2010/10/31

Pesadillas
Por: Armando Montenegro

EL CAOS, EL DESORDEN Y LAS DEMOras en las obras de la calle 26 pusieron ante los ojos de los bogotanos lo que los habitantes de todo el país están soportando desde hace años: las obras de su interés se contratan y se hacen mal, se negocian y renegocian, se pagan y repagan, pero nunca se terminan.

Una gran ola de corrupción y despilfarro cobija a todo el país. Como nunca antes, en estos años se ha dado un colapso masivo de las leyes y las prácticas de la contratación del Estado. Las nuevas normas, las audiencias públicas, el gobierno en línea, los llamados a la transparencia y otras formalidades vacías no han sido sino mamparas detrás de las cuales se han realizado grandes negociados.

Esta es sólo una cara del problema. Desde el punto de vista de la competitividad, lo más grave es que Colombia sigue sin solucionar su grave problema de infraestructura: los altos costos de transporte de carga. El país está peor que hace una década en esta materia: hay muchos más vehículos, mucha más carga y más pasajeros, al tiempo que las redes de transporte no han crecido a la misma velocidad (y cuando se han logrado reducciones de los fletes, el Gobierno se ha aliado con los transportadores para impedir dicha disminución: ha impuesto tablas de fletes mínimos sobre las empresas).

El nuevo Plan de Desarrollo debería atacar, de frente, los problemas de la contratación y manejo de las obras. Si no lo hace, los mapas, los presupuestos, las cifras y las buenas intenciones que usualmente acompañan los ejercicios, se quedarán en el papel.

Hay que evitar que se repitan algunas de las escandalosas prácticas que todos los días se reportan en los medios:

- Los pliegos amañados para reducir el número de competidores y dirigir los procesos hacia los favoritos de los gobernantes.

- Plazos y tiempos perentorios para todos menos para los favoritos (que usualmente conocen los pliegos antes de que salgan al público).

- Sistemas de selección y adjudicación que promueven la colusión y evitan la competencia.

- Reglas y procedimientos de selección y calificación dirigidos a excluir a inversionistas privados del país y del exterior.

- Licitaciones de obras sin estudios ni diseños.

- Contratos que se modifican con frecuencia, en contra de las condiciones de los pliegos.

- Inclusión de obras adicionales —puentes, túneles, viaductos, al calor de solicitudes de la comunidad— en consejos comunales (la “comunidad” pueden ser dos o tres gritones fletados por los contratistas).

- Abuso infinito de las cláusulas del “desequilibrio económico de los contratos”.

- Intervención de los jefes políticos en la selección de los beneficiados, quienes, a su vez financian las campañas electorales.

- Participación de los funcionarios de los llamados entes de control en las roscas y carteles de contratación.

- Firmas de interventoría de propiedad de los mismos dueños de las empresas que ejecutan las obras.

Al repasar estos puntos en una noche de insomnio, es fácil que surjan dos intolerables pesadillas:

(i) Que el ex presidente Uribe busque la Alcaldía de Bogotá para poner a Andrés Uriel Gallego a realizar las obras de la ciudad, entre ellas el metro.

(ii) Que la Nación, que carga con el 70% del presupuesto del metro, permita que esta obra, si es que se realiza, la tome el mismo cartel de la contratación que supuestamente existe en Bogotá.

en http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/armando-montenegro/columna-232325-pesadillas

http://www.elmundo.es/traductor/

Nightmares
For: Armando Montenegro

THE CHAOS, THE DISORDER AND THE Delays in the works of the street 26 put before the eyes of the of Bogotá ones what the inhabitants of the whole country are supporting for years: the works of his interest are contracted and evil is done, is negotiated and renegotiates, is paid and re-pays, but they never finish.

A great wave of corruption and squandering shelters to the whole country. Since before, in these years one has never given a massive collapse of the laws and the practices of the contracting of the State. The new procedure, the public hearings, the government on line, called the transparency and other empty formalities have not been but screens behind which they have been realized big negotiated.
This one is only a face of the problem. From the point of view of the competitiveness, the most serious thing it is that Colombia continues without solving his serious problem of infrastructure: the high costs of transport of load. The Country is worse than a decade ago in this matter: there are many more vehicles, great more it loads and more passengers, at the time that the networks of transport have not grown to the same speed (and when reductions of the freights have been achieved, the Government has been allied by the carriers to prevent the above mentioned decrease: it has imposed tables of minimal freights on the companies).

The new Plan of Development should attack, abreast, the problems of the contracting and managing of the works. If it does not do it, the maps, the budgets, the numbers and the good intentions that usually accompany the exercises, they will remain in the paper.

It is necessary to prevent them from repeating itself some of the scandalous practices that every day are brought in the means:

- The sheets faked to reduce the number of competitors and to direct the processes to the favorites of the leaders.

- Period and urgent times for all less for the favorites (who usually know the sheets before they go out for the public).

- Systems of selection and adjudication that promote the collusion and avoid the competition.

-Rules and procedures of selection and qualification directed to excluding investors deprived of the country and of the exterior.

- Biddings works without studies or designs.

- Contracts that are modified often, in opposition to the conditions of the sheets.

- Incorporation of additional works - bridges, tunnels, viaducts, to the heat of requests of the community - in communal advices (the "community" they can be two or three squealers freighted by the contractors).

- I abuse immensely the clauses of the " economic imbalance of the contracts ".

- Intervention of the political chiefs in the selection of the beneficiaries, who, in turn they finance the electoral campaigns.

- Participation of the civil servants of the so called entities of control in the coils and cartels of contracting.

- You sign of interventoría of property of the same owners of the companies who execute the works.

On having revised these points during a night of insomnia, it is easy that two intolerable nightmares arise:

(i) That the ex-president Uribe looks for the Mayoralty of Bogota to set Andrés Uriel Gallego to realize the works of the city, between them the meter.

The (ii)nd That the Nation, which loads with 70 % of the budget of the meter, allows that this work, if it is that is realized, her should take the same cartel of the contracting that supposedly exists in Bogota.

en http://www.elespectador.com/opinion/columnistasdelimpreso/armando-montenegro/columna-232325-pesadillas

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