2009/10/14

La Columna final de Claudia López en EL TIEMPO

Claudia López en http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/claudialpez/reflexiones-sobre-un-escandalo_6334551-1

Reflexiones sobre un escándalo
(subrayados y resaltados de ciberplural)

Se preguntaba Rudolf Hommes en su columna de la semana pasada por qué unos temas se vuelven escándalos y otros no. Sugería que se requiere que el grueso del público tome conciencia y que haya un instigador. El cubrimiento que EL TIEMPO le dio al escándalo de Agro Ingreso Seguro (AIS) ofrece una oportunidad para reflexionar al respecto.

A diferencia de los demás medios escritos, EL TIEMPO no profundizó sobre el programa AIS sino sobre los efectos políticos del escándalo. Tomar ese ángulo era una decisión periodística válida dado que sus socios de la revista Cambio ya habían hecho el resto del trabajo. Sin embargo, más que un cubrimiento, lo que hizo EL TIEMPO fue una fabricación inducida para apoyar su interpretación deseada de los efectos políticos del escándalo.

La fabricación sesgada empezó con una pregunta en un foro en el tiempo.com, siguió con una nota que destacaba lo dicho por los foristas y concluyó con un supuesto artículo de análisis. En el foro se indagó a los foristas si creían que Arias debía renunciar por el escándalo de AIS. No sobra recordar que a EL TIEMPO nunca se le ocurrió preguntarles a sus foristas si Juan Manuel Santos debía renunciar por el escándalo de los 'falsos positivos'. En el caso de Arias sí se le ocurrió. Culminado el foro, publicaron una nota titulada 'Indignación y rechazo genera Andrés F. Arias por caso de Agro Ingreso entre lectores de eltiempo.com', en la que destacaban que "la mayoría de usuarios le pide al ex ministro que renuncie a su precandidatura" y que "hubo muy pocos que defendieron a Arias". Luego del foro inducido y la nota destacada, remataron con un artículo cuyo título sentenciaba: 'Andrés Felipe Arias sale debilitado y Juan Manuel Santos logra ventaja en medio del escándalo de AIS'.

Es obvio que Arias sale debilitado, pero no es nada obvio que la consecuencia sea que Santos "logra ventaja". EL TIEMPO asegura que el traspié de Arias "llevó a Juan Manuel Santos a convertirse en un ganador neto esta semana". ¿De dónde saca EL TIEMPO que el espacio perdido por Arias fue ganado por Santos? ¿Hicieron una encuesta? No, pero a falta de encuesta el periódico usó su foro para lanzar la pregunta, inducir la respuesta y construir de allí sus conclusiones.

Aunque Arias no está compitiendo con Santos, sino con Noemí dentro de la consulta conservadora, el supuesto análisis ni siquiera menciona que una de las posibles ganadoras del desliz de Arias es Noemí. Además, el análisis se inventa un hecho para reforzar su argumento. Afirma que una de las razones por las cuales el fortalecido es Santos es que "los conservadores, además, tienen que someterse a una consulta interna para buscar su candidato, mientras 'la U' ya lo tiene: Santos". 'La U' no ha escogido candidato presidencial. Lo único que le han ofrecido a Santos en la U es la jefatura del partido, no la candidatura presidencial. 'La U' es el promotor del referendo reeleccionista y si es aprobado es de esperarse que sea Uribe, no Santos, el candidato presidencial de 'la U'. Supongo que esos hechos dañaban el "enfoque del análisis" y por eso fueron desechados.

"No será fácil que Noemí merezca el respaldo de Uribe, después de que ella lo ha acusado de 'comprar' el referendo y amenazado con 'derrotarlo' en las urnas." Esta frase, casi transcrita de declaraciones de Santos, trata de presentar como periodística la versión de Santos de que él, a diferencia de Noemí, no es un traidor ni quiere derrotar a Uribe. Cualquiera que conozca medianamente la carrera de Santos sabe que cambiar de bando ha sido la constante de su ascenso político, al igual que de Noemí, y cualquiera entiende que ambos quieren suceder a Uribe; sólo que Santos quiere hacerlo sin que parezca una traición, agrego yo.

La calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos. Este tipo de cubrimientos sesgados en nada contribuyen a resolver periodísticamente ese conflicto; lo único que logran es evidenciarlo.

N. de la D.: EL TIEMPO rechaza por falsas, malintencionadas y calumniosas las afirmaciones de Claudia López. La Dirección de este diario entiende su descalificación de nuestro trabajo periodístico como una carta de renuncia, que acepta de manera inmediata.
Claudia López


N. de éste ciber-columnista: Curioso que a esta altura de su vida Claudia entienda que los medios de comunicaciòn...desde los más pequeños hasta los más grandes sirven EXCLUSIVAMENTE a los intereses de sus propietarios (o de sus directivos, en tanto mantengan la posición de los propietarios)...Claudia, aterriza, aún en Dinamarca se comportan como en Cundinamarca...

2009/10/12

2009/10/04

¿Quién vio al gorila?
en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/17337-iquien-vio-al-gorila.html

Por Rudolf Hommes

El lunes pasado se presentó en Bogotá, invitado por Compensar, el profesor Dan Ariely de MIT, experto en los aspectos irracionales del comportamiento humano.

El hizo una presentación muy interesante, apoyándose en ejemplos muy reveladores, para demostrar las limitaciones de la mente humana para percibir correctamente lo que ve. De ahí pasó a destacar que si se tiene en cuenta que la vista es uno de los sentidos más desarrollados de los humanos, y fallamos en percibir correctamente lo que estamos viendo, entonces las demás percepciones que se basan en órganos distintos y en las que intervienen procesos mentales más complejos deben ser bastante deficientes. Y son muy vulnerables a la manipulación de los científicos sociales que han aprendido a identificar patrones de comportamiento basados en esas percepciones y conceptos erróneos o sesgados que dan lugar a que los individuos se comporten irracionalmente, pero en forma predecible.

Uno de los ejemplos que presentó para ilustrar cómo fallan los sentidos fue un video en el que dos grupos de jóvenes, unos uniformados de negro y otros de blanco, se hacían pases entre miembros del mismo equipo en un escenario con una pelota de basquetbol. El profesor le pidió al público que contara cuántas veces se pasaban los del equipo blanco la pelota ente ellos, durante la proyección del video. Al final les preguntó a los asistentes cuántos pases habían contado y hubo una amplia divergencia de cuentas. Ariely comentó que le parecía rara tanta dispersión y preguntó “¿Quién vio al gorila?”. El público se desconcertó porque esperaba que el experimento tuviera algo que ver con las cuentas, y solamente unos pocos levantaron la mano tímidamente, indicando que lo habían visto. La mayoría no lo había hecho y no entendía qué tenía que ver el experimento con un gorila.

Entonces el conferencista hizo pasar de nuevo el video y, sí señores, alguien disfrazado de gorila desfiló en medio de los jóvenes jugadores, paró en mitad del escenario, hizo un gesto amenazador de macho alfa y siguió caminado hasta que desapareció. El profesor le contó a una audiencia sorprendida que muy poca gente ve al gorila y que los pocos que lo hacen tienen un don especial para identificar los detalles. La mayoría está tan concentrada en contar los pases entre los de blanco que no ve nada más de lo que sucede La lección derivada de esta historia, que no sé si la comparte el profesor Ariely porque me dijo que la aplicación de su investigación a campañas políticas, la de Obama entre ellas, no la publica por temor a que la utilicen los Republicanos, es que si alguien logra que el público se enfoque exclusivamente en un solo aspecto de lo que está sucediendo, todo lo demás pasa desapercibido.

En el caso del triunfo en Bogotá del actual alcalde Samuel Moreno se podría interpretar que con el tema del transporte y el Metro logró que la opinión pública no se fijara en nada más durante la campaña.

Pero en lo que mejor aplica el fenómeno del gorila es en el caso del Presidente Uribe. Haber logrado que la gente no se fije sino en la seguridad democrática ha sido uno de los grandes aciertos políticos de su gestión, y una jugada maestra de manipulación de la opinión pública, pues mientras que ese sea el foco, puede llegar King Kong a Colombia y nadie lo va a ver. También puede ser una de las razones que inducen al Presidente a insistir en su reelección, ya que si deja de hacerlo, va a ser evidente que hemos convivido con orangutanes durante todos estos años.

2009/09/27

UN POCO DE MEMORIA: Cronología del enfrentamiento Uribe (I_II) vs Corte Suprema de Justicia

publicado en http://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloimpreso-cronologia-del-enfrentamiento?page=0,3 (28 de Junio del 2008)

El lío de la sedición; el pulso entre el Jefe de Estado y el magistrado César Julio Valencia Copete; acusaciones mutuas de sesgos ideológicos y de obstrucción a la justicia; la extradición de los jefes paramilitares; denuncias sobre el nepotismo en la justicia; la bola de nieve de la parapolítica; el señalamiento y posterior retractación del paramilitar alias Tasmania; los presuntos nexos de los magistrados de la Sala Penal con el ‘narco’ italiano Giorgio Sale y el polémico Ascencio Reyes; la campaña de desprestigio a la Corte; y el último episodio de la yidispolítica, tienen al país en ascuas por los alcances de este nuevo enfrentamiento entre el Gobierno y el máximo organismo de la justicia ordinaria, que hoy por hoy alcanza visos de reyerta.
Las aguas mansas que reinaron en las relaciones entre el Ejecutivo y el máximo tribunal de la justicia ordinaria los dos primeros años del primer mandato de Uribe, empezaron a arremolinarse en febrero de 2005, cuando la Corte Suprema expresó sus reparos por la benevolencia del proyecto de Ley de Justicia y Paz que presentó el Gobierno en el contexto de los diálogos con grupos de autodefensa .
El asunto no pasó a mayores, pero causó roncha en la Casa de Nariño. Para entonces ya la Corte Constitucional examinaba el trámite del acto legislativo que aprobó la reelección presidencial inmediata.
En efecto, la Corte declaró la exequibilidad de la norma en octubre de 2005. Álvaro Uribe se postuló de nuevo a la Presidencia y ganó con una votación arrasadora de más de 7 millones de sufragios el 28 de mayo de 2006. Entonces vendría un nuevo episodio turbulento. En septiembre del mismo año el presidente de la Corte Suprema, Yesid Ramírez Bastidas, se fue lanza en ristre en contra del Presidente al sugerir que como pago a la exequibilidad de la reelección, el Jefe de Estado había tomado partido en favor de la Corte Constitucional.
El magistrado Ramírez manifestó entonces que con el espaldarazo de Uribe a la Corte Constitucional se consagró “la tiranía, el absolutismo y el despotismo”. Y luego no dudó en calificar la Constitucional como una corte de bolsillo que le aprobó la Ley de Justicia y Paz, la reelección y la Ley de Garantías a Uribe. La temperatura seguía subiendo, pero aún no se había llegado al enfrentamiento mediático. La molestia se zanjó con una llamada privada que le hizo Uribe al magistrado Ramírez. En julio de 2006 estalló el escándalo parapolítico.
Tres congresistas de Sucre fueron vinculados formalmente al proceso por sus nexos con las autodefensas y un mes después estarían en la cárcel. Paralelamente el ex congresista Miguel de la Espriella reveló la suscripción del llamado Pacto de Ralito para “refundar la patria”. Varios parlamentarios y ex parlamentarios fueron procesados y hoy algunos ya purgan condenas. La bola de nieve de la parapolítica empezó a ensancharse y hoy tiene a más de 70 congresistas cuestionados por sus vínculos con las Auc.
En principio Uribe mandó un mensaje de apoyo a la justicia, pero a medida que fueron salpicados varios de sus alfiles en el Congreso, optó por guardar silencio. En julio de 2007 vino la gota que rebosó la copa. La Corte Suprema de Justicia
determinó que los 19 mil paramilitares rasos desmovilizados no podrían ser procesados por el delito de sedición, sino por concierto para delinquir. El Primer Mandatario salió al ruedo y manifestó que el proceso de paz con las Auc había quedado “herido de muerte” y que seguiría insistiendo en que se les diera tratamiento de delincuentes políticos a los ‘paras’.
El pronunciamiento le cayó como una patada al hígado a la Corte, que demandó independencia en sus fallos y habló de “injerencia indebida del Ejecutivo”. Uribe ripostó sentenciando sin ambages: “la Corte tiene sesgos ideológicos”. El Presidente llamó a César Julio Valencia Copete, presidente del alto tribunal, para tratar de limar asperezas, pero sólo logró encender aún más los ánimos. Luego de dos meses de calma chicha, la tempestad parapolítica arreció de nuevo. Esta vez las pesquisas habían llegado a Antioquia y con nombre propio: el senador Mario Uribe Escobar.
El 26 de septiembre (2007) el primo segundo del Presidente fue llamado a indagatoria por la Corte. Ese día Uribe manifestó su tristeza por la decisión de la justicia, aunque anunció que su deber institucional era seguir respaldándola. Dos días más tarde Mario Uribe renunció a su fuero como congresista y pasó a órdenes de la Fiscalía. En círculos cercanos al ex parlamentario se difundió la versión de que lo hizo porque la investigación iniciada por la Corte era una persecución en contra del Jefe de Estado. En los días siguientes fueron los rumores los que tuvieron protagonismo.
A principios de octubre una carta del paramilitar José Orlando Moncada, alias Tasmania, provocó revuelo en la Casa de Nariño. Estaba dirigida al Presidente y, en esencia, sostenía que el magistrado auxiliar de la Corte, Iván Velásquez Gómez, lo había visitado en la cárcel para ofrecerle beneficios procesales si declaraba en contra de Mario Uribe y el propio Jefe de Estado. Lo más grave de la misiva era que, según Tasmania, Velásquez le pidió que relacionara al Presidente como autor intelectual del atentado que sufrió en 2003 el ex comandante de las Auc en el suroeste antioqueño, alias René. Y fue Troya.
El 8 de octubre de 2007 la Casa de Nariño expidió un comunicado reseñando el complot. La Corte ripostó respaldando al magistrado Velásquez, quien calificó la jugada como un intento de deslegitimar las investigaciones de la parapolítica. La denuncia fue ratificada por Tasmania en la Fiscalía. En el entretanto, la Corte y Uribe se trenzaron en una agria disputa verbal.
Uribe fue más virulento. Les dijo a los magistrados que eran unos clientelistas, se quejó de que se creyeran “intocables” y recordó que el magistrado Sigifredo Espinosa, “que ahora sale a quejarse de que yo estoy obstruyendo a la justicia”, fue a visitarlo a Palacio para pedirle favores para un pariente suyo.
La Corte exigió respeto. En enero (2008) de este año, el magistrado César Julio Valencia le dio una entrevista a El Espectador en la que sostuvo que el mismo día en que se llamó a indagatoria a Mario Uribe, el Jefe de Estado se comunicó con él para pedirle explicaciones. El Presidente montó en cólera. El rifirrafe pasó a los estrados judiciales. Uribe lo denunció por calumnia e injuria. Y quién dijo miedo. Valencia contrató tres prestigiosos abogados y se ratificó. Poco tiempo después, la Corte Suprema le pidió información a la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes sobre denuncias contra Uribe Vélez “por sus supuestos vínculos con paramilitares o financiación del terrorismo”.
“Es una clara intromisión de la Corte”, respondieron exaltados funcionarios del Gobierno, que calificaron de inaudito el requerimiento judicial. “Es una simple solicitud”, alegó la Corte. La controversia no paró. Y entre mensajes implícitos y provocaciones llegó un nuevo round. Esta vez por la posesión de Jorge Castillo Rugeles como magistrado del Consejo de la Judicatura. El Ejecutivo mostró sus reparos porque el jurista tenía 65 años y había cumplido la edad de retiro forzoso. Castillo se posesionó ante cuatro testigos en la Corte Suprema. Volvió la tempestad. El Gobierno entendió el respaldo del alto tribunal a Castillo como un desafío. Pero le tocó tragarse el sapo.
En mayo (2008) el país vio crecer como espuma el escándalo de la yidispolítica. Las opiniones se dividieron entre quienes dieron credibilidad a las denuncias de la ex parlamentaria Yidis Medina y quienes la tacharon como una delincuente. Entre ellos Uribe. Al tiempo que avanzaba el expediente y resultaban salpicados varios alfiles del uribismo, el Gobierno extraditó a Estados Unidos a 14 jefes de las Autodefensas.
La Corte cuestionó la decisión y le pidió explicaciones. La mortificación presidencial se acrecentó. La yidispolítica no detuvo su marea. Fueron detenidos los ex congresistas Teodolindo Avendaño e Iván Díaz. Yidis siguió hablando. La Procuraduría intervino. La Fiscalía hizo lo propio.
Esta semana fue la más convulsionada. El martes (Junio 2008) rindió indagatoria el ex ministro Sabas Pretelt. Al día siguiente se filtraron a los medios apartes de la sentencia condenatoria de Yidis Medina. Pero el fallo fue divulgado el jueves en la noche. Y vino la hecatombe. La Corte Suprema le pidió a la Corte Constitucional que revise la legalidad del acto legislativo que aprobó la reelección porque su trámite estuvo antecedido de actos corruptos. Para la Corte, las “impúdicas” prebendas que le entregó el Gobierno a Medina por su apoyo a la reelección constituyen un vicio protuberante de la reforma constitucional.
El Presidente no se amilanó y, en tono reposado pero ‘cargado de tigre’, le reclamó a la Corte que fuera tan diligente con las investigaciones de la parapolítica y tan negligente con las de la farcpolítica. “La trampa del poder del terrorismo agónico, para la cual se han prestado magistrados de la Sala Penal de la Corte, no parece tener solución judicial”, dijo Uribe, quien le pidió al Congreso tramitar un referendo para repetir las elecciones presidenciales de 2006. Y lanzó un dardo con veneno: “Yo les recuerdo que Salvatore Mancuso dijo que había infiltrado a la Corte Suprema. ¿Por qué no investigan eso?”.
Como colofón, el ministro Diego Palacio denunció en la Comisión de Acusación a los magistrados de la Corte Suprema, al considerar que prevaricaron al endilgarle responsabilidades al Gobierno en el escándalo de la yidispolítica. La tormenta promete no amainar pronto. La Corte insiste en que se fragua un complot en su contra y que agentes del DAS le están haciendo inteligencia.
Uribe llama al pueblo a las urnas y tilda de mentirosos a los magistrados. El alto comisionado Luis Carlos Restrepo dice que denunciará a la Corte por sus nexos con el ‘narco’ Giorgio Sale y Ascencio Reyes. No parece haber soluciones a la vista. El país transita un camino cenagoso y no sabe a quién creerle. Nunca antes dos poderes del Estado se habían enfrentado de esta manera.
“Vamos hacia una dictadura si no se le pone freno a esto”
Para el presidente de Asonal Judicial, Fabio Hernández, la posición del presidente de la República, Álvaro Uribe, rompe todos los diques de la democracia en el país porque se corta de plano la autonomía de la Rama Judicial y el trabajo que la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia viene haciendo en materia de investigación de la parapolítica. Y sobre todo, en el caso específico de la ex parlamentaria Yidis Medina.
“La alocución del Presidente es una forma de escudarse en la voluntad popular y con ello ocultar un hecho tan grave como el de varios de sus colaboradores más cercanos (ofreciendo prebendas a cambio de un voto). No es posible repetir la elección de 2006, porque no se puede pasar por encima de un hecho probado (como el de Yidis Medina), no sólo desde el punto de vista moral y ético sino penal. Creemos que vamos hacia una dictadura si no se le pone freno a esto”.
Según Hernández, convocar a unas nuevas elecciones tendrían un costo económico alto, porque habría que pensar en toda una gestión para la campaña presidencial por encima del billón de pesos.
Una pelea más del presidente Uribe con la Corte
Desde que comenzó su gobierno, Álvaro Uribe Vélez ha tenido una relación poco armoniosa con la Corte Suprema de Justicia. Pero el mayor encontronazo comenzó el 13 de enero de este año, cuando el entonces presidente del alto tribunal reveló, en entrevista con El Espectador, que el Primer Mandatario lo había llamado a preguntarle por el proceso de su primo y congresista, Mario Uribe.
De inmediato, el Presidente le salió al paso a las afirmaciones de Valencia Copete. Aseguró públicamente que jamás había tratado con él, ni con nadie de la corporación, el tema de los parlamentarios investigados por posibles nexos con paramilitarismo. Además, instauró en la Comisión de Acusación de la Cámara de Representantes una demanda contra el magistrado por injuria y calumnia.
Aunque Valencia Copete expresó en abril que estaba dispuesto a conciliar, el presidente Uribe Vélez ratificó sus denuncias ante los miembros de la Comisión. Será el representante Carlos Ramiro Chavarro, –quien llegó al Congreso en 2002 con la curul que Gloria Polanco, por estar secuestrada, no pudo ocupar– el encargado de dirimir el pleito que sostienen el Mandatario y el magistrado.

publicado en http://www.elespectador.com/impreso/politica/articuloimpreso-cronologia-del-enfrentamiento?page=0,3 (28 de Junio del 2008)

y después siguió...
Señores, un poco de memoria es buena, antes de decir que uno de los tres poderes del estado, se volvió otro partido...de la oposición...(OP)
BANQUEROS...Y REELECCION DE URIBE
BANKERS ... and re-election Uribe

EN http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso163317-pulso-de-banqueros-frente-reeleccion