2011/12/05

Entendiendo a #Medellin ...Entendiendo a #Colombia


"Si hubiera sabido lo que me esperaba no me habría lanzado"

El alcalde Alonso Salazar se va satisfecho porque Medellín está ahora mejor que antes.
El alcalde Alonso Salazar se va satisfecho porque Medellín está ahora mejor que antes.
ENTREVISTAAlonso Salazar, a tres semanas de dejar la alcaldía de Medellín, hace una descarnada radiografía de lo que fue enfrentar la mafia.
Sábado 3 Diciembre 2011
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Si alguien conocía las entrañas de la violencia de Medellín ese era Alonso Salazar. No solo había escrito el libro ‘No nacimos pa’ semilla’, que se convirtió en biblia sobre la delincuencia juvenil, sino también la mejor biografía del capo Pablo Escobar. Por eso, ahora cuando le queda menos de un mes como alcalde, SEMANA lo entrevistó para conocer sus reflexiones sobre cómo se ha trasformado el narcotráfico y a qué se enfrenta el país.
Una cara de la historia son los tiroteos con fusiles, tipo película de Hollywood, en las calles de Medellín. La otra fue la difícil guerra que le tocó librar a Salazar, en algunos momentos casi solo, contra la mafia. Precisamente, por el último capítulo de esa guerra, por mostrar cómo un condenado estaba haciendo campaña política con uno de los candidatos en las elecciones del pasado 30 de octubre, la Procuraduría está decidiendo si lo destituye o no.

SEMANA: Usted, hace 20 años, escribió ‘No nacimos pa' semilla’ que se convirtió en una biblia sobre la violencia. ¿Hoy qué ha cambiado en Medellín?

ALONSO SALAZAR: Mucho. El narcotráfico, con el paso del tiempo, ha ido trasmutando en una cosa y en otra. Ha aprendido mucho: incorporó, de las milicias, la experiencia de trabajo social; tiene viva toda la trayectoria del sicariato; supo venderse como fuerza contrainsurgente para legitimarse y ahora está acomodándose en la sociedad vía organizaciones barriales –a las que cooptan--, o con empresas, por ejemplo, de transporte –a través de las cuales lavan capitales--.

SEMANA: ¿Siguen existiendo los ‘no nacimos pa’ semilla’? ¿Esos muchachos que se incorporan a estos ejércitos cómo son?

A.S.: Ya no son muchachos. La almendra de toda esa estructura está entre los 30 y los 50 años.

SEMANA: ¿Es como una industria?

A.S.: Son organizaciones muy estructuradas. Y un factor clave para la pervivencia de estos grupos ha sido la cobertura institucional. ¡Ni con el proceso 8000 ni con la investigación de la parapolítica se lograron neutralizar esos amparos institucionales! Aún siguen.

SEMANA: Medellín lleva veinte años haciendo experimentos. Ha pasado por una Consejería que se volcó con inversión a las comunas, por la bota militar con operaciones nunca antes vistas como Orión y Mariscal, por la resocialización y reintegración de los paras, y ahora usted como alcalde le declaró la guerra a la mafia…

A.S.: No, yo no le declare la guerra a la mafia (y se ríe como diciendo no soy tan ambicioso). Es que a mí me tocó un punto de inflexión muy bravo: el de la resaca de la desmovilización. Imagínese, al mismo tiempo, extraditan a ‘don Berna’, meten en una caneca de ácido a Danielito, Rogelio se vuela para Estados Unidos, y esos dos guerreros –Sebastián y Valenciano--, para ver quién se quedaba con el poder, nos metieron en una vaca loca. Y eso no es todo: aquí nos mandaron más o menos unos 15 mil reinsertados y nos quedaron también todos esos cuerpos de escoltas de los capos que estaban en Itagüí y se fueron extraditados.

SEMANA: Pero cuando llegó dio unas peleas fuertes… 

A.S.: ¡Demasiadas! Lo que hice en una primera instancia fue defenderme. No es que yo me haya buscado esos pleitos. Había un plan específico para cortar mi mandato y para ello, desde que me posesioné, había una estrategia jurídica, una de revocatoria de mi mandato y una de desestabilización de la ciudad.

SEMANA: Una de las primeras peleas que dio, terminó con el Director de Fiscalías –nada menos que hermano del entonces Ministro de Interior- en la cárcel, y con el retiro del comandante de la Policía. ¿Acaso eso sirvió para cortar de tajo la infiltración de la mafia en el Estado?

A.S.: El problema es que nunca se ha atacado a la parapolítica local. Y hay grados de contaminación muy altos.

SEMANA: Digo que le declaró la ‘guerra’ a la mafia porque usted puso el grito en el cielo para evitar que a ‘Douglas’, jefe de la Oficina de Envigado, lo liberaran. Y se metió de frente en el caso del ‘Cebollero’, el patrón de la central de abastos, tal vez ningún alcalde en el país se ha metido con la mafia como usted…

A.S.: Pero yo no lo hago solo en eso, sino en todo. Si una señora me aborda y me dice “es que yo necesito el subsidio tal” alguien que va conmigo toma nota y yo a los 3 o 4 días estoy preguntando “¿qué pasó con la señora?”. Gobernar es responder. Si esa señora a los cinco días toca decirle que no, hay que llamarla a decirle que no. Y con el tema de la seguridad a mí me da como una angustia porque llega gente pobre y le dice a uno: “Estoy a punto de perder la casa por unos delincuentes desalmados”, en un contexto en el que la policía no actúa y la Fiscalía no produce ningún efecto. ¿Qué hago yo?

SEMANA: ¿Se mete e investiga?

A.S.: Es que la gente me busca. Y yo empiezo a preguntar ¿qué ocurrió? ¿dónde? y uno empieza a tomar nota. ¿O tú como alcalde qué más hacés para responderle a la gente?

SEMANA: Incluso llegó una vez a un parqueadero y, entiendo que gente del ‘Cebollero’, lo acusaron de secuestro por llevarse a una persona de allí a buscar un papel. ¿Cree que era necesario ir a ese tipo de cosas? ¿Por qué lo hacía?

A.S.: Puede que sea un error… no sé. ¡Pero es que no hay apoyo! Para darle un ejemplo. Un día en la comuna 13 hubo un muerto o un herido en un enfrentamiento y el sistema de metrocable quedó parado por un tiro de fusil. Me voy para allá, allá estaba el coronel Martínez, y todavía se oían tiros. Entonces bajó un muchacho que yo ya conocía, Fray, y nos dice: “No, alcalde, es que yo estaba con la pacífica pero estos manes me obligaron a sacar el fusil; ¿yo qué más hacía?”. Es un tipo que confiesa un delito. Me fui para donde una fiscal y le dije “mire, el tipo cometió un acto de terrorismo, es un tema de transporte público paralizado” y nunca logré, ni siquiera que se abriera la investigación.

SEMANA: ¿Por qué?

A.S.: Ahhh. Vaya usted a saber.

SEMANA: ¿Pero cuál fue la argumentación?

A.S.: Es que a veces no hay argumentación. Hay silencio. Pero vea le cuento, en cambio a mí me han abierto tres investigaciones de oficio porque leen en un periódico una noticia. El episodio del parqueadero que usted recordaba, por ejemplo, terminó como a las 5 de la tarde, y antes del mediodía del día siguiente, la fiscalía a cargo del hoy condenado Guillermo León Valencia estaba haciendo lo que llaman las acciones urgentes.

SEMANA: La mafia se infiltra en las instituciones y desde ahí tuercen las cosas...

A.S.: Logran dilatar los operativos, o las investigaciones. O, por ejemplo, uno tiene la certeza de que lo que se discute en el Consejo de Seguridad inmediatamente se va a saber afuera.

SEMANA: ¿Tuvo esa certeza siempre?

A.S.:  Sí, claro. Siempre.

SEMANA: ¿Por qué cree que la mafia tenía una estrategia para cortar su mandato? Muy curioso que los paramilitares, en gallada, decían que lo apoyaban a usted.
A.S.: Yo creo que fueron más los políticos derrotados los que se aprovecharon de ellos.

SEMANA: De afuera, y sobre todo en estas últimas elecciones, se veía como si en Medellín se estuviera dando un pulso entre dos proyectos de ciudad: uno moderno, el de ustedes, y otro anclado en lógicas que con una fachada de legalidad tienen detrás apoyos de ilegales…
A.S.: Eso es un buen resumen porque en las últimas elecciones hasta los mismos partidos se dividieron básicamente en torno a si es aceptable esa relación con lo ilegal. Es que en Colombia hay políticos emergentes. Así como a los narcotraficantes, les cabe esa calificación. Y también han logrado articular sectores empresariales y de la delincuencia y se han ido desdibujando los límites entre ellos. El gran constructor --y no es contra el gremio constructor, es solo un ejemplo-- adquiere capitales por ese tipo de relaciones, el delincuente encuentra en ese constructor canales de lavado y de legalización, y el político se beneficia de uno y de otro y les da beneficios a uno y otro. Es un círculo.

SEMANA: Es un nuevo clientelismo…

A.S.: Es el verdadero sistema mafioso. La típica mafia está con en el Estado, y mezcla acciones legales con ilegales. Son expertos en paternalismo y populismo. En ese punto estamos hoy. Son unos sistemas mafiosos donde la diferencia entre economía legal o ilegal, y la relación con políticos y empresarios es muy difusa.

SEMANA: En el famoso libro Gomorra que hace una radiografía de cómo la mafia de Italia se mete en la economía ilegal y se hace más difícil de destruir. ¿Eso mismo está pasando en Medellín?

A.S.: A ver cómo le digo… ¿Quiénes no me apoyaron a mí en campaña hace cuatro años y quiénes no apoyaron a Aníbal Gaviria ahora? Un grueso de constructores, transportadores y los comerciantes de El Hueco. Son los tres sectores económicos más afectados por esa realidad. Los de El Hueco no me quieren porque, cuando era secretario de gobierno, les dije: “acabo de venir de una reunión con el presidente Uribe y dice que le preocupa mucho que el dólar del hueco sea tan distinto al dólar de las otras empresas”. Y después les dije: “no importa cómo se ha hecho la fortuna, lo único cierto es que uno después de ser rico tiene que tener responsabilidad social”.

SEMANA: ¿Hay contrabando ahí?

A.S.: Me queda muy difícil decirlo así, porque también tienen industrias, tienen marcas propias… pero sí. Uno no puede decir que sea de lavado de activos… pero sí. Ellos no son de los que se integran, a ellos les gusta mucho esa informalidad. Son como una logia, un número no muy grande de familias, no conocidas que son más ricas que cualquiera de los que se llaman “cacaos”. Tienen una capacidad de acumulación que vas y ves la transformación de El Hueco, en Guayaquil, es impresionante los niveles de construcción, de edificios. Ese es un ejemplo perfecto de los grandes beneficios del mundo legal-ilegal o del mundo ilegal-legal donde el límite está totalmente diluido.

SEMANA: ¿Se arrepiente de haberse metido de esa forma en el tema de orden público?

A.S.: No, y si volviera a ser Alcalde yo creo que haría lo mismo.

SEMANA: Dijo hace poco que cree que le faltó creatividad para enfrentar el problema de la seguridad…

A.S.: Lo que digo es que en algún momento a uno se le acaba la imaginación. ¿Qué más dice uno? Que se necesitaría mejor fiscalía, que se necesitaría mejor policía judicial. Uno repite eso diez veces y después, ¿qué más dice?

SEMANA: ¿Entonces qué falló o que faltó?

A.S.: Ya lo puedo decir con más tranquilidad: es que la policía no está al mando del alcalde. Eso es carreta.

SEMANA: ¿El poder del Alcalde entonces en qué queda?

A.S.: El Alcalde no tiene poder. El Alcalde tiene poder para vigilar las discotecas, para vigilar el espacio público, para ver si la gente se acuesta más temprano o más tardecito.

SEMANA: ¿No está al mando?

A.S.: En mi caso con mi coronel fue más un tema de empatía, de entendimiento, más que de tener un mando. Los alcaldes en Colombia no pueden investigar, no pueden acusar, y eso es lo que se necesita para poder tener seguridad. Además no existe coordinación nacional ni política criminal. Por un lado, viene el ministro del Interior, por otro lado viene el de Defensa, por otro el asesor para la seguridad ciudadana, por otro  Reinserción, cada uno con su agenda. Y la Fiscalía está sintonizada en hechos paradigmáticos o en hechos mediáticos,  en los grandes capos que son producidos por los medios. La primera vez que una autoridad salió a decir algo importante del ‘Cebollero’ fue el presidente Santos porque ya era un tema de primera plana.

SEMANA: ¿La ciudad entendió que estaba dando una batalla contra la mafia? ¿O más bien la mafia se ensañó con usted y le creó desprestigio?

A.S.: Bastante desprestigio. Pero esa es la trampa en la que estamos: nadie quiere arriesgar prestigio para hacer lo que hay que hacer. Es como con la valorización, mejor no, dicen, porque me vuelvo impopular. Pero si un alcalde conoce una serie de circunstancias graves a las que está sometido una comunidad, un gremio y no dice nada o claudica frente al silencio de las otras autoridades, ¡mejor que no sea alcalde! Yo podría mostrarle muchas otras cosas maravillosas que hicimos. Pero yo no soy capaz de decir, mire estas 16.000 viviendas que entregamos, que es todo un récord, o este puente como nos quedó de bueno, y al mismo tiempo decir que yo fui un indiferente frente a los problemas de seguridad. Cuando había enfrentamientos armados en los barrios, muchas veces subí. La mayor de la Policía que me acompaña me decía que no lo hiciera. Yo le decía, voy en un carro blindado, quiero subir, me pongo esa chaqueta antibalas que usted tiene ahí y hablo con el comandante. Tiendo a pensar que la cara del santo hace el milagro.

SEMANA: Cuando estaba en el momento más crítico ¿pensó que la mafia le podía ganar la batalla?

A.S.: Sí claro. Por ejemplo cuando la Fiscalía investigó por pedido mío si era cierto que los paramilitares desmovilizados me habían apoyado en la campaña todo era muy extraño. Cuando estaba el fiscal Mario Iguarán, comenzaron a pasar el caso de un lado a otro. Tuvimos que trabajar por lo menos con tres fiscales. Y atender tres veces a la policía judicial. Era una cosa tan rara que ellos venían  a preguntarnos si sabíamos dónde podían encontrar a Luis Pérez. Nos tocaba ponerles una camioneta para que fueran a buscar a los que me iban a acusar. Les buscamos gente de los que me acusaban. Yo decía, esto no es normal. Era una situación de incertidumbre que afecta mucho la gobernabilidad y sobre todo afecta mucho el estado de ánimo. Me tocó ir a Bogotá.

SEMANA: ¿Sintió que el sistema está hecho para que ganen los malos?

A.S.: Es muy genérico decir eso. Pero el Estado nuestro es muy inoperante. Mientras que uno esté apegado a la ley, la tarea es cuatro o cinco veces más difícil que el que hace la cosa por fuera de la ley. En condiciones de impunidad como la nuestra la ilegalidad toma una ventaja extraordinaria. Yo veo cada vez más claro que las infracciones o los delitos en una sociedad están muy relacionados con la posibilidad de que uno sea sancionado o condenado por cometerlos.

SEMANA: ¿Tuvo costos personales para usted?

A.S.: Ufff. Sí. Cirugía de hemorroides, tres veces hospitalizado por problemas respiratorios que nunca había tenido. De las cosas que necesito volver a hacer es dedicarle un tiempo largo de concentración con la familia. Mi padre anda escoltado. Pero a mí no me gusta aparecer de víctima.

SEMANA: ¿Se hubiera lanzado, si supiera lo que le esperaba?

A.S.: ¿Si ya hubiera aprendido lo que solo se puede aprender haciendo? Yo creo que no, porque el costo personal es muy alto. Muy, muy alto. Sin embargo, ya después de vivido es distinto que me lo pregunten hace dos años a que me lo pregunten hoy. Que es como dice Borges que en la vida no hay experiencias buenas ni malas sino que todo es material para hacerse. Lo que yo viví es una experiencia desde el punto de vista humano muy fuerte. Tiene que hacerse uno mismo tan grande como el tamaño del problema.

SEMANA: ¿Se descrestó usted mismo?

A.S.: A veces digo: ¿este quién será? ¿De dónde salió? Fajardo y Aníbal Gaviria decían estos días: Alonso es un valiente. Pero lo que quiero destacar es otra noción de valentía, es la constancia, la perseverancia y no sacarle el cuerpo a las circunstancias.

Sería injusto terminar esta entrevista y no decir que hoy tenemos una mejor ciudad. Tenemos unas generaciones de jóvenes muy distintas en los barrios. Son muchachos tesitos. Tienen un sentido de lo que es la ciudad y de lo que anhelan como personas. Lo que se ha hecho es mucho. En estos ocho años, cuatro como secretario de Gobierno y cuatro como alcalde, creo que he dejado más de 80 nuevas infraestructuras de policía. Y en este cuatrenio ayudamos a la judicialización de 800 miembros de bandas. Pero hemos llegado también a la conclusión que la estética es el principal instrumento de la transformación social. Cuando por ejemplo hacemos renovación de los colegios o de las escuelas, se acerca un peladito y le dice a uno: “pasamos de la sombra a la luz”. Ahí hay una cosa importante. Entonces yo sí creo que hay mejor ciudad. A pesar del retroceso que tuvimos en el tema de seguridad, ahora vamos en un 30 por ciento de disminución de los homicidios y vamos a llegar, si nos va bien, a niveles de 2004.

2011/11/30

Análisis y proyección electoral (en Risaralda)


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Elecciones (II) y lesa humanidad

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PobreEl mejor 
Risaralda ha evolucionado poco.
Hemos tenido tradicionalmente dos caciques. Hasta los 60, 70 eran Camilo Mejía Duque liberal, y algún conservador. Luego Camilo fue reemplazado por Oscar Vélez, luego por César Gaviria, después por Juan Guillermo Ángel, luego Rodrigo Rivera y…algún conservador. Y lo digo así porque los godos tradicionalmente NO han tenido una gran figura. De hecho, hasta hoy se han mantenido divididos.  Más recientemente estaba María Isabel Mejía Marulanda, luego emergió –aupado en JM Arango- Mehreg. Por los lados y en un relativamente corto reinado estuvo Germán Aguirre. Y tras ellos una figura que desde la Cámara de representantes ha mantenido su maquinaria: Diego Patiño Amariles. La sorpresa de los últimos pugilatos por el cacicazgo ha sido un ferretero del barrio Laureles, en la comuna San Joaquín, quien pasó de presidente de Junta Comunal, a Concejal en los 80, a Diputado en los 90, a parlamentario y hoy a Senador, y porqué no decirlo a cacique de la comarca: Enrique Soto Jaramillo.
Veamos las cifras. En parlamentarias Marzo del 2010,  tomando como referencia la votación en Pereira decíamos “con excepción del MIRA, que se dispara de 7.726 a 11.677 votos (comparado 2006/10), los movimientos diferentes, o que pretenden serlo se mantienen: el Polo bajó de 4.620 a 3.848, el Verde subió de 577 (PVOC) a 2.134 (PV), la ASI 1.604...”. Y “Los resultados son la U -a la que pertenece el actual alcalde- sacó la votación mayoritaria al pasar de 33 mil a 37 mil votos, el liberal baja de 36 mil a 24 mil (¿a quién o, a quiénes, le huyeron uno de cada tres votantes liberales?) y el conservador (apoyado por Meherg y Judith) sacó 21 mil…” http://tinyurl.com/83gnvpm .
20 meses después, en “Autoridades Locales”, comparando 2007/11 la situación es la siguiente: 
Crecen: La U que continua su ascenso pero esta vez se duplica en Asamblea de 30,5 a 67 mil votos; Concejo de 21,7 a 31 más los 11 mil votos de Pereira Próspera da 42 mil votos; El MIRA se duplica en el departamento de 17 mil a 32 mil votos y sigue avanzando en Pereira de 7,3 a 11 mil. Aparece una nueva fuerza: Cambio Radical que se duplica en Risaralda de 15 mil a 29 mil votos y triplica en la capital de 5 a 17 (funciona la llave Castillo+ Ivan); El PV se triplicó en Asamblea liderada por Oscar Cruz de 3,6 a 9  y creció un 50% en Pereira, de 5,6 a 8 mil y… sin olas verdes….

 Crecen y decrecen: El conservador baja en Risaralda 47mil+Mehreg 44mil daba 91 mil votos a 64mil , y ¿con el empujón de Aguas y Aguas? sube en Pereira de 13 a 21mil. El Polo fue al revés se triplicó en el departamento de 3 a 9 mil pero fue apaleado en Pereira de 7,2 a 3,8 mil votos, la pela fue nacional;

Decrecen: El liberalismo sigue bajando, en Asamblea baja 10 mil votos pasa de 78 mil a 68 mil y en Concejo de Pereira ya fueron 24 mil, de 39 a la que se sumaba Pereira Social con 16,7 es decir de 56 mil votos pasa a 32 mil duplicando a los que huyeron antes y manteniendo la tendencia al declive. También decrece Judith de 7,9 sumada a los exMehreg de 14, daba 22 mil a 14 mil.   
En conclusión, el partidor para las parlamentarias, en 27 meses es: Soto ha duplicado su espacio. El liberalismo sigue bajando pero siendo una máquina, más si se fusiona con Cambio Radical, empero siguen sin Alcaldía y sólo con algo de Gobernación. El conservatismo sentirá la pérdida de la gobernación y de la alcaldía y, para 2014, ¿de la caja de Aguas y Aguas?…¿Habrá cambios en el gabinete de Pereira hacia 2013? ¿A qué le jugará la UNIR/Botero?...Se visualizan senadores: Soto y ¿Patiño?...¿Un godo?... ¿una cámara para cada sector?… y ¿una 4a en disputa? ...Si un/a líder fuera capaz de armar una gran alianza: MIRA, PV, Polo, Independientes, etc, podría pelearla, igual otro senado.
ADD: “Crimen de lesa humanidad”. Eso han sido los crímenes contra “prisioneros desarmados” cometidos por las FARC. Y que quede claro son “Crímenes NUNCA amnistiables”…NUNCA se perdonan

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El colombiano promedio

COLOMBIA EN CIFRASCuánto mide, a qué aspira, dónde vive y cuánto gana, son algunos de los datos que dibujan al colombiano promedio.
Domingo 30 Octubre 2011

2011/11/28

“¡En Vida Hermano, en Vida!” No 3: RUBEN DARIO JARAMILLO MONTOYA


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El padre Rubén





PobreEl mejor 


“Hay que tener cojones para decir eso en público” le dije; “quien está en Cristo a nada teme”, respondió, tranquilamente, el padre Rubén Darío Jaramillo Montoya en un diálogo en los aposentos de la rectoría de la UCPR (hoy UCP). Tal vez esa frase describa quién es.
Supe de él, porque realmente nunca lo traté, cuando era Párroco de Villasantana -creo que era su primer ejercicio pues fue ordenado a fines de 1992- y yo creaba y dirigía la primera (¿y única?) oficina de juventud de la alcaldía de Pereira. Tenía fama de ser muy estricto. Si bien nunca nos cruzamos después supimos que tratábamos los mismos jóvenes macartizados como “pandillas juveniles” en los 90’s, bajo el estigma de la figura sicarial asociada a las mafias que recaló dentro del imaginario de los Colombianos. La mayoría de ellos murieron. A una minoría los salvó el amor o por una mujer o en Cristo.

Pasados los años nos conocimos personalmente en la brega por crear Pereiranos por la Paz en 1998. Monseñor Fabio Suescún Mutis, Obispo de la Diócesis, lo había puesto al frente de una incipiente Pastoral Social.  Poseía una pequeña oficina con una joven secretaria que hasta hoy lo sigue. El Padre Rubén, fue padre de Pereiranos por la Paz, sin  su apoyo no hubiera nacido. Nunca me ha contado cómo logró convencer a “Suescún” para que asumiera la Presidencia de la Asociación Permanente de Ciudadanos Pereiranos por la Paz.

Por aquella época le habían dado una Parroquia en el centro pero en el terremoto de principios de 1999 -“de Armenia”-  la construcción tuvo graves problemas y -creo- fue cerrada. Trabajamos en “Laboratorios de Paz” barriales, especialmente en Las Brisas de Villasantana al lado de las Hermanas Pasionistas. Sus palabras de despedida en el 2001 al momento de entregar la dirección ejecutiva de la asociación las conservo. Son un tesoro personal.

La vida siguió. Lo vi crear, desde los cimientos, con Jhon Jairo Hincapié, Diana Osorio, y otros, una formidable empresa en Caritas, allí atendió a los desplazados. Se involucró directamente en procesos de desmovilización de -ahora si- pandillas juveniles en el área metropolitana. Su trabajo honesto y transparente, con bajo protagonismo, le trajo impensados apoyos de personajes encopetados de la ciudad.

Me sorprendió, y a él, su nombramiento como Rector de la UCPR. Un premio a su espíritu alegre, inteligente, emprendedor, líder… Su hermosa madre lo acompañó en su posesión. Esa señora que reflejó la humildad que siempre ha tenido Rubén. Al salir de la hoy UCP, pudo haber tomado algún escalón, pero me dijo “me interesa más el ser humano que hay dentro de mí” y regresó a una humilde parroquia en Dosquebradas. ¡Qué Ejemplo!

ADD: Serie de homenajes “¡En Vida Hermano, en Vida!” No 3… continuará…

2011/11/24

Cada individuo debe esforzarse para mejorar la vida colectiva y así la propia.


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Si cumple las normas ‘se jode’

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PobreEl mejor 
En las sociedades avanzadas la línea base de los paradigmas de convivencia es bastante elevada.
Todos están de acuerdo, por ejemplo, en que nadie debe “volarse” un semáforo porque puede matar a otros ciudadanos, y que hacerlo acarrea sanciones duras; que los espacios públicos no deben ocuparlos ni parcelarlos particulares para su propio beneficio; que la basura no se arroja al suelo, sino que se recoge y se mete a las canecas; que la libertad de cada individuo termina donde comienza la de los demás, y que no se permiten abusos como por ejemplo, equipos de música a todo volumen; que la Policía tiene que hacer cumplir la ley y que los ciudadanos deben acatarla en los espacios públicos y hasta en los privados, cuando desde estos se abusa de los demás; y que ningún derecho individual, aunque sea fundamental, justifica abusar de cualquier derecho de la colectividad.
En los países avanzados saben que mientras más elevada sea la línea base para la convivencia colectiva, mayor será la calidad de vida del conglomerado, y por lo mismo de cada individuo, y que para poder gozar de los derechos individuales, primero hay que cumplir con las responsabilidades que implica gozar de esos privilegios. Cada individuo debe esforzarse para mejorar la vida colectiva y así la propia.
En los países atrasados ocurre lo contrario. Los individuos suelen actuar como si no existiesen los derechos colectivos y tratan de maximizar sus privilegios por encima de los de los demás. Esta tendencia la hay hasta en los estratos altos, donde se supone que una mejor educación mejoraría también la conciencia de la vida colectiva.
Ya es normal, por ejemplo, que en un Estado garantista haya una norma jurídica llamada la “confianza legítima”, que legaliza la invasión del espacio público cuando el propio Estado la consintió, y que para liberarlo, que sigue siendo una obligación de los gobernantes, se requiera compensar a aquellos que lo ocupan.
O que las exigencias para construcción o puesta en marcha de un negocio, sólo se apliquen para quienes lo hacen de manera legal, porque los ilegales (así tengan recursos) no piden ningún permiso, pero tampoco se les sanciona.
En fin, son muchas las pruebas que se encuentran a diario, de cómo lo más fácil en nuestras ciudades es incumplir la ley, porque la vida se facilita y nadie (el Estado) molesta.

2011/11/23

En el cerebro...y el corazón de un(a) corrupto(a)


¿Cómo funciona la mente de una persona corrupta?


El psiquiatra Guillermo Acosta explica las motivaciones de estos seres y su perfil psicológico.
El cartel de la salud, el 'carrusel' de la contratación, el escándalo de la Dian o el de Agro Ingreso Seguro son algunos de los casos de corrupción destapados este año en el país. Y, cuando se habla de salidas, se suele plantear la necesidad de una vigilancia más estricta o de fomentar una mejor educación. Pocos analizan la salud mental del corrupto.

¿Qué lleva a un profesional con un alto cargo, buen sueldo y reconocimiento público al soborno o la 'mordida'? Esta pregunta se planteó el psiquiatra colombiano Guillermo Acosta: "¿Qué induce a la persona a trocar los comportamientos éticos por acciones perversas y corruptas?".

La respuesta puede estar en la cabeza. No es que la corrupción sea un trastorno mental, sino que existen personas predispuestas a ella. Según Acosta -que basa sus teorías, principalmente, en lo dicho por el psicólogo estadounidense Theodore Millon-, los corruptos son personas con alguno de estos dos tipos de trastorno: narcisista -definido como egoísta- o antisocial -definido como fanfarrón-. Ambos, identificados por la inclinación a centrarse en sí mismos como fuente para satisfacer sus necesidades. Los primeros, convencidos de que son superiores a los demás; los segundos, guiados por la necesidad de mostrar esa superioridad.

"Son características que los llevan a no considerar al otro -explica Acosta-. Se trata de personas explotadoras, abusivas, que en su dinámica mental no tienen en cuenta la ética global". El de tipo antisocial no acepta la culpa, quizá llegue a sentir vergüenza al verse expuesto al escarnio público, pero no arrepentimiento. En cuanto al narcisista, es alguien tan encerrado en sí mismo que pasa sin detrimento por encima de los demás.

Este tipo de personas, indiferentes a las normas y con la idea de estar más arriba que ellas, pueden llegar fácilmente a la corrupción. Muchos, incluso, lo hacen sin entrar en conflicto directo con la ley, pues pasan desapercibidos. "Se trata de los famosos delincuentes de cuello blanco, que se atrincheran en sus posiciones y hasta reciben aprecio social por sus logros económicos y de poder", dice Acosta.

¿Qué hace que una persona sea así? Se mezclan factores biológicos, genéticos y ambientales, que son los que conforman los patrones de personalidad. "Habrán visto que hay niños apacibles y otros que son un terremoto. Los humanos, como todo animal, somos diferentes uno del otro".

Este sustrato con el que nacemos se va a sumar a lo que se aprenda, sobre todo en los primeros años de vida. Si un niño no recibe límites, si todo lo que hace está bien y es fuente de aplausos, va a formarse en una independencia en la que no tendrá consideración con los demás. De igual manera, si a otros se les promueve la dependencia en función de recibir del exterior, se quedará a la espera de que todo le llegue. "Lo que se busca es una persona que, como en una constelación, tenga de todo un poco, piense tanto en los demás como en sí misma -dice Acosta-. Ese equilibrio hace una personalidad funcional".

***

Durante la niñez, dicen los especialistas, se forma el futuro psicológico de la persona. En esa etapa el ser humano empieza a comprender quién es él y quién es el otro. En ese andar, el niño comienza a incorporar valores, a formar el superyó, que le dirá qué es lo bueno y qué es lo malo. Y lo hace casi sin darse cuenta, puede ser cuando va en el carro con sus padres y nota cómo se cruzan el semáforo en rojo porque nadie los está viendo, o se detienen a cumplir la ley.

"Las fracturas en estas primeras fases de desarrollo generan muchas de las patologías citadas -afirma Acosta-. Y hay que ver que el abandonado no es solo el niño que vemos en Bienestar Familiar. Puede estar abandonado en un entorno de lujo y comodidad, sin ese vínculo afectivo que le ayude al tránsito de maduración al empezar a explorar el mundo".

-¿Toda persona corrupta ha tenido padres con características similares?
-No necesariamente. Pero definitivamente hubo elementos familiares que influyeron.

Estas personas crecen con una patología que se refleja en la tendencia a controlarlo todo y a la transgresión de las normas, sin tener en cuenta el impacto que sus acciones ilegales tengan sobre los demás, pues carecen de empatía. En su actuar, hacen uso de su posición social o económica privilegiada. Hace poco visitó a Bogotá uno de los expertos más reconocidos en la lucha contra la corrupción, el británico Bertrand de Speville. Conocedor como pocos de casos que implican este delito, afirmó que lo que más sorpresa le causa es encontrarse con personas que, sin necesidad de dinero, llegan a la corrupción para tener más. Es lo que hoy se preguntan muchos colombianos, al ver nombres de reconocidos profesionales o políticos vinculados en delitos que los tienen en la cárcel.

Y no solo se habla de grandes escándalos, sino de hechos cotidianos. "Es tan corrupto el acto de robarle dinero al Estado como el de no responder por la alimentación de un hijo", agrega el experto. Ambos reflejan la falta de consideración por el otro.

A nivel biofísico, manifiestan un estado de ánimo despreocupado e indiferencia. Son seres con déficit de caridad social, falta de civismo y desinterés por la seguridad de los demás. "Y sus acciones afectan a todos -dice Acosta-. Mire cómo sufrimos andando por la calle 26, por ejemplo".

No es asunto de género, como muchos creen, al suponer mayor honestidad en la mujer. Es tan propenso el hombre como la mujer, lo que pasa es que se ha hecho más evidente en hombres al ser mayor su presencia en cargos de poder. Tampoco se trata de personas con más inteligencia. Si acaso, tienen más astucia.

¿El corrupto siente placer al cometer el delito?
Uno se pregunta cómo una persona con plata y poder hace más trastadas. Por el placer narcisista, omnipotente, del riesgo. Tiene la sensación de que es Supermán, de que está blindado contra toda kriptonita. Eso la lleva a ciclos de actuación repetitiva. Por más carcelazos, vuelve a lo mismo.

Estas patologías se presentan en forma leve, moderada o grave y, según sean, pueden recibir tratamiento. Si es leve o moderada, es posible que sea útil la psicoterapia individual; si es grave, el camino adecuado es una medida correccional: un tiempo de larga instancia donde reciba educación conductual para cambiar los patrones de comportamiento. "Estas personas no suelen consultar con deseos de cambio a un especialista. Si lo hacen es por vergüenza, al ver su situación complicada o porque una enviada a la cárcel los llevó a una depresión".

¿El corrupto es un enfermo?
-No. Tiene una psicopatología, pero eso no lo hace inimputable. Es responsable por sus actos, así su disfunción psicopatológica sea mayúscula. A diferencia del psicótico, que pierde contacto con la realidad, estas personas son conscientes de lo que hacen. Por eso hay que darles una pena y ofrecerles tratamiento.

¿Qué tanto les sirve un tiempo en la cárcel o una psicoterapia? 
Para Acosta, es difícil responder si una persona que ha cometido un acto de corrupción necesariamente va a volver a hacerlo. "Si no existe en ellos un cambio intrasíquico, lo seguirán haciendo. Por eso, en algunos casos, las sanciones tendrán que ser permanentes o largas. Que nunca más se acerquen a las arcas del Estado, por ejemplo, porque si lo vuelven a hacer, seguro vuelven a meter la mano".

La intervención sobre estas personalidades propuesta por Millon tiene como objeto equilibrar las polaridades que imperan en ellas y centrar su atención en las necesidades del otro. "Desmantelar la explotación interpersonal y fomentar la cooperación como algo positivo". Ante este panorama, es claro por qué, cuando se habla de corrupción, no es suficiente pensar en fortalecer las instituciones o la justicia, sino en darle una mirada a la salud mental de quien está a cada lado de un contrato.
MARÍA PAULINA ORTIZ
REDACCIÓN EL TIEMPO