2015/05/16

Un premio NACIONAL debe ser Nacional... o no? Señores @PNPSimonBolivar

Señores @PNPSimonBolivar cc @colombiahoy @patynietog @marco_schwartz (los demás jurados No los encontré)

Escribo ésta nota con algo de desgano...
pero en fin... escribámosla... nada se pierde y la peor gestión es la que se deja de hacer...

Hace poco oí al presidente nacional de FENALCO decir una frase que ya había oído en personas que como el recorren este país constantemente: Colombia es un país de regiones.

El señor tiene razón. Y por ende el premio "nacional" del que ustedes son jurados, carece de ella.

Voy a hacerles una sola "consideración" ...¿cuántos indígenas han ganado ese premio?...¿cuántos afros?... o si quieren lo extendemos ¿campesinos?... No hay "periodistas" de ese tipo...?...o simplemente los invisibilizamos...

ahora bien...tampoco se trata de cubrir el sol con un dedo... claro que se pueden seguir premiando los medios que cubren -bien regular mal o cínicamente- el devenir nacional... pero creo que es hora de que ese premio reconozca que hay periodistas NO sólo en Bogotá, ni mucho menos sólo en las 3 4 5 grandes ciudades de Colombia...¡la nación seeeemos todos! (así "seeemos")

¿porqué no existen otras categorías? ¿porqué no hay tres categorías acorde con el tamaño de la población? ejemplo http://lasillavacia.com/historia/los-periodistas-que-mueven-la-opinion-46038 ...esa puede ser la segunda... pero una tercera debe llegar a los municipios más pequeños...a sus veredas...¿o es que allí NO hay periodistas?... ¡claro que los hay!...

En fin...como lo dije...ésta es una nota escrita con desgano: dudo mucho que ustedes sean capaces de poner su grano de arena al reconocimiento de la nación que "seemos"...

queda hecha la gestión...

Un abrazo. 
publicada originalmente en twitter: https://twitter.com/OrlandoParraG/status/599613005698072576
en formato http://www.twitlonger.com/show/n_1sm7v5g 

2015/05/14

Lo extorsiona un "periodista" ...?...grabelo...y DENUNCIELO POR EXTORSION!

Extorsionistas que avergüenzan al periodismo

El maestro Hernán Castaño Hincapié, Jefe de Redacción emérito de LaTarde y en cuya memoria existe un premio regional, decía que “el periodismo es un apostolado”. Enseñaba a sus discípulos a consagrarse a sus deberes por “vocación”, nunca por “ambición”. Recalcaba la gran responsabilidad social que reposa tras las palabras impresas o pronunciadas en la radio y la televisión e invitaba a obrar siempre con el más profundo respeto hacia el público.
Pero antes y después de los grandes comunicadores como Don Hernán, han existido en el mundo sujetos que irrespetan su legado de honestidad y se valen de la plataforma privilegiada de los medios de comunicación para extorsionar y enriquecerse.
Presionan a sus víctimas con calumnias sistemáticas. Las pisotean, humillan y sofocan para forzarlas a pagar por anuncios que no habían contratado previamente. Los funcionarios públicos son los más vulnerables; por miedo a ser excluidos de la carrera administrativa o por la necesidad de conservar una buena imagen si algún día optan por lanzarse a la política, se ven inducidos a contratar pauta sin otra consideración distinta al temor.
La Corte Constitucional dice que la libertad de opinión es un derecho con límites. Por ningún motivo se puede considerar absoluto. “No puede entenderse que quien hace uso de esta libertad está autorizado para atropellar los derechos de los otros miembros de la comunidad, sacrificando entre otros, los derechos al buen nombre y la honra”, sostiene en la sentencia T-110 de 2015, con ponencia del Magistrado Jorge Iván Palacio.
Los agredidos son tímidos. Guardan silencio. Prefieren evitar que el maleante “se ensañe”. En el mejor de los casos formulan denuncias por injuria y calumnia, cuya modesta pena mínima de 16 meses permite que raras veces los delincuentes terminen encerrados. Además, las condenas son pocas.
Existe una alternativa mejor para defenderse. Cuando un empresario o un servidor del Estado sea objeto de ataques por parte de algún periodista o columnista que se valga de mentiras para constreñirlo con el fin de obtener a cambio prebendas o pagos indebidos, puede considerar la posibilidad de denunciarlo por el delito de extorsión. La pena va de 192 meses (16 años) a 288 meses (24 años) de prisión y no admite excarcelación. ¡Eso sí les duele a los hampones!.
La única forma de obligar a los deshonestos a respetar la dignidad de los sagrados derechos de información y opinión es poniéndolos tras las rejas.

publicada en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/juan-fernando-gonzalez-g/150669-extorsionistas-que-avergueenzan-al-periodismo

La Remigio y… ¿Gobierno?

Hoy, bajo la dirección de Adriana Vallejo y Paula Zamora se conmemoran 25 años de la RAC 97.7 FM con un concierto para piano de Teresita Gómez en el Santiago. ¡Excelente!.

***
“Acción y efecto de gobernar o gobernarse”…. para eso, supuestamente, se tiene en cada ciudad una Secretaria de Gobierno. ¿Qué nos ha pasado en Pereira?...en 3 años largos vamos en cuatro secretarios…¿así de difícil es la tarea de gobernar: Mandar con autoridad o regir algo; Dirigir una colectividad; Guiar y dirigir; ejercer una fuerte influencia; Componer, arreglar; Regirse según una norma, regla o idea?...¿es la ciudad, sus ciudadanos, usted y yo, tan “jodidos”?

Lo primero que habría que aclarar es que quien finalmente toma las decisiones más complejas, generalmente, NO es quien está sentado en la silla de secretario de gobierno, sino el alcalde. Ojo: aquí y en cualquier parte de Colombia. Y los alcaldes generalmente deciden reflejando una balanza de intereses: de los concejales, congresistas, ciudadanos que ejercen su función ciudadana (Veedurías, Gremios por ejemplo), personajes, y …finalmente de lo que piensen ellos mismos. De entrada entonces debería tener otro nombre: ¿Secretaria Ejecutiva de Gobierno?...

Así, cada vez que vemos tomar una decisión o dejar de tomarla (…), es un reflejo de esa mezcla de intereses expresada por el alcalde o por su secretario (ejecutivo) de Gobierno. Secretarios muchas veces sin preparación técnica o sin las capacidades y que consideran ese cargo como herramienta de “favores” electorales para ser alcalde: ¡el desastre!. Ejemplo, recién uno de ellos  pretendía quedar bien tanto con dueños de bares y con las veedurías Mucho ruido y Circunvalar: eso es imposible: el estado, por mandato constitucional, debe, siempre, privilegiar los intereses del común, de las mayorías, sobre los de los individuos. Es el deber ser.

El problema se agudiza en Pereira cuando tenemos un engendro llamado Secretaria de Gobierno pues quien asume ese cargo obtiene varios “chicharrones” simultáneos: debe ser el “ejecutivo” de bomberos, de control físico, de espacio público: donde está limitado por lo que decidan otros secretarios; de establecimientos, de la UPPV, inspecciones de policía,  seguridad : una seguridad que tampoco controla pues la policía es nacional…vuelva y lea si quiere… y claro es un batallón de funcionarios y contratistas: son seis funciones vitales de ciudad mezcladas cual bulto de anzuelos… ¿cómo la ve-lee?...¿usted cree que además de cruzar todos los intereses anotados, poner en marcha esos anzuelos, es fácil?...

¿Qué hacer?...primero, antes de criticar, es necesario entender un poco…y si va a criticar –una recomendación para la vida-  proponga, planteé soluciones…segundo: señores concejales: ¿es justo que la ciudad continúe con ese atraso administrativo porque estamos, otra vez, en campaña?¿que el alcalde que viene herede ese monstruo?...Hay que –sin crear un solo cargo: salvo el de secretario/responsable- reemplazar ese monstruo y establecer 

1º La UNIFICACIÓN de funciones/funcionarios/contratistas en un Instituto/Secretaria de Espacio Público y Cultura Ciudadana. 

2º La secretaria de seguridad y convivencia (articulando inspecciones + bomberos + UPPV) 

3º Tercerizar –como en otras ciudades- control físico ( clientelizado/politizado como está ¡jamás va a funcionar!) …

si ello se sigue aplazando…el ciudadano Fernando Agudelo Velazco reencarnará y todo estará igual o píioor!! 

2015/05/11

una nueva aspiración a la igualdad social y económica, así como a la solidaridad internacional, es necesaria.

¿Qué pasó con el consenso de 1945?

La vuelta a casa de la generación que peleó la guerra significó

un cambio en el pensamiento

El 8 de mayo de 1945, cuando acabó oficialmente la Segunda Guerra Mundial en Europa, gran parte del planeta estaba en ruinas, pero, si bien la capacidad humana de destrucción no conoce límites, la de volver a empezar es igualmente notable. Tal vez sea esa la razón por la que la humanidad ha logrado sobrevivir hasta ahora.
Al final de la guerra millones de personas estaban demasiado hambrientas y exhaustas para hacer algo más que permanecer vivas, pero, al mismo tiempo, una ola de idealismo, una sensación de determinación colectiva de construir un mundo más igual, pacífico y seguro, barrió las ruinas.

Esa es la razón por la que el gran héroe de la guerra, Winston Churchill, perdió las elecciones en el verano de 1945, antes incluso de que Japón se rindiera. Los hombres y las mujeres no habían arriesgado sus vidas simplemente para volver a la época anterior de privilegios de clase y privación social. Querían mejores viviendas, educación y salud gratuita para todos.
Exigencias similares se oían en toda Europa, donde la resistencia antinazi o antifascista estaba encabezada con frecuencia por izquierdistas o, de hecho, comunistas, y los conservadores de la preguerra estaban a menudo manchados por la colaboración con regímenes fascistas. En países como Francia, Italia y Grecia se hablaba de revolución. Esta no ocurrió, porque ni los aliados occidentales ni la URSS la apoyaron. Stalin se contentó con un imperio en Europa oriental.
Charles de Gaulle, dirigente derechista de la Resistencia, tuvo que aceptar a comunistas en su primer gobierno de posguerra y nacionalizó industrias y bancos. La inclinación hacia la izquierda, hacia los Estados del bienestar socialdemócratas, se dio en toda la Europa occidental. Formó parte del consenso de 1945.
En las excolonias de Europa en Asia, donde los nativos no deseaban ser gobernados una vez más por potencias occidentales, que habían sido tan ignominiosamente derrotadas por Japón, estaba produciéndose un tipo diferente de revolución. Vietnamitas, indonesios, filipinos, birmanos, indios y malayos querían libertad también.
Esas aspiraciones se expresaron con frecuencia en las Naciones Unidas, fundadas en 1945. La ONU, como el sueño de unidad europea, formó parte del consenso de 1945. Durante un período breve, muchas personalidades (Albert Einstein, por ejemplo) consideraron que sólo un gobierno mundial podría garantizar la paz del planeta.
Ese sueño se desvaneció rápidamente cuando la Guerra Fría dividió al mundo en dos bandos hostiles, pero en ciertos sentidos el consenso de 1945 en Occidente resultó fortalecido por esa política. El comunismo, aún envuelto en la hoja de laurel del antifascismo, tenía un gran atractivo intelectual y emocional, no solo en el llamado Tercer Mundo, sino también en la Europa occidental. La democracia social, con su promesa de mayor igualdad y oportunidades para todos, hizo de antídoto ideológico. En realidad, la mayoría de los socialdemócratas eran feroces anticomunistas.
70 años después, gran parte del consenso de 1945 no ha sobrevivido. Pocos pueden hacer un gran acopio de entusiasmo por las Naciones Unidas. El sueño europeo está en crisis y cada día se socava más el Estado del bienestar socialdemócrata de la posguerra.
La degradación comenzó durante el decenio de 1980, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Los neoliberales atacaron el gasto en programas de derechos sociales y los intereses de los sindicatos. Se pensaba que los ciudadanos debían adquirir una mayor capacidad para valerse por sí mismos; los programas de asistencia social estatales estaban volviendo a todo el mundo blando y dependiente. Conforme a las famosas palabras de Thatcher, no existía la llamada ‘sociedad’; solo familias y personas que debían responsabilizarse de su propia vida.
Pero el consenso de 1945 recibió un golpe mucho mayor precisamente cuando nos alegrábamos del desplome del imperio soviético, la otra gran tiranía del siglo XX. En 1989, parecía que la siniestra herencia de la Segunda Guerra, la esclavización de la Europa oriental, se había acabado por fin y así había sido en muchos sentidos, pero muchas más cosas se desplomaron con el modelo soviético. La socialdemocracia perdió su razón de ser como antídoto del comunismo. Se llegó a considerar que todas las formas de ideología izquierdista (de hecho, todo lo que oliera a idealismo colectivo) eran un utopismo equivocado que solo podía acabar en el gulag.
El neoliberalismo llenó el vacío, creando una gran riqueza para algunos, pero a expensas del ideal de igualdad que había surgido tras la guerra. La extraordinaria acogida dada a El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, muestra cuán profundas se han sentido las consecuencias del desplome de la izquierda.
En los últimos años, otras ideologías han surgido para colmar la necesidad humana de ideales colectivos. El ascenso del populismo de derecha refleja unos anhelos redivivos de comunidades nacionales puras que mantengan fuera a los emigrantes y las minorías. Y el neoconservadurismo americano ha transformado perversamente el internacionalismo de la antigua izquierda al intentar imponer un orden democrático del mundo mediante la fuerza militar de EE. UU.
La respuesta a esa alarmante evolución no es la nostalgia. No podemos regresar al pasado. Demasiadas cosas cambiaron, pero una nueva aspiración a la igualdad social y económica, así como a la solidaridad internacional, es necesaria. No puede ser lo mismo que el consenso de 1945, pero en este aniversario haríamos bien en recordar por qué surgió aquel consenso, para empezar.
IAN BURUMA
Profesor de democracia, derechos humanos y periodismo en el Bard College y autor de ‘Year Zero: A History of 1945’ (‘El año cero: historia de 1945’).
Nueva York.
© Project Syndicate

2015/05/08

Así va el cese al conflicto armado en Colombia. A Mayo 2015.

Los dilemas de la paz en http://www.semana.com/nacion/articulo/los-dilemas-de-la-paz/426070-3

Sobre víctimas, verdad y justicia no hay acuerdo todavía porque gobierno y guerrilla se enfrentan a difíciles dilemas morales y políticos.
 Los dilemas de la paz Foto: Marco cequera
El próximo 16 de mayo se cumplirá un año desde que la Mesa de Conversaciones de La Habana produjo el último acuerdo, sobre solución al problema de las drogas. Desde entonces, los delegados del gobierno y las Farc empezaron a discutir el punto de víctimas y no han logrado salir de él. Y al parecer, todavía está crudo. En Colombia, la sensación es que en Cuba no se avanza. Más que estancamiento, lo que hay es un nudo gordiano que implica tomar decisiones con implicaciones morales y políticas muy fuertes.

El tema de víctimas se reduce, a la postre a dos asuntos: las verdades de la guerra y la justicia para los responsables de crímenes atroces. Tal como se esperaba, estos han sido los puntos más complicados de la agenda porque afectan directamente a las elites, tanto de las Farc como del gobierno, y porque implican asumir posiciones éticas frente al país. Son aspectos donde también está en juego toda la dimensión humana (e inhumana) de la guerra. Las partes se juegan su papel en la historia, y están frente al espejo de sus actos pasados, y las consecuencias de estos sobre su futuro. Estos son los entuertos del proceso de paz.

Dignidad vs. Seguridad jurídica

Tanto la guerrilla como los militares consideran que libraron la guerra por buenas razones. Las Farc no quieren ir a la cárcel porque se ven a sí mismas como rebeldes con causa, y no como delincuentes. Los militares, por su parte, no quieren ser equiparados a la guerrilla, porque consideran que ellos han defendido la democracia, y no atentado contra ella. Verdad y justicia, que son lo que demandan las víctimas, hieren, necesariamente, sus imaginarios de dignidad y heroísmo. Y las salidas a este dilema están divididas. Las Farc creen que una comisión de la verdad sería la mejor manera de hacer justicia, y enfrentar el pasado sin llegar a un castigo.

Para el gobierno debe haber castigo con “algo de privación de libertad”, pues así lo ha dado a entender la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, y en ese sentido su apuesta es por una fórmula de justicia transicional para todos. Algo que no solo rechazan las Farc, sino un sector de los militares.

El problema es que mientras más dignidad se otorgue a los actores en la Mesa, menos seguridad jurídica tendrá el acuerdo en el tiempo. Si para las Farc es indigno ir a la cárcel, quedan expuestos a que los tribunales internacionales los llamen a rendir cuentas por desapariciones forzadas, masacres y reclutamiento de niños. Y los militares se niegan a aceptar la justicia transicional. Convencer a unos y otros ha resultado una tarea demasiado ardua. Encontrar una fórmula equilibrada y aceptable para todos puede tomar mucho más tiempo aún.

Los máximos responsables

El Marco Jurídico para la Paz contempla que se juzgue a los máximos responsables de los crímenes de lesa humanidad y de guerra. Encontrar a los máximos responsables de las Farc no es difícil, pues su estructura es muy jerárquica, llevan varios años como jefes las mismas personas, y sus peores actos han estado a los ojos de todo el país y las investigaciones judiciales ya tienen suficiente material probatorio.

Pero ¿hay máximos responsables del lado del Estado? Aunque para muchos en el gobierno es obvio que quienes estarán en el banquillo son los altos oficiales de las Fuerzas Armadas que se aliaron por ejemplo con los paramilitares, o que ganaron medallas a punta de falsos positivos; para un sector de los militares quienes deben sentarse ante la justicia son los ministros de Defensa y presidentes. Uribe y Santos, por ejemplo. Esta posición es compartida por las Farc.

Aunque el propio comisionado de paz, Sergio Jaramillo, ha dicho, incluso a los empresarios, que en la guerra hay responsabilidades compartidas, la verdad es que un escenario como los juicios de Nuremberg, donde fueron juzgados nazis civiles, es no solo improbable en Colombia sino absurdo. No obstante, esto no quiere decir que no haya un problema, al que el expresidente César Gaviria le quiso salir al paso con su propuesta de perdón y olvido para todos, y el debate sobre el referendo para darle facultades al presidente para reglamentar por decreto el Marco Jurídico para la Paz. Sin embargo, por ahora no hay clima para un debate de estas características en el país, y este seguirá siendo uno de los mayores escollos para salir del punto de víctimas.

De Santos a Timochenko

Como ha dicho el analista León Valencia en varias ocasiones, la guerra consiste en quitarle legitimidad al adversario, mientras la paz consiste en otorgársela. En medio de la guerra, ministros y presidentes, con razón, han tratado a la guerrilla de terrorista y narcotraficante. La guerrilla a su vez, de tirano, corrupto y asesino al Estado. A estas alturas, ese lenguaje de la guerra, estigmatizador y polarizante, debería ir cambiando, para ser reemplazado por uno que facilite la paz y la reconciliación. No ha pasado porque las sensibilidades del país obligan a que ambas partes tengan un doble lenguaje: uno adentro de la Mesa, donde hay más confianza y sinceridad; y otro para la galería.

A eso se suma que tanto guerrilla como gobierno tienen más problemas con sus propias tropas de lo que se esperaba. Santos no ha podido convencer a ciertos sectores militares y del establecimiento económico y terrateniente de que la paz requiere cambios y reformas. Las Farc, a juzgar por el trágico ataque del Cauca que dejó un saldo de 11 soldados muertos y que violó el cese unilateral del fuego, tampoco tienen alineadas a todas sus tropas.

El problema es que, como lo señaló Daniel Coronell en su columna de la semana pasada, los destinos de Santos y Timochenko hoy en día están atados y necesitan darse mutuamente legitimidad en aras de una paz duradera.

Miedo al pasado, miedo al futuro 

Los seres humanos hacen la guerra, y la paz también. En ambos lados de la Mesa hay miedo a enfrentar el pasado, a reconocer que se cometieron crímenes terribles que no tienen ninguna justificación. Pero también hay miedo al futuro. Las Farc, aunque desprecian las encuestas como una manipulación de la oligarquía, tienen sin duda temor a salir a la calle y ser linchados por una opinión que los odia. Muchos militares también tienen temores: a perder poder, protagonismo y presupuesto. La paz exige un ejercicio de imaginación moral colectivo para el futuro y no solo lavar las culpas del pasado. No se trata solo de un pacto político de los partidos y sectores decisivos sino de construir una idea de porvenir posible. En esa idea de sociedad reconciliada, los implicados en la guerra, guerrilla, y militares deben tener la certeza sobre cómo les irá, de que tendrán un lugar en ese futuro y no una incertidumbre perpetua. Algo que no es fácil de lograr en ninguna negociación.

Factor tiempo vs. Metodología

Cuando comenzaron las conversaciones el presidente Santos dijo que esta sería una negociación de meses y no de años. Sin embargo, ya va por el tercer año y el fin no se ve cerca. El problema con la prolongación del tiempo es que una metodología basada en la confidencialidad, la lejanía, y el aislamiento empieza a erosionar el proceso cuando la negociación tarda años. Y, ponerle plazos como ha ocurrido en el pasado no es la solución.

La manera de superar este impasse ha sido trabajar en paralelo otros puntos de la agenda, como el desescalamiento del conflicto. Pero se necesitan otros saltos cualitativos. A lo mejor, el acercamiento con el senador Álvaro Uribe, y con los sectores más críticos, permitirá que se pueda hablar de temas tan espinosos como la verdad y la justicia, sin temor a ser acorralados por la opinión pública. Y ventilar propuestas audaces que nadie se atreve a hacer en un clima tan tenso, pero que son cruciales para darle celeridad al proceso de paz.

2015/05/07

Agenda...(y 900 millones)

La agenda es la forma en que priorizas y organizas tu tiempo. Todos hacemos una. Tu energía fluye hacia donde diriges -consciente o inconscientemente- tu atención. Algunos la tienen semanal, mensual, semestral, anual…quinquenal: tal vez el universo tenga una agenda que nunca será medible en tiempo humano, de hecho: ¿te has preguntado qué es “el tiempo”?.

Durante muchos años: el 9 de junio serán 24, en mi agenda ha estado “escribir la columna”. La mayoría de esos años han sido en medio de la disciplina rigurosa del compromiso semanal o quincenal con un codirector o un editor. A ningún columnista en el eje cafetero -que sepa- le pagan y como tal uno debe encontrar para qué escribe. Un colega que leo (…) me “dijo” por Whatsapp “a) Para convencer de algo al lector b) Para poner por escrito un juicio personal y validarlo con la opinión de terceros. c) Para denunciar”. Durante mucho tiempo, especialmente en los 10 años que estuve en El Diario colega, lo hacía para cuestionar al lector. Las columnas cerraban diciendo: ¿Y usted qué piensa? ¿Qué hará? Etc… pero mi agenda ha ido cambiando: pasé los 25 soñadores años que tenía en aquel entonces. ¡Que lindo era! ¡Todos los jóvenes son tan lindos!...(ejem).

En ese instante de mi vida me proponía tocar al ser humano en lo racional. Hacerlo pensar. Hacerlo reflexionar. Cada vez me convenzo más que eso es muy relativo. Si te leen –la verdad es que los impresos luchan por ser leídos…y de los impresos muchas veces los columnistas perdieron la pelea por ser leídos- …si te leen puede que la persona le quede ahí en alguna neurona una reflexión pero dudo que seamos capaces de agitar tal cantidad de neuronas para  que transformen su posición. Ejemplo: una señora corrupta y su marido, primero dudo que nos lean, y segundo, seguirá siendo corruptos. A lo peor afinan…su corrupción.

He llegado a una conclusión. Puede diferir de la suya. Y es que cada ser humano ha de vivir lo que ha de vivir. Y ha de morir lo que ha de morir. Y que son más los procesos emocionales y espirituales, que los racionales, los que facilitarán esa evolución. Empero, también creo lo que dice Prabhupada “el placer ya está almacenado”...(averigüe qué quiere decir eso…si quiere).

Es decir, mi agenda cambi…a… estoy en una transición que puede tomar semanas o años, por eso aún no coloco “cambió”…pero lo claro es que mis prioridades están cambiando. Esta columna cada vez más buscará “tocar” ya NO desde la racionalidad –cada vez más creo que es perder el tiempo- sino desde la emocionalidad y la espiritualidad a quienes la leen. Los invito, desde ahora a que dejemos de perder el tiempo, a que hagamos algo más profundo con ésta vida que nos han dado (…) a conectarnos con aquello que trasciende: la emoción y el espíritu.

***

Pasó otro mes, van  84…¡84! en que miles de Pereiranos perdimos 900 millones de pesos (2.376 millones según http://ow.ly/Lg30s ) pues siguen sin resolver “el ‘cuello de botella’ multimillonario” de la integración del transporte: ow.ly/Lg4wM .El tema prioritario MEGABUS nunca ha sido Promasivo ¡es la integración! ¿qué hacemos Sr Procurador? Dr Juan Guillermo Ángel, ahora que está en esa junta: ¡salve usted la integración!

Una versión avanzada fue publicada en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/orlando-parra/150393-otros-900-millones-y-agenda