada por Bedoya y su equipo de trabajo, una lucha que sus “mozuelos” dicen en “Care Libro”, nunca se olvidará.

Conozco ambas casas, ambas familias. De la de Ochoa recuerdo que habitaba en una Buhardilla, pero medio subterránea la cual daba a un patio trasero el cual se veía a través de una ventana-gato: ¡Una ventana en la que siempre había un gato!. Los Bedoya los he visitado en 3 casas distintas. Hoy viven a cuadras del colegio en una casa-finca dominada por unos grandes canes. El uno los gatos, el otro los perros, pero ambos con unos enormes lazos con sus familias. Ese es seguramente otro legado. El ejemplo que nos dan de la importancia del escenario familiar. De la enorme necesidad de persistir, a veces contra viento y marea, en esa unidad emocional clave para nuestra sobrevivencia. ¡Que Dios Universo les dé todo lo que se merecen!

Es este también un homenaje a dos de sus amigos fallecidos. El escritor Eduardo López Jaramillo y el ex Rector Humberto Bustamante.

Add: Año uno de ésta serie creada en homenaje a Roberto Arenas Mejia.

2012/11/17

EL SINFÓNICO NOS PROYECTA


Haz Plural V
EL SINFÓNICO NOS PROYECTA
@orlandoparrag ciberplural@gmail.com

Cuando oí de un “festival sinfónico” …se me confundieron dos sentimientos: la sorpresa y la alegría. La sorpresa porque tales festivales dan un sello de calidad cultural: En Europa tienen la Asociación de Festivales, España tienen alrededor de 34 festivales en diferentes ciudades, y la alegría porque, entonces, en Pereira-Colombia se daba una gesta en tal sentido. 

La música de las caricaturas de Walt Disney -curioso, así llegué a la música clásica- Luego, a pesar de las criticas de quienes decían que eso era “música de misa,  de cementerio”…oía la que salía de los casettes reproducidos por la grabadora sylverstone de mi primo Reynel Gómez…la cosa era más calmada cuando me refugiaba en ese (¡desaparecido!) oasis de música clásica que era la sala de música del Banco de la República…y luego llegó la Remigio Antonio Cañarte, la 97.sieNte de hoy…algunos siguen diciendo que NO es “música en las cortes” sino “música en las morgues”…en fin, todos los gustos son respetables… 

Gesta sin doliente nunca prosperará...el sinfónico existe porque varias personas lideradas por la Fundación FACURIS, Martha Ines Acevedo, Farith Lozano, Omar Pérez, y en especial por esa mezcla de contador con músico que es Leonardo Valdes Arias, existe. Son unos líderes que -vuelve y me sorprende- han logrado  mostrar que Pereira se ha vuelto una metrópoli llena de culturas, subculturas y públicos para todo: el año pasado 8.300 personas asistieron (así repitieran) a las actividades del festival…¡excelente! …poco que envidiarle al “Hay Festival” de Cartagena, que curiosamente es la "Directa Competencia" del nuestro… 

Algo que encanta de la programación (en http://ow.ly/feDXR ) son las presentaciones gratuitas en barriadas populares. Da para dos reflexiones: 1) que es una forma de vincular poblaciones vulnerables a la música clásica, sinfónica y 2) que es un llamado de atención sobre la necesidad que tenemos de visibilizar las expresiones que hay en nuestros barrios y veredas ¿qué hubiera sido de Jhonny Rivera si un productor radial NO lo visibiliza en su vereda? ¡pero es que estamos hablando de “cultura!...dirá alguien, pues lo invito a leer la definición de “cultura” de la UNESCO “el conjunto de rasgos distintivos, espirituales, materiales, intelectuales y emocionales que caracterizan a los grupos humanos…” eso es “cultura” (!). Entonces va ese llamado: ¡a potenciar las expresiones culturales de todos los estratos, del 6 al 1! 

Leonardo se atreve: “en un futuro muy próximo (vamos) a competirle al Festival de Cartagena en lo Artístico”…”eso colmaría el interés de la prensa nacional e internacional por cubrir el festival”…”generaría una activación de turismo y comercio cultural y de esa manera poner el Nombre de Pereira en el rango internacional”. Ya existen formas de medir ese rango en el siglo XXI: cuando preguntas a Google por el anciano "Deportivo Pereira 2012" te da 19.800 resultados…y por el bebe "Festival Sinfónico Pereira 2012" (tiene tres años) ya te da 6.130…

Eventos de ésta calidad son bien costosos: “el gran aporte es de las empresas privadas y una pequeña parte es del estado”, se duelen los organizadores. La alcaldía, el IMCulturayFTurismo,  aportará en el 2012 más de 16 mil dólares al festival. En los 150 años de Pereira, en “el sesqui”, seguramente se podría realizar un “pre-festival sinfónico de Pereira” o algo similar en Agosto del 2013, propiciando así que el Dr. Vasquez le apunte, aún con más fuerza, a esta oportunidad de posicionar a Pereira en los referentes turístico culturales del planeta entero. 

2012/11/05

La parábola de Uribe ó el lió psiquiátrico de creerse Mesias


Cultura |4 Nov 2012 - 9:00 pm

en http://www.elespectador.com/noticias/cultura/articulo-385231-parabola-de-alvaro-uribe-velez


Magazin

La parábola de Álvaro Uribe Vélez

Por: Ana Cristina Restrepo Jiménez

“Voy a montar a caballo alrededor de la pista mientras sostengo una taza de café, ¡y no voy a derramar ni una gota!”. Álvaro Uribe Vélez.

Monseñor Miguel Ángel Builes, Álvaro Uribe Vélez y Laureano Gómez.  / ArchivoMonseñor Miguel Ángel Builes, Álvaro Uribe Vélez y Laureano Gómez. / Archivo
El expresidente Uribe es una metáfora visual: el hombre que domina la bestia; el héroe a caballo, de plaza pública, que no deja caer el producto de exportación lícita más significativo del país. Se suele pensar en la metáfora como un recurso propio del hombre de letras, con potencial creativo. No obstante, a veces puede resultar del azar, del reciclaje de las analogías que toda sociedad acumula en el cajón.
No hay causa perdida es la autobiografía de Álvaro Uribe Vélez, redactada por Brian Winter. Dios, patria y familia son los hilos conductores de su narración, predecible para cualquier lector medianamente informado sobre las características del protagonista. Para empezar, los célebres “tres huevitos” (frágiles, empollados por una gallina, ave asociada con la cobardía) son una desafortunada imagen poética que parece haber quedado en evidencia bajo la lupa de los editores de Penguin, pues la reemplazaron por el “Triángulo de la confianza”… más parecido a una pirámide, sólida, un referente de mayor elaboración.
(No sobra aclarar que saberse considerado como “una especie de Bruce Wayne [Batman] suramericano”, según afirma el texto, no es precisamente una metáfora). ¿Cuál es el ciclo de vida útil de las imágenes creadas por un discurso político?, ¿acaso mueren?, ¿resucitan?, ¿son recicladas?, ¿evolucionan?, ¿se autoinmunizan? El método de la comparación ofrece algunas respuestas.
No es ingenuo que No hay causa perdida intente elevar la figura de Uribe Vélez al nivel de dos grandes líderes colombianos del siglo XX: Jorge Eliécer Gaitán y Luis Carlos Galán; como tampoco es gratuito que establezca una diferencia esencial entre los tres: el expresidente Uribe ha salido bien librado de múltiples atentados, como si detrás de su supervivencia hubiera una Voluntad Superior. ¿A quién se parece, en realidad, el Álvaro Uribe Vélez de No hay causa perdida?
En La restauración conservadora 1946-1957, cuarta compilación de la Cátedra de Pensamiento Colombiano de la Universidad Nacional, la investigadora Ángela Uribe Botero explica cómo la metáfora puede ser una herramienta para minimizar las características que definen al contradictor. El poder simplificador de la metáfora estigmatiza y a la vez incita a la acción en contra de quien se considera una amenaza, porque profesa una ideología diferente.
Uribe Botero analiza el modo en que las pastorales de Miguel Ángel Builes se valen de la metáfora para simplificar lo complejo, mostrando un atributo y escondiendo otros: “No hay muchos y variados liberalismos, sino uno”, escribió monseñor, insinuando así que el pensamiento liberal es simple, sin matices ni diversas manifestaciones. También resalta la manera en que la metáfora puede configurar un mundo peligroso. ¿Cómo? Cuando en determinados contextos se convierte en letanía, la efectividad de la analogía aumenta. Por ejemplo, si se repite en momentos claves como oficios religiosos, en el caso de Builes; o triunfos militares, en el de Uribe.
En 1936, monseñor Miguel Ángel Builes, obispo de Santa Rosa de Osos, redactó el “Manifiesto de los prelados de Colombia al pueblo católico” para responder a la propuesta de reforma constitucional del entonces mandatario, Alfonso López Pumarejo. El proyecto liberal buscaba, entre otros objetivos, suprimir el nombre de Dios como autoridad estatal e instituir la libertad de cultos. El poder del discurso de Builes logró que el proyecto de López, la “Revolución en Marcha”, fuera mirado como una amenaza a la justicia (según él, mediada por la creencia en Dios): “Llegado el momento de hacer prevalecer la justicia, ni nosotros, ni nuestro clero, ni nuestros fieles permaneceremos inermes ni pasivos”.
La metáfora fue su instrumento para estigmatizar a los liberales y convertirlos en “encarnaciones del diablo, en lastres pestilentes”. “Para que veáis que no se puede ser liberal y católico a la vez”, advertían sus pastorales. “El liderazgo tiene que saber nadar contra la corriente que otros quieren imponer y perseverar para cambiarla”, afirma No hay causa perdida.
Estos fragmentos no sólo insinúan que quien habla es portador de una verdad irrefutable, sino que le dan una forma única al otro: de enemigo. Quien es distinto debe virar hacia la verdad absoluta que profesan Builes y Uribe. Es la evocación del memorable Evangelio de Mateo: “El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama”.
Es por eso que, tal vez, el mayor peligro de este lenguaje está en su carácter polarizador. Por eso ambos discursos (el de Builes y el de Uribe Vélez) han logrado, cada uno en su tiempo, penetrar hasta la capa más profunda de la sociedad: la conversación familiar, de amigos, en la mesa del comedor. “Los contextos de polarización política, con frecuencia, suelen presentarse de manera que lo que se produce es esta suerte de psicosis”, dice, sobre el caso de Builes, Ángela Uribe Botero.
Para monseñor, quien no es conservador, es liberal (sinónimo para él, de pecador y comunista). El otro para Álvaro Uribe Vélez no son sólo los militantes políticos de la izquierda ni los miembros de las Farc: quien no es uribista, es antiuribista. No hay términos medios.
Tanto en las pastorales como en la autobiografía prevalece la presencia de un ungido, un salvador. Escribió Builes: “Soy, pues, vuestro padre, hermanos míos; pero por lo mismo que el padre es por imposición misma de la naturaleza maestro y guía de sus hijos, heme aquí como guía y doctor de vuestras almas”.
“Pido al Creador que me permita deliberar hasta el día final con amor a Colombia […] como un compromiso con el derecho de las nuevas generaciones a vivir en una patria de rectitud, bienestar y equidad”, reflexiona el expresidente. Y recuerda que la gente clamaba: “¡Gobernador, no se detenga, por favor! […] Su política es lo único que nos salva”.
La gravedad de las implicaciones del discurso que unge es evidente: “En la Colombia que gobernábamos la ley se aplicaba a todo el mundo”. Sin ese Uribe Vélez, en plural (el “nosotros”, forma característica de la oralidad caudillista), la ley cambia. La legitimidad está dada por Uribe y no por la aplicación de la norma misma.
La misma compilación de la Cátedra de Pensamiento Colombiano presenta un análisis del idilio que, en la tradición literaria, es el género poético que se caracteriza por la idealización de la vida campesina y del paisaje rural.
El profesor David Jiménez Panesso aclara: “Pertenece a la esencia misma del idilio la estetización de las relaciones sociales y su elaboración en un lenguaje de reconciliación. Lo interesante está en el traslado de ese lenguaje idealizado al terreno del lenguaje político”.
A través de la fuerza idealizadora de la retórica, Laureano Gómez buscaba establecer un paralelismo entre el orden de la naturaleza y el orden moral. Para tal propósito, Gómez acude a figuras de las parábolas evangélicas como las malezas, la cizaña del odio y la cosecha del bien.
“Deben arrancarse de los corazones ingenuos las cizañas del odio que en ellos sembró el enemigo nocturno y amenazan sofocar la cosecha del bien con la agrura del resentimiento”, dice Gómez.
Por supuesto, si hay un idilio, un paraíso, debe haber una amenaza, un apocalipsis que el presidente conservador crea para la justificación de actos políticos partidistas y atacar el proyecto moderno de López Pumarejo.
Es “la destrucción del mundo idílico por una fuerza externa”, explica Jiménez Panesso. En el caso de la biografía de Uribe, el idilio atraviesa todo el relato: “Alberto Uribe Sierra [su padre] fue un habitante de esa otra Colombia […] un paraíso para hombres hechos a pulso”.
“Esta fue la Colombia que les entregué a nuestros sucesores: una Colombia que no era un paraíso, una Colombia que aún tenía muchos problemas serios, pero una Colombia que estaba avanzando en la dirección correcta”. Es claro que la dirección hacia ese paraíso la demarca Álvaro Uribe Vélez.
“Cuando el sol brilla y la violencia se reduce, Colombia puede ser un paraíso”. El sol es Uribe, el paraíso es Colombia bajo su autoridad. El expresidente antioqueño también dibuja la amenaza: “El país mejoró, eliminamos unos grupos terroristas, debilitamos otros, pero su voracidad criminal persiste. La culebra está viva”.
Aquí persiste el símil: la serpiente que tienta, que incita al pecado, y podría llevar a los colombianos a la expulsión del paraíso. “Vamos a quitarle al país la plaga de estos bandidos”. Con el uso del habitual lenguaje mediático castrense, Uribe retoma la figura de la “plaga”, el castigo bíblico que Dios impone a quienes no le obedecen: incluso la existencia de la guerrilla se configura como designio divino.
¿Acaso el idilio, presente de principio a fin en No hay causa perdida, asemeja a Laureano Gómez y a Álvaro Uribe Vélez? Aunque Gómez y Uribe defienden las tradiciones y el proyecto conservador (con las banderas del “liberalismo” o como “independiente”, el líder del Puro Centro Democrático es profundamente conservador en su discurso), su talante es absolutamente distinto.
El primero ataca sin piedad el proyecto moderno, defiende los valores basados en los preceptos del catolicismo y la tradición conservadora heredada de Miguel Antonio Caro. Uribe no le teme a un proyecto político moderno, que sustituya la democracia por formas de autoridad como la fuerza, y legitime modalidades de poder no legítimas (como las Convivir).
Laureano Gómez era un lector asiduo. Aunque basado en “dogmas inexorables”, se aventuró en el campo de la crítica de la obra de León de Greiff, de Porfirio Barba Jacob y García Lorca. De Barba Jacob, por ejemplo, concluye que “las personas normales y decentes” no pueden sino arrojar a la basura su libro de versos. También recurre a la estigmatización: “Para ser gran poeta a la manera de García Lorca no se necesita saber nada ni someterse a ninguna regla ni disciplina. Basta ser gitano y tener poca vergüenza”.
Cuando narra la muerte del padre Antonio Bedoya en San Francisco, Uribe Vélez recuerda que Carlos Gaviria Díaz, su maestro de la Universidad de Antioquia, le dijo: “He oído que el Ejército mató al padre Antonio”. El expresidente le respondió que había visto con sus “propios ojos” el asesinato a manos de la guerrilla. Sin embargo, en la página anterior había relatado: “Al darme la vuelta para subir al helicóptero escuché las primeras detonaciones”, se arrastró hacia una zanja y luego corrió agachado al helicóptero. (¿Cómo vio con “sus propios ojos” si dio la vuelta y estaba huyendo?).
Entonces concluye: “Gaviria insistió en su interpretación de los acontecimientos. Pero Dios siempre recompensa la verdad”. La falsedad como estigma unida al nombre de Dios como garante de su versión de los hechos.
Acorde con el contenido de su autobiografía y de su discurso público, el acervo literario de Álvaro Uribe Vélez está constituido por lecturas académicas, básicas. Las citas de personajes célebres al comienzo de cada uno de los seis apartes de No hay causa perdida son sólo introductorias, casuales, no presentan ningún vínculo conceptual con el texto que preceden.
El texto no ofrece homenajes literarios implícitos que sugieran la conexión de Álvaro Uribe Vélez con alguna corriente estética. Sin embargo, en la autobiografía se vale de su habilidad para memorizar discursos de líderes famosos, como Jorge Eliécer Gaitán; y de encuentros con Gabriel García Márquez y Débora Arango, para ilustrar su cercanía con la cultura nacional.
De otro lado, Gómez y Uribe comparten el recurso de aludir sin nombrar, como forma de anular la existencia del otro. Laureano Gómez califica el arte vanguardista como una “indecente farsa”, citando como ejemplo a Diego Rivera. En ese sentido, dice: “Ha embadurnado los muros de un edificio público de Medellín con una copia y servil imitación de la manera y procedimientos del mexicano”. Hace referencia a Pedro Nel Gómez, sin mencionar su nombre.
Uribe opta por no mencionar con nombre propio a los periodistas y “analistas de relaciones internacionales” que lo contradicen. Habla de medios, no de individuos. “Tal vez soy un romántico incorregible […] pero siempre me he negado a aceptar que Colombia sea una causa perdida…”.
No hay causa perdida es la parábola, épica, de un redentor cuya causa es Colombia. Y seguirá perdida, según el texto, sin la presencia de Álvaro Uribe Vélez.

* *Rubén Sierra (editor), ‘La restauración conservadora 1946-1957’, Bogotá, Cátedra de Pensamiento Colombiano, Universidad Nacional de Colombia Sede Bogotá, 2012, 422 páginas.

*Álvaro Uribe Vélez y Brian Winter, ‘No hay causa perdida’, Estados Unidos, Celebra-Penguin Group, 2012, 344 páginas. 

en http://www.elespectador.com/noticias/cultura/articulo-385231-parabola-de-alvaro-uribe-velez



2012/11/01

‘Hortografía y “la far”


‘Hortografía y “la far”

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PobreEl mejor 
“AVANZEN”…¿vio el error?...bueno ahora le digo cuál es.  Se dice y se escribe: Avanzar, avanzado, avanzada, avanzadilla,  todas referidas a “adelante” o a “adelantar” pero por la dictadura (torpe) de nuestras normas idiomáticas, se escribe avance, con c, y no con z, además con otro absurdo, puede que en algunas partes haya una diferencia entre el sonido de la c y de la z, es decir diferencia entre decir “avanze” y “avance” pero en latinoamérica, hasta podríamos decir avanse, con s, y ni así se captaría la diferencia…pero es peor:  para efectos prácticos NO existe ninguna diferencia entre decir y oír avanze y avance o avanse, la idea se entiende, es clara, es igual, y es igual porque de hecho NO existe en nuestro idioma la palabra con z ni con s.
BIEN DICHO: ¿Ud dice que se escribe ocupar u okupar  con K? ¿Cree que hay diferencia entre una y otra? Pues no: okupar es casi lo mismo y la palabra ya fue “validada” por la RAE; ¿La sastre ó sastra? Se “debe decir” sastra; ¿Chatear existe?: sí, es mantener una conversación mediante chats; decir “argumentario” también “se puede”; :¡hemos sido sacrílegos quienes   hemos usado por lustros la palabra “ecorregión”! los magos de la RAE sólo la “aceptaron” hace unos meses...en fin hasta “culamen” está bien dicho: http://ow.ly/eEr58
BOTELLA AL MAR: “Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”… “…una lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo. Pero nuestra contribución no debería ser la de meterla en cintura, sino al contrario, liberarla de sus fierros normativos para que entre en el siglo venturo como Pedro por su casa. En ese sentido me atrevería a sugerir ante esta sabia audiencia que simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros” ¡Pero quién dijo tal abominación! Un tal GABO:  ow.ly/eEr9d
Esas discusiones o será discuciones o discuziones nos alejan de temas más importantes:
El discurso de “la far” sorprendido y muy, pero con la reacción de mucho dirigente: ¿qué esperaban? ¿un discurso de …qué se yo, del partido conservador?, ¿de otro partido de la “unidad nacional”? Señores, ese ha sido, es y será el discurso de estos señores, ¿y?,  lo que está en discusión NO es el discurso es el método con el que lo agitan: ¡que sigan con ese discurso pero por las buenas! ¡que sigan con el pero sin armas, desarmados! Por el contrario, bienvenido ese discurso, bienvenidos todos sus discursos, ojalá su contraparte siga echando sus discursos desde Super en la hora de la verdad (¿se llama así?). Las extremas ideológicas del país todas deben ser bienvenidas, con sus discursos, pero sin balas, o sin intrigar para que, quienes constitucionalmente las tienen, las usen contra su máximo comandante.