Discurso de James Robinson, coautor de "Por Qué Fracasan Los Países"
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#JamesRobinson #Paz #Postconflicto
Discurso de James Robinson, coautor de "Por Qué Fracasan Los Países"
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Un hombre plural con voz singular
Publicado 07/05/2017
No sufre de mesianismo, sino que toma el papel olvidado de los ciudadanos: el de políticos. Sus balas, la palabra, su arma, la libertad de expresión, su objetivo, la realidad y sus contradicciones. No pontifica, publica; no sermonea, da conferencias a la ciudadanía. En pocas palabras, es una voz plural de un ciudadano singular (para usar el mismo slogan de la causa social que carga como misión desde hace más de dos décadas, cuando se graduó como historiador de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).
Su mayor defensa contra estos ataques ha sido la espada de la palabra, la misma que le daba gallardía a don Simón Bolívar para derribar a sus adversarios políticos o enemigos de la libertad de América. Su trayectoria como columnista en los diarios de Pereira y como director de la fundación OK futuro, es conocidísima.
Personalmente hay algo que admiro de mi amigo Orlando Parra y es su inquebrantable voluntad democrática para “ser ciudadano” y también esa persistencia de ser esa voz de los sin voz. Fuerza interna que exterioriza por medio de la crítica y opinión y también por los libros.
Y aunque es obvio que la maquinaria o establishment adolece de esta facultad de ver las contradicciones y remediarlas, los ciudadanos de primera categoría, quienes somos los primeros políticos, estamos llamados a decir las cosas por su nombre. Orlando Parra cumple esta función. Aunque, aclaro, su discurso evita polemizar o azuzar la sociedad, sino que propone conciencia, porque al final, él y todos, somos ciudadanos plurales.
Así que “enhorabuena” por el nuevo libro “Hay Esperanza. Haz Plural 1991-2016” de Orlando Parra, y que su voz, continúe tomando ánimos por los diferentes medios; que su palabra corra como agua cumpliendo su función liberadora, porque cada vez más, los torniquetes de las nuevas leyes, que aprietan y asfixian, silencian los derechos más primordiales de los ciudadanos plurales.
Diego Firmiano
Aunque algunos aseguran que la historia adolece de objetividad, un buen historiador entiende que los acontecimientos de una sociedad cargada de problemas sociales y contradicciones democráticas, son la historia. Ese historiador es Orlando Parra.
Un pereirano que se asemeja a esos profetas sociales de antaño que denuncian, hablan, o escriben sobre lo que incomoda a la clase política, crea conciencia retratando en sus artículos lo que afecta al país y muestra las cosas como son o cómo deberían ser dentro de una democracia sana.
Un pereirano que se asemeja a esos profetas sociales de antaño que denuncian, hablan, o escriben sobre lo que incomoda a la clase política, crea conciencia retratando en sus artículos lo que afecta al país y muestra las cosas como son o cómo deberían ser dentro de una democracia sana.
No sufre de mesianismo, sino que toma el papel olvidado de los ciudadanos: el de políticos. Sus balas, la palabra, su arma, la libertad de expresión, su objetivo, la realidad y sus contradicciones. No pontifica, publica; no sermonea, da conferencias a la ciudadanía. En pocas palabras, es una voz plural de un ciudadano singular (para usar el mismo slogan de la causa social que carga como misión desde hace más de dos décadas, cuando se graduó como historiador de la Universidad Tecnológica de Pereira (UTP).
CensuradoEs verdad que por su constante trabajo a favor de la gente ha sido censurado, criticado e ignorado. Pero eso no mella su civismo. Sabe que mira alto no sus propios intereses sino los de sus compatriotas, como queda evidente en sus columnas y escritos en la web, y en los periódicos más importantes del país.
Su mayor defensa contra estos ataques ha sido la espada de la palabra, la misma que le daba gallardía a don Simón Bolívar para derribar a sus adversarios políticos o enemigos de la libertad de América. Su trayectoria como columnista en los diarios de Pereira y como director de la fundación OK futuro, es conocidísima.
Personalmente hay algo que admiro de mi amigo Orlando Parra y es su inquebrantable voluntad democrática para “ser ciudadano” y también esa persistencia de ser esa voz de los sin voz. Fuerza interna que exterioriza por medio de la crítica y opinión y también por los libros.
Reciente publicaciónSu más reciente publicación (que propongo sea un libro recomendado en las facultades políticas o colegios) se titula “Hay esperanza” Haz plural 2002-2016. Trabajo que contiene acertadas intervenciones en materia de opinión, explorando temas que van desde los derechos humanos, (y humanos derechos) hasta la cacareada paz. Los argumentos expuestos en este trabajo escritural son contundentes. En pocas palabras, estamos ante un compilado de 25 años de actividad intelectual y activismo político que data de sus primeras incursiones en los medios en el año de 1991 (época de la reforma constitucional que algunos elogian y otros critican) hasta el 2016, fecha de polémicos códigos de convivencia policial.
Hay esperanzaRecibí el libro como una generosa donación de su parte, y confieso, su dedicatoria caló hondo, porque echa mano de una de las virtudes teologales más preciadas: “Diego, siempre, siempre, pase lo que pase, hay esperanza”. Y este país golpeado por la indiferencia, necesita esperanza; los pobres y desempleados, necesitan esperanza; los ciudadanos de Pereira, necesitan esperanza y unidad, especialmente con el concejo de la ciudad y la situación del arte, que aún no vislumbra un panorama claro.
Profeta socialOrlando Parra propone, y nos propone esta esperanza, reitero, como profeta social. Un punto medular es que insinúa, (por favor, leer despacio) que la política más eficaz de nuestros funcionarios sería evitar propagar la idea de que todos los colombianos somos iguales. No. En lugar de ello, la función más honesta de estos hombres y mujeres con poder pro-tempore es señalar la desigualdad imperante, buscando no favorecer a terceros o a transnacionales, sino a los ciudadanos de a pie, los grandes contribuyentes, la razón de ser del Estado.
Y aunque es obvio que la maquinaria o establishment adolece de esta facultad de ver las contradicciones y remediarlas, los ciudadanos de primera categoría, quienes somos los primeros políticos, estamos llamados a decir las cosas por su nombre. Orlando Parra cumple esta función. Aunque, aclaro, su discurso evita polemizar o azuzar la sociedad, sino que propone conciencia, porque al final, él y todos, somos ciudadanos plurales.
Así que “enhorabuena” por el nuevo libro “Hay Esperanza. Haz Plural 1991-2016” de Orlando Parra, y que su voz, continúe tomando ánimos por los diferentes medios; que su palabra corra como agua cumpliendo su función liberadora, porque cada vez más, los torniquetes de las nuevas leyes, que aprietan y asfixian, silencian los derechos más primordiales de los ciudadanos plurales.