2008/01/19

LA CULTURA DE LA MEDIOCRIDAD.



Ya ni recuerdo en qué año…pero considero que el año más funesto para el sistema educativo, ha sido la puesta en marcha de la “promoción automática”…cuyos resultados espantosos notamos hoy en las universidades del país…

Si, creo que ya toda una generación, es decir, más de 11 años han pasado desde que el sistema se puso en marcha. Y el nivel de mediocridad (tendiente a la "mediania" no se sobresale...se ubica en la media...tendiendo a descender....) que se encuentra entre los estudiantes es palpable: obvio la culpa no es toda de ellos: el sistema generó tal situación. Y, lo aclaró, también hay una buena cantidad de “sobrevivientes al sistema” personas que sobrepasaron el sistema y que nunca tuvieron que recurrir a la promoción automática para poder avanzar en el esquema educativo…pero, no son, precisamente, la absoluta mayoría…

A esto se suma el que en las universidades se ha impuesto un sistema bastante complejo de evaluación de docentes, que podríamos denominar “la evaluación auto o anti elogiadora”. Ese sistema, donde esencialmente quien califica al docente es el estudiante, y lo hace después de conocer su nota final o de percibirla… le permite a estos –con las características anotadas- un juego muy sencillo: si me has calificado bien, te califico bien, si me has exigido (¿acaso no has recordado que vengo de un sistema donde a todos nos pasaban, donde había, cómo se decía eso: ahh si: promoción automática!) y me has calificado mal: te califico mal…conclusión: “hagámonos pasito”…”no me exijas, no me rajes, no te rajo”…¡un absoluto adefesio!...Eses es, comparto con ZD -amiga docente universitaria- el o la sujeto que dicho sistema entrega a la sociedad: “uno que siempre gana, incluso con el mínimo esfuerzo, que aprendió que siempre hay más de una oportunidad para hacer la misma cosa, con bajo nivel de frustración (fácilmente corrupto por llegar a metas), poco responsable o tenaz (tarde o temprano logra lo que requiere), pobre intelectualmente (no se le exige y no se le enseña a exigirse)…”

A ellos se suma un problema adicional: los docentes “malos” son los que pretenden hacer pensar al estudiante (es la esencia de la pedagogía moderna y postmoderna) y los docentes “buenos” son los que pretenden que el estudiante repita…repita…¡repitan conmigo!...obvio, generalmente, es más fácil repetir que pensar!!!

Las universidades tienen dos tipos de docentes: los de planta y los catedráticos…los de planta, especialmente en las públicas, son relativamente inmunes a este chantaje y en las privadas lo son en alguna medida. Pero los catedráticos difícilmente sobreviven a dicha situación: están, o al menos así lo quieren las y los mediocres, sujetos al chantaje. Eso, sin negar que hay profesores PÉSIMOS: pésimo es aquel docente que combina dos características terribles: No sabe de su materia y No tiene pedagogía…

Entonces habría que hacer dos cosas: la primera es, cuándo será que FECODE da una pelea no salarial, sino por la educación del pueblo colombiano y se pone como meta el acabar con el “fracaso automático”…y la segunda es que en las universidades las evaluaciones que se hacen a los docentes deben ser, o bien modificadas (me atrevo: ¿porque no evalúan a los docentes sólo l@s mejores estudiantes –en todas las materias- del curso?…) o bien deben tener unos filtros muy claros contra el “auto o anti elogio”, pues no basta con que se califique la pedagogía, la Didáctica, el Dominio teórico, etc porque finalmente es el mismo calificador(a), lo que se debe es tener pesos integrales repartidos entre diversos “actores” de las comunidades educativas universitarias donde no se quede a merced sólo de la mediocridad…

*las opiniones aquí expresadas, son absolutamente personales

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Orlando: me alegra saber de ti e interactuar; otras veces no he estado en “disposición”…. Adecuda!. Hoy te comento lo siguiente:

- Explicitar por qué la Promo. Auto. Engendra la mediocridad. Esta razón o razones no se exponen… y entonces queda solo una afirmación..
- La cuestión de la evaluación “Autoelogio” OK! Fíjate cómo, en contraste con la idea anterior, ésta sí queda más explicada… visibilizada!! (JA, JA).
- De todos modos, respeto de la anterior idea, me parece que sigue subyacente lq aceptación –PELIGROSA PARA MI- de quer los sistemas actuialkes de la llamada “evaluación” son evaluación, cuando son de CALIFICACION!!Ya que no sirven ni se emplean, si tienen fundamento para promover el aprendizaje de lo que “no se aprendió” (¡) Bueno, esta es mi posición; no viene al caso…
- Por qué sólo FECODE? Además de que Fecode no alcanza a impactar en las Universidades… donde parece que tú focalizas la mediocridad…
- Finalmente, Casi todas las ideas que presentas merecerían que las expusieras de manera más extensa – COMPLETA- hay substancia … fondo… , al menos para otra ocasión.

- Esta comentarios, claro, está descontenxtualkizados pues iognoro para quién se escribe y con qué “intencionalidades” o pretensiones… Solo he querido demostrarte que sigo en la onda. Un abrzzao y mil felicidades y éxitos. Alberto.

Anónimo dijo...

Limitar las causas de lo que llamas la "cultura de la mediocridad" al problema de la evaluación, evidentemente es reduccionista. Pues, además, hay muchas otras razones que nos conducen por ese sendero: el importante papel socializador que están jugando los mass media, que no fueron hechos para eso pero así los estamos considerando; la reticencia a asumir las innovaciones educativas pertinentes por parte de los docentes, que las convierten en desfiguraciones facilistas de las nuevas pedagogías; el cambio de manera de leer el mundo (no exclusivamente desde la razón) que se viene operando evolutivamente en nuestros cerebros al tener que centrarnos en imágenes y no sólo en la palabra, mientras la escuela no se adpta todavía a dicha situación; la "modernización del Estado" en beneficio del mercado que convierte la educación en consumo, desconociendo el derecho a la educación, lo cual desvaloriza el pensamiento crítico y convierte el conocimiento en producto utilitario; un sistema educativo todavía patriarcal y autoritario que va en contravía del desarrollo social y político de la humanidad, que considera a los/as estudiantes inmaduros e incapaces. Buenos, muchos otros elementos que podrían ponernos a pensar más que en las tecnologías de evaluación y control, en cómo las nuevas tecnologías (la conectividad)deben ser utilizadas para racionalizar las relaciones entre el Estado y la sociedad (las relaciones de poder), el territorio y la sociedad (lo ambiental), entre la misma sociedad desde la perspectiva de comunidades (lo humanista) y del mundo con las particularidades (la construcción de lo local). Yo me pregunto algo que siempre discuto con mis estudiantes ¿Será que uno debe necesariamente evaluar a sus estudiantes, o deberían ser los estudiantes quienes evalúen al profesor? Pues se supone que el estudiante entra a la escuela a que le enseñen a aprender y a hacer, por tanto, debe ser él quien diga si los profesores sí lo están haciendo ¿No sería mejor que el docente supiera si está siendo pertinente, acertivo o nó? Porque, por supuesto, cuando la educación es mercado, a muchos docentes no se les exige conocimiento pedagógico, sólo que sea experto en un saber específico que ofrece en venta. Bueno, finalmente, también son apenas mis ideas al respecto.
Un abrazo, Ricardo

Anónimo dijo...

Creo que es conveniente una pregunta, antes de principiar a desarrollar el tema sobre los resultados de la Promoción automática: ¿Por qué se optó por esa medida?
Me parece que fue para salirle al paso a la gran deserción escolar que se presentaba en todos los niveles de la educación en Colombia, y me imagino que otros países. Pero hubiera sido más conveniente averiguar por las razones por las cuales se presentaba esa deserción y atacarla en lugar de obviar el problema de manera olímpica como se hizo, pues lo cierto es que la calidad de la educación sigue siendo la misma en términos generales.

Varios son los aspectos que deberíamos tener en cuenta para intentar una explicación mucho más completa del asunto:
1- No podemos desconocer las condiciones precarias en las cuales se imparte la educación para la inmensa mayoría de los colombianos: locativas, docentes sin suficiente capacitación y en muchos casos subalimentación de los discentes.
2- Desconocimiento enorme sobre los desarrollos de los sistemas operativos que se deben tener en cuenta para el cerebro humano en los primeros años de vida, fenómeno que va a incidir de manera crítica en los procesos de aprendizaje posterior cuando se llega a la edad de escolarización. Los científicos dedicados al estudio de la neurociencia así lo revelan.
3- Vigencia aún del paradigma según el cual el profesor es el que sabe y el estudiante el que debe aprender. Se tipifica alli una carencia absoluta de “comunicación”, entendida ésta al estilo Heideggeriano en tanto que comunicar en “poner en común” una o varias percepciones para ser validadas con otros. Pero si yo llego pensando que mi visión es ya la validada y las otras simplemente son erróneas, no hay “discusión”. Hoy en día, cuando el desarrollo vertiginosa de los medios nos proporciona tanta información, el proceso de aprendizaje es mutuo: el profesor aprende y estudiante enseña y viceversa. La información circula de manera impresionante y de lo que se trata es de utilizarla para “pensar”.
4- Ahora bien, si se trata de aprender a “ser” y a “pensar”, no debe ser lo que yo quiero como profesor o lo que me imagino, sino lo que los estudiantes quieren, lo que les interesa. Es a partir de ese interés como se puede comprometer en un proceso de aprendizaje juntos, docentes y estudiantes.
5- En el caso de las Ciencias Sociales hemos procedido al revés: iniciamos programas desde la Prehistoria hacia la edad comtemporámea y la mayoría de las veces no conectamos con el presente. La prouesta es que hagamos una historia retrospectiva: partiendo de los problemas actuales, busquemos la manera como anteriormente se resolvían o los problemas que se planteaban en otras comunidades en otras épocas alrededor del mismo tema.
Finalmente, hace algunos días fui invitado por los compañeritos de mi hija que estudia en el Liceo Francés y cursa el primero de primaria para que hablara de Bolívar. Pero, ¡ojo!, no era para que yo hablara lo que YO consideraba importante alrededor de Bolívar, sino a responder las preguntas que los niños tenían sobre Bolívar, la manera como ellos se lo imaginaban. Es decir, era a partir del interés de ellos como yo construía el discurso. Y, qué sesión tan interesante, qué preguntas las que hicieron los niños.
Finalmente, los franceses tienen inventadas muchas rutas en el proceso pedagógico y obviamente no hay promoción automática, pero esto último no constituye el problema central, porque la deserción es mínima si se tiene en cuenta que hay personal preparado, ambiente adecuado y cuando hay niños “normales”, todo funciona bien o “casi todo”,
suerte
VICTOR

Anónimo dijo...

“sobrevivientes al sistema” ….
Habría que buscar algún beneficio de dicha idea, como, por ejemplo, ¡te acordás cunando los estudiantes “necios” es decir los “inquietos” perdíamos las materias porque las maestra nos llenaban de “unos” por “sabotear” la clase” con preguntas impertinenetes, es decir aquellas preguntas que hacíamos centrales al tema que estudiábamos , pero que los profes no tenían la respuesta o no se les ocurría cómo estimularla en nuestras mentes…? Por lo menos ya no pueden confundir esas dos cosas que llaman “conducta” y “desempeño académico”

profesores PÉSIMOS
Muy interesantwe y creo que se relacioan con la pregunta ¡Qué se necesita en Colombia, para tener ciencia?

EDUARDO

Anónimo dijo...

La reforma educativa llevada a cabo en Colombia a mediados de los noventa presenta, a mi modo de ver, una serie de problemas en cuanto a su interpretación, pues pretendió colocar el sistema educativo nacional en sintonía con los grandes cambios sociales, culturales, políticos y económicos que se venían perfilando tras la "caída del muro" (¿de los muros?) y la monopolarización del capitalismo en Occidente.
Una de estas interpretaciones, muy a la usanza de los tecnócratas del "nuevo Estado" desde el ministerio, es que la ley, al pretender reorientar la educación pública, se centró en tres líneas: cobertura, eficiencia y calidad. Esto a la larga representó una pragmatización de los procesos educativos, fundamentalmente en básica primaria, básica secundaria, incluso en la media, pues de lo que se trataba era de garantizar la permanencia, la rebaja de la repitencia y la eficiencia en la distribución de los recursos financieros, es decir, "a poca inversión mejor servicio". Por ello, decidieron reglamentar la ley, en particular con la flexibilización de la promoción, que permitía el avance académico de los estudiantes, con cortes evaluativos en quinto, noveno y, por supuesto, en media académica y técnica (en los pocos colegios que la ofrecieran).
De ahí que al realizarse la reforma a la educación superior, en 1992 (ley 30 del 28 de diciembre de 1992 de educación superior), haya un desfase al momento de ser aplicada en la universidad oficial (porque las universidades privadas se hicieron las desentendidas por mucho tiempo para asumirla) en razón que muchos de los estudiantes fueron asimilados dentro del sistema de promoción "flexible" (así aparece en la ley 115 de 1994), que desarrolla una evaluación cualitativa (¿?), que "flexibiliza" el paso a la educación superior de jóvenes (cuyas edades han ido mermando de 18 a 15 años), a lo que se va a examinar y calificar, en clara contradicción con lo que estaban acostumbrados y en lo que no estaban formados, en detrimento del rendimiento académico, lo que la universidad, por lo regular en su proceso de "despedagogización", ha ido soslayando, para "invertir" en desarrollo de "investigación" y en "ciencia y tecnología", que hoy sigue siendo un buen pretexto para captar recursos oficiales y privados y cuyos resultados poco se socializan ( en comparación con la inversión de países como Brasil, México, Chile y Argentina, por poner los más relevantes).
pues lo que hay que garantizar es la permanencia del status académico como instituciones de educación superior con programas acreditados ante el CNA y el ICFES.

Vistas así las cosas, el modelo pedagógico subyacente desde esta reforma, lo que descuida en primera instancia es la calidad de la que tanto hacen alarde los "amigos" del ministerio, puesto que privilegian la optimización de recursos económicos sobre la formación para el desarrollo social del país, que como por arte de "birlibirloque", desaparece de un plumazo la primacía de lo pedagógico en aras de un supuesto avance en innovación científica y tecnológica.

Por ello, en este debate pretender que la educación básica y media se ponga en consonancia con los lenguajes pragmáticos de la educación superior, hoy en día capitalizada, es harto difícil, pues han aparecido los embelecos de las "competencias" y los "estándares", (igual, algunas universidades oficiales y privadas ya hablan de lo mismo) que presentan a todas luces un claro propósito formativo para la vinculación de mano de obra barata, capaz de seguir instrucciones, respetar la norma y aceptar, de manera sumisa, la falta de garantías para el respeto de los derechos de bienestar social y laboral de los nuevos empleados y trabajadores.

Diríamos que, ese tipo de desplantes de los estudiantes, no son más que consecuencias de haber convertido la educación superior en objeto de consumo y en factor de gasto, más que en prioridad de inversión.