2009/05/29

23 precandidatos o candidatos a la presidencia...y otro màs
de click aquì o sobre http://www.eltiempo.com/media/produccion/presidente2010/
ENCUESTA ¿COLOMBIA NECESITA UNA COMISION INTERNACIONAL (ONU) CONTRA LA IMPUNIDAD?

NO
0 (0%)

SI
7 (100%)

LA NECESITARÁ

0 (0%)
NO SABE/NO RESPONDE

0 (0%)

Jueves 28 de Mayo del 2009

2009/05/28

Mancuso: "El Gobierno se asustó porque estábamos reconstruyendo la verdad"
Entrevista exclusiva con el exjefe paramilitar de la revista Cambio,
dando clic (o doble click) aquì
o
sobre el siguiente enlace: http://www.cambio.com.co/portadacambio/830/ARTICULO-WEB-NOTA_INTERIOR_CAMBIO-5289247.html

2009/05/24

CAYÓ LA CORTE CONSTITUCIONAL...OHH, Y AHORA, ¿QUIEN PODRA DEFENDERNOS?...

Una Corte con rodilleras
Por María Jimena Duzán
OPINIÓN en http://www.semana.com/noticias-opinion/corte-rodilleras/124309.aspx
En un país serio, el magistrado Pinilla y los otros tres postulados por el Presidente deberían declararse impedidos. Y si no lo hacen, ojalá sean recusados.
Jorge Pretelt, uno de los tres magistrados de la Corte Constitucional que fue ternado por el presidente Uribe, no quiso firmar la declaración de apoyo a la Corte Suprema suscrita por las Altas Cortes la semana pasada por el episodio de las interceptaciones ilegales del DAS: pudo más la lealtad a su jefe y mentor -según mis fuentes, Pretelt es un asiduo visitante de la casa de Nariño-, que su responsabilidad por defender la independencia de la justicia. Los otros dos, el magistrado Mauricio González y la magistrada María Victoria Calle, cumplen también con el perfil de Pretelt —quien también formó parte de la terna de Uribe para la elección del fiscal-: o son de la entraña del Presidente —González fue su secretario jurídico- o son cuotas políticas, como es el caso de María Victoria Calle. Estos tres magistrados no sólo le deben su puesto a Uribe, sino que son beneficiarios de la primera reelección, todos ellos fueron postulados luego de que el dueño del Ubérrimo fue reelecto y se rompió el sistema de pesos y contrapesos concebido por la Constitución del 91, el cual establecía para el Presidente períodos de cuatro años, y para los magistrados de las Cortes, de ocho. Una Corte Constitucional marcada por estos episodios difícilmente puede ser una corte independiente.
Lo grave es que la autonomía de esta Corte no sólo está comprometida por cuenta de la exagerada incidencia que tiene en ella el presidente Uribe, como bien lo anotó el ex presidente Pastrana la semana pasada. También preocupan las declaraciones dadas por los magistrados que no han sido postulados por el Presidente, como sucede con Nilson Pinilla, actual presidente de la Corte Constitucional. En una entrevista concedida hace unos meses a María Isabel Rueda en El Tiempo, el magistrado sorprendió por la nueva lectura que le dio al fallo proferido por la Corte Constitucional sobre la primera reelección de Uribe, a sabiendas de que viene una segunda en camino. Según ese fallo, la reelección queda permitida por una sola vez, sobre el entendido de que más de una podría alterar el sistema de equilibrios que sustenta la Constitución y que evita la concentración del poder en la figura presidencial. "Ese es el entendido y así está en la providencia", respondió a la periodista el magistrado Pinilla. Acto seguido, nos sorprendió con esta perla "…pero ahora la reelección se busca por un mecanismo distinto, que es el del referendo", afirmó. Y como si lo anterior fuera poco, descargó esta frase de antología: "…hay que hacer un estudio muy cuidadoso a ver si más de una reelección pudiera llegar a alterar seriamente el sistema de equilibrios en los poderes públicos". En un país serio, el magistrado Pinilla y los otros tres postulados por el Presidente deberían declararse impedidos. Y si no lo hacen, ojalá sean recusados. Una tarea que bien podría ser emprendida por ese frente cívico contra la reelección que a instancias de un editorial de El Nuevo Siglo, está surgiendo teniendo como protagonista a la sociedad civil.Preocupante, eso sí, que un magistrado de la erudición que dicen tiene el doctor Pinilla no se haya dado cuenta del estado lamentable en que se encuentra el sistema de equilibrios por cuenta de la primera reelección.Pero para ver que no le tenemos ninguna inquina, vamos a ayudarle contándole algunos hechos: Resulta, doctor Nilson, que a raíz de la aprobación del articulito, el presidente Uribe ha elegido un Procurador de bolsillo que ya absolvió a sus ministros vinculados con el escándalo de la Yidis-politica; a un Contralor de bolsillo, que es tan invisible como su Defensor del Pueblo y a un Fiscal de bolsillo como Mario Iguarán que se va de su puesto dejando una estela de declaraciones altisonantes al lado de una cantidad de investigaciones sin finiquitar. Por no hablar de cómo los nuevos miembros de la Junta del Banco nombrados por este gobierno, la han convertido en una Junta cada vez más sumisa a los designios del régimen. Que usted, magistrado Pinilla, diga que nada de lo anterior es evidente no hace sino darle la razón al ex presidente Pastrana cuando afirma que estamos ante una Corte de bolsillo. Una Corte sumisa y ciega, como la que tenemos, tan hecha a la medida de las necesidades del Presidente, es el mejor escenario para avalar la entronización de un régimen autocrático y revestirlo de un ropaje aparentemente constitucional. Ojalá esta Corte reflexione y entienda que su lealtad está con la defensa de la Constitución, y no permita que un Presidente se quede indefinidamente en el poder
Un académico de la calle
en http://www.eldiario.com.co/seccion/PERSONAJE/un-acad-mico-de-la-calle090523.html foto de dicha página.
Domingo 24 de Mayo del 2009.

PERSONAJE por Marco A. Pérez
Pocas personas en la región han tenido coherencia a lo largo de los últimos años en los temas de violencia, paz y derechos humanos; y más pocos todavía emergidos de los claustros académicos para llegar a la realidad práctica de una sociedad en conflicto como la nuestra, como es el caso del licenciado en ciencias sociales y máster en historia, Orlando Parra.Conocimientos y experiencias que ha consignado en varios textos de investigación, el último de ellos titulado “Abordando las violencias: para construir las diversas formas de paz, desde el desarrollo humano”, un trabajo de investigación rDealizado en conjunto con la Universidad Católica Popular de Risaralda, y que reúne además las conclusiones sobre los trabajos de violencia urbana en Pereira en los últimos 20 años.

¿De dónde nacen esas pasiones, ese interés por estos temas de ciudad y violencia? - Es una vena social que tengo desde los 13 ó 14 años, hice parte de la Asociación de pioneros José Antonio Galán, hice parte de la Federación de Estudiantes de Secundaria de Risaralda y luego paulatinamente me he ido metiendo en el tema de la violencia, tanto desde el punto de vista académico como desde el punto de vista de lo cívico.


¿En su reciente texto de investigación cuáles son los antecedentes, cuál es el diagnóstico, qué es lo que se ve de la ciudad de Pereira? - Abordando las Violencias es la sumatoria de las tres tesis de los títulos en licenciatura y maestrías en historia que he cursado, porque las tres tesis han estado relacionadas con el tema de la violencia. Es la suma con el todo conocimiento que trae la Universidad Católica en el tema del desarrollo humano, el texto es la madre de lo que va a ser el Centro por el Desarrollo Humano y la Paz que recién se ha creado en la Universidad. El diagnóstico en términos muy sencillos es que la ciudad requiere actuar en dos frentes, un frente de inteligencia policial, que sea capaz de actuar sobre una serie de actores bastante organizados que afectan y cunden en los diversos niveles de violencia y un frente ya mucho más masivo, mucho más extendido a través de los medios de comunicación que sea capaz de impactar la cultura de la violencia y la cultura de la convivencia con la violencia que se ha ido creando no solo en Pereira sino en Colombia y que tiene que trabajarse casi que desde el vientre materno pasando por la juventud y pasando por los adultos hasta llegar a los viejos. Prácticamente hay que permear a toda la sociedad con un discurso que construya paulatinamente una resistencia a la resolución no pacífica de los conflictos y que se entienda que los conflictos humanos son absolutamente normales y que simplemente hay que tratar de resolverlos por las buenas.



¿Ha mejorado la ciudad en ese aspecto en los últimos años? - No. Pienso que la ciudad no mejora porque desafortunadamente los factores fundamentales de la violencia siguen ahí presentes, yo comparto la posición de la Asamblea Departamental donde ellos dicen que el tema del narcotráfico aviva esta situación permanentemente, el tema del ajuste de cuentas, es permanente, el tema de la resolución de conflictos que se originan en Cali, o en Medellín o en Bogotá, y finalmente son resueltos acá en forma violenta, permean la situación, desafortunadamente no hemos sido capaces de entender, de llegar a un esquema como el que se trabajó en un momento determinado y se llegó en Nueva York, o en otras ciudades del mundo como es el de cero tolerancia frente al tema de la violencia, seguimos siendo supremamente permisivos, seguimos siendo supremamente permisivos con la violencia, y en esa medida los violentos seguirán actuando en la ciudad porque sienten que la ciudad simplemente les permite y convalida sus actuaciones.



¿En ese tema se han rajado las administraciones anteriores, y la actual? - En ese tema no se han rajado las administraciones, se ha rajado Pereira entera, o sea no es tanto el Estado, nos hemos rajado nosotros como sociedad; la sociedad pereirana no tiene una actitud clara y permanente frente al tema de la violencia y en esa medida las administraciones pueden tener intereses pero finalmente terminan quedándose solas, de todas maneras la ciudad requiere fácilmente desde hace 17 ó 20 años una política permanente de Estado frente al tema de la violencia porque la ciudad lo amerita. La ciudad desde los años 90 no deja de ser una de las 5 ciudades más violentas de Colombia, y es increíble que esta ciudad no se dé cuenta de eso, que hemos estado casi que en los 5 primeros lugares de violencia de Colombia, uno de los países más violentos del mundo, entonces hay una actitud que solamente se rompe en la medida en que toda nuestra sociedad sea capaz de ponerle freno a esos procesos violentos que definitivamente están por fuera de la pobreza o de la miseria y que están más asociados es al tema del narcotráfico, y el tema de profundas diferencias sociales que se alimentan en la ciudad muchas veces asociadas al tema de riqueza no bien habida.



¿ Con ese análisis hay posibilidad de salir o seguimos metidos en el túnel? - La última propuesta que he hecho, desde mi posición de dirigente cívico, es que la ciudad necesita de una asamblea municipal constituyente, que esa constituyente reúna todos los actores sociales, económicos, políticos, culturales y en general a todas las personas en sus diferentes estratos sociales de tal manera que la ciudad sea capaz de mirarse a sí misma y que la ciudad no es solo el tema del Aeropuerto, del centro o una serie de temas coyunturales, sino que la ciudad necesita mirarse a sí misma para de manera conjunta trazarse un plan a 10, 15, 20 años que le permita superar ese tipo de problemas y que nos permita ir saliendo de un estado de postración frente a la violencia que nos ha permeado fácilmente por 20 años.



¿Cómo un académico en estos temas tan coyunturales, como cultura ciudadana, sociología y violencia los convierte en realidades y los aplica a la sociedad? - Pues a los académicos se les critica el que se quedan en la teoría y pocas veces abordan la práctica, a otros se les critica que muchas veces se quedan en la práctica y pocas veces teorizan al respecto, yo he tenido la ventaja en mi formación de combinar la teoría con la práctica, y la práctica con la teoría y en esa medida hemos logrado liderar procesos sociales y cívicos en la ciudad, donde se combina en gran medida el conocimiento académico alcanzado con las necesidades prácticas que tiene las sociedades de resolver sus problemas, ha sido un camino que estamos transitando y que seguramente en el futuro continuaremos con el mismo.



¿De esas movilizaciones cívicas ciudadanas cuál es la que más recuerda? - Pienso que lo más grande que se ha hecho en esta ciudad en los últimos años, a nivel de lo cívico, fue Pereiranos por la Paz, porque logró reunir los líderes empresariales, los medios de comunicación, las iglesias, el Estado, las comunidades y la academia, y se logra construir un esquema de lobby a nivel nacional que en un momento determinado logra, por ejemplo, la instalación de las cámaras en la ciudad, logra la construcción del cuartel enorme de la Policía en la Avenida Sur, logra congelar y en un momento determinado bajar el nivel de homicidios, pero lo que había fundamentalmente era una gran movilización ciudadana, que permitía que el Estado no se quedara solo en esas tareas sino que pudiera tener el acompañamiento de la sociedad civil. Nosotros en Pereira hemos perdido mucho ese talante cívico, pero de todas maneras lo que uno siente es que cuando emergen líderes como monseñor Fabio Suescún, o como buena parte de la dirigencia gremial que hay hoy en día en la ciudad, o el mismo Alcalde con su talante de concertación, ese sentimiento cívico emerge y simplemente se trata es de promoverlo.



¿Para qué sirve la historia estudiada académicamente? La historia sirve esencialmente para aprender los errores y los aciertos, la ciudad necesita esa historia, la ciudad necesita por ejemplo, entender los aciertos y desaciertos en el manejo de la violencia, en el manejo del espacio público, en las profundas diferencias sociales que tiene la ciudad, para determinar en qué hemos acertado y en qué hemos desacertado.



¿Cómo ve hoy a Pereira desde todo el proceso de desarrollo? - La ciudad está en un momento de coyuntura muy complejo, la ciudad está dejando de ser un pueblo y se está convirtiendo en una metrópoli, eso nos mete en un reto muy complejo porque como ha sucedido en todas las grandes ciudades del mundo, si nuestra sociedad no sabe dar ese paso, esto terminará siendo una urbe con todos los problemas que tienen las ciudades que pasan de un millón y medio de habitantes, y en esa medida este es el momento de la coyuntura, es el momento de las decisiones, si sabemos actuar como sociedad vamos a enfrentar el futuro con más responsabilidad de todo tipos, pero si no sabemos ponernos de acuerdo para dónde va la ciudad, el futuro nuestro no es el mejor, como no es el mejor futuro de todas las ciudades que no han sabido afrontar el reto.

Formación Académica y experiencia:
Pereirano de nacimiento e hijo de la educación pública, como él mismo lo dice. Licenciado en Ciencias Sociales, especialización en Historia Contemporánea y Desarrollo Regional en al año 2001 y la maestría en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana en 2007. Como estudiante de “Historia Universal” vivió la caída del Muro de Berlín en la Europa Oriental, posteriormente vivió en el Uruguay que emergía de las dictaduras militares. Ello, dice, le ha facilitado tener una mente abierta frente a todas las situaciones sociopolíticas y ser amigo personal de líderes de diversos partidos políticos. Fundó la Oficina para la Juventud en la Alcaldía de Pereira en 1993. Ha sido docente universitario durante más de 10 años en diversas ciudades del país. Columnista intermitente de los tres diarios locales desde 1991. Actualmente es asistente de la Rectoría de la Universidad Católica Popular de Risaralda, Ucpr y coordinador del recién formado Centro por el Desarrollo Humano y la Paz, Cedhupaz, de dicha universidad pereirana.

2009/05/19

La Corte Suprema pide que venga el Relator de las Naciones Unidas para la Independencia de la Justicia, Leandro Despouy.
de click aquí
La libertad de discrepar
Javier Darío Restrepo
jrestrep1@cable.net.co
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A pesar de la realidad nuestra de cada día, no se habló de la libertad de discrepar el domingo pasado...
Hizo falta proclamar que discrepar de un gobierno no convierte a una persona en terrorista, ni en cómplice de las Farc, ni en enemigo del presidente o de sus fervientes seguidores. Que la discrepancia del opositor es mirar los hechos y las personas desde un ángulo y con unos datos distintos de los que suelen manejar los de su partido; y advertir que decirlo es un deber de conciencia.
Por eso, pretender que una posición de oposición es, per se, algo contrario a la ética es, además de un exabrupto, mala fe, o incapacidad para entrar en la significación de lo ético. Pero es otro de los recursos para limitar la libertad de opinión.
Las solas proposiciones que resultan de esa afirmación asombran: si no es ético denunciar la peligrosa concentración de poderes en una persona, o la campaña política y de descalificación intencionada de la Corte, o el apoyo a la parte más corrupta del Congreso para preservar unos votos, si afirmar esto no es ético, ¿qué es lo ético? ¿Afirmar contra toda evidencia que no pasa nada, que los 81 congresistas investigados o procesados penalmente por parapolítica son solo escándalo de la oposición que también podría ser procesada por farcpolítica? ¿Lo ético sería silenciar los falsos positivos, la corrupción en el DAS, la corrupción electoral, los negocios en la familia presidencial?
Esa información, admito, sería antiética si fueran simples rumores, afirmaciones sin sustento, maledicencia política. Pero son hechos que uno no podría negar aunque quisiera. Negarlos implicaría complicidad y sobre todo irresponsabilidad profesional del periodista. Porque el periodista está para mostrar los hechos que afectan o afectarán los intereses de todos.
Cuando se trata de presionar físicamente al periodista para que no cumpla con ese deber, o cuando se lo presiona moralmente con acusaciones sin fundamento que minan su autoridad moral, se atenta contra esa libertad, necesaria para que la sociedad pueda avanzar con los ojos abiertos.
Esa libertad, no la concede nadie. La pueden interferir y obstruir desde fuera, gobernantes, calumniadores, sicarios, intimidadores, pero ninguno de ellos la da o la quita porque la libertad tiene su origen y su sustento en los actos de decisión de cada persona. En el peor de los casos la agresión moral o física amedrentan o silencian.
En el mejor, robustecen la decisión de cumplir con el deber, a pesar de todo. Porque es un deber, no un capricho.
La sociedad avanzaría a ciegas si no existieran esos eternos buscadores y testigos de los hechos.
La jornada del 3 de mayo, Día de la Libertad de Prensa, se sintió en Colombia como una llamada oportuna, porque la libertad de discrepar no es una garantía gremial, ni personal de los periodistas, es una condición necesaria para que la sociedad pueda conservar la esperanza.
Saber que a pesar de todo hay alguien que ayuda a conocer y entender la complejidad de lo que pasa, a pesar de los engaños de la propaganda y de la maquinaria publicitaria del poder, es como descubrir una luz en lo oscuro.
Cuando la sociedad tiene ese servicio, la esperanza es posible. Entre la confusión, la mentira, el odio y los engaños crece, en cambio, la desesperanza. Necesitamos la libertad de discrepar para defender las demás libertades.

Medellín, Publicado el 7 de mayo de 2009 en
http://www.elcolombiano.com/BancoConocimiento/L/la_libertad_de_discrepar/la_libertad_de_discrepar.asp