Por: Orlando Parra
La paz NO es superar la pobreza: hay países ricos y violentos, pobres y pacíficos; La paz tampoco es maltratar a los promotores del NO, irrespetarlos, ser groseros con ellos, eso es un absurdo ¡los del SÍ a la paz promoviendo guerras verbales o sicológicas! ¡no me crean tan…!
Quienes estamos por el SÍ debemos dar ejemplo del inicio de la construcción de la paz. La paz entendida como lo que es: simple y sencillamente el aprender a resolver por las buenas los eternos y normales conflictos humanos… los conflictos con la pareja; con la familia; con los hijos, nietos; con los vecinos; con los del barrio o vereda; con los de la comuna o corregimiento; la ciudad, el pueblo; el trabajo; con los que tienen otra religión, partido político, condición sexual o de género; del yo con yo; etcétera. Ha habido, hay y habrá conflictos por todos lados siempre, entonces demos un primer paso, el paso esencial es el del respeto a la discrepancia, quienes promovemos el SÍ estamos llamados a dar ejemplo ¿o es que en el fondo de nuestras almas estamos por el NO?… ¡Seamos coherentes! ¡Seamos Pacíficos!.
- La honestidad de Gallo. Hace unos 20 años entendí que Pereira es un pueblito que se cree ciudad -así se me ponga bravo Vicente Zuluaga y otros- y aquí pasa lo que pasa en todos ellos: es casi imposible tapar un torcido. Además porque las y los corruptos lo saben, casi siempre uno de los dos o más comprometidos se siente tumbado y le cuenta a alguien, y ese alguien a otro alguien y al final lo saben un montón de orejones. Y los columnistas nunca seremos periodistas, pero si somos “orejones” y nos llegan todo tipo de chisme, tradúzcase: “información que es mejor verificar”.
Sé que en el primer círculo del Ciudadano Gallo –eso de “alcalde” es un título que les prestamos por 48 meses quienes los elegimos: “ciudadano” es un periodo más larguito- hay quienes consideran que “colectivos ciudadanos” de los que hago parte son “destructivos” (¿él también lo pensará?) lo cual me parece un acto de ignorancia: ignorante de “la política después de las redes sociales” o “el parto de la nueva ciudadanía participativa” esa Ciudadanía -en mayúsculas- a la que de hecho le deben y deberán hasta el último día del 2019 este cuartico de hora que tienen para gobernar. Qué pena tener que recordárselos. Lo que deben es vivir agradecidos y atentos con la ciudadanía independiente que los subió allí. Nunca solo con su maquinaria que a duras penas empató con la maquinaria rival o con esos curiosos seres que se acomodan a cuanta forma momentánea de poder exista: ¡memoria señores!
La honestidad, o mejor aprender a “ser honrado”, o esa estructura moral que nos enseña a colocar el dinero en su sitio exacto: el de la in-trascendencia, el de la trivial y momentánea “materia” (¿usted si ha entendido que tan pequeños somos en el universo?) es algo que ni siquiera se aprende en familia -a veces hay unos familiares, tíos, hermanos “complica’os” – eso se aprende sólo desde un ejemplo de vida: el de nuestros padres y madres y jamás se olvida.
Así las cosas he tenido, tengo y tendré coincidencias, y he tenido, tengo y tendré desacuerdos con el Ciudadano Juan Pablo -creo que son más las coincidencias- pero en este pueblo, repito, casi siempre sabemos de las vueltas, torcidos, corruptelas de personajes del sector público y privado ¡Porque nada hay oculto que haya de ser manifestado; ni escondido, que haya de salir a la luz! (…) y, francamente, creo que Gallo y su primer círculo de secretarios de despacho: ¡el mismo combo que vienen desde que era alcalde juvenil! ¡sorprendente! han sido, son y -a pesar de las tentaciones que tienen y tendrán- serán honestos…
Publicado 11/09/2016 en http://eldiario.com.co/seccion/OPINION/cultura-de-paz-y-la-honestidad-de-gallo1609.html (los comentarios aparecen abajo)