Siendo niño vi una caricatura que mostraba un planeta tierra totalmente construido, es decir no quedaba absolutamente nada verde, ni bosques, ni selvas, ni montañas, ni ríos, ni quebradas, todo absolutamente eran edificios, conjuntos, casas, ni siquiera parques ¿se lo imagina?
Esa caricatura, que creo era de Quino, parecer ser el sueño de muchas personas, ojo no “la pesadilla” sino el sueño: tras el dinero. Y es explicable. Hasta hace muy pocos años seguíamos con el estribillo milenario de que el planeta, la tierra, cada pedazo de ella se nos había dado para que los humanos hiciéramos con ella lo que quisiéramos.
Así lo explicó no sólo la Biblia, sino que lo hizo Aristóteles. E incluso pensadores más recientes como Descartes. Es así como por siglos, simplemente quien se hacía –a las buenas o a las malas- con un pedazo de tierra, hacía con él lo que le daba la gana con tal de enriquecerse. Esa fue la regla hasta 1947 con la ley 188. Sí, hasta hace 70 años, al menos en los municipios grandes, se empezó a hablar de plan regulador del desarrollo urbano referido a áreas de expansión, localización de áreas de recreo y deporte, ubicación de sitios públicos y demás.
Hace 40 años, en 1979, el Código Sanitario (Ley 9) estableció el ordenamiento urbano para localización de zonas industriales, manejo del espacio público, prevención de asentamientos ilegales, calidad del agua para consumo doméstico, disposición de residuos líquidos y sólidos. Poco después, desde hace 30 años (1986) el Código de Régimen Municipal habla de ordenamiento de los usos del suelo urbano: Áreas residenciales, industriales, de recreación y de protección ambiental; áreas no incorporables a perímetros urbanos; urbanización futura de ciudades: Plano regulador; zonas de reserva agrícola contiguas a la zona urbana; regulación de la ubicación de industrias contaminantes y mataderos públicos. Hace 20 años, 1997, aparece La Ley 388 que es la de los famosos Planes de Ordenamiento Territorial.
Uno supondría que si ya han pasado 3 generaciones, de abuelos a nietos, de Ingenieros Civiles, Arquitectos, Facultades de Arquitectura, Constructores, Dirigentes Gremiales, propietarios, funcionarios públicos, que pasados ya 70 años se entiende que sí se puede consruir, se puede “hacer plata”, pero respetando a fondo la naturaleza, la convivencia del hombre con la naturaleza, especialmente con el agua… más aún en estos tiempos de cambio climático donde cualquier flujo de agua generador de vida, de oxígeno, debe ser preservado: ¡la Pereira que permitió canalizar la quebrada Egoya dejó, afortunadamente, de existir!
Honorarios: Muchas personas me han preguntado que si a los columnistas nos pagan. Les he dicho que no conozco un solo columnista regional al cual le paguen. Sé que en revistas nacionales sí les pagan, y no a todos. Entonces por qué escribe. He dicho que tal vez es un vicio. No un hábito positivo sino un vicio, uno asociado a la adicción de difundir ideas, pensamientos, reflexiones, datos. Y así hace años llegué a la conclusión de que parte de los “honorarios” simbólicos se asocian a la invitación que hace el columnista a visitar sus redes sociales.
Esos espacios virtuales como el twitter, el Facebook, y otros donde continúa su adicción de difundir ideas, pensamientos, reflexiones, datos. Por ello me parece tan importante que ésta columna -y creo que la de todos los columnistas adhonorem que así lo soliciten- puedan tener al final de las mismas sus redes sociales, tal cual ha sucedido con ésta por muchos años. ¿Será posible? [LEER NOTA ABAJO]
NOTA: Asombrosamente, véanlo ustedes mismos: http://eldiario.com.co/seccion/OPINION/s-se-puede-construir1808.html la columna fue publicada, tanto impresa, como digital, sin las redes (honorarios). Cuando, pocas semanas antes una columna de igual extensión si las había tenido: http://www.eldiario.com.co/seccion/OPINION/la-far-es-historia1804.html . Una muy molesta situación ... cuyo desenlace... a hoy 5 de septiembre del 2018... es una "noticia en desarrollo"
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