2015/05/31

su hijo puede estar drogándose

Diez señales que le indican que su hijo puede estar drogándose

Aprenda a diferenciar cambios en los adolescente que tienen que ver con el consumo de psicoactivos. (En http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/salud/diez-senales-que-le-indican-que-su-hijo-puede-estar-drogandose/15812856


 
Al menos el 12,1 por ciento de todos los estudiantes colombianos declaró en algún momento de su vida haber consumido sustancias de las llamadas ilícitas.
Foto: Archivo / EL TIEMPO
Al menos el 12,1 por ciento de todos los estudiantes colombianos declaró en algún momento de su vida haber consumido sustancias de las llamadas ilícitas.
Es un hecho: los jóvenes son proclives a consumir drogas a edades cada vez más tempranas. A los 12 años, muchos escolares tienen su primer contacto con el cigarrillo y el alcohol.
Así lo demuestra el ‘Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar del 2011’, según el cual, al menos el 12,1 por ciento de todos los estudiantes colombianos declaró en algún momento de su vida haber consumido sustancias de las llamadas ilícitas, como marihuana, cocaína, popper y disolventes.

De acuerdo con María Mercedes Dueñas, jefa del área de reducción del consumo de drogas de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), estos datos contrastan con la percepción que tienen los padres de sus hijos: la mayoría cree que ellos jamás probarían las drogas. Y refuerzan este pensamiento con la premisa de que, como los muchachos están “muy bien educados”, es difícil que tengan contacto con sustancias peligrosas.
Desafortunadamente, y tal como lo revelan las últimas encuestas en ese sentido, en más de la mitad de los casos los papás acaban enterándose del consumo de sus hijos cuando ya han avanzado en esta conducta.
Buscando llenar este vacío, la oficina UNODC, dentro de su campaña ‘Las drogas pueden cambiar tus planes: métele mente y decide’, pone en conocimiento de los padres una serie de señales que pueden evidenciar el uso de drogas. El objetivo es que, de presentarse el caso, las familias puedan reaccionar bien y a tiempo.
Augusto Pérez, director de la Fundación Nuevos Rumbos y Ph. D. en Drogadicción, dice que, contra lo que muchas personas creen, saber identificar si alguien está consumiendo sustancias psicoactivas no es tan evidente, salvo en fases avanzadas.
Por ejemplo, dice el especialista, los ojos rojos no son necesariamente indicadores del consumo de marihuana. Los consumos ocasionales de drogas son mucho más difíciles de detectar, sobre todo con sustancias como el éxtasis.
Tras analizar el tema, tanto Dueñas, de la UNODC, como Pérez coinciden en 10 indicadores claves que, tomados en conjunto, podrían activar las alarmas.
Pérez insiste en que ninguno de estos signos por sí solo es un indicador fidedigno, pero encontrarlos en posesión de restos de drogas o de artefactos raros (asociados al consumo) es importante, sobre todo si la respuesta es aquella tan común: “un amigo me lo dio para que se lo guardara”.
Fuente: libro ‘Profesión papás’, de Augusto Pérez, Ph. D. en Drogadicción, director de la Fundación Nuevos Rumbos.
1. Cambio abrupto de amigos. Es muy importante tener en cuenta esta situación, sobre todo si las nuevas amistades presentan comportamientos inusuales o muy diferentes de los que caracterizaban a su hijo.
2. Gastos misteriosos. Cuando los gastos sean excesivos, sin que exista evidencia de en qué se invirtió, los papás deben abrir los ojos porque algo puede estar pasando.
3. Pérdida de objetos o dinero de la casa. Este indicio es importantísimo: como los jóvenes no tienen dinero, echan mano de lo ajeno para conseguir lo que quieren.
4. Cambios de hábitos. Si de la noche a la mañana un adolescente deja de hacer deporte, empieza a interesarse por la vida nocturna, cambia los horarios de alimentación de manera brusca o tiende a encerrarse, préstele atención.
5. Fluctuaciones en el estado de ánimo. Esté atento si su hijo pasa de la tranquilidad a la agresividad, irritabilidad o al mal genio de manera casi inexplicable. Aunque estos cambios pueden ser comunes en los adolescentes, en caso de que se vuelvan persistentes présteles atención.
6. Mentiras frecuentes. Si el joven presenta inconsistencias al preguntarle con quién estaba o qué estaba haciendo, indague sobre esta situación, sobre todo si se vuelve una conducta repetitiva.
7. Descuido personal. Ojo a los cambios bruscos en los hábitos de aseo y al desarreglo; algunos jóvenes prefieren guardar el dinero que les puede llegar para no invertir ni siquiera en ropa.
8. Bajo rendimiento escolar o deserción. Esta es una señal vital, sígale la pista, sobre todo si tradicionalmente su rendimiento había sido bueno.
9. Periodos inexplicables de enfermedad. Los jóvenes pueden buscar incapacidades por salud para invertir el tiempo en otra cosa.
10. Ruptura de vínculos familiares. Aunque es algo común en los adolescentes, por lo menos se mantienen algunos lazos, pero la pérdida de todos es una señal importante de alarma.
¿Qué hacer?
Prepárese. Independientemente de la educación de su hijo, usted debe estar preparado para hablar con él del tema a partir de los 11 años y de manera seria.
Información. Tenga claro que mientras sus hijos no sean mayores de edad, usted debe saber siempre dónde y con quién están. Eso debe ser una exigencia permanente.
Confronte. Si tiene sospechas o dudas, no se quede callado; siéntese inmediatamente con su hijo y confróntelo sin agresividad, simplemente charlando.
Actúe. Si sus sospechas se incrementan, encuentra señales de consumo o la parafernalia utilizada con ese fin, mándele a realizarse un examen toxicológico.
Inventario. Haga una lista de los amigos, los gastos, actividades y rendimiento académico del joven para hacerle un seguimiento permanente.
No se apresure. Si tiene que tomar decisiones frente a tratamientos por certezas de consumo, consulte a una persona experimentada en este tema. Recuerde que un médico general o un psicólogo no necesariamente saben cómo ayudar.
Revise. No lleve directamente a su hijo a los centros de tratamiento. Primero solicite explicación en detalle de los modelos de intervención, de las reglas de funcionamiento y verifique si cumple con los estándares éticos internacionales.
Denuncie. Cuénteles a las autoridades si encuentra personas cercanas que están induciendo el consumo o promueven la venta de estas sustancias; también si halla sitios con ofertas de tratamientos sospechosos.

Acción EXITOSA contra la Pobreza

La mujer que ha mejorado la vida de 165 millones de pobres


Esther Duflo creó un método de evaluaciones aleatorias que hasta el Banco Mundial emplea.

 
La economista Esther Duflo, junto a Abhijit Vinayak Banerjee -cofundador del Laboratorio de Acción contra la Pobreza-, acompañados de unos niños en India, durante un trabajo de campo hecho en el 2007.
Foto: Archivo particular
La economista Esther Duflo, junto a Abhijit Vinayak Banerjee -cofundador del Laboratorio de Acción contra la Pobreza-, acompañados de unos niños en India, durante un trabajo de campo hecho en el 2007.
No habla mucho. Mide sus palabras y, a ratos, se detiene como si se abstrajera de lo que la rodea. Luego regresa, aterrizando de golpe a la realidad del mundo: una realidad que ella descifra minuciosamente, con rigor científico.
Desde que fundó el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (Laboratorio de Acción contra la Pobreza), o J-Pal, bajo el alero de la Universidad de Harvard, hace 12 años, la economista francesa Esther Duflo, recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de España, se ha convertido en un referente internacional en la lucha contra la pobreza, por haber creado un método inédito.

Lo hace a través de experimentos comparables a los que usa la industria farmacéutica para probar un medicamento antes de lanzarlo al mercado. Así, para establecer recomendaciones de políticas públicas, ella y su equipo recurren a las llamadas ‘pruebas randomizadas’ o aleatorias. Estas consisten en aplicar una política o una solución a un grupo específico de personas en situación de pobreza y trabajar, en paralelo, con uno que no se beneficia de la medida. Luego comparan los resultados.
¿El objetivo? Evitar el desperdicio de recursos en la lucha contra la pobreza y hacer los procesos más eficientes para incidir de modo real sobre la vida de las personas. “Tenemos que hacer algo para igualar las oportunidades, para lograr que los pobres tengan una vida menos difícil desde todos los puntos de vista. Es, a la vez, una necesidad moral y una inversión humana valiosa”, dice.
Preguntas causales
En una reciente visita académica a Chile, Duflo explicó el concepto en que funda su trabajo: “Lo primero es hacerse preguntas de tipo causal y reflexionar sobre cuál es el efecto de una política o cuál es el resultado que se quisiera obtener. Por ejemplo, si les doy uniformes a las niñas de Kenia, ¿les permitirá eso permanecer en el colegio y embarazarse menos en la adolescencia? Esa es una pregunta causal”, asegura la economista.
Las intervenciones más conocidas que Duflo y su equipo han desarrollado incluyen un experimento que consistió en entregarles un kilo de lentejas a quienes vacunaban a sus hijos en el estado indio de Rajastán. La iniciativa permitió multiplicar por seis la tasa de vacunación infantil. Otro programa consistió en repartir mosquiteros gratis durante un año en África subsahariana, para proteger contra la malaria, y ver si al año siguiente la gente estaba dispuesta a comprarlos por un precio módico. “Llegué a la economía con la idea de hacerme preguntas causales, porque considero que contestándolas se puede entender por qué la gente hace lo que hace, qué la motiva, y saber qué políticas funcionan y por qué”, advierte.
Cuando creó el J-Pal, Duflo –quien estudió Historia y luego Economía– llevaba tiempo buscando cómo sacar la lucha contra la pobreza del ámbito teórico. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que en las últimas décadas, a pesar del aumento de la ayuda internacional recibida por África, el PIB per cápita no se hubiera incrementado?
“No es fácil evaluar las políticas que se han desarrollado. No tenemos ninguna certeza sobre el factor que realmente influyó. Y concluí que sería bueno tener una experiencia para saberlo”.
Hoy, el J-Pal cuenta con una red de más de 100 investigadores y oficinas en los cinco continentes. Los programas desarrollados, según cuenta la ganadora del Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, han permitido mejorar la vida de 165 millones de personas pobres. Eso, sin contar a los 140 millones de niños de la India que se convertirán en beneficiarios de una de las políticas más exitosas desarrolladas por su laboratorio: el National Deworming Day (día de desparasitación nacional), en que se medicará a los niños sin recursos que sufren de lombrices intestinales para evitar que sigan con malestares crónicos que los llevan a faltar a clases.
Los resultados han sido suficientes como para popularizar las llamadas ‘evaluaciones randomizadas’ en distintas organizaciones de ayuda y en el Banco Mundial. Pese a sus logros, Duflo también tiene críticos.
–Algunos consideran cuestionable que en sus experimentos algunos reciban ayuda y otros no. ¿Hasta qué punto eso es moralmente aceptable?
–Mientras haya recursos limitados, siempre va a haber gente que reciba servicios y otros que no. La ‘randomización’ es, en primer lugar, una manera justa de asignar recursos limitados. Y es, en segundo lugar, una forma de saber si algo funciona o no. Lo que me parece poco ético es gastar montones de dinero en corazonadas sin hacer evaluaciones, y por lo tanto desperdiciar recursos que podrían ser usados de mejor forma. Necesitamos ser un poco más humildes: muchas de nuestras ideas brillantes resultan no ser tan brillantes.
El itinerario de una pionera
Esther Duflo, de 42 años, es hija de un matemático y una pediatra, de los que ha dicho haber heredado, respectivamente, el gusto por los números y el interés por la pobreza. Su madre trabajaba en una ONG y solía ir a misiones de ayuda a los niños de países como Ruanda y El Salvador. Volvía con diapositivas que contribuyeron a abrirles una ventana al mundo a sus tres hijos.
La economista creció en una casa siempre llena de gente y afirmó su independencia desde muy niña: a los 2 años salió sola a comprarle el regalo de cumpleaños a una prima y sus padres la encontraron en una comisaría cercana. A los 5 o 6 años, su padre le enseñó a tomar el tren sola desde Asnières, el suburbio donde vivía, hasta París.
Comenzó a interesarse por la economía durante una estadía en Moscú, a fines de la era de Gorbachov. Ahí trabajó junto a Daniel Cohen y Jeffrey Sachs, quienes viajaban seguido a Rusia para estudiar más de cerca el fin de la era socialista. Ahí conoció también a Thomas Piketty, entonces profesor en la Universidad de Harvard, quien le recomendó estudiar en Estados Unidos, donde había más espacio para el tipo de economía aplicada que le interesaba. El paso siguiente fue su doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), de Boston, y cuatro años más tarde la creación del J-Pal.
El talento de Duflo es tal que obtuvo un cupo de profesora titular en el MIT antes de cumplir 30 años. A los 37, recibió la medalla John Bates Clark, considerada un ‘mininobel’ de economía. Ha publicado dos libros que han sido éxito en ventas en Francia, y en el 2010 la revista Foreign Policy la incluyó en su lista de los ‘Top 100 pensadores globales’.
Recientemente fue nombrada como uno de los 12 miembros del Global Development Council, que asesora al presidente Barack Obama sobre el uso de la ayuda exterior de EE. UU. Pero lo suyo, claramente, es el trabajo en terreno. “Me dediqué a la economía porque quería cambiar el mundo, no por la disciplina en sí”.
–¿Hay un desconocimiento de las autoridades de la realidad de los pobres?
–Ese es un gran problema. Lo veo cada rato. Y no es necesario ver a Obama para saberlo. Basta con ir a la oficina de un jefe de distrito en India. Puede que sea un joven que acaba de terminar sus estudios para trabajar en el gobierno y tiene un puesto que no exige que salga mucho de su oficina. Luego asciende y termina siendo una persona a cargo de ocuparse de los pobres, pero que ha ido muy poco a terreno.
–Una vez que el J-Pal hace una intervención, ¿cómo usan la información recabada?
–Sumamos las lecciones que sacamos de todos los proyectos para hacer recomendaciones políticas que luego llevan a programas que terminan tocando a mucha gente.
Desde la creación del J-Pal, Esther Duflo, quien vive en Boston, ha estado en 19 países. Hace poco regresó de un viaje de seis meses en India, donde desarrolla un programa de matemáticas para niños en edad preescolar.
–Trabajando en terreno, ¿hay experiencias que la hayan marcado más que otras?
–No trabajo realmente en las situaciones más extremas. Yo no voy a Sierra Leona en plena epidemia de ébola. Cuando estoy en terreno, estoy en circunstancias en que la gente no tiene mucho dinero. El no tener mucho dinero cambia mucho las cosas en términos de oportunidades, la forma de ver el mundo, de herramientas para descifrarlo. Pero son diferencias que no son violentas. Quizá sea una ilusión completa, pero cuando estoy en terreno, incluso en sectores rurales muy pobres de India, por ejemplo, tengo la impresión de que la gente sale adelante lo mejor que puede con lo que tiene. No siento desesperanza y tampoco siento que no puedo manejarlo.
Esa mirada, aparentemente fría, puede tener que ver con uno de los descubrimientos de sus investigaciones: en muchas cosas la gente pobre actúa de la misma forma que quienes no viven en situación de pobreza. Por ejemplo, si es fácil vacunar a los hijos, los vacunamos. Si el agua sale limpia de la llave, la tomamos. Pero si vacunar a nuestros hijos implicara caminar durante una hora desde nuestro hogar hasta el centro médico o si tomar agua requiriera que fuera desinfectada con pastillas de cloro, lo más probable es que no lo hagamos. Según los estudios de Duflo, esa es una de las razones por las que los niños de los países más pobres tienen más probabilidades de enfermarse que los de los países desarrollados.
“La pobreza implica estrés y depresión. Los indicadores demuestran que en los países pobres la depresión es más frecuente y que en un mismo país, mientras más pobre se es, más posibilidades se tiene de estar deprimido. Así que ciertamente la impresión de que la gente sigue haciendo sus cosas es un poco superficial, pero a lo que voy es a que no me siento una espectadora de una realidad completamente distinta. Siento que somos parte de la misma humanidad”, explica Duflo.
–¿Siente que el J-Pal ha logrado su meta de hacer más eficiente la lucha contra la pobreza?
–Es verdad que, más allá de cualquier programa específico, el objetivo del J-Pal es cambiar la manera de crear políticas: introducir una cultura del aprendizaje dentro de los gobiernos. Tenemos claro que los gobiernos necesitan gobernar y que, por lo tanto, no ‘randomizarán’ todo... Pero si en cada ministerio y gran organización se mantiene una ventana para el aprendizaje y la experimentación, progresaremos rápidamente. Eso aún no ocurre y hay muchos progresos por hacer. Esperamos inspirar a muchos países.
Recibirá el Premio Princesa de Asturias en octubre
Los Premios Princesa de Asturias –anteriormente, Premio Príncipe de Asturias, entre 1981 y el 2014– fueron anunciados a mediados de este mes, y los ganadores, como Esther Duflo en el campo de las ciencias sociales, los recibirán de manera oficial en octubre, en el marco de un acto presidido por los reyes Felipe VI y Letizia, en Oviedo (España).
En una entrevista reciente concedida a la agencia ‘Efe’, la economista indicó que el galardón será clave “para dar a conocer sus proyectos en Europa” y que poco a poco van “ampliando el catálogo de sugerencias para gobiernos y donantes privados”.
El premio exalta cada año labores científicas, sociales, artísticas, culturales, lingüísticas y deportivas en el ámbito internacional. En el área de las ciencias sociales, en el 2014 resultó ganador el historiador francés Joseph Pérez, y en el 2013, la socióloga y escritora de Países Bajos Saskia Sassen.
Las ideas de Esther Duflo también han atraído la atención de personas como el cofundador de Microsoft y filántropo Bill Gates, y del premio nobel de Paz 2006 y fundador del Banco de los Pobres, Muhammad Yunus.
DANIELA MOHOR W.
El Mercurio (Chile)

escuelas de la #muerte; #paramilitares

19 MAYO 2015 - 10:52 PM en http://www.elespectador.com/noticias/paz/asi-reconstruyen-verdad-belen-de-los-andaquies-articulo-561465 
Investigación de la antropóloga forense Helka A. Quevedo

Así reconstruyen la verdad en Belén de los Andaquíes

El Centro Nacional de Memoria Histórica lanza el informe sobre las escuelas de la muerte que paramilitares montaron en el colegio y la curia de Puerto Torres, inspección de ese pueblo de Caquetá, en 2002. De 36 cuerpos hallados, hay nueve identificados.
Por: Gonzalo Sánchez G. /Director del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Para ilustrar la dimensión de la tragedia en el municipio de Belén de los Andaquíes (Caquetá), El Espectador publica apartes del prólogo, escrito por Gonzalo Sánchez.
 
Textos corporales de la violencia es un ejercicio de memoria histórica que tiene como escenario un municipio de Caquetá: el “municipio con el nombre más bonito de Colombia”, dice la página web oficial de Belén de los Andaquíes. Pero estas líneas recogen, no obstante, una historia atroz: la que subyace a la exhumación de los 36 cuerpos hallados en Puerto Torres —una pequeña inspección del municipio— y que refiere parte de las acciones del Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, que se instaló en el año 2000 en una población con poco más de 500 familias para crear lo que por su estructura y funcionamiento se ha denominado “escuela de la muerte”, un “lugar de acopio”, cuya existencia está atada a otras maneras de la violencia no menos infames: el confinamiento y amedrentamiento de la población, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas...

 
Una historia atroz
 
...La relatora de este informe, la antropóloga forense Helka Quevedo, presenta una sugerente fotografía del tronco de un árbol de mango cubierto de heridas diversas causadas por perforaciones de impactos de balas, por la acción del fuego o por el filo de machetes y cuchillos. A ese árbol de mango y a otros árboles del patio del colegio y de la casa cural de Puerto Torres eran amarradas las víctimas que el Frente Sur Andaquíes “reclutaba” en la región y recluía durante días en sus instalaciones, acusándolos de guerrilleros o colaboradores de la guerrilla, para torturarlos de múltiples maneras, sin pretender causarles una muerte rápida, sino con el propósito de usarlos para que los nuevos o recién llegados miembros del frente paramilitar aprendieran, y de paso demostraran, su “coraje” y aplicación en las técnicas de tortura y descuartizamiento, tras las lecciones que les habían sido impartidas por sus comandantes o miembros más experimentados.
 
Las escuelas de la muerte
 
En contraste con la locura desatada de la Violencia bipartidista, la violencia en Puerto Torres fue perversamente sistematizada, con el propósito de “hacer pedagogía”, en lo que es apenas uno de los casos de las escuelas del terror que existieron en Colombia como una de las manifestaciones desmesuradas de la violencia ocurrida durante el conflicto armado. El cuerpo de la víctima es un texto sufriente sobre el cual el perpetrador escribe un manual, una lección; la víctima misma es elegida con una alta dosis de azar. Según algunos de los testimonios que en este informe se recogen, ni siquiera se pretende divulgar un mensaje de terror entre la población civil de la región —ya que las víctimas debían ser laboriosamente desaparecidas para no dejar huellas que propiciaran las denuncias de los ciudadanos, ni tener que responder ante las autoridades de la región. El propósito era mucho más instrumental: “acopiar” cuerpos que debían ser usados para la experimentación.
 
La antropología forense
 
Pero el cuerpo es también una narración, un “texto corporal de la crueldad” que puede ser descifrado por el antropólogo forense, quien lo lee como si estuviera escrito en lenguaje para ciegos, palpando delicadamente huesos y tejidos, días o meses después de ocurridos los hechos, como en el caso que se documenta en este informe, o años o décadas más adelante, como se ha evidenciado recientemente en España, tras casi un siglo de la caída sangrienta de la República. El sello del perpetrador, no obstante, no se borra con el paso del tiempo. Queda inscrito en el cuerpo que enuncia el sufrimiento al que fue sometido. De ese sufrimiento de tal modo “contado” por algunas de esas víctimas silenciosas se habla en este informe, a partir de la investigación judicial que en octubre de 2002 reunió a un grupo de funcionarios judiciales que respondieron a la denuncia de un informante; el informante se presentó un día ante el CTI de Florencia con una historia increíble por lo truculenta, para denunciar los crímenes que él había presenciado y quizá ayudado a perpetrar en Puerto Torres, y fue quien les señaló a los funcionarios los lugares en dónde podían encontrar las pequeñas fosas individuales clandestinas que demostrarían con creces la veracidad de su historia.
 
La exhumación
 
36 cadáveres fragmentados, rotos, mutilados, con evidentes huellas de tortura (con fuego, con aerosol, con armas cortopunzantes), fueron exhumados en octubre de 2002 de las pequeñas fosas individuales en las que fueron inhumados pero no sepultados, con el propósito de desaparecerlos y de enseñarles a los nuevos miembros del Frente a construir fácilmente las fosas para esconder con eficiencia los cuerpos que debían aprender a ocultar; los cadáveres se volvieron a inhumar como NN en el cementerio de Belén de los Andaquíes; 35 de ellos se exhumaron nuevamente en 2011 y uno de ellos, el cadáver 36, está perdido en el cementerio central de Florencia. Con ayuda de las versiones libres de algunos de los responsables de las muertes y desapariciones ocurridas en la región, en donde reconocieron los nombres de varias de sus víctimas fatales, y gracias a los informes forenses de ambas exhumaciones, se logró identificar a ocho de las víctimas; los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica tuvieron contacto con los familiares de cuatro de ellas, quienes recibieron los restos en 2012, diez años después de ocurrida la primera exhumación. Uno de los miembros del grupo paramilitar, su comandante financiero, ha elaborado un cuadro como su aporte a la justicia en el que detalla la existencia de otras cientos de fosas individuales repartidas por el territorio.
 
La tortura
 
La tortura como una forma de victimización en el conflicto armado no ha sido estudiada en Colombia, aunque en nuestro país —como también es el caso de la desaparición forzada— ha alcanzado límites extremos. Sobra advertir el impacto negativo que este retardo en el esclarecimiento conlleva en materia de reparación a las víctimas. El uso de la tortura y los interrogatorios ilegales justificados como métodos de guerra y de inteligencia son parte de un proceso de deshumanización del enemigo “subversivo” o “guerrillero” o “terrorista” o simple colaborador, que es asumido como un peligro para la civilización occidental, capitalista y cristiana.
 
La tortura como método de producir información, proscrita desde los tiempos de la Inquisición y atenuada a partir de la Revolución Francesa, revivió en el siglo XX al abrigo de los campos de concentración nazis y de las guerras anticoloniales. Fue prohibida en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en cuanto “tratamiento o castigo cruel, inhumano y degradante”, pero la legislación humanitaria ha sido ignorada una y otra vez.
 
Durante la dictadura brasileña de los años sesenta, pionera en el continente, este “método científico” de producción de información fue institucionalizado y rutinizado para usarlo en contra de los movimientos sociales y los opositores políticos en las “aulas de tortura” de las guarniciones militares, en donde los cuerpos de los prisioneros eran instrumentalizados como conejillos de indias para enseñar a torturar; aprendizaje que luego sería llevado a otros países del Cono Sur. Estas técnicas siniestras recibieron el aplauso de las dictaduras del Cono Sur latinoamericano bajo el influjo adicional de la doctrina norteamericana de la seguridad nacional y la guerra fría, que generalizó el proyecto contrainsurgente a través de operaciones clandestinas de gran envergadura regional, como la trasnacional Operación Cóndor, en un reconocimiento de que la guerra antisubversiva no podía ganarse con métodos legales.
En Grecia, desde el golpe de Estado que instauró la Dictadura de los Coroneles en 1967, la tortura fue “parte integral de la maquinaria estatal para liquidar a la oposición”, como lo reportó en su momento Amnistía Internacional. En perspectiva, y por su amplia resonancia internacional, uno de los episodios decisivos y ejemplarizantes en la lucha contra los gobiernos represivos, propiciadores de la tortura, fue precisamente, con todos sus altibajos, el juicio contra los coroneles de la Junta Militar de Grecia en 1975.
 
En tiempos recientes la “tecnología de la tortura” dejó de ser monopolio de policías y fuerzas militares para convertirse en parte del repertorio sistemático de grupos privados de violencia organizada, como los paramilitares en Colombia, cuya dinámica y modus operandi se documentan en estas páginas. Pero aquí no se trata solo de obtener información o de exhibir el sufrimiento del otro. La tortura como práctica atroz es el camino cierto hacia la muerte. Anticipa y es parte del hacer morir, del hacer morir sufriendo. Más que una tecnología de la información, es lo que algunos llaman una “tecnología del dolor”.
 

El confinamiento
 
Paradójicamente, durante el proceso de paz del presidente Pastrana, al tiempo que se abrió una “zona de despeje” que entregó el norte del Caquetá al control de la guerrilla durante las negociaciones, el sur del Caquetá fue literalmente “tomado” por el paramilitarismo, por varios frentes cuyos miembros provenían de Urabá y de otras regiones del país. De tal manera, la región sufrió una nueva Conquista, que la dividió en dos, sin que se produjera un enfrentamiento entre ese norte “despejado” para la guerrilla y ese sur “tomado” por el paramilitarismo sino a través de la población civil que quedó en medio de tan funesto escenario.
 
Cuando los paramilitares arribaron a Puerto Torres, una inspección del municipio de Belén de los Andaquíes habitada por unas 500 familias, en donde no había guerrilla ni conflicto armado, en medio de la oscuridad, en una madrugada del año 2001 sus moradores fueron sorprendidos y despojados de la casa cural, del colegio en donde los jóvenes estudiaban y de algunas de sus casas. Incluso se les prohibió su desplazamiento. Los que lo hicieron tuvieron que abandonarlo todo y huir a escondidas, a riesgo de ser asesinados.
 
Los que no pudieron fugarse o no tenían a dónde ir, se vieron obligados a convivir con el sufrimiento de las víctimas torturadas, a las que desde sus casas podían oír lamentarse o gritar en el patio o los salones del colegio; algunos de ellos fueron obligados a “colaborar”, a “delatar” a otros, con lo cual se impuso un régimen del terror entre toda la población. Ese sufrimiento adicional de los habitantes de un lugar, que con la llegada de los funcionarios judiciales y la retirada del grupo paramilitar se transformó en un pueblo fantasma, es una afectación colectiva que no siempre es tenida en cuenta en la historia del conflicto armado del país. Helka Quevedo y su equipo de colaboradores dan luces en este informe acerca del confinamiento de la población a donde arriba un grupo armado, con la exposición detallada de este caso, en donde un caserío termina convertido “en un gran cementerio con iglesia, escuela y campo de fútbol” (para decirlo en palabras de la investigadora).
 
Desaparición forzada
 
Destruir al hombre es difícil, casi tanto como crearlo: no ha sido fácil, no ha sido breve, pero lo han conseguido”. Con estas palabras de Primo Levi (Si esto es un hombre) se puede condensar toda la infamia de la desaparición forzada, capaz de suspender la vida tanto como de suspender la muerte de sus víctimas directas. Las 26.000 personas arrebatadas por este delito en Colombia han sido condenadas a habitar una zona indeterminada entre la vida y la muerte. Pero lamentablemente son muchas más las víctimas a las que la desaparición forzada no solo ha privado de la libertad, sino que les ha quitado la vida, dándoles una muerte violenta y clandestina; y en esos casos, la infamia ha ido más allá, donde se creería que precisamente no se puede ir más allá: les quita a sus familiares la posibilidad de conjurar los rituales de la muerte, en el espacio (la tumba) y el tiempo (el duelo); suspende, entonces, su derecho a tener una muerte propia. El desaparecido que ha sido asesinado es alguien que no puede ser llorado, sobre su cuerpo, por sus dolientes. El desaparecido, en ese sentido, es alguien que no tiene su Piedad, esa imagen icónica de la madre dolorosa que llora a los pies de su hijo o se abraza a su cuerpo. La fosa hace parte del inventario de atrocidades con las cuales se pretende desaparecer un cuerpo humano; pero es también, para el familiar que ha esperado durante años conocer el paradero de su ser querido, el lugar y la posibilidad del encuentro con la verdad del desaparecido. El silencio que se ha guardado respecto a las miles de víctimas de desaparición forzada que han sido ejecutadas se expresa de manera resonante a través de las fosas y cementerios clandestinos. Por eso deben ser interpretados no solo a partir de lo que dicen, sino sobre todo por lo que pretendieron callar (aquello que no se ha denunciado, o que se denunció a medias).
 
El mapa del terror que van constituyendo las fosas halladas en todo el país, será un modo elocuente de expresar el relato de los vencidos en esta guerra.
 
El historiador, el antropólogo forense lee las fosas y restos humanos como un documento; debe interrogarlos porque registran el dolor de las víctimas y de sus historias truncadas; y porque denuncian la brutalidad de los victimarios. La exhumación es, entonces, un proceso de desenterrar la verdad en muchas formas. Sin embargo, la fosa es un texto volátil, y su lectura dura lo que dura el proceso mismo de la excavación. Y los restos humanos no son un documento cualquiera, pues a partir de estos no sólo se producen datos, sino ante todo emociones. Renombrar, devolverle el cuerpo a un desaparecido que ha sido asesinado, individualizar un cuerpo, individualizar un dolor, es una tarea de la memoria. 

2015/05/28

Hijos, hijas... ¿para qué?

El domingo leí tres columnas en los dos diarios locales…pues, leí más, pero hubo 3 que me llamaron la atención. Me han dicho que pase ésta columna p’al domingo, he dicho que no, que quien la va a leer la lee el día que sea o la pide a ciberplural@gmail.com . Pero el tema no es ese, el tema hoy es la paternidad.

La columna de Cavisa, en LaTarde es de las más fuertes que he leído. Poco más y me pongo a… leer la carta al padre de Kafka http://es.wikipedia.org/wiki/Carta_al_padre (a propósito: ¿usted es papá? Ó ¿qué es de su padre?) …y me hizo sentir -eso de “pensar” cada vez está más en desuso- sobre la forma en que nos relacionamos con nuestros padres, y con nuestros hijos. Una relación que marca –como lo escribió Kafka en 1919- nuestras vidas. Para bien, para mal, para una mezcla, pero está ahí, presente en nuestras vidas, en nuestro “subteniente”.
Cavi me llevaste a preguntarme si Don Tiberio me ha dicho, ha “verbalizado” a sus 82 años un “te amo hijo” y sabes, creo que tampoco ¡ya somos dos! –sonora carcajada- no hombre! la verdad es que somos miles, millones: la generación de nuestros padres en general nunca dijo ni dice ni dirá “te amo” para ellos eso de hombre a hombre es “maricongo”, de pronto a las hijas... vos y yo que le decimos a nuestros hijos “te amo”, en el fondo, para ellos, somos partidarios de ¡Guiovanny Cano al concejo!.. Es su vida Cavisa, así se criaron, y con las Delias es lo mismo, esas señoras son igualitas ¡y claro que nos aman!... a su manera: así como nosotros amamos a la nuestra, y seguramente nuestros hijos y nietos amen a la de ellos ¿un beso virtual? ¿una caricia digital?...

He leído (leo “algo” así como usted) sobre varias personas que reflexionan al final de sus vidas, en su lecho de muerte -los que tienen esa fortuna: la de morir en un lecho-…allí en ese momento sólo les importan una cosa: ¡sus hijos!. Todo lo demás es lo que es: ¡nada!. La obra al final de la vida son esos seres: esa es “la tarea” que Dios/Universo nos puso. Una tarea que es un chicharrón de varias patas. Pero así es. Y una tarea que además aplica una sentencia humana: el único animal que nunca aprende por experiencia ajena es el homínido bípedo llamado homo sapiens -que en general es homo brutus- Nuestros padres y nosotros llegamos hasta donde podemos con nuestros hijos e hijas: cada quien ha de vivir (y morir) lo que le corresponde.
Cavi, nuestros padres merecen ser citados porque supieron cumplir con la tarea de paternar; aquellos que tuvieron hijos y nunca se ocuparon (u ocupan) por su crianza espiritual, emocional y física –en ese orden- nunca han merecido ser citados…
¿Y Usted? ¿Está a tiempo de hacer esa llamada? ¡Dele! ¡hágala!
FRASE POSITIVA: “Es mejor tener bandas musicales en los barrios y no bandas delincuenciales” Adriana Vallejo de la Pava

2015/05/21

¿vos tenes destornillador?

El destornillador....

Antier al caer la tarde hacía un calor absurdo: unos 27 grados. Entré al Apostar de la 20 con 5ª a pagar los servicios y en segundos en el semáforo una moto golpeó a un taxi y se armó la “grosería” entre el taxista y el motociclista. Luego la agresión física y el taxista terminó enterrándole al Motociclista un destornillador… ¡en segundos! ¡Qué les parece?...
El año pasado hubo 11 mil asesinados en Colombia. Hay países donde hay menos de 11 al año. Pero acá es peor: De esos 11 mil unos seis mil asesinados lo fueron por intolerancia, es decir de cada 11 asesinatos 6 fueron porque…
* un hombre fue hasta la casa de un vecino a pedirle disculpas por una riña que habían tenido el domingo pasado y éste en lugar de conciliar, le propinó un disparo en el tórax.
* un campesino le dio muerte a un vecino por haberle cambiado la canción que estaba escuchando en un establecimiento.
* mató con sus propias manos a su vecino de 80 años, que al parecer, era algo malgeniado.

El tema es complejo…mucho…según el Ministerio de Salud, de cada diez Colombianos (haga el ejercicio de imaginarse 10 personas agrupadas, incluido usted…) de esos 10, cuatro…sí 4…sufren de algún trastorno mental… O sea que en ese grupo que usted armó, usted y otros tres posiblemente tienen trastornos mentales…¿y porqué yo? dirá su merced. Pues porque realmente, si bien hemos avanzado, seguimos violando varias reglas…
-¿Por cada ocho horas de trabajo o estudio, destinas una hora para el esparcimiento? ¿con actividades que impliquen acción, movimiento, de manera que se pueda eliminar el estrés? (…¡Una cosa es Bailar…y otra sentarse a tomar trago!...) Si_ No_
- ¿Haces un corte en la rutina? ¿Antes de ir para la casa? ¿De tal manera que rompes la rutina casa/trabajo? Si_ No_
-¿Tienes unas dos horas diarias de actividad sana? (¿si?...defina “sana”) Si_ No_
-¿Tenes una afición, algo que hagas sólo por placer: cero obligación? Si_ No_
-¿ Cuentas con uno o más confidentes para no “cargarte” mucho y poder desahogarte? Si_ No_
-¿Cero dificultades en pedir cita con un psicólogo o psiquiatra? Si_ No_
-¿Duermes bien? ¿unas seis a 8 horas? ¿pero de noche?... Si_ No_
Siete… de las siete a cuantas le “pegó”…si es a menos de 4, según los expertos, puedes estar ya dentro de esos cuatro del grupo de diez que formaste…
umhh…¿ya guardaste el destornillador?...
LA FRASE POSITIVA: “Me parece importante lo que está haciendo la Directora de Tránsito…Es un ejemplo a seguir para las personas cuyo trabajo es controlar...” Adrián Zuluaga Duque, Empresario

2015/05/16

Un premio NACIONAL debe ser Nacional... o no? Señores @PNPSimonBolivar

Señores @PNPSimonBolivar cc @colombiahoy @patynietog @marco_schwartz (los demás jurados No los encontré)

Escribo ésta nota con algo de desgano...
pero en fin... escribámosla... nada se pierde y la peor gestión es la que se deja de hacer...

Hace poco oí al presidente nacional de FENALCO decir una frase que ya había oído en personas que como el recorren este país constantemente: Colombia es un país de regiones.

El señor tiene razón. Y por ende el premio "nacional" del que ustedes son jurados, carece de ella.

Voy a hacerles una sola "consideración" ...¿cuántos indígenas han ganado ese premio?...¿cuántos afros?... o si quieren lo extendemos ¿campesinos?... No hay "periodistas" de ese tipo...?...o simplemente los invisibilizamos...

ahora bien...tampoco se trata de cubrir el sol con un dedo... claro que se pueden seguir premiando los medios que cubren -bien regular mal o cínicamente- el devenir nacional... pero creo que es hora de que ese premio reconozca que hay periodistas NO sólo en Bogotá, ni mucho menos sólo en las 3 4 5 grandes ciudades de Colombia...¡la nación seeeemos todos! (así "seeemos")

¿porqué no existen otras categorías? ¿porqué no hay tres categorías acorde con el tamaño de la población? ejemplo http://lasillavacia.com/historia/los-periodistas-que-mueven-la-opinion-46038 ...esa puede ser la segunda... pero una tercera debe llegar a los municipios más pequeños...a sus veredas...¿o es que allí NO hay periodistas?... ¡claro que los hay!...

En fin...como lo dije...ésta es una nota escrita con desgano: dudo mucho que ustedes sean capaces de poner su grano de arena al reconocimiento de la nación que "seemos"...

queda hecha la gestión...

Un abrazo. 
publicada originalmente en twitter: https://twitter.com/OrlandoParraG/status/599613005698072576
en formato http://www.twitlonger.com/show/n_1sm7v5g