Apreciado Orlando:
Leí tu libro y me gustó. Muy bueno el prólogo de Daniel Arango en el que reconoce
tu recorrido como veedor y analista permanente de la realidad sociopolítica local y
también nacional.
Llamaron particularmente mi atención las columnas: Cuales Desplazados,
Entendamos la Violencia, La Paz y las Masacres Invisibles, Un Cocuyo contra la
Guerra, y Poder y Oposición; muy pertinente el comentario que hace, a esta
última, Giovanni Cano y, audaz cuando concluye que la guerrilla de Manuel
Marulanda “…tuvo más valor y decisión que el 60% de colombianos que no fueron
capaces de resolver a favor o en contra de los acuerdos, por las vías democráticas
y sin una bala, uno de los conflictos más sangrientos del hemisferio en el último
siglo” (1)
Encontré algunas coincidencias; como que escribí una columna semanal para La
Tarde entre los años 1989 y 2000, sobre violencia y conflicto armado, misma
época en la que publicaste los ochos primeros artículos del libro. De igual
manera, temas recurrentes de nuestra común preocupación intelectual como: el
conflicto armado, la génesis de la violencia, la democracia “cerrada y excluyente”
característica de nuestro sistema político, que Gutiérrez Sanín describe como “El
Orangután con Sacoleva” en el libro que lleva ese título; la concentración de la
riqueza que ubica a Colombia como uno los países más inequitativos del mundo;
la historia de las guerrillas; el paramilitarismo y el narcotráfico.
Tus artículos ratifican lo que he sostenido en muchos de los míos porque, como tú,
estoy convencida de que a mayor democracia, menor violencia y cuando hablo de
ella, me refiero no solo a la democracia política sino también a la democracia
económica y social.
Esperaba encontrar en la selección la parte 2 de “Entendamos nuestra violencia”
que para mi, se genera en el proceso de formación oligárquico de nuestro Estado-
Nación porque excluyó amplios sectores de la población, como los negros,
indígenas y campesinos. Y en la dinámica institucional históricamente integrada a
altas dosis de violencia.
Leer tus escritos es sentir que hay otras voces clamando a gritos, por la
transformación y el cambio de las estructuras políticas y económicas que han
generado y mantenido el conflicto armado. Es también encontrar motivación y
aliento para continuar el difícil camino de construir la paz y, ahí vamos y ahí
seguiremos hasta encontrarla.
Un abrazo: stellacanoarango.blogspot.com
(1) Cano Giovanni. En ¡Hay Esperanza!. Pág 60
Leí tu libro y me gustó. Muy bueno el prólogo de Daniel Arango en el que reconoce
tu recorrido como veedor y analista permanente de la realidad sociopolítica local y
también nacional.
Llamaron particularmente mi atención las columnas: Cuales Desplazados,
Entendamos la Violencia, La Paz y las Masacres Invisibles, Un Cocuyo contra la
Guerra, y Poder y Oposición; muy pertinente el comentario que hace, a esta
última, Giovanni Cano y, audaz cuando concluye que la guerrilla de Manuel
Marulanda “…tuvo más valor y decisión que el 60% de colombianos que no fueron
capaces de resolver a favor o en contra de los acuerdos, por las vías democráticas
y sin una bala, uno de los conflictos más sangrientos del hemisferio en el último
siglo” (1)
Encontré algunas coincidencias; como que escribí una columna semanal para La
Tarde entre los años 1989 y 2000, sobre violencia y conflicto armado, misma
época en la que publicaste los ochos primeros artículos del libro. De igual
manera, temas recurrentes de nuestra común preocupación intelectual como: el
conflicto armado, la génesis de la violencia, la democracia “cerrada y excluyente”
característica de nuestro sistema político, que Gutiérrez Sanín describe como “El
Orangután con Sacoleva” en el libro que lleva ese título; la concentración de la
riqueza que ubica a Colombia como uno los países más inequitativos del mundo;
la historia de las guerrillas; el paramilitarismo y el narcotráfico.
Tus artículos ratifican lo que he sostenido en muchos de los míos porque, como tú,
estoy convencida de que a mayor democracia, menor violencia y cuando hablo de
ella, me refiero no solo a la democracia política sino también a la democracia
económica y social.
Esperaba encontrar en la selección la parte 2 de “Entendamos nuestra violencia”
que para mi, se genera en el proceso de formación oligárquico de nuestro Estado-
Nación porque excluyó amplios sectores de la población, como los negros,
indígenas y campesinos. Y en la dinámica institucional históricamente integrada a
altas dosis de violencia.
Leer tus escritos es sentir que hay otras voces clamando a gritos, por la
transformación y el cambio de las estructuras políticas y económicas que han
generado y mantenido el conflicto armado. Es también encontrar motivación y
aliento para continuar el difícil camino de construir la paz y, ahí vamos y ahí
seguiremos hasta encontrarla.
Un abrazo: stellacanoarango.blogspot.com
(1) Cano Giovanni. En ¡Hay Esperanza!. Pág 60
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