2013/05/13

¿Tiene sentido una negociación con las Farc sin que entreguen toda su red criminal?

Enviar a un amigo     Versión para imprimir     Descargar en PDF




Luis Jorge Garay: "El sistema político no ha tomado la decisión de romper totalmente con la ilegalidad"

Luis Jorge Garay estuvo en el país presentando su libro Redes Ilícitas y reconfiguración de Estados, uno de cuyos capítulos es sobre Colombia.
Fotos: Juan Pablo Pino

Luis Jorge Garay se ha aproximado a la criminalidad y la corrupción en Colombia desde un enfoque muy diferente al tradicional. Primero, abordó el concepto de la captura del Estado, para analizar cómo los grupos de poder aprovechaban su influencia para lograr leyes y regulaciones a favor suyo y no del interés general. Después, comenzó a aplicarlo para analizar cómo los grupos ilegales habían capturado el Estado y comenzado a reconfigurarlo.
En su último libro, Redes Ilícitas y Reconfiguración del Estado, usando la metodología de análisis de redes, profundiza ya en casos concretos de captura del Estado. Analiza específicamente la toma del Congreso y la penetración del DAS por parte de los narcoparamilitares durante el primer gobierno de Uribe.  Para eso utilizó casos ya judicializados en Justicia y Paz. El conocimiento que Garay ha acumulado es uno de los marcos teóricos para la nueva aproximación de la Fiscalía de Eduardo Montealegre al concepto de "macrocriminalidad".  
Su tesis es que hay que entender que las organizaciones criminales actúan en forma de red y que estas redes están constituídas por unos criminales pero también por unas personas que operan en la legalidad, que son "gente divinamente" pero que sirven de puente entre ese mundo ilegal y el Estado y las empresas que operan a la luz del día. Y que si esos enlaces entre ambos mundos no se identifican y se castigan, de poco servirá que la Fuerza Pública capture un capo todas las semanas, pues la estructura criminal se reproducirá.
La Silla Vacía lo entrevistó.
La Silla Vacía: ¿Por qué es importante usar el análisis de redes para comprender lo que sucedió en los últimos años con la reconfiguración del Estado desde adentro por parte del narcoparamilitarismo?
Se parte de un principio básico criminológico: las nuevas redes ya no son estructuras jerárquicas como lo fue el Cartel de Pablo Escobar, sino estructuras cada vez mas especializadas horizontalmente en red, con campos de especialización, puentes estructurales que conectan los sectores ilegales y los “grises” que están en la legalidad y son cruciales para el funcionamiento de las redes ilícitas transnacionales y para su reproducción. Ser una estructura más horizontal y flexible, hace a estas organizaciones más resilientes ante choques tanto internos como externos. 
¿Quién sería un agente gris?
Un banquero o un cambista que se dedica a lavar dinero a la criminalidad dentro de sus actividades legales. Un militar que, en vez de atacar al criminal, le permite actuar en el territorio. Un agente del Das, o el director, que en vez de perseguir a los criminales filtra información para permitirles tener acciones más tranquilas. Un congresista que mediante un acuerdo político con la criminalidad busca tramitar proyectos de ley para favorecerlos. El accionar de los actores grises que una vez juzgados se vuelven criminales es esencial para entender la criminalidad. 
¿Cómo cambia esto la concepción tradicional del derecho penal?
La concepción tradicional penal se enfoca en un victimario, o un ilegal, que comete un hecho delictivo en contra de la víctima. Cuando el enfoque es a partir de las redes, cada vez se vuelve más importante entender las acciones legales o grises para ese funcionamiento. Ya no todas la relaciones de la red son criminales; en apariencia son legales, pero si se enmarcan en el contexto para el cual se cometieron se entiende que son ilegales. No es lo mismo tener un acuerdo político para favorecer intereses criminales que un acuerdo para sacar adelante un objetivo de interés común. Lo importante es el contexto.


La red de Jorge 40


No basta con abatir o capturar a los grandes criminales, si no se desmontan simultáneamente los puentes estructurales de las zonas grises.”– LJG
Usted estudió la red asociada al jefe paramilitar Jorge 40. ¿Qué fue lo más interesante que encontró?
Dentro de toda la documentación judicial y procesal de Jorge 40, un dato revelador era que había sustituído parcialmente instancias del Estado. Firmaba los convenios que establecía con agentes grises en el mundo empresarial, político o de funcionarios públicos. Eran acuerdos para el manejo de parte de los recursos del sistema general de preferencias. Acuerdos para asignar la contratación pública a empresas que contaban con su aval, o para transferir dinero de regalías a estas organizaciones. Había un nivel de institucionalización de relaciones entre lo gris, lo legal y lo abiertamente criminal.
En segundo elemento es que en el caso de Jorge 40 se encontró que la captura del Estado fue de lo local hacia arriba. Llegó a su máxima expresión con la captura de parte del legislativo y parte del Das. No está judicializado hasta donde llegó en el sistema judicial.
Lo tercero que es interesante es la complejidad del entramado de las subredes. En lo político, estaba el senador Álvaro García, que se encargaba de las relaciones con los políticos del nivel local, regional y nacional, con alcaldes, concejales, en siete departamentos de la Costa Atlántica. La complejidad de las relaciones entre Jorge 40 y multiplicidad de agentes de la red casi no se ve en otros casos.
¿Qué explica que Jorge 40 tuviera relaciones directas con tantos agentes en las redes?
La única explicación es que Mancuso y Jorge 40 todavía tenían una respetabilidad social en sus regiones gracias a su origen social, cosa que no tuvo, por ejemplo, Martin Llanos, que era hijo de un abierto criminal y no tenía capacidad de interactuar directamente con la institucionalidad.  Tenía que hacerlo a través de la alcaldesa de Monterrey.
Esto significa que si Jorge 40 hablara se podría desarticular realmente la red que giraba alrededor suyo
Ese es un punto crucial. Una vez la captura avanza tanto que compromete incluso instancias de instituciones, el desmonte de estas redes es muy difícil porque ya existe un capital social perverso y una institucionalización. Ahí viene un tema que es crucial, que es la nueva visión de inteligencia y seguridad. No basta con abatir o capturar a los grandes criminales. Si no se desmontan simultáneamente los puentes estructurales de las zonas grises ese capital social continúa intocado y se coloca al mejor postor y eso es lo más perverso. Toca desvertebrar todo el esquema social e institucional gris y supuestamente legal.
¿Se logró algo de eso en Justicia y Paz?
El proceso en Justicia y Paz tuvo un elemento muy importante y es que los fiscales lograron ubicar muy rápidamente que lo político formal era muy importante. Antes no había precedente de esto. Ellos proveyeron información crucial a la Corte Suprema que fue muy importante para la investigación de casi el 30 por ciento del Congreso.
El problema es que al tener que cambiar la perspectiva penal tradicional, los fiscales se concentraron en los hechos de criminalización pura, tradicionales, que son claves: quién mató a quién. Pero no entraron a estudiar otro tipo de relaciones que son determinantes como las de financiación. Es muy poco lo que se avanzó porque los capos no han querido sino hablar sobre victimización.
¿Por qué cree que no hablan de los financiadores?
El que mas habló fue Hazbun, que dio una lista de 400 empresas, pero en general no han hablado de financiación de empresarios sino solo de narcotraficantes y hubo muchos financiadores que no eran narcotraficantes. Algunas razones es que hay todavia unas relaciones existentes y que esos agentes grises son poderosos. Pensando que van a ser liberados con penas débiles en Estados Unidos y vuelven a Colombia les conviene mantener ciertas relaciones con estructuras de poder gris o legal.
Con los militares igual, no han involucrado a muchos militares pese a que varios agentes participaron directa e indirectamente. Han hablado mucho de exmilitares ya muertos. Con los políticos igual. Lo de los políticos se supo fue porque se descubrió el Pacto de Ralito porque ahí estaban las firmas. Ninguno habló de eso en un principio. Han tenido una posición estratégica.
¿Eso explica que extraditen a 12 capos y que esto no haya tenido un impacto sobre el negocio?
Es porque hay una zona gris y supuestamente legal muy poderosa que acumula el poder capital perverso. Son las que permiten la reproducción. Muchos hablan de las fuerzas oscuras pero no se trata solo de eso. Son agentes claves que están en la legalizdad.
¿Quiénes eran los agentes grises en la red de Jorge 40?
Álvaro García Romero, Dieb Maloof, Salvador Arana y otros congresistas. También está el caso de Jorge Noguera y el del “ventilador del Das”, que  muestra una subred de inteligencia. No sabemos nada de empresarios, muy poco de militares, muy poco de hacendados y de terratenientes. Lo van a sacar de Justicia y Paz porque no ha dicho nada. Es para volver al país sin que tenga enemigos claros. Mancuso tuvo contradicciones por presiones sobre familiares y hablaron muy poco. Parece una estrategia coordinada de presionar un poco al Establecimiento involucrado al decir ‘vamos a hablar mas’ pero siempre esperando no tener una confrontación directa a la espera de tener un mejor futuro para ellos.
 
 Llama la atención que hay actividad creciente de subgrupos de las Farc con otros mercados ilegales como el coltán"
Cambiando un poco el foco, ¿qué implicaciones tiene para el proceso de paz que también sea una red criminal?
Mi opinión es que en las Farc hay todavía una cúpula política con unos regimientos que mal que bien están bajo su control y comprometidos en un proceso de negociación y que quieren una participación política en el futuro en el país. Hay que apoyar el proceso de negociación. Pero eso no va a desactivar el conflicto tradicional.
¿Por qué?
No podemos saber qué porcentaje de la guerrilla está involucrado en actividades abiertamente ilegales en asocio táctico con las Bacrim. Y crecientemente hay información de inteligencia y de la Fiscalía sobre su relación con organizaciones poderosas como el Cartel de Sinaloa, alrededor no solo del narcotráfico, sino que están integrando mercados ilegales, como la minería criminal. Un subgrupo de las Farc está involucrado en este proceso. ¿Qué porcentaje? No sabemos, pero es un grupo poderoso.
Llama la atención que las Farc en un principio tuvieron relaciones con Eta y con la organización mafiosa italiana 'Ndrangheta, con las que había intercambio de explosivos y armas por cocaína. Eso está en fallos y sentencias en Italia y España. Pero más recientemente, hay actividad creciente con otros mercados como el coltán. No está judicializado. Hay información sobre relaciones de las Farc alrededor de oro en Antioquia con el Cartel de Sinaloa y con los Rastrojos.
¿Tiene sentido una negociación con las Farc sin que entreguen toda su red criminal?
Uno de los puntos de la agenda es el desmonte del narcotráfico. Pero no solo es importante el desmonte del narcotráfico sino de todos los mercados ilegales en los que están involucrados. La duda es qué tanto la cúpula de las Farc conoce lo que estan haciendo en la región.  Tengo mis serias dudas de que tengan conocimiento. Uno de los objetivos de la negociación es que develen cómo parte de la estructura está involucrada en el negocio. Pero ellos no lo aceptan, es un tema muy crucial en la negociación. La preocupación es que si no se avanza en ese sentido, ese porcentaje va a seguir como una organización transnacional ilícita en la región con carteles internacionales. Hay evidencia de que cada vez hay más italianos en Colombia.
¿Si?
Hace poco arrestaron seis capos italianos en Colombia. Estan teniendo que venir a negociar directamente el envío de droga a Italia, a través de África, y no sabemos el hueco negro de Venezuela. Esto se ha transnacionalizado. Y no solo es coca. En el libro que hemos hecho con Mejico, sobre la Familia Michoacana, hay un caso muy famoso de un comerciante joven chino que se instaló en el DF y tenía negocios en Miami. A veces los carteles que se matan en el territorio llegaban donde este chino, para mandar coltán y pactar el lavado de dinero en China, que es muy laxo para lavado de capitales. Se usaba parte de ese dinero para importar sustancias claves para drogas sintéticas que son fabricadas por el Cartel de Sinaloa. Era una triangulación perfecta. Al chino le encontraron en su casa 200 millones de dólares en billetes. Esta en Maryland en la cárcel. Eso demuestra en que nivel estamos.
¿Cuáles son esos nuevos mercados que están integrando las redes criminales?
El de coltán es un mercado super valorado. El oro es el mejor artículo, porque no solo tienen ganancias sino que lo lavan todo. El oro es una moneda patrón, lo exportan, lo sobrefacturan, y logran una legalización perfecta.
¿Cómo opera este mercado criminal del oro?
Si uno logra tener poder territorial, puede entrar y explorar oro fácilmente. Requerirá ingenieros, los grises y los legales. En el territorio se apropian del subsuelo como antes se apropiaron del suelo. Por eso es mi miedo es que, dadas las condiciones de Colombia, donde no se sabe ni qué se exporta ni a cuánto, se pueda desarrollar una mineria criminal a favor de organizaciones ilícitas transnacionales. 
¿Usted es partidario de congelar la explotación minera?
Se debería hacer una moratoria en zonas de conflicto y de restitución de tierras. ¿Qué se va a restitur si debajo hay una licencia minera? Hay que seguir la moratoria mientras entendemos esto. En algunas zonas, incluso tenemos que estudiar revertir licencias mineras. Eso le va a costar mucho al Estado, porque hay derechos adquiridos.

Las buenas prácticas

¿Hay alguna forma de desarticular estas redes?
La decisión de la Fiscalía colombiana de crear una unidad de macrocriminalidad va en el sentido correcto. Implica una nueva tecnología de investigación, una transversalidad en la investigación y una tecnificación en el análisis de los casos. Porque Colombia no puede seguir sin analizar la macrocriminalidad. No es garantía de que se va a desmontar pero es un avance importante.
Las redes ilicitas se caracterizan por la integración de mercados de carácter cada vez mas transnacional. Por eso se necesita abordarlos de manera transnacional. Es muy complejo, aunque se está avanzando. Por ejemplo, en el marco de la OEA se han firmado convenios para compartir información. Sin la unión y sin unas normas armonizables entre países claves es imposible. 
¿Qué impacto tendría sobre la macrocriminalidad si se legalizan los cultivos ilícitos?
Infortunadamente en la medida en que se han integrado multiplicidad de mercados, y la cocaína va perdiendo peso, y la van ganando otros mercados, esa despenalización o descriminalización va a tener una menor efectividad en las redes poderosas, porque tienen otro capital social que permite sustituir ese mercado.
¿O sea que el “activo” no es el producto sino el canal?
El canal es clave y el entramado de lo gris y lo legal.
 

La decisión de la Fiscalía colombiana de crear una unidad de macrocriminalidad va en el sentido correcto.”– LJG
¿Qué cuota de responsabilidad le cabe al sector financiero como agentes grises en esta macrocriminalidad?
Es un sector que está en el punto de mira de las organizaciones macrocriminales para lavar activos, diversificar portafolios, pero también lo hacen a través de la creación de empresas. No es solo el sector bancario. Esto implica que sectores clave adquieran una conciencia de tener un código ético para combatir la criminalidad organizada.
¿Hay algún ejemplo de eso?
El Código Ético Empresarial Antimafia en Sicilia establece que cuando hay una sospecha fundada de que una empresa está asociada con dineros ilegales es expulsada del equivalente de la Andi. Y se le prohibe a cualquier otra empresa tener relaciones con esa empresa.  Es una sanción social y moral. Eso se empezó a aplicar hace dos años en Sicilia, y ahora también funciona en Lombardia y Roma.
¿Ha funcionado?
Está funcionando. Se trata no solo de ética sino que también en el mundo empresarial convivir con la macrocriminalidad no es rentable.

Entendiendo esta teoría, ¿cómo debería cambiar el periodismo judicial?
No es un problema solo del periodismo. Es que las autoridades por mostrar resultados efectivos de largo plazo privilegian la información sobre ‘cayó este capo, cayó este otro capo’, y no permiten entrever la complejidad de lo que estamos tratando. El cubrimiento se concentra en los hechos del día, pero no en un análisis mas sistemático. Entender por qué la organización criminal se reprodujo a pesar de los capos que han caído es fundamental.

Lo que falta

Usted estudió el fenómeno de reconfiguración del Estado durante la época de Uribe. ¿Se ha revertido este proceso con Santos?
Tengo serias dudas de qué tanto ha cambiado el proceso. Obviamente el país ha avanzado con el juicio de congresistas y de funcionarios como Jorge Noguera. Sin embargo, mi concepción es que el sistema político nunca ha asumido la responsabilidad de hacer las reforms necesarias para erradicar estas prácticas.
¿Qué tipo de reformas puntuales se necesitarían?
Necesitaríamos optar que no solo el partido politico pierde la silla sino que debería haber una verdadera sanción al partido. Si hay evidencia de tratos con la ilegalidad de una alta proporción de miembros quitarle la personería jurídica. Es draconiano pero no hay más que hacer. Es que incluso en el Congreso ha habido un reciclaje de personas que no garantizan que este tipo de prácticas se hayan desmontado.
Institucionalmente se dio un paso importante con el Das pero tampoco hemos avanzado en crear una institucionalidad que de plenas garantías. Tengo dudas sobre movimientos que se dan en la Justicia, que no parecen muy claros. El sistema político no ha tomado la decisión de romper totalmente con la ilegalidad. Son clarooscuros muy complejos, porque la profundidad de la captura y cooptación del Estado ha llegado a puntos muy graves. Cuando ve lo local y lo regional se da cuenta que ha reproducido el fenómeno con otras caras y otras formas.
Su visión es un poco pesimista
No es ser pesimista. Es alertar de lo que puede pasar.

2013/05/11

¿Cuál es la función de la Universidad?:


Haz Plural V

Renuncia a atolondrar... (1)

@orlandoparrag ciberplural@gmail.com
La poco difundida, pero incitadora “Renuncia de Reiser” (http://ow.ly/kJxk2) me hace pensar en mis renuncias: En el 2º semestre de 2006, renuncié a una consultoría en el Ministerio de Educación Nacional y en el 2º semestre de 2008, renuncié, tras 11 años de ejercicio -no continuos- a la docencia en secundaria. En ambos casos, el argumento central fue “mi salud mental está por encima de todo lo demás”…

Puede argüirse la salud mental, la emocional o la espiritual como se quiera. Pensé en escribir una reflexión sobre el tema, pensé en Vasconi[1], pensé en Althusser[2], en los textos donde desnudan lo que era y es el “sistema educativo”, especialmente ese formador de obreras y obreros que sigue siendo la secundaria pública. (…)

Ese texto tiene una pregunta central que aborda pero no resuelve y un tema que lo transversaliza, pero al ser una breve carta pública, tampoco profundiza –tampoco lo harán estas notas-. La pregunta es ¿Cuál es la función de la Universidad? y el tema es la libertad.

¿Cuál es la función de la Universidad?: Algunas personas piensan que la función de las universidades es formar buenos profesionales. No. La función de las universidades es direccionar países, sociedades, naciones enteras. Basta con mirar con atención el énfasis que hace un país en un área socio-productiva, y mirar con atención donde está el fuerte de sus universidades y entender la estrecha relación que hay entre uno y otro.

De igual manera basta con entender que un país no tiene un énfasis al mirar que sus universidades tampoco lo tienen. Colombia, al igual que casi toda Latinoamérica al igual que el 2º o 3er mundo hace parte de ese último sector: un premio a quien con certeza nos diga ¿a qué país, a qué sociedad apunta el sistema educativo colombiano? De hecho, ¿alguna vez, como nación, como colectivo humano, hemos abordado esa pregunta?

Prioridad estratégica. Todo país debería tener una. Colombia tampoco la tiene. Así que estamos limitados por unas fuerzas superiores a este texto. Quedémonos en pensar cuál debería ser la prioridad estratégica en un país como el nuestro cuyos principales problemas son una mezcla de pobreza, narcotráfico y violencia. Y en pensar entonces ¿hacia dónde debería apuntar, hacia dónde debería estar la prioridad estratégica de formar profesionales? Si hacia simplemente hacerlos eficientes para servirse a sí mismos y, en un segundo plano a sus familias –si es que llegan a constituir las propias- o si es necesario hacerlos eficientes para servirle a un país como el nuestro.

Allí surge un tema que aborda Reiser. Sin olvidar que él está cerca a Dinamarca y nosotros a Cundinamarca. Y es el tema de las humanidades. Podemos formar excelentes, buenos, regulares, malos ingenieros, arquitectos, administradores, sicólogos, etc…pero eso es secundario (yo lo pondría aún más abajo, pero eso sería utópico). Lo principal es ¿Qué tipo de ciudadanos y ciudadanas estamos formando para abordar el tema de la pobreza, del narcotráfico y de la violencia?…Sigue… (Texto completo enhttp://ow.ly/kJxsG )....

 BUENA NOTICIA: Por fin…la CARDER cumplió un deber que tenía desde el 2004 : pavimentar su andén sobre la Avenida Sur.
[1] Contra la escuela; [2] Los Aparatos Ideológicos del Estado.

Esclavitud Moderna Esclavos Siglo XXI


2013/05/01

Cómo garantizar los derechos de la oposición y las minorías políticas


Haz Plural V

Foro Participación Política

@orlandoparrag ciberplural@gmail.com
En este momento estoy, invitado por Naciones Unidas, al 2o foro ciudadano para dar insumos a la mesa donde se busca un “Acuerdo General para la terminación del conflicto...”. El primer foro fue sobre el punto agrario que está a punto de ser firmado. Esos acuerdos, seguramente, terminarán en un ejercicio de validación popular vía referendo o plebiscito.

Entristece oír y hasta ver, propuestas y personas que estuvieron en los diálogos de 1984, de 1998...30, 15 años perdidos. Indigna entender que -definitivamente- casi todas las estructuras paras siguen intactas...con otros nombres, más urbanizadas y dedicadas a la delincuencia organizada. Enfurece saber que: ¡somos una vergüenza mundial!, el único país del mundo con un conflicto armado que cumplirá 50 años en el 2014!...

¿Qué opiné aquí sobre mecanismos de participación en pos de resolver nuestros conflictos (políticos) pacíficamente ?...Lo primero fue distanciarme de la propuesta de una constituyente, pues con las actuales reglas de juego electorales, es un enorme riesgo... Y lo segundo, en resumen:
*Clientelismo / Carrera administrativa: implementación obligatoria paulatina vía selección por  méritos:  2015: 30%, 2021: 60%, 2027: 90% desde ese momento, únicamente el 10% del personal podrá ser contratado, todos los demás deberán ser cargos justificados, nombrados y por concurso.
*Corrupción / Participación ciudadana: flexibilizacion para facilitar consultas, referéndum, plebiscitos, etc.

-Elección popular no partidaria de los jefes de los órganos de control nacional, departamental y municipal: Contralor, Procurador, Personero.
-Elección popular no partidaria de las cabezas de las estructuras judiciales: Jueces, Fiscales, etc.

-Cátedra obligatoria de Participación desde jardines infantiles, escuelas, colegios y en universidades como “Ética Civil de Participación Ciudadana”.
*Corrupción / Reforma Política Electoral.

-Campañas: Exclusiva, única, financiación por el estado de campañas y partidos. El aceptar financiación privada ilegalizaría la dignidad obtenida.
-Partidos: Carnetización obligatoria de los militantes, vía Registraduria.
-Elección democrática y secreta de directivos y candidatos.
-Programas establecidos en asambleas y congresos.
-La propuesta de gobierno de los candidatos debe incorporar, obligatoriamente, mínimo un 51% del programa partidario.

*Medios: Férreo régimen anti monopólico. Acceso a Radio y TV para minorías y movimientos sociales subsidiado por el estado desde lo local a lo nacional.
*Períodos del Ejecutivo: Presidente, Gobernador, Alcalde por 6 años; sin reelección inmediata y con flexibilización de los procesos de revocatoria del mandato.
*Órganos de elección popular: Una sola cámara acorde sumatoria de variable de poblaciones con variable de Indicadores de Desarrollo Humano: a menor IDH mayor participación (...).

-Régimen de Transición especial para minorías y movimientos sociales ( Entendida las Farc como una “minoría”, desarmadas totalmente y con una sola forma de lucha: la política...!nunca más la irresponsable combinación de formas de lucha!...). En 2014,  20% de esa cámara única sería para esas minorías y movimientos sociales (que se las disputen afros, indígenas, minorías políticas, etc), 15% en 2018, 10% en 2022 y 5% permanente a partir del 2026. Transición similar en concejos municipales y asambleas departamentales.

Se pregunta uno: ¿porqué en la desmovilización de los paras nunca hubo espacios para participación de sus centenares de miles de victimas?...pero...también se sugiere que en los foros siguientes la participación sea más equitativa (...) y, por ejemplo, en el foro previsto de víctimas se privilegie la “participación” de las víctimas de las Farc...más que la de los otros actores del conflicto armado.
Que Dios, las fuerzas del Universo, guíen, tanto a los señores de La Habana -donde hay un gran Pereirano- como a todos nosotros: incluidos, usted y yo.

2013/04/26

es posible acabar militarmente con las FARC?


“Tengo mis líneas rojas y sé qué ceder; de ahí no me mueve nadie”

Esta semana se retomaron las negociaciones entre el Gobierno de Colombia y las FARC

De estas difíciles conversaciones depende el legado político del presidente colombiano

Juan Manuel Santos, el 2 de abril de 2012 en Bogotá. / CHRISTOPHER MORRIS/VII (CORBIS)
Juan Manuel Santos (Bogotá, 1951) lleva 33 meses en la presidencia de Colombia. Ha pasado el ecuador de su mandato, se acerca el momento en el que debería anunciar si se presenta a la reelección o no, y mantiene una negociación con las FARC, la guerrilla más antigua y potente de América Latina que puede hacerle pasar a la historia de Colombia como el hombre que logró la paz o suponer el fin de su carrera política. El texto que sigue es fruto de una conversación de media hora con el presidente en su residencia oficial, más dos charlas en su automóvil durante los viajes de ida y vuelta a un evento en el que su gobierno presentó los resultados de sus programas contra la pobreza, la otra gran bandera política de la presidencia de Santos.

1. LA REGIÓN Y LA ESTABILIDAD DE VENEZUELA

La retirada de la política del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva y la reciente muerte del mandatario venezolano Hugo Chávez, distinta como era la apreciación que de ambos tenía la comunidad internacional, han convertido a Juan Manuel Santos, lo quiera él o no, lo reconozca o no, en un líder sin cuyo concurso no cabe imaginar arreglo alguno en la región, le digo para empezar la entrevista.
—Yo no me considero un líder de la región. Ni mucho menos. Sería muy pretencioso.
—¿Pero sí es consciente de la responsabilidad añadida?
—Entiendo que debo jugar un papel proactivo. Tengo muy buenas relaciones con todos los países; no importa su tendencia ideológica, inclusive con Venezuela, con Chávez y ahora con Maduro, tenemos grandes diferencias en materia de ideología, de forma de ver la vida, la vida económica, el modelo de desarrollo; pero respetando esas diferencias, tenemos una magníficas relaciones y creo que en la medida en que uno pueda contribuir como estamos haciendo en este momento a solucionar problemas y también a estimular políticas que a todos nos convengan, ahí estaremos. Todos esperamos que la situación en Venezuela se distensione y se normalice. Una Venezuela distensionada y normalizada le conviene a los venezolanos y a todos los países de la región y estamos haciendo todos los esfuerzos para que eso sea posible.
Sostengo grandes diferencias ideológicas con Maduro, pero respeto esas diferencias y mantenemos excelentes relaciones
Más de 2.000 kilómetros de frontera y un historial de tensiones, bordeando la guerra en ocasiones, explican los desvelos con Venezuela del presidente, quien confesó hace un año su preocupación por que si algo le hubiera de suceder a Chávez, la estabilidad del vecino podría venirse al traste y la consiguiente anarquía devendría en desastre para el conjunto de la región. “Quién me hubiera dicho”, le confesó Santos al venezolano la última vez que le vio en Cuba, “que yo habría de rezar por su salud”. La situación ahora en Venezuela no hace más que deteriorarse, ayer mismo el líder de la oposición, Henrique Capriles, acusó al candidato del régimen, Nicolás Maduro, de haber robado la elección, todo indica que en cualquier momento se puede producir un estallido que ningún mandatario de la región desea.
La entrevista se realizó el jueves por la tarde de la semana pasada en la Casa de Nariño, la residencia oficial del presidente de la República. Santos estaba a punto de partir a una cumbre en Lima de UNASUR (Unión de Naciones Suramericanas) esa misma tarde en la que las tensiones postelectorales de Venezuela protagonizaron el encuentro. El presidente ha hecho gestiones, ha hablado con líderes de la región, se ha movilizado para asegurar un entendimiento que evite el estallido. ¿Es esa la razón del temprano reconocimiento por parte de Colombia del triunfo de Maduro, le pregunto, antes incluso de que el régimen aceptase una auditoría de los comicios por la sospecha generalizada de flagrantes violaciones en el proceso electoral?
—No. El reconocimiento fue producto de la manifestación oficial del Consejo Nacional Electoral, que dijo expresamente que por ley ellos anuncian el ganador cuando la tendencia es irreversible y han contabilizado un número suficiente de votos. Nosotros tomamos eso como base porque no podía ser de otra manera. Una democracia tiene unas reglas de juego que en la elección pasada fueron exactamente las mismas reglas y se acataron, se respetaron. ¿Por qué no va a ser lo mismo ahora a pesar de que la diferencia es menor? Las diferencias pequeñas se han visto en muchos países: México con Calderón, inclusive Bush con Al Gore. Cuando una autoridad respetada por las dos partes da un veredicto, la obligación de todo el mundo es aceptarlo.
—Estados Unidos ha anunciado que si no hay recuento no reconocerá a Maduro.
No me parece lo más constructivo desconocer al Gobierno de Maduro hasta que haya recuento
—No me parece que sea lo más constructivo. Nosotros esperamos que haya recuento y Maduro, en este momento, ha dicho que sí, que está dispuesto al recuento; hemos tratado de estimular que el recuento se pueda efectuar porque eso distensiona y normaliza la situación.
Aunque ambos hablamos de recuento, las autoridades venezolanas han dejado meridianamente claro que se trata más bien de una auditoría del proceso en sí, cuyo objetivo no consiste en la revisión de los resultados ni tampoco en recontar voto alguno. Pero en la reunión de UNASUR, efectivamente, se fraguó un consenso que permitió al régimen venezolano aceptar esa auditoría del proceso electoral tras las sólidas denuncias presentadas por la oposición de Henrique Capriles. No son pocos ni faltos de criterio o peso político los observadores que creen que perder por la mínima es el mejor resultado que ha podido tener éste. De haber ganado, sin duda la democracia se hubiese anotado un gran tanto, pero instalarle en el poder, y mantenerle en él, con todas las estructuras del chavismo intactas tras 14 años de autocracia sí hubiese podido llevar el caos y la inestabilidad a Venezuela y de rebote a toda la región. Con el resultado obtenido, Capriles se consolida como alternativa y Maduro, pese a su retórica, sabe que tiene la mitad del país en contra y una situación política y económica que se deteriora a toda velocidad. Es una paradoja, le digo a Santos.
—Es una apreciación respetable de quienes dicen eso. Sí, sin duda alguna a Capriles le fue mejor ahora de lo que le fue hace unos meses: el haber aumentado su votación en términos relativos en forma tan importante, pues es un resultado muy positivo para él. Sin duda alguna. Ya en lo otro, son especulaciones donde a mí me queda muy difícil de entrar a juzgar.
—¿Le queda muy difícil por ser presidente de Colombia?
—Pues ni más ni menos. Y porque no quiero aparecer interfiriendo en los asuntos internos de Venezuela. Yo lo que sí hago y quiero es que Venezuela esté distensionada, normalizada y que ojala le vaya bien en todo, porque estamos nosotros atados al futuro de Venezuela. Si allá algo sucede nos afecta inmediatamente a nosotros más que a ningún otro país.

2. LA PAZ Y SUS CONSECUENCIAS

Después de 50 años de guerrilla, de ataques terroristas sin tregua, de miles de víctimas y de secuestros, de chantaje a un país y de cerco a sus instituciones, que en los peores momentos corrieron riesgo de derrumbarse, no cabe sorprenderse de que una cierta esquizofrenia se haya instalado en la sociedad colombiana. Dependiendo del encuestador, hasta un 70% de la población desea un acuerdo con las FARC, aunque porcentajes similares muestran que la confianza en que esta vez se logre es muy escasa. No sé, le digo a Santos, qué se da más entre los colombianos, si las ganas de lograr la paz o la triste convicción de que no se va a conseguir.
—Yo le diría lo siguiente: primero, hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Cuando yo tomé esta decisión sabía de sus dificultades. Sobre todo cuando decidimos negociar en medio del conflicto. Aquí no hay cese al fuego sino cuando lleguemos a un acuerdo.
—Desde fuera de Colombia resulta difícil entender que mientras se negocia en Cuba, aquí se sigan dando de tiros.
Juan Manuel Santos, el 2 de abril de 2012 en Bogotá. / CHRISTOPHER MORRIS/VII (© CHRISTOPHER MORRIS/VII/CORBIS)
—Esa es una decisión deliberada mía, porque ellos están pidiendo cese al fuego. ¿Por qué la tomé? Primero, porque yo creo que un cese al fuego, y la experiencia así nos lo ha demostrado, lo que hace es prolongar el conflicto; yo quiero exterminarlo lo más rápido posible. Segundo, porque siempre la historia nos ha demostrado que la guerrilla aprovecha mucho el cese al fuego para volverse a oxigenar, para volverse a fortalecer y continuar la lucha armada; yo no quiero eso. Ya hemos aprendido de las lecciones del pasado y por eso he tomado esa decisión que sé que genera confusiones pero que a la larga va a ser más positiva. Ahora bien, la gente se confunde en un proceso como este porque hay mucha gente que está tratando de vender una realidad que no es cierta. Y en un proceso como este, que es discreto, en donde hay un acuerdo entre las dos partes de no divulgar lo que se va acordando en la mesa, pues da pie para mucha especulación y para que mucha gente diga que allá se negoció equis o ye, cuando eso no es cierto. Y eso genera mucho ruido y genera oportunidades para los enemigos del proceso de acrecentar el miedo y de acrecentar el escepticismo, un escepticismo que es válido. Yo también lo tengo.
—Esa es una explicación muy racional. ¿Pero siente usted lo mismo que razona?
—Sí. Lo mismo. Porque la gente dice: “Yo no les creo a las FARC”. Y yo les respondo: yo tampoco, en el sentido de que nos han engañado muchas veces, pero por eso mismo estamos negociando de la forma como estamos negociando.
Me merece un gran respeto el general Óscar Naranjo. Va a ser miembro de la junta directiva de una fundación que yo tengo
Esta misma semana, esto es, con posterioridad a la entrevista, comenzó en La Habana la octava ronda de conversaciones entre el Gobierno colombiano y los guerrilleros, después de un mes de receso. A ellas se incorporó Jorge Torres Victoria, aliasPablo Catatumbo, uno de los dirigentes con más guerrilleros a su cargo, lo que para los optimistas demuestra que la guerrilla está unida en su decisión de negociar, que el sector duro está por el proceso y que el asunto tiene recorrido.
—Yo cada vez me convenzo más de que sí va a haber paz porque veo que hay voluntad de avanzar, hasta ahora. Pero siempre he obrado con gran dosis de escepticismo y de cautela y creo que esa es la actitud que tengo que mantener hasta llegar al acuerdo final. Eso me obliga a protegerme. Parte de no haber entregado un centímetro de nuestro territorio, de no aceptar cese el fuego es en cierta medida una forma de proteger al país en la eventualidad de un fracaso porque si se fracasa continuamos exactamente como veníamos los últimos 50 años; esto no nos ha costado nada en materia militar, en materia de ventaja estratégica. Por eso son formas de negociar y condiciones en una negociación que, yo por lo menos, estoy convencido que son las más convenientes. A sabiendas de que genera confusiones.
Resulta probable que parte de la ciudadanía, en efecto, sufra algún tipo de confusión. Pero otra, con el expresidente Álvaro Uribe por estandarte, no sufre ninguna, sino que considera que Santos está traicionando a su país y dilapidando por interés electoral, cuando la acusación no es más gruesa, el legado de su antecesor. La presidencia de Uribe (con Santos como ministro de Defensa) hizo retroceder a los guerrilleros golpe a golpe y dejó a las FARC en la posición de mayor debilidad de su historia. Uribe denuncia de forma incansable el abandono de esa política de firmeza con decenas de tuits al día (cuenta con 2,1 millones de seguidores en esta red social), lo que considera una indignidad y un retroceso en la seguridad de Colombia. El expresidente goza de mucha popularidad, no pocos colombianos sienten gratitud por su ofensiva contra las FARC, aquellos que vieron retroceder a los guerrilleros en sus propias comunidades sienten incluso que Uribe les devolvió la libertad que el conflicto les había arrebatado. También el expresidente Andrés Pastrana se ha sumado a las críticas. ¿Qué les pasa a los expresidentes de este país?, le pregunto a Santos.
—No, yo no quiero referirme a los expresidentes. Esa pregunta se la dejo a que la respondan otros. Yo, francamente, no entiendo esa actitud.
—¿Se imaginó alguna vez, en los años de colaboración con Uribe, conociendo su carácter, que esto pudiera llegar a pasar?
—No. No me imaginé nunca. Sobre todo a los extremos a los que ha llegado.
La historia nos ha demostrado que la guerrilla aprovecha el cese el fuego para volverse a oxigenar, yo no quiero eso
Las críticas y acusaciones de Uribe y sus seguidores germinan en suelo fértil porque de forma legítima muchos colombianos sienten un rechazo instintivo a la idea de que los responsables de las desgracias del país queden exonerados de culpa en la negociación de paz, e incluso se puedan dedicar a la política sin haber purgado antes sus penas. La palabra impunidad centra los acalorados debates, como compruebo en apenas tres días en Colombia.
—Esa es la demostración, una de muchas, de los instrumentos tan mezquinos que se están utilizando por parte de los enemigos de la paz. Están diciendo que allá están negociando paz con impunidad sin que ni siquiera hayamos iniciado la discusión sobre ese tema. Ahí se demuestra claramente cómo los enemigos de la paz están utilizando todo tipo de armas innobles en este debate y hemos visto propaganda negra de todo tipo diciéndole a las fuerzas militares que los van a reducir a su mínima expresión, diciendo que les van a quitar todas sus primas y sus beneficios, diciéndole al país que ya se negoció en Cuba darle a las FARC autonomía en lo que llamamos las reservas campesinas. Todo eso es una mentira. Y una forma de tratar de envenenar el proceso. Por eso hay que hacer una labor permanente de pedagogía explicándole a la gente que no hay tal. Cuando uno les expone a los colombianos qué estamos haciendo y por qué lo estamos haciendo y hasta dónde vamos a llegar todos lo aceptan; por eso yo estoy muy confiado.
—¿En un proceso de paz, es más importante la sabiduría que la justicia? ¿Cuán difícil resulta para el gobernante, para el presidente de la República, solucionar este dilema?
—Yo lo pondría de otra forma: dónde traza uno la línea entre justicia y paz. Ese es el gran dilema. Ese es el gran desafío. Si uno le pregunta a las víctimas, siempre le van a pedir más justicia; si uno le pregunta a las futuras víctimas, siempre van a pedir más paz. ¿Cuánto está dispuesto a permitir la sociedad colombiana en materia de sacrificio de la justicia para obtener la paz? Ahí es donde el gobernante, en este caso este servidor, va a tener que decidir; dónde trazo esa línea y dónde percibo yo que el pueblo colombiano quedaría satisfecho en materia de sacrificio y la justicia en aras de la paz. Yo pienso que, de todas formas, la justicia, y eso lo digo como una cuestión de filosofía jurídica, no puede ser un obstáculo para la paz. Esa fue una frase que inclusive oí al propio fiscal Luis Moreno, de la Corte Penal Internacional. La justicia no puede ser obstáculo para la paz; y la paz, al fin y al cabo, es el objetivo más sublime que debe tener cualquier sociedad. Además, me rehúso a creer que nosotros somos violentos por naturaleza. Yo eso no lo creo. Si llegamos a fracasar en estas negociaciones, me da pena decirlo, yo he demostrado que sé hacer la guerra. He sido la persona que más duro le ha pegado a las FARC en toda su historia, como ministro de Defensa y como presidente.
—¿Cree usted que es posible acabar militarmente con las FARC?
—Es posible, pero nos demoraríamos otros 50 años. A costa de muchas vidas, de mucha sangre, de parte y parte.

3. LA REELECCIÓN. EL FUTURO

Resulta difícil, y seguramente artificial, separar este apartado del anterior, pues no pocos observadores consideran que al abrir la negociación con las FARC, Santos ha ligado su suerte al resultado de aquella, otros creen que el presidente trata de impulsar su reelección precisamente con un improbable y espectacular anuncio antes de que venza su mandato y todos comparten la idea de que ambos procesos se entrelazarán de forma peligrosa e inextricable. ¿Le preocupa esto al presidente?
Cada vez me convenzo más de que sí va a haber paz porque, hasta ahora, veo que hay voluntad de avanzar
—No. No me preocupa porque no creo que eso sea cierto. Las FARC no van a tener en este momento ninguna determinación sobre, por ejemplo, si yo acepto o no acepto algo en la mesa. Mis enemigos me han acusado de que por buscar una posible reelección, que no la he buscado ni he decidido si me reelijo o no me reelijo, yo esté haciendo concesiones a las FARC. Eso es una especulación malévola, muy contraria a mi forma de ser, porque no me conocen, y a la realidad. Yo tengo mis líneas rojas, yo sé qué se puede ceder y qué no se puede ceder desde un principio y desde ahí no me mueve nadie.
—Asumamos que no se presenta usted a la reelección. O que se presenta y resulta derrotado. Su legado político, su puesto en la historia de Colombia, ¿no quedará de alguna manera ligado a la guerrilla, en caso de que el proceso fracase?
—Pues, por supuesto, qué bueno sería poder entregar este país en paz y para mí sería maravilloso, pero yo no voy a buscar eso a cualquier precio. Yo sé exactamente qué es lo que se puede entregar y qué es lo que no se puede entregar en la mesa de negociación, qué es aceptable y qué no sería aceptable para el pueblo colombiano. Acuérdese de que eso va a ser refrendado popularmente. Lo que yo sí creo es que el pueblo colombiano cuando vea lo que se logre, si se logra, va a estar detrás y apoyando en una inmensa mayoría.
—En la entrevista que tuvimos a los pocos meses de su mandato usted me dijo que esperaba ver terminada en estos cuatro años su tarea, sentir suficiente satisfacción para el resto de su vida y no tener necesidad de presentarse a la reelección.
—Es cierto. Y sigo pensando eso. Qué bueno sería no tener la necesidad de presentarme a la reelección porque pude terminar mi obra de gobierno. Eso sería muy satisfactorio. Con esto no le quiero decir que no me vaya a presentar a la reelección. Y puede estar, como usted lo mencionaba, muy ligado a qué suceda en el proceso de paz. Pero en la medida en que podamos ir cumpliendo con los objetivos, bienvenido sea, porque nos podremos poner, si llego a decidir meterme en la reelección, unos objetivos todavía más ambiciosos.
Hacer la guerra es más fácil que hacer la paz. Cuando yo tomé la decisión de empezar a negociar sabía de sus dificultades
—¿Qué le parecería el general Óscar Naranjo [Naranjo es un general retirado de la Policía Nacional con un prestigio extraordinario y que se distinguió de forma especial en la batalla contra los narcotraficantes] como compañero de ticket electoral?
—Yo tengo por el general Óscar Naranjo un gran respeto y tenemos una gran amistad. Le voy a dar una chiva [noticia exclusiva]: él es miembro o va a ser miembro de la junta directiva de una fundación que yo tengo, que se llama la Fundación Buen Gobierno, que opera y que va a operar hacia el futuro más…. pero yo no estoy pensando todavía en ningún ticket porque no he decidido todavía si voy o no a la reelección.
—Con reelección o sin ella, esté usted al frente o no del país, ¿cuáles son los mayores riesgos que ve usted para Colombia en los próximos años?
—Que no logre concretarse el proceso de paz, que continuemos en este conflicto sin sentido durante mucho tiempo más y que estas políticas tan agresivas en lo social y tan positivas en lo económico, que ya están comenzando a dar frutos, de pronto venga alguien y las borre. Si hemos logrado tanto sin haber logrado la paz, imagínese lo que significaría lograr la paz. Si todo lo que tenemos ha sido en medio del conflicto, este país sería muchísimo mejor si logramos terminar ese conflicto. Se facilitarían muchísimo estas políticas que estamos discutiendo, políticas en la reducción de la pobreza, podríamos ser mucho más audaces en la parte del campo, donde está concentrada la mayor cantidad de pobreza, podríamos atraer muchísima más inversión. El potencial de este país es enorme. Lo estamos aprovechando muchísimo con un conflicto; lo podemos aprovechar mucho más sin el conflicto.

4. LA DESIGUALDAD Y SUS CONSECUENCIAS

Son algo más de las nueve de la mañana. Santos sale por una de las puertas de la Casa de Nariño a un patio donde le esperan los coches que le llevarán a un acto oficial, en el que se presentarán datos sobre la evolución de los índices de pobreza desde que él asumió la presidencia. Viste camisa blanca sin corbata y un chaleco azul, desabrochado, con el logo DPS (Departamento para la Prosperidad Social) y el lemaProsperidad Para Todos en la espalda, grande, destacado. Subimos a su automóvil y le comento la coincidencia: en la entrevista que le hice a los pocos meses de asumir el mando, declaró él con énfasis, y así lo reflejé en el título, lo mucho que Colombia necesita avanzar en justicia social. Y aunque la fecha de esta conversación se ha fijado en función de mi viaje a Bogotá, la casualidad ha querido que nos dirijamos precisamente a un evento en el que se desglosarán los avances de su Gobierno en esta materia. Santos se congratula de la coincidencia, explica que hasta hace unos años Colombia era el país de América con mayor grado de desigualdad, sólo por detrás de Haití, hace una referencia al pecado que ello supone y concluye con severidad:
Sería maravilloso poder entregar este país en paz al próximo presidente, pero no voy a buscar eso a cualquier precio
—Colombia es la democracia más antigua de América Latina, pero si no somos capaces de disminuir la desigualdad, no hay futuro.
El evento en sí consta de dos partes bien diferenciadas. La primera transcurre sin cámaras de televisión, que entrarán luego. En la mesa se sientan una batería de expertos, profesores de universidad muchos de ellos, entre los que ocupa un lugar destacado John Hammock, cofundador del Oxford Poverty & Human Development Initiative, un programa diseñado para medir la evolución de la pobreza con múltiples indicadores, salud, educación, vivienda, y no únicamente ingresos, lo que permite una mejor comprensión de los problemas, según explica él mismo. Enfrente ocupan sus lugares no menos de una docena de altos funcionarios del Gobierno.
Santos inicia su discurso con una alusión a la autoexigencia, a la necesidad de medir la pobreza con indicadores fiables, saluda a los académicos de forma especial, mira a sus funcionarios y concluye: “Nos interesa hacer las cosas bien y que lo que hagamos sea bien medido”. Comienza una serie de proyecciones de tablas, números y gráficos cuyo relato se puede sintetizar de la siguiente manera: en los dos últimos años se ha producido una reducción de la pobreza sin precedentes en Colombia; por nivel de ingresos, 1,7 millones de personas han salido de esa condición, lo que deja al 32,7% de la población como pobres oficiales, cuando la cifra llegaba al 40,3% en 2009; en las 13 ciudades principales del país, el nivel de pobreza fue el año pasado del 18,9%, por primera vez por debajo del 20%, cuando en 2009 estaba en el 25,6%; más de 700.000 personas han abandonado la pobreza extrema. Santos sigue las explicaciones, no entiende bien algunos de los gráficos que se presentan, pide aclaraciones, se las dan, y cuando un resultado le parece extraordinario, se dirige al funcionario en cuestión.
—Esto, ¿por qué no lo hemos contado así?
—Yo sí lo he hecho.
—Pues no se le ha oído.
No quiero decir que no me vaya a presentar a la reelección, puede estar muy ligado a la marcha del proceso de paz
El robusto crecimiento económico en Colombia en los últimos años explica en parte estos resultados. Pero, como subrayan los expertos que asisten a la sesión, los esfuerzos gubernamentales han logrado también reducir la desigualdad. En otros países con crecimiento suben los ingresos, pero también la desigualdad, como en Estados Unidos, explica el profesor de Oxford. Según los datos presentados, Colombia es desde 2010 el segundo país del mundo que mejoró más la distribución del ingreso tras Ecuador, según el coeficiente de Gini, de nombre abstruso para la mayoría, pero que los expertos consideran el indicador más fiable para medir esta magnitud.
Mientras se siguen sucediendo las tablas de datos, Santos explica que la autoexigencia de la que habló antes le llevó a crear con la Universidad de Oxford el índice de pobreza multidimensional cuyos resultados se proyectan hoy en una pantalla en el centro de formación profesional en el que se celebra el acto. El profesor Hammock me dirá luego en un aparte:
—En esto Colombia está realmente en la vanguardia.
El presidente explica que la reforma fiscal que ahora entra en vigor mejorará estos resultados en los próximos años, que el sistema tributario anterior era regresivo, la distribución del ingreso empeoraba después de pagar impuestos, y que el cambio no se ha hecho por la angustiosa necesidad de ingresos que suele impulsar las modificaciones en la fiscalidad en cualquier latitud. Colombia registró el año pasado un superávit fiscal del 0,45%, el más elevado desde que hay registros públicos, y el país goza de una de las economías más saneadas de la región, resultado de diez años de elevados precios de las materias primas que exporta, la credibilidad macroeconómica que exhala y el retroceso constante de la guerrilla. “Como exministro de Hacienda”, medio bromea Santos, “puedo decir que todas las reformas anteriores eran fruto de una angustia fiscal. Con que me consiga ingresos, haga lo que quiera en el Congreso. Es la primera vez que no hacemos una reforma para aumentar los ingresos”.
Colombia es la democracia más antigua de América Latina, pero si no somos capaces de reducir la desigualdad, no hay futuro
Acaba la primera parte del evento, salen los expertos y entran familias, mujeres y niños, beneficiarios todos ellos de alguno de los múltiples programas sociales del Gobierno colombiano. Entran también las cámaras de televisión. Por turnos, los invitados dan las gracias al presidente, formulan sus peticiones —“que salgan muchos programas más para las familias más pobres”, dice una mujer; una adolescente con un castellano exquisito y una articulación extraordinaria habla de “los sueños que anhelamos”—, los niños se aburren y se impacientan ante la misma retahíla de datos que vuelve a desfilar por la pantalla para los periodistas que se acaban de incorporar, se anuncian entregas de viviendas para los más desfavorecidos —“a los pobres de Colombia no les fallaremos”— y, aunque el presidente afirmará luego en la entrevista que no ha decidido si se presenta o no a la reelección, un ligero perfume a campaña electoral comienza a impregnar la sala. “Tenemos la inflación más baja en medio siglo, tenemos un desempleo que ha descendido en los 33 meses que llevamos de gobierno, mes tras mes, sin interrupción, hemos creado dos millones de empleos, hemos logrado un superávit fiscal, tenemos el índice de miseria más bajo”. Acaba el acto, los periodistas se van, las familias son acompañadas fuera del recinto y volvemos a la residencia oficial. En el coche, el presidente insistirá en una idea a la que ya ha hecho referencia en el acto.
—Ya somos un país normal, no un país vergonzante y vergonzoso con la desigualdad. Esto es más importante que dar de baja al número uno y al número dos de las FARC, más importante que el superávit. Para mí, este día es tal vez el más importante que he tenido en los 33 meses de gobierno que llevo.