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2011/04/17

Mario Ocampo y el Deportivo Pereira

publicada en http://www.latarde.com/index.php?option=com_jumi&fileid=1&idnota=40497

Mario Ocampo marcó mi existencia. Fue quien me sirvió de “fiador” cuando a mis 9 años me hice usuario con carné de la Biblioteca Pública Municipal y, poco después, quien me llevó al estadio por primera vez: un Pereira vs Cali en 1978.

Mario falleció hace poco sin haber visto campeón a su Pereira, ni siquiera subcampeón. Ahora conocí a David. Habrá nacido pocos semestres después que fui al estadio. La diferencia con Mario es que David sí tiene en sus manos la posibilidad que el equipo por el cual nuestra ciudad (también) es conocida en el mundo -no sólo futbolero- se quite la vergüenza de ser el único de los viejos equipos que NUNCA ha sido ni 1º, ni 2º.

David hace parte del grupo de hinchas que decidió tomar iniciativa en pro de mediar en la democratización del equipo. El primer paso fue la histórica MARCHA realizada el 27 de marzo que logró su objetivo de movilizar a más de 500 personas en protesta por la actual situación –que parece de “siempre”…- los cuales firmaron una constancia del inconformismo que exige un manejo organizado en todo lo relacionado con el equipo. Documento radicado en las oficinas del Pereira, con copia al alcalde y al gobernador.

Como la Ley del Deporte establecerá que los clubes con deportistas profesionales deben organizarse como corporaciones o asociaciones deportivas sin ánimo de lucro o sociedades anónimas, han asumido la tarea de servir de vehículo para la transición a una sociedad anónima e indagar sobre el estado real del deportivo Pereira en lo administrativo y legal.
Estos “Marios Ocampos del siglo XXI” tienen claro que un verdadero club deportivo manejado como una gran empresa debe estar estructurado como sociedad anónima, lo cual sería más atractivo para los futuros socios que seríamos todos los hinchas. –No soy fanático de nada ni de nadie (…) pero que me digan qué hay que hacer- evitando de esta manera que las finanzas del club queden a merced de quienes tradicionalmente se apropian de él, respondiendo abusivamente sólo a sí mismos, ya que tendrían control de la SuperSociedades-.

En este esquema se podrán vender acciones en el mercado de valores; repartición de utilidades entre los socios; transferencias y derechos deportivos de jugadores y accionistas controlados por el Ministerio de Hacienda, pero además permitirá, como se ve en varios de los grandes equipos del mundo -en el Real Madrid por ejemplo- la elección democrática de directivos de acuerdo a propuestas administrativas y deportivas, tal cual debe ser, pues insisto, estos equipos son “de” una ciudad primero, “de” su hinchada después y, así pongan el billete, “de” los accionistas mayoritarios, finalmente.

David poreldeportivopereira@gmail.com dijo a LaTarde que la invitación para formar parte de este proyecto se hace extensiva a tod@s l@s que quieran ver al Pereira como un verdadero club deportivo y, con el respeto debido, agregamos aquí: NO como un simple negocio “engorda”, perdón “forma” jugadores, para que algún negociante acumule capital y, curiosamente, acumule deudas.
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PEREIRA 2012-15: ¿A qué se comprometen los candidatos a la alcaldía y gobernación con nuestro Deportivo Perdeira… digo Pereira?

2011/03/30

Carta abierta a Sergio Fajardo V.

ALIANZAS POR LA DECENCIA EN EL MANEJO DE LOS RECURSOS PÚBLICOS.

Sergio, ha puesto usted en la red una invitación para que opinemos en torno a “Alianzas” (http://www.sergiofajardo.com/blog/?p=107 )

Acierta usted cuando dice que todos los partidos de hoy son productos de alianzas. Sí: el mismo proyecto de partido verde es sumatoria de personas que vienen del Partido Comunista, del Polo; de la derecha Liberal; de la antipolítica vuelta política; del M19; etc. Eso es ese proyecto: Una alianza. Esa minoría de quienes llegaron a la “playa verde”, 18% según su blog, que “por principio” se oponen a las alianzas, a ser lo que ya son, se contradicen. Salvo que crearan su propio partido: ¿la antipolítica hecha partido?

Así entonces, usted por su conocimiento, sus cicatrices pues ha perdido y ganado elecciones, con una sólida candidatura que podría ir hasta el final sola (¿pura?...) es el modelo: considera necesario las alianzas. Es decir, es conscientes que en la mecánica electoral se trata de sumar. Obvio, no a cualquier precio, pero sí sumar. La “pureza” funcionaría en Dinamarca pero NO en Cundinamarca

Y es que en las campañas se juega con todo, con lo propio, con el contrario, y con el papel que cumplen los terceros en las disputas. Primero se define la real capacidad que tiene un candidato -pues la mayoría difícilmente superan la candidez o, peor, la soberbia... - y como tal se define entonces el contrario y el papel que pueden jugar los demás: ¿pueden sumar, restar? La única manera que alguien se hace dirigente es cuando asume su fuerza/límite y decide si tiene SU propio ajedrez, SU juego, o deja que los demás actores lo vuelvan una ficha (...).

Por ejemplo, si un candidato tiene claro que su posibilidad de recoger voto de opinión, dada su trayectoria, pues “todo se sabe” “pueblo pequeño infierno grande”, es mínima frente a su rival; atacará a su contrario con las mismas armas que se pueden utilizar contra el/ella (para que vean la paja en el ojo ajeno y NO la viga en el propio) y, más audazmente, promoverá y alentará diversas candi_candidaturas ó ego/candi_candidaturas dentro del voto de opinión, que sean alfiles en el juego contra su rival, de tal manera que el voto de opinión se divida y se le dificulte al contrario recabarlo. Algunos de buena fe y otros conscientemente se prestan para este juego. Sergio: Candidat@ que aún en Abril esté por debajo de 7,5 puntos en encuestas, sólo cumplirá esa función: ser un instrumento del “divide y reinarás”.

Ahora bien, puede ser descifrable que alguien, siendo consciente de la candidez de su candidatura, quiera “posicionarse” en el espectro electoral. Pero ¿el interés individual o aún del mismo proyecto partidario está por encima del interés colectivo de municipios, departamentos al borde de recaer en manos de las mafias de contratistas y políticos re_corruptos o peores, por cierto, sin distingo de color partidario? Esa es “la pregunta” en casi todo el país: ¿o el pueblo o el partido? Pero moñona muy difícil.

Algunos dirán que el/la rival es igual o peor. Que NO hay de dónde escoger. Sí, puede suceder. Pero dejando atrás, como lo hace el 72% de sus consultados, la idea de la existencia de humanos perfectos, de practicantes impolutos de la política: generalmente sí hay diferencias. Unos son más decentes que otros: lo que se trata es de acentuar, extender, asegurar, proteger, esa decencia, esa honestidad con su SELLO VERDE: propuesta programática; transparente, sin pactos secretos y de cara a la ciudadanía; expresado en ALIANZAS POR LA DECENCIA EN EL MANEJO DE LOS RECURSOS PÚBLICOS

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2008/06/17

LA COCA:EN SINTESIS




Las canciones de la cocaína
Por: Alejandro Gaviria
CARLA BRUNI LANZÓ ESTA SEMANA un nuevo álbum, el tercero de su intrascendente carrera como cantante. La política y la farándula nunca habían estado tan extrañamente entremezcladas. Aparentemente la primera dama francesa no ha aceptado los dictados imperiosos de lo políticamente correcto.
Una de sus nuevas canciones menciona la abultada aritmética de sus amoríos y otra alude, como si nada, a la cocaína colombiana. Las protestas oficiales no se hicieron esperar. El canciller Fernando Araújo dijo, ante un puñado de periodistas de la política y de la farándula mezclados otra vez, que “en lugar de hacer la apología del consumo, nosotros esperamos que el mundo entero nos acompañe en la lucha contra las drogas”.
Pero el mundo entero está en otro cuento. La cocaína se ha convertido en un capricho de la clase media, en un aperitivo para amas de casa desesperadas y profesionales agobiados. En los años setenta, las canciones de la cocaína eran entonadas por los sacerdotes de la contracultura.
Grateful Dead, la banda más famosa de la época, instaba sin reservas al consumo del alcaloide: “no necesitas un avión… hay más de una forma de volar… pruébala, baby”. En los mismos años, Eric Clapton, casualmente uno de los tantos nombres en la abultada aritmética de la Bruni, repetía un corito pegajoso: “ella no miente, ella no miente… cocaína”.
Pero las cosas han cambiado. La cocaína ya no es un símbolo de rebeldía. Ya no es ni siquiera un capricho extravagante (“la cocaína es la forma como dios nos dice que estamos ganando mucha plata”, decía Robbie Williams). La cocaína se ha convertido en un vicio domesticado, en una forma de entretenimiento para la misma clase media que sigue con pasión las peripecias de la Bruni.
Hace unos días, el diario londinense Daily Telegraph reportó que en la capital inglesa las hospitalizaciones por sobredosis de cocaína se cuadriplicaron durante los últimos ocho años. El reporte citó a un conocido presentador de televisión, un consumidor declarado, quien dijo sin tapujos que la cocaína era la droga predilecta de la clase media de su país. En un especial periodístico de la BBC, publicado hace varios meses, una profesional asalariada confesó abiertamente sus hábitos cocainómanos: “he metido cocaína con casi todo el mundo en mi vida, con la familia, los amigos y los colegas, incluso con mis jefes”.
“Un día de enero dijo me sobró un poco de la noche anterior y la terminé en mi casa con mi esposo. Vino, un DVD y unas pocas rayas”. Una velada perfecta. Sólo faltó el CD de la Bruni. “La gente está tomando menos vino y consumiendo más cocaína”, dijo recientemente el jefe de la policía británica. No sólo en el Reino Unido, sino también en casi toda Europa.
En los Estados Unidos, la cocaína todavía no ha conquistado los bolsillos y las narices de la clase media. Pero ya lo hará. Mientras tanto, los habitantes de los suburbios están consumiendo cada vez más cafeína, convenientemente diluida en las famosas bebidas energizantes. La más fuerte de todas, con 280 miligramos de cafeína por botella, tiene un nombre familiar: “cocaína”. Las palabras del canciller colombiano, su discurso de Disneylandia, su visión infantil de como debería ser el mundo, contrastan con la realidad, con las cosas como son.
Dentro del orden económico mundial, Colombia se ha especializado en la estimulación y el entretenimiento sensorial de las clases medias del primer mundo, bien sea en la forma de cocaína, de cafeína o de ambas. Pero el Gobierno insiste en negar la realidad, en dispararle al mensajero, a una mujer que, querámoslo o no, encarna los gustos y las aspiraciones de las clases medias de medio mundo.