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2010/04/17

¿QUE ES "LA UNION HACE LA FUERZA"?
Es el cuarto escenario de Destino Colombia -aquí- curiosamente, ya pasaron los otros tres, y más curiosamente, éste es el cuarto: el que sigue:
-negrillas del blogger-

CUARTO ESCENARIO
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Colombia empezó a abrir caminos, a construír aeropuertos y estadios, barrios, acueductos y alcantarillados, escuelas, iglesias, y centros de salud con la unión de los esfuerzos de distintos grupos en el campo y en las ciudades. Es una práctica enraizada en la cultura popular que cada vez comprueba que hay una fuerza en esa aceptación de los otros como son, con sus diferencias porque estas son riquezas que se ponen en común y que le dan solidez a la vida de la sociedad. También han descubierto los colombianos en estas tareas comunes, que los intereses compartidos y las tareas que se cumplen con el de muchas manos, los fortalecen, porque más que las armas, o el dinero, o las leyes, a las sociedades les dan vigor los sueños, los trabajos y los logros puestos en común. Así lo han demostrado las reformas sociales y políticas y algunas de sus mejores realizaciones. Esas experiencias son las que aconsejan volver a la sabiduría de la organización y de las prácticas tradicionales en las que, en vez de la sola fuerza, se aprovechan todas las posibilidades de la fuerza de la unión.
Al final de sus años uno de los participantes en la abrumadora movilización social que se desató a finales del milenio, recogió los recuerdos de la etapa que llamó la más memorable de su vida, porque había representado para él y para el país la demostración de las posibilidades de la unión como fuerza.

"Esa protesta contra la violencia y la guerra, contra atrocidades como los asesinatos y masacres, los secuestros y desapariciones, contra el desplazamiento forzado de pobladores, al principio inspiró movimientos instintivos y desarticulados que, después, comenzaron a buscar cauce."
Los paises que habían respaldado los esfuerzos en busca de una salida, estimularon las actividades que se emprendieron en busca de una organización de la sociedad civil. Se llegó a una organización autónoma en unidades regionales y locales que tuvieron el propósito único de construir la paz, recuperar la economía local y moralizar los sectores público y privado.

Al mismo tiempo continuó el proceso de las comunidades y territorios de paz. Fueron grupos de vecinos, en centros de estudio o de trabajo, en municipios enteros, los que se fueron comprometiendo en zonas urbanas y rurales con acciones concretas de convivencia pacifica y con obras para el bienestar. Grupos de campesinos, atrapados entre el triple fuego de guerrilleros, autodefensas y militares, proclamaron una neutralidad activa en el conflicto o simplemente exigieron el respeto a la independencia e inmunidad de la población civil, acogiendo los convenios sobre derecho internacional humanitario. En los principales centros urbanos y en pequeños municipios como había ocurrido en La India, una vereda del municipio de Cimitarra en Santander, los ciudadanos se organizaron para defender su derecho a la paz y para cumplir sus deberes como constructores de justicia social. Asi lograron convertirse en grupos de presión para la disminución de la violencia y el fin de los enfrentamientos armados y al mismo tiempo para controlar en mejor forma la gestión publica. Los gobiernos obrando con realismo político decidieron apoyar ese movimiento y, dentro de un estatuto de autonomía política, le dieron un eje y lo preservaron de la anarquía.

Los actores armados generaron altos niveles de violencia al comienzo, pero el rechazo creciente de los ciudadanos ante cualquier acto de guerra o atrocidad, produjo un cambio de estrategias, las iniciativas de contenido político reemplazaron a las de inspiración militar.

La intensificación de la participación y la organización de ciudadanos de base cada vez más solidarios, fue erosionando a nivel local el sentido real de todo tipo de lucha armada y las prácticas políticas convencionales. Las luchas político ideológicas locales - las armadas y las no armadas, fueron cediendo el terreno en favor de respuestas concretas a las necesidades más urgentes de las comunidades. La influencia del dinero del narcotráfico fue atenuándose con acciones de lucha contra el narcotráfico, a medida que la moralización de la vida local se fue consolidando. Ya hacia el final de este proceso de robustecimiento de la sociedad civil, fue notoria la fuerza de unas organizaciones ciudadanas fuertes en muchas regiones del país. También fue notable la aparición de gobiernos locales que, bajo la presión ciudadana y con el apoyo de grupos opuestos al sistema derrotaron la corrupción y se comenzó a construir un país distinto.

La vida política tuvo un cambio lento. Fue necesario vencer el temor que tenían los ciudadanos comunes de constituirse en actores políticos y superar la sospecha que esto generaba en el resto de la población. Cuando grupos de la sociedad civil se organizaron, buscando representatividad en los cargos públicos, fueron acusados de querer repetir los modelos desgastados de hacer política. También hubo líderes políticos que quisieron tomarse esos movimientos sociales unificadores, para convertirlos en sus banderas personales.

Sin embargo, el esfuerzo dio sus frutos y la sociedad civil pudo contar con un gobierno legítimo que representara sus intereses. La presión ciudadana, aceptada como mandato ineludible en los más altos niveles, indujo formas nuevas en la administración pública y en la organización de los partidos y generó una nueva clase de liderazgo. Lo mismo sucedió en las relaciones con los actores armados, los acuerdos no fueron el resultado de una intimidación sino de una intensa gestión y participación de la ciudadanía. El clientelismo tradicional de la política fué arrinconado cuando las organizaciones ciudadanas de las regiones y de los municipios hicieron sentir su presencia y su presión.
Se lograron efectivos pactos de paz que ayudaron a asumir los retos de reconstrucción nacional y a responder al acumulado histórico de problemas agrarios, sociales y de organización institucional.

Se fortaleció la democracia participativa y de solidaridad . Para los partidos como para las organizaciones sociales llegó a ser claro que su supervivencia dependería de su capacidad para ajustar su paso y sus actividades a los de una ciudadanía activa, organizada y cada vez más educada.

Esa participación ciudadana en los asuntos públicos redujo las tensiones en las conversaciones del gobierno con los movimientos armados y obtuvo acuerdos favorables para la población. Se multiplicaron las organizaciones sociales y de liderazgo cívico. Se fortalecieron los sindicatos, las agrupaciones de campesinos, indígenas y mujeres, las ONG y las asociaciones de empresarios.

La dinámica impuesta por la presencia ciudadana , fundamentada y enriquecida por un proceso educativo integral, repercutió en la economía y generó un sistema mixto con peso dominante de la empresa privada y solidarial, y con una eficiente interacción del Estado para garantizar la mayor competencia, la competitividad, la redistribución y la equidad. El Estado, bajo la influencia de organizaciones civiles, garantizó y reglamentó la provisión eficiente de bienes y servicios con enfásis en la educación para los sectores sociales menos favorecidos . Estableció unas relaciones económicas y de participación entre el capital y el trabajo.

Los acuerdos restablecieron la confianza y, en consecuencia, el pais pudo aprovechar en forma eficiente y sostenible sus recursos naturales. Se logró un ajuste fiscal. Los capitales que, en los primeros años, se habían ido al exterior, comenzaron a retornar.

Restablecida la confianza de la sociedad y garantizada la seguridad de inversionistas y
empresarios, los indicadores de la economía tuvieron una previsible evolución positiva y retornaron a las tendencias de largo plazo que habían tenido antes de la intensificación del conflicto armado.

Al fortalecer efectivamente las regiones cambió lo social y que se puso en marcha el proceso para hacer un Estado descentralizado con participación de la comunidad. El efecto más visible de esa dinámica fue la participación creciente de la ciudadania en los asuntos públicos. Se llegó a entender que la preservación y defensa de lo público tiene que ver con la paz, y el resultado fue la puesta en marcha de una política social , que permitió ampliar gradualmente el acceso de la población a la educación y los demás servicios.

El interés internacional comenzó cuando la ciudadanía irrumpió en masivos pronunciamientos a favor de la paz y en respuesta a cada acto atroz , exigiendo el respeto a los derechos humanos y el fin de los conflictos armados. El repudio ciudadano a la narcoeconomía y a la narcopolítica contribuyó a la valoración de Colombia en el mundo.

El prestigio internacional y la dignidad del pais se elevaron con las acciones de la ciudadanía, en armonía con las autoridades, para la consolidación de la democracia y con el fortalecimiento de las políticas en defensa de los derechos humanos. Colombia se encaminó hacia una democracia sólida con el apoyo de las naciones del mundo y de los organismos internacionales.

La sociedad civil consciente del daño tremendo que hizo a toda su estructura social la presencia extendida del narcotráfico, recuperó su sentido ético y le cerró las puertas. Se combatieron, desde las instancias legales y el mismo gobierno, los fortines políticos que estos habían instalado en el poder, y las prácticas conexas, que como el lavado de dólares y el contrabando, habían deteriorado tanto nuestra economía.

Los altos índices de muertes violentas, que habían escandalizado e inquietado a la opinión del
mundo, comenzaron a descender. Tanto las víctimas de la delincuencia política, como las de la
delincuencia común, se redujeron sustancialmente en este nuevo clima nacional. Fue una tarea difícil como ninguna otra que requirió un esfuerzo de largo plazo y unos profundos cambios en la mentalidad individual y colectiva. Ante los resultados obtenidos y al cambiar el mapa de las relaciones entre los colombianos, comprendimos por qué había sido un proceso tan difícil. Y por qué no se había intentado antes. Suponía una enorme fe en nosotros mismos y el cambio de una vieja manera de ser. Pero este proceso nos reveló a la vez la gran causa de nuestros males: la inclinación a trabajar divididos y aislados, y nos descubrió también nuestra verdadera fuerza: la unión”
.

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