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2015/06/11

“Todos los políticos son corruptos” “todos los funcionarios públicos son malos”

Adriana y su legado

“Todos los políticos son corruptos” “todos los funcionarios públicos son malos”… se llenan de babas muchos diciéndolo -algunos “babasa”- . Sí, ese “todos los”, irrita ¡en absolutamente nada existe el “todos los”!,¡o el “todas las”! …¿usted se da cuenta que usted o un familiar hace parte de una categoría negativa de “todas las”? ¿“Pereiranas” por ejemplo?
Hay políticos corruptos: Es cierto. Son la mayoría: Es cierto. Hay funcionarios públicos malos: Si. Son la mayoría: No, al menos en nuestra ciudad, son la minoría. Hay unos perversos cuya única virtud parece ser haber fundado algún directorio. En fin, cada ser humano ha de vivir lo que ha de vivir… mejor hablemos de los correctos, de una de las mejores que hemos tenido en años, lustros, décadas. Hablemos de Adriana Vallejo de la Pava y su legado.
Adriana tiene talante de seria, decidida, con flema británica: amable pero de pocos amigos. Todo eso ayuda. He repetido que me encantan “las viejas”: Son mejores administradoras, más juiciosas, más frenteras, más cojonudas, más….(algunas más turbias y cínicas: ni modo).
Lo primero que enseña Vallejo de la Pava, además de reiterar que muchas veces “la persona hace el cargo” es la “trazabilidad”: “identificar el origen y las diferentes etapas de un proceso”. Eso es algo que generalmente se olvida en lo público y privado. Que el orden es pensar, evaluar, luego planear, ejecutar, evaluar nuevamente, retroalimentar: es un proceso continuo.
¿Qué deja Adriana?: El nombramiento en propiedad y no con esos vergonzosos y clientelizados contratos de prestación de servicios, de la banda de música del municipio. El nombramiento de igual manera de otros funcionarios pilares del Instituto. La repotenciación de mi amada Remigio 97.7 fm, y del Santiago Londoño ¡tras 25 años!, etcétera, etcétera…y esencialmente deja algo que hay que defender a muerte: la transparencia en la selección por méritos de aquellos a quienes se otorgan los estímulos para procesos culturales: ¡más de dos mil millones de pesos fuera de la clientela!. Algunos seguían creyendo que ella los escogía a dedo, como antes, cuando llegó a ser “caja menor” y le reclamaban: ¿será que algún día aprenderemos que el estado se debe manejar desde la meritocracia y nunca desde la clientelocracia?
Puesta la vara en lo alto, insisto en que el Instituto necesita los recursos para fortalecer su brazo de turismo, y que debe abordar también como tarea misional el cuidado del patrimonio físico e inmaterial y la cultura ciudadana: ambas hoy en el laberinto de débiles funcionarios o de contratistas ocasionales perdidos en el “sector central” o “descentralizado” de la alcaldía. ¿¡ Pa’ cuando es la reestructuración, señores Concejales, de la empresa guía de la ciudad: la alcaldía!?
Dicen, queda Álvaro Trujillo. Se siente un descanso. Conozco a Álvaro. Terminará la tarea. Y ojalá, desde ahora y pasadas las elecciones, asegure la continuidad técnica: es la clave.
Una versión se publicó en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/orlando-parra/152209-adriana-y-su-legado

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