2015/05/31

Acción EXITOSA contra la Pobreza

La mujer que ha mejorado la vida de 165 millones de pobres


Esther Duflo creó un método de evaluaciones aleatorias que hasta el Banco Mundial emplea.

 
La economista Esther Duflo, junto a Abhijit Vinayak Banerjee -cofundador del Laboratorio de Acción contra la Pobreza-, acompañados de unos niños en India, durante un trabajo de campo hecho en el 2007.
Foto: Archivo particular
La economista Esther Duflo, junto a Abhijit Vinayak Banerjee -cofundador del Laboratorio de Acción contra la Pobreza-, acompañados de unos niños en India, durante un trabajo de campo hecho en el 2007.
No habla mucho. Mide sus palabras y, a ratos, se detiene como si se abstrajera de lo que la rodea. Luego regresa, aterrizando de golpe a la realidad del mundo: una realidad que ella descifra minuciosamente, con rigor científico.
Desde que fundó el Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab (Laboratorio de Acción contra la Pobreza), o J-Pal, bajo el alero de la Universidad de Harvard, hace 12 años, la economista francesa Esther Duflo, recientemente galardonada con el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales de España, se ha convertido en un referente internacional en la lucha contra la pobreza, por haber creado un método inédito.

Lo hace a través de experimentos comparables a los que usa la industria farmacéutica para probar un medicamento antes de lanzarlo al mercado. Así, para establecer recomendaciones de políticas públicas, ella y su equipo recurren a las llamadas ‘pruebas randomizadas’ o aleatorias. Estas consisten en aplicar una política o una solución a un grupo específico de personas en situación de pobreza y trabajar, en paralelo, con uno que no se beneficia de la medida. Luego comparan los resultados.
¿El objetivo? Evitar el desperdicio de recursos en la lucha contra la pobreza y hacer los procesos más eficientes para incidir de modo real sobre la vida de las personas. “Tenemos que hacer algo para igualar las oportunidades, para lograr que los pobres tengan una vida menos difícil desde todos los puntos de vista. Es, a la vez, una necesidad moral y una inversión humana valiosa”, dice.
Preguntas causales
En una reciente visita académica a Chile, Duflo explicó el concepto en que funda su trabajo: “Lo primero es hacerse preguntas de tipo causal y reflexionar sobre cuál es el efecto de una política o cuál es el resultado que se quisiera obtener. Por ejemplo, si les doy uniformes a las niñas de Kenia, ¿les permitirá eso permanecer en el colegio y embarazarse menos en la adolescencia? Esa es una pregunta causal”, asegura la economista.
Las intervenciones más conocidas que Duflo y su equipo han desarrollado incluyen un experimento que consistió en entregarles un kilo de lentejas a quienes vacunaban a sus hijos en el estado indio de Rajastán. La iniciativa permitió multiplicar por seis la tasa de vacunación infantil. Otro programa consistió en repartir mosquiteros gratis durante un año en África subsahariana, para proteger contra la malaria, y ver si al año siguiente la gente estaba dispuesta a comprarlos por un precio módico. “Llegué a la economía con la idea de hacerme preguntas causales, porque considero que contestándolas se puede entender por qué la gente hace lo que hace, qué la motiva, y saber qué políticas funcionan y por qué”, advierte.
Cuando creó el J-Pal, Duflo –quien estudió Historia y luego Economía– llevaba tiempo buscando cómo sacar la lucha contra la pobreza del ámbito teórico. ¿Cómo explicar, por ejemplo, que en las últimas décadas, a pesar del aumento de la ayuda internacional recibida por África, el PIB per cápita no se hubiera incrementado?
“No es fácil evaluar las políticas que se han desarrollado. No tenemos ninguna certeza sobre el factor que realmente influyó. Y concluí que sería bueno tener una experiencia para saberlo”.
Hoy, el J-Pal cuenta con una red de más de 100 investigadores y oficinas en los cinco continentes. Los programas desarrollados, según cuenta la ganadora del Princesa de Asturias de Ciencias Sociales, han permitido mejorar la vida de 165 millones de personas pobres. Eso, sin contar a los 140 millones de niños de la India que se convertirán en beneficiarios de una de las políticas más exitosas desarrolladas por su laboratorio: el National Deworming Day (día de desparasitación nacional), en que se medicará a los niños sin recursos que sufren de lombrices intestinales para evitar que sigan con malestares crónicos que los llevan a faltar a clases.
Los resultados han sido suficientes como para popularizar las llamadas ‘evaluaciones randomizadas’ en distintas organizaciones de ayuda y en el Banco Mundial. Pese a sus logros, Duflo también tiene críticos.
–Algunos consideran cuestionable que en sus experimentos algunos reciban ayuda y otros no. ¿Hasta qué punto eso es moralmente aceptable?
–Mientras haya recursos limitados, siempre va a haber gente que reciba servicios y otros que no. La ‘randomización’ es, en primer lugar, una manera justa de asignar recursos limitados. Y es, en segundo lugar, una forma de saber si algo funciona o no. Lo que me parece poco ético es gastar montones de dinero en corazonadas sin hacer evaluaciones, y por lo tanto desperdiciar recursos que podrían ser usados de mejor forma. Necesitamos ser un poco más humildes: muchas de nuestras ideas brillantes resultan no ser tan brillantes.
El itinerario de una pionera
Esther Duflo, de 42 años, es hija de un matemático y una pediatra, de los que ha dicho haber heredado, respectivamente, el gusto por los números y el interés por la pobreza. Su madre trabajaba en una ONG y solía ir a misiones de ayuda a los niños de países como Ruanda y El Salvador. Volvía con diapositivas que contribuyeron a abrirles una ventana al mundo a sus tres hijos.
La economista creció en una casa siempre llena de gente y afirmó su independencia desde muy niña: a los 2 años salió sola a comprarle el regalo de cumpleaños a una prima y sus padres la encontraron en una comisaría cercana. A los 5 o 6 años, su padre le enseñó a tomar el tren sola desde Asnières, el suburbio donde vivía, hasta París.
Comenzó a interesarse por la economía durante una estadía en Moscú, a fines de la era de Gorbachov. Ahí trabajó junto a Daniel Cohen y Jeffrey Sachs, quienes viajaban seguido a Rusia para estudiar más de cerca el fin de la era socialista. Ahí conoció también a Thomas Piketty, entonces profesor en la Universidad de Harvard, quien le recomendó estudiar en Estados Unidos, donde había más espacio para el tipo de economía aplicada que le interesaba. El paso siguiente fue su doctorado en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), de Boston, y cuatro años más tarde la creación del J-Pal.
El talento de Duflo es tal que obtuvo un cupo de profesora titular en el MIT antes de cumplir 30 años. A los 37, recibió la medalla John Bates Clark, considerada un ‘mininobel’ de economía. Ha publicado dos libros que han sido éxito en ventas en Francia, y en el 2010 la revista Foreign Policy la incluyó en su lista de los ‘Top 100 pensadores globales’.
Recientemente fue nombrada como uno de los 12 miembros del Global Development Council, que asesora al presidente Barack Obama sobre el uso de la ayuda exterior de EE. UU. Pero lo suyo, claramente, es el trabajo en terreno. “Me dediqué a la economía porque quería cambiar el mundo, no por la disciplina en sí”.
–¿Hay un desconocimiento de las autoridades de la realidad de los pobres?
–Ese es un gran problema. Lo veo cada rato. Y no es necesario ver a Obama para saberlo. Basta con ir a la oficina de un jefe de distrito en India. Puede que sea un joven que acaba de terminar sus estudios para trabajar en el gobierno y tiene un puesto que no exige que salga mucho de su oficina. Luego asciende y termina siendo una persona a cargo de ocuparse de los pobres, pero que ha ido muy poco a terreno.
–Una vez que el J-Pal hace una intervención, ¿cómo usan la información recabada?
–Sumamos las lecciones que sacamos de todos los proyectos para hacer recomendaciones políticas que luego llevan a programas que terminan tocando a mucha gente.
Desde la creación del J-Pal, Esther Duflo, quien vive en Boston, ha estado en 19 países. Hace poco regresó de un viaje de seis meses en India, donde desarrolla un programa de matemáticas para niños en edad preescolar.
–Trabajando en terreno, ¿hay experiencias que la hayan marcado más que otras?
–No trabajo realmente en las situaciones más extremas. Yo no voy a Sierra Leona en plena epidemia de ébola. Cuando estoy en terreno, estoy en circunstancias en que la gente no tiene mucho dinero. El no tener mucho dinero cambia mucho las cosas en términos de oportunidades, la forma de ver el mundo, de herramientas para descifrarlo. Pero son diferencias que no son violentas. Quizá sea una ilusión completa, pero cuando estoy en terreno, incluso en sectores rurales muy pobres de India, por ejemplo, tengo la impresión de que la gente sale adelante lo mejor que puede con lo que tiene. No siento desesperanza y tampoco siento que no puedo manejarlo.
Esa mirada, aparentemente fría, puede tener que ver con uno de los descubrimientos de sus investigaciones: en muchas cosas la gente pobre actúa de la misma forma que quienes no viven en situación de pobreza. Por ejemplo, si es fácil vacunar a los hijos, los vacunamos. Si el agua sale limpia de la llave, la tomamos. Pero si vacunar a nuestros hijos implicara caminar durante una hora desde nuestro hogar hasta el centro médico o si tomar agua requiriera que fuera desinfectada con pastillas de cloro, lo más probable es que no lo hagamos. Según los estudios de Duflo, esa es una de las razones por las que los niños de los países más pobres tienen más probabilidades de enfermarse que los de los países desarrollados.
“La pobreza implica estrés y depresión. Los indicadores demuestran que en los países pobres la depresión es más frecuente y que en un mismo país, mientras más pobre se es, más posibilidades se tiene de estar deprimido. Así que ciertamente la impresión de que la gente sigue haciendo sus cosas es un poco superficial, pero a lo que voy es a que no me siento una espectadora de una realidad completamente distinta. Siento que somos parte de la misma humanidad”, explica Duflo.
–¿Siente que el J-Pal ha logrado su meta de hacer más eficiente la lucha contra la pobreza?
–Es verdad que, más allá de cualquier programa específico, el objetivo del J-Pal es cambiar la manera de crear políticas: introducir una cultura del aprendizaje dentro de los gobiernos. Tenemos claro que los gobiernos necesitan gobernar y que, por lo tanto, no ‘randomizarán’ todo... Pero si en cada ministerio y gran organización se mantiene una ventana para el aprendizaje y la experimentación, progresaremos rápidamente. Eso aún no ocurre y hay muchos progresos por hacer. Esperamos inspirar a muchos países.
Recibirá el Premio Princesa de Asturias en octubre
Los Premios Princesa de Asturias –anteriormente, Premio Príncipe de Asturias, entre 1981 y el 2014– fueron anunciados a mediados de este mes, y los ganadores, como Esther Duflo en el campo de las ciencias sociales, los recibirán de manera oficial en octubre, en el marco de un acto presidido por los reyes Felipe VI y Letizia, en Oviedo (España).
En una entrevista reciente concedida a la agencia ‘Efe’, la economista indicó que el galardón será clave “para dar a conocer sus proyectos en Europa” y que poco a poco van “ampliando el catálogo de sugerencias para gobiernos y donantes privados”.
El premio exalta cada año labores científicas, sociales, artísticas, culturales, lingüísticas y deportivas en el ámbito internacional. En el área de las ciencias sociales, en el 2014 resultó ganador el historiador francés Joseph Pérez, y en el 2013, la socióloga y escritora de Países Bajos Saskia Sassen.
Las ideas de Esther Duflo también han atraído la atención de personas como el cofundador de Microsoft y filántropo Bill Gates, y del premio nobel de Paz 2006 y fundador del Banco de los Pobres, Muhammad Yunus.
DANIELA MOHOR W.
El Mercurio (Chile)

escuelas de la #muerte; #paramilitares

19 MAYO 2015 - 10:52 PM en http://www.elespectador.com/noticias/paz/asi-reconstruyen-verdad-belen-de-los-andaquies-articulo-561465 
Investigación de la antropóloga forense Helka A. Quevedo

Así reconstruyen la verdad en Belén de los Andaquíes

El Centro Nacional de Memoria Histórica lanza el informe sobre las escuelas de la muerte que paramilitares montaron en el colegio y la curia de Puerto Torres, inspección de ese pueblo de Caquetá, en 2002. De 36 cuerpos hallados, hay nueve identificados.
Por: Gonzalo Sánchez G. /Director del Centro Nacional de Memoria Histórica.

Para ilustrar la dimensión de la tragedia en el municipio de Belén de los Andaquíes (Caquetá), El Espectador publica apartes del prólogo, escrito por Gonzalo Sánchez.
 
Textos corporales de la violencia es un ejercicio de memoria histórica que tiene como escenario un municipio de Caquetá: el “municipio con el nombre más bonito de Colombia”, dice la página web oficial de Belén de los Andaquíes. Pero estas líneas recogen, no obstante, una historia atroz: la que subyace a la exhumación de los 36 cuerpos hallados en Puerto Torres —una pequeña inspección del municipio— y que refiere parte de las acciones del Frente Sur Andaquíes del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidas de Colombia, que se instaló en el año 2000 en una población con poco más de 500 familias para crear lo que por su estructura y funcionamiento se ha denominado “escuela de la muerte”, un “lugar de acopio”, cuya existencia está atada a otras maneras de la violencia no menos infames: el confinamiento y amedrentamiento de la población, la tortura, el asesinato y la desaparición forzada de personas...

 
Una historia atroz
 
...La relatora de este informe, la antropóloga forense Helka Quevedo, presenta una sugerente fotografía del tronco de un árbol de mango cubierto de heridas diversas causadas por perforaciones de impactos de balas, por la acción del fuego o por el filo de machetes y cuchillos. A ese árbol de mango y a otros árboles del patio del colegio y de la casa cural de Puerto Torres eran amarradas las víctimas que el Frente Sur Andaquíes “reclutaba” en la región y recluía durante días en sus instalaciones, acusándolos de guerrilleros o colaboradores de la guerrilla, para torturarlos de múltiples maneras, sin pretender causarles una muerte rápida, sino con el propósito de usarlos para que los nuevos o recién llegados miembros del frente paramilitar aprendieran, y de paso demostraran, su “coraje” y aplicación en las técnicas de tortura y descuartizamiento, tras las lecciones que les habían sido impartidas por sus comandantes o miembros más experimentados.
 
Las escuelas de la muerte
 
En contraste con la locura desatada de la Violencia bipartidista, la violencia en Puerto Torres fue perversamente sistematizada, con el propósito de “hacer pedagogía”, en lo que es apenas uno de los casos de las escuelas del terror que existieron en Colombia como una de las manifestaciones desmesuradas de la violencia ocurrida durante el conflicto armado. El cuerpo de la víctima es un texto sufriente sobre el cual el perpetrador escribe un manual, una lección; la víctima misma es elegida con una alta dosis de azar. Según algunos de los testimonios que en este informe se recogen, ni siquiera se pretende divulgar un mensaje de terror entre la población civil de la región —ya que las víctimas debían ser laboriosamente desaparecidas para no dejar huellas que propiciaran las denuncias de los ciudadanos, ni tener que responder ante las autoridades de la región. El propósito era mucho más instrumental: “acopiar” cuerpos que debían ser usados para la experimentación.
 
La antropología forense
 
Pero el cuerpo es también una narración, un “texto corporal de la crueldad” que puede ser descifrado por el antropólogo forense, quien lo lee como si estuviera escrito en lenguaje para ciegos, palpando delicadamente huesos y tejidos, días o meses después de ocurridos los hechos, como en el caso que se documenta en este informe, o años o décadas más adelante, como se ha evidenciado recientemente en España, tras casi un siglo de la caída sangrienta de la República. El sello del perpetrador, no obstante, no se borra con el paso del tiempo. Queda inscrito en el cuerpo que enuncia el sufrimiento al que fue sometido. De ese sufrimiento de tal modo “contado” por algunas de esas víctimas silenciosas se habla en este informe, a partir de la investigación judicial que en octubre de 2002 reunió a un grupo de funcionarios judiciales que respondieron a la denuncia de un informante; el informante se presentó un día ante el CTI de Florencia con una historia increíble por lo truculenta, para denunciar los crímenes que él había presenciado y quizá ayudado a perpetrar en Puerto Torres, y fue quien les señaló a los funcionarios los lugares en dónde podían encontrar las pequeñas fosas individuales clandestinas que demostrarían con creces la veracidad de su historia.
 
La exhumación
 
36 cadáveres fragmentados, rotos, mutilados, con evidentes huellas de tortura (con fuego, con aerosol, con armas cortopunzantes), fueron exhumados en octubre de 2002 de las pequeñas fosas individuales en las que fueron inhumados pero no sepultados, con el propósito de desaparecerlos y de enseñarles a los nuevos miembros del Frente a construir fácilmente las fosas para esconder con eficiencia los cuerpos que debían aprender a ocultar; los cadáveres se volvieron a inhumar como NN en el cementerio de Belén de los Andaquíes; 35 de ellos se exhumaron nuevamente en 2011 y uno de ellos, el cadáver 36, está perdido en el cementerio central de Florencia. Con ayuda de las versiones libres de algunos de los responsables de las muertes y desapariciones ocurridas en la región, en donde reconocieron los nombres de varias de sus víctimas fatales, y gracias a los informes forenses de ambas exhumaciones, se logró identificar a ocho de las víctimas; los investigadores del Centro Nacional de Memoria Histórica tuvieron contacto con los familiares de cuatro de ellas, quienes recibieron los restos en 2012, diez años después de ocurrida la primera exhumación. Uno de los miembros del grupo paramilitar, su comandante financiero, ha elaborado un cuadro como su aporte a la justicia en el que detalla la existencia de otras cientos de fosas individuales repartidas por el territorio.
 
La tortura
 
La tortura como una forma de victimización en el conflicto armado no ha sido estudiada en Colombia, aunque en nuestro país —como también es el caso de la desaparición forzada— ha alcanzado límites extremos. Sobra advertir el impacto negativo que este retardo en el esclarecimiento conlleva en materia de reparación a las víctimas. El uso de la tortura y los interrogatorios ilegales justificados como métodos de guerra y de inteligencia son parte de un proceso de deshumanización del enemigo “subversivo” o “guerrillero” o “terrorista” o simple colaborador, que es asumido como un peligro para la civilización occidental, capitalista y cristiana.
 
La tortura como método de producir información, proscrita desde los tiempos de la Inquisición y atenuada a partir de la Revolución Francesa, revivió en el siglo XX al abrigo de los campos de concentración nazis y de las guerras anticoloniales. Fue prohibida en la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, en cuanto “tratamiento o castigo cruel, inhumano y degradante”, pero la legislación humanitaria ha sido ignorada una y otra vez.
 
Durante la dictadura brasileña de los años sesenta, pionera en el continente, este “método científico” de producción de información fue institucionalizado y rutinizado para usarlo en contra de los movimientos sociales y los opositores políticos en las “aulas de tortura” de las guarniciones militares, en donde los cuerpos de los prisioneros eran instrumentalizados como conejillos de indias para enseñar a torturar; aprendizaje que luego sería llevado a otros países del Cono Sur. Estas técnicas siniestras recibieron el aplauso de las dictaduras del Cono Sur latinoamericano bajo el influjo adicional de la doctrina norteamericana de la seguridad nacional y la guerra fría, que generalizó el proyecto contrainsurgente a través de operaciones clandestinas de gran envergadura regional, como la trasnacional Operación Cóndor, en un reconocimiento de que la guerra antisubversiva no podía ganarse con métodos legales.
En Grecia, desde el golpe de Estado que instauró la Dictadura de los Coroneles en 1967, la tortura fue “parte integral de la maquinaria estatal para liquidar a la oposición”, como lo reportó en su momento Amnistía Internacional. En perspectiva, y por su amplia resonancia internacional, uno de los episodios decisivos y ejemplarizantes en la lucha contra los gobiernos represivos, propiciadores de la tortura, fue precisamente, con todos sus altibajos, el juicio contra los coroneles de la Junta Militar de Grecia en 1975.
 
En tiempos recientes la “tecnología de la tortura” dejó de ser monopolio de policías y fuerzas militares para convertirse en parte del repertorio sistemático de grupos privados de violencia organizada, como los paramilitares en Colombia, cuya dinámica y modus operandi se documentan en estas páginas. Pero aquí no se trata solo de obtener información o de exhibir el sufrimiento del otro. La tortura como práctica atroz es el camino cierto hacia la muerte. Anticipa y es parte del hacer morir, del hacer morir sufriendo. Más que una tecnología de la información, es lo que algunos llaman una “tecnología del dolor”.
 

El confinamiento
 
Paradójicamente, durante el proceso de paz del presidente Pastrana, al tiempo que se abrió una “zona de despeje” que entregó el norte del Caquetá al control de la guerrilla durante las negociaciones, el sur del Caquetá fue literalmente “tomado” por el paramilitarismo, por varios frentes cuyos miembros provenían de Urabá y de otras regiones del país. De tal manera, la región sufrió una nueva Conquista, que la dividió en dos, sin que se produjera un enfrentamiento entre ese norte “despejado” para la guerrilla y ese sur “tomado” por el paramilitarismo sino a través de la población civil que quedó en medio de tan funesto escenario.
 
Cuando los paramilitares arribaron a Puerto Torres, una inspección del municipio de Belén de los Andaquíes habitada por unas 500 familias, en donde no había guerrilla ni conflicto armado, en medio de la oscuridad, en una madrugada del año 2001 sus moradores fueron sorprendidos y despojados de la casa cural, del colegio en donde los jóvenes estudiaban y de algunas de sus casas. Incluso se les prohibió su desplazamiento. Los que lo hicieron tuvieron que abandonarlo todo y huir a escondidas, a riesgo de ser asesinados.
 
Los que no pudieron fugarse o no tenían a dónde ir, se vieron obligados a convivir con el sufrimiento de las víctimas torturadas, a las que desde sus casas podían oír lamentarse o gritar en el patio o los salones del colegio; algunos de ellos fueron obligados a “colaborar”, a “delatar” a otros, con lo cual se impuso un régimen del terror entre toda la población. Ese sufrimiento adicional de los habitantes de un lugar, que con la llegada de los funcionarios judiciales y la retirada del grupo paramilitar se transformó en un pueblo fantasma, es una afectación colectiva que no siempre es tenida en cuenta en la historia del conflicto armado del país. Helka Quevedo y su equipo de colaboradores dan luces en este informe acerca del confinamiento de la población a donde arriba un grupo armado, con la exposición detallada de este caso, en donde un caserío termina convertido “en un gran cementerio con iglesia, escuela y campo de fútbol” (para decirlo en palabras de la investigadora).
 
Desaparición forzada
 
Destruir al hombre es difícil, casi tanto como crearlo: no ha sido fácil, no ha sido breve, pero lo han conseguido”. Con estas palabras de Primo Levi (Si esto es un hombre) se puede condensar toda la infamia de la desaparición forzada, capaz de suspender la vida tanto como de suspender la muerte de sus víctimas directas. Las 26.000 personas arrebatadas por este delito en Colombia han sido condenadas a habitar una zona indeterminada entre la vida y la muerte. Pero lamentablemente son muchas más las víctimas a las que la desaparición forzada no solo ha privado de la libertad, sino que les ha quitado la vida, dándoles una muerte violenta y clandestina; y en esos casos, la infamia ha ido más allá, donde se creería que precisamente no se puede ir más allá: les quita a sus familiares la posibilidad de conjurar los rituales de la muerte, en el espacio (la tumba) y el tiempo (el duelo); suspende, entonces, su derecho a tener una muerte propia. El desaparecido que ha sido asesinado es alguien que no puede ser llorado, sobre su cuerpo, por sus dolientes. El desaparecido, en ese sentido, es alguien que no tiene su Piedad, esa imagen icónica de la madre dolorosa que llora a los pies de su hijo o se abraza a su cuerpo. La fosa hace parte del inventario de atrocidades con las cuales se pretende desaparecer un cuerpo humano; pero es también, para el familiar que ha esperado durante años conocer el paradero de su ser querido, el lugar y la posibilidad del encuentro con la verdad del desaparecido. El silencio que se ha guardado respecto a las miles de víctimas de desaparición forzada que han sido ejecutadas se expresa de manera resonante a través de las fosas y cementerios clandestinos. Por eso deben ser interpretados no solo a partir de lo que dicen, sino sobre todo por lo que pretendieron callar (aquello que no se ha denunciado, o que se denunció a medias).
 
El mapa del terror que van constituyendo las fosas halladas en todo el país, será un modo elocuente de expresar el relato de los vencidos en esta guerra.
 
El historiador, el antropólogo forense lee las fosas y restos humanos como un documento; debe interrogarlos porque registran el dolor de las víctimas y de sus historias truncadas; y porque denuncian la brutalidad de los victimarios. La exhumación es, entonces, un proceso de desenterrar la verdad en muchas formas. Sin embargo, la fosa es un texto volátil, y su lectura dura lo que dura el proceso mismo de la excavación. Y los restos humanos no son un documento cualquiera, pues a partir de estos no sólo se producen datos, sino ante todo emociones. Renombrar, devolverle el cuerpo a un desaparecido que ha sido asesinado, individualizar un cuerpo, individualizar un dolor, es una tarea de la memoria. 

2015/05/28

Hijos, hijas... ¿para qué?

El domingo leí tres columnas en los dos diarios locales…pues, leí más, pero hubo 3 que me llamaron la atención. Me han dicho que pase ésta columna p’al domingo, he dicho que no, que quien la va a leer la lee el día que sea o la pide a ciberplural@gmail.com . Pero el tema no es ese, el tema hoy es la paternidad.

La columna de Cavisa, en LaTarde es de las más fuertes que he leído. Poco más y me pongo a… leer la carta al padre de Kafka http://es.wikipedia.org/wiki/Carta_al_padre (a propósito: ¿usted es papá? Ó ¿qué es de su padre?) …y me hizo sentir -eso de “pensar” cada vez está más en desuso- sobre la forma en que nos relacionamos con nuestros padres, y con nuestros hijos. Una relación que marca –como lo escribió Kafka en 1919- nuestras vidas. Para bien, para mal, para una mezcla, pero está ahí, presente en nuestras vidas, en nuestro “subteniente”.
Cavi me llevaste a preguntarme si Don Tiberio me ha dicho, ha “verbalizado” a sus 82 años un “te amo hijo” y sabes, creo que tampoco ¡ya somos dos! –sonora carcajada- no hombre! la verdad es que somos miles, millones: la generación de nuestros padres en general nunca dijo ni dice ni dirá “te amo” para ellos eso de hombre a hombre es “maricongo”, de pronto a las hijas... vos y yo que le decimos a nuestros hijos “te amo”, en el fondo, para ellos, somos partidarios de ¡Guiovanny Cano al concejo!.. Es su vida Cavisa, así se criaron, y con las Delias es lo mismo, esas señoras son igualitas ¡y claro que nos aman!... a su manera: así como nosotros amamos a la nuestra, y seguramente nuestros hijos y nietos amen a la de ellos ¿un beso virtual? ¿una caricia digital?...

He leído (leo “algo” así como usted) sobre varias personas que reflexionan al final de sus vidas, en su lecho de muerte -los que tienen esa fortuna: la de morir en un lecho-…allí en ese momento sólo les importan una cosa: ¡sus hijos!. Todo lo demás es lo que es: ¡nada!. La obra al final de la vida son esos seres: esa es “la tarea” que Dios/Universo nos puso. Una tarea que es un chicharrón de varias patas. Pero así es. Y una tarea que además aplica una sentencia humana: el único animal que nunca aprende por experiencia ajena es el homínido bípedo llamado homo sapiens -que en general es homo brutus- Nuestros padres y nosotros llegamos hasta donde podemos con nuestros hijos e hijas: cada quien ha de vivir (y morir) lo que le corresponde.
Cavi, nuestros padres merecen ser citados porque supieron cumplir con la tarea de paternar; aquellos que tuvieron hijos y nunca se ocuparon (u ocupan) por su crianza espiritual, emocional y física –en ese orden- nunca han merecido ser citados…
¿Y Usted? ¿Está a tiempo de hacer esa llamada? ¡Dele! ¡hágala!
FRASE POSITIVA: “Es mejor tener bandas musicales en los barrios y no bandas delincuenciales” Adriana Vallejo de la Pava

2015/05/21

¿vos tenes destornillador?

El destornillador....

Antier al caer la tarde hacía un calor absurdo: unos 27 grados. Entré al Apostar de la 20 con 5ª a pagar los servicios y en segundos en el semáforo una moto golpeó a un taxi y se armó la “grosería” entre el taxista y el motociclista. Luego la agresión física y el taxista terminó enterrándole al Motociclista un destornillador… ¡en segundos! ¡Qué les parece?...
El año pasado hubo 11 mil asesinados en Colombia. Hay países donde hay menos de 11 al año. Pero acá es peor: De esos 11 mil unos seis mil asesinados lo fueron por intolerancia, es decir de cada 11 asesinatos 6 fueron porque…
* un hombre fue hasta la casa de un vecino a pedirle disculpas por una riña que habían tenido el domingo pasado y éste en lugar de conciliar, le propinó un disparo en el tórax.
* un campesino le dio muerte a un vecino por haberle cambiado la canción que estaba escuchando en un establecimiento.
* mató con sus propias manos a su vecino de 80 años, que al parecer, era algo malgeniado.

El tema es complejo…mucho…según el Ministerio de Salud, de cada diez Colombianos (haga el ejercicio de imaginarse 10 personas agrupadas, incluido usted…) de esos 10, cuatro…sí 4…sufren de algún trastorno mental… O sea que en ese grupo que usted armó, usted y otros tres posiblemente tienen trastornos mentales…¿y porqué yo? dirá su merced. Pues porque realmente, si bien hemos avanzado, seguimos violando varias reglas…
-¿Por cada ocho horas de trabajo o estudio, destinas una hora para el esparcimiento? ¿con actividades que impliquen acción, movimiento, de manera que se pueda eliminar el estrés? (…¡Una cosa es Bailar…y otra sentarse a tomar trago!...) Si_ No_
- ¿Haces un corte en la rutina? ¿Antes de ir para la casa? ¿De tal manera que rompes la rutina casa/trabajo? Si_ No_
-¿Tienes unas dos horas diarias de actividad sana? (¿si?...defina “sana”) Si_ No_
-¿Tenes una afición, algo que hagas sólo por placer: cero obligación? Si_ No_
-¿ Cuentas con uno o más confidentes para no “cargarte” mucho y poder desahogarte? Si_ No_
-¿Cero dificultades en pedir cita con un psicólogo o psiquiatra? Si_ No_
-¿Duermes bien? ¿unas seis a 8 horas? ¿pero de noche?... Si_ No_
Siete… de las siete a cuantas le “pegó”…si es a menos de 4, según los expertos, puedes estar ya dentro de esos cuatro del grupo de diez que formaste…
umhh…¿ya guardaste el destornillador?...
LA FRASE POSITIVA: “Me parece importante lo que está haciendo la Directora de Tránsito…Es un ejemplo a seguir para las personas cuyo trabajo es controlar...” Adrián Zuluaga Duque, Empresario

2015/05/16

Un premio NACIONAL debe ser Nacional... o no? Señores @PNPSimonBolivar

Señores @PNPSimonBolivar cc @colombiahoy @patynietog @marco_schwartz (los demás jurados No los encontré)

Escribo ésta nota con algo de desgano...
pero en fin... escribámosla... nada se pierde y la peor gestión es la que se deja de hacer...

Hace poco oí al presidente nacional de FENALCO decir una frase que ya había oído en personas que como el recorren este país constantemente: Colombia es un país de regiones.

El señor tiene razón. Y por ende el premio "nacional" del que ustedes son jurados, carece de ella.

Voy a hacerles una sola "consideración" ...¿cuántos indígenas han ganado ese premio?...¿cuántos afros?... o si quieren lo extendemos ¿campesinos?... No hay "periodistas" de ese tipo...?...o simplemente los invisibilizamos...

ahora bien...tampoco se trata de cubrir el sol con un dedo... claro que se pueden seguir premiando los medios que cubren -bien regular mal o cínicamente- el devenir nacional... pero creo que es hora de que ese premio reconozca que hay periodistas NO sólo en Bogotá, ni mucho menos sólo en las 3 4 5 grandes ciudades de Colombia...¡la nación seeeemos todos! (así "seeemos")

¿porqué no existen otras categorías? ¿porqué no hay tres categorías acorde con el tamaño de la población? ejemplo http://lasillavacia.com/historia/los-periodistas-que-mueven-la-opinion-46038 ...esa puede ser la segunda... pero una tercera debe llegar a los municipios más pequeños...a sus veredas...¿o es que allí NO hay periodistas?... ¡claro que los hay!...

En fin...como lo dije...ésta es una nota escrita con desgano: dudo mucho que ustedes sean capaces de poner su grano de arena al reconocimiento de la nación que "seemos"...

queda hecha la gestión...

Un abrazo. 
publicada originalmente en twitter: https://twitter.com/OrlandoParraG/status/599613005698072576
en formato http://www.twitlonger.com/show/n_1sm7v5g 

2015/05/14

Lo extorsiona un "periodista" ...?...grabelo...y DENUNCIELO POR EXTORSION!

Extorsionistas que avergüenzan al periodismo

El maestro Hernán Castaño Hincapié, Jefe de Redacción emérito de LaTarde y en cuya memoria existe un premio regional, decía que “el periodismo es un apostolado”. Enseñaba a sus discípulos a consagrarse a sus deberes por “vocación”, nunca por “ambición”. Recalcaba la gran responsabilidad social que reposa tras las palabras impresas o pronunciadas en la radio y la televisión e invitaba a obrar siempre con el más profundo respeto hacia el público.
Pero antes y después de los grandes comunicadores como Don Hernán, han existido en el mundo sujetos que irrespetan su legado de honestidad y se valen de la plataforma privilegiada de los medios de comunicación para extorsionar y enriquecerse.
Presionan a sus víctimas con calumnias sistemáticas. Las pisotean, humillan y sofocan para forzarlas a pagar por anuncios que no habían contratado previamente. Los funcionarios públicos son los más vulnerables; por miedo a ser excluidos de la carrera administrativa o por la necesidad de conservar una buena imagen si algún día optan por lanzarse a la política, se ven inducidos a contratar pauta sin otra consideración distinta al temor.
La Corte Constitucional dice que la libertad de opinión es un derecho con límites. Por ningún motivo se puede considerar absoluto. “No puede entenderse que quien hace uso de esta libertad está autorizado para atropellar los derechos de los otros miembros de la comunidad, sacrificando entre otros, los derechos al buen nombre y la honra”, sostiene en la sentencia T-110 de 2015, con ponencia del Magistrado Jorge Iván Palacio.
Los agredidos son tímidos. Guardan silencio. Prefieren evitar que el maleante “se ensañe”. En el mejor de los casos formulan denuncias por injuria y calumnia, cuya modesta pena mínima de 16 meses permite que raras veces los delincuentes terminen encerrados. Además, las condenas son pocas.
Existe una alternativa mejor para defenderse. Cuando un empresario o un servidor del Estado sea objeto de ataques por parte de algún periodista o columnista que se valga de mentiras para constreñirlo con el fin de obtener a cambio prebendas o pagos indebidos, puede considerar la posibilidad de denunciarlo por el delito de extorsión. La pena va de 192 meses (16 años) a 288 meses (24 años) de prisión y no admite excarcelación. ¡Eso sí les duele a los hampones!.
La única forma de obligar a los deshonestos a respetar la dignidad de los sagrados derechos de información y opinión es poniéndolos tras las rejas.

publicada en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/juan-fernando-gonzalez-g/150669-extorsionistas-que-avergueenzan-al-periodismo

La Remigio y… ¿Gobierno?

Hoy, bajo la dirección de Adriana Vallejo y Paula Zamora se conmemoran 25 años de la RAC 97.7 FM con un concierto para piano de Teresita Gómez en el Santiago. ¡Excelente!.

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“Acción y efecto de gobernar o gobernarse”…. para eso, supuestamente, se tiene en cada ciudad una Secretaria de Gobierno. ¿Qué nos ha pasado en Pereira?...en 3 años largos vamos en cuatro secretarios…¿así de difícil es la tarea de gobernar: Mandar con autoridad o regir algo; Dirigir una colectividad; Guiar y dirigir; ejercer una fuerte influencia; Componer, arreglar; Regirse según una norma, regla o idea?...¿es la ciudad, sus ciudadanos, usted y yo, tan “jodidos”?

Lo primero que habría que aclarar es que quien finalmente toma las decisiones más complejas, generalmente, NO es quien está sentado en la silla de secretario de gobierno, sino el alcalde. Ojo: aquí y en cualquier parte de Colombia. Y los alcaldes generalmente deciden reflejando una balanza de intereses: de los concejales, congresistas, ciudadanos que ejercen su función ciudadana (Veedurías, Gremios por ejemplo), personajes, y …finalmente de lo que piensen ellos mismos. De entrada entonces debería tener otro nombre: ¿Secretaria Ejecutiva de Gobierno?...

Así, cada vez que vemos tomar una decisión o dejar de tomarla (…), es un reflejo de esa mezcla de intereses expresada por el alcalde o por su secretario (ejecutivo) de Gobierno. Secretarios muchas veces sin preparación técnica o sin las capacidades y que consideran ese cargo como herramienta de “favores” electorales para ser alcalde: ¡el desastre!. Ejemplo, recién uno de ellos  pretendía quedar bien tanto con dueños de bares y con las veedurías Mucho ruido y Circunvalar: eso es imposible: el estado, por mandato constitucional, debe, siempre, privilegiar los intereses del común, de las mayorías, sobre los de los individuos. Es el deber ser.

El problema se agudiza en Pereira cuando tenemos un engendro llamado Secretaria de Gobierno pues quien asume ese cargo obtiene varios “chicharrones” simultáneos: debe ser el “ejecutivo” de bomberos, de control físico, de espacio público: donde está limitado por lo que decidan otros secretarios; de establecimientos, de la UPPV, inspecciones de policía,  seguridad : una seguridad que tampoco controla pues la policía es nacional…vuelva y lea si quiere… y claro es un batallón de funcionarios y contratistas: son seis funciones vitales de ciudad mezcladas cual bulto de anzuelos… ¿cómo la ve-lee?...¿usted cree que además de cruzar todos los intereses anotados, poner en marcha esos anzuelos, es fácil?...

¿Qué hacer?...primero, antes de criticar, es necesario entender un poco…y si va a criticar –una recomendación para la vida-  proponga, planteé soluciones…segundo: señores concejales: ¿es justo que la ciudad continúe con ese atraso administrativo porque estamos, otra vez, en campaña?¿que el alcalde que viene herede ese monstruo?...Hay que –sin crear un solo cargo: salvo el de secretario/responsable- reemplazar ese monstruo y establecer 

1º La UNIFICACIÓN de funciones/funcionarios/contratistas en un Instituto/Secretaria de Espacio Público y Cultura Ciudadana. 

2º La secretaria de seguridad y convivencia (articulando inspecciones + bomberos + UPPV) 

3º Tercerizar –como en otras ciudades- control físico ( clientelizado/politizado como está ¡jamás va a funcionar!) …

si ello se sigue aplazando…el ciudadano Fernando Agudelo Velazco reencarnará y todo estará igual o píioor!! 

2015/05/11

una nueva aspiración a la igualdad social y económica, así como a la solidaridad internacional, es necesaria.

¿Qué pasó con el consenso de 1945?

La vuelta a casa de la generación que peleó la guerra significó

un cambio en el pensamiento

El 8 de mayo de 1945, cuando acabó oficialmente la Segunda Guerra Mundial en Europa, gran parte del planeta estaba en ruinas, pero, si bien la capacidad humana de destrucción no conoce límites, la de volver a empezar es igualmente notable. Tal vez sea esa la razón por la que la humanidad ha logrado sobrevivir hasta ahora.
Al final de la guerra millones de personas estaban demasiado hambrientas y exhaustas para hacer algo más que permanecer vivas, pero, al mismo tiempo, una ola de idealismo, una sensación de determinación colectiva de construir un mundo más igual, pacífico y seguro, barrió las ruinas.

Esa es la razón por la que el gran héroe de la guerra, Winston Churchill, perdió las elecciones en el verano de 1945, antes incluso de que Japón se rindiera. Los hombres y las mujeres no habían arriesgado sus vidas simplemente para volver a la época anterior de privilegios de clase y privación social. Querían mejores viviendas, educación y salud gratuita para todos.
Exigencias similares se oían en toda Europa, donde la resistencia antinazi o antifascista estaba encabezada con frecuencia por izquierdistas o, de hecho, comunistas, y los conservadores de la preguerra estaban a menudo manchados por la colaboración con regímenes fascistas. En países como Francia, Italia y Grecia se hablaba de revolución. Esta no ocurrió, porque ni los aliados occidentales ni la URSS la apoyaron. Stalin se contentó con un imperio en Europa oriental.
Charles de Gaulle, dirigente derechista de la Resistencia, tuvo que aceptar a comunistas en su primer gobierno de posguerra y nacionalizó industrias y bancos. La inclinación hacia la izquierda, hacia los Estados del bienestar socialdemócratas, se dio en toda la Europa occidental. Formó parte del consenso de 1945.
En las excolonias de Europa en Asia, donde los nativos no deseaban ser gobernados una vez más por potencias occidentales, que habían sido tan ignominiosamente derrotadas por Japón, estaba produciéndose un tipo diferente de revolución. Vietnamitas, indonesios, filipinos, birmanos, indios y malayos querían libertad también.
Esas aspiraciones se expresaron con frecuencia en las Naciones Unidas, fundadas en 1945. La ONU, como el sueño de unidad europea, formó parte del consenso de 1945. Durante un período breve, muchas personalidades (Albert Einstein, por ejemplo) consideraron que sólo un gobierno mundial podría garantizar la paz del planeta.
Ese sueño se desvaneció rápidamente cuando la Guerra Fría dividió al mundo en dos bandos hostiles, pero en ciertos sentidos el consenso de 1945 en Occidente resultó fortalecido por esa política. El comunismo, aún envuelto en la hoja de laurel del antifascismo, tenía un gran atractivo intelectual y emocional, no solo en el llamado Tercer Mundo, sino también en la Europa occidental. La democracia social, con su promesa de mayor igualdad y oportunidades para todos, hizo de antídoto ideológico. En realidad, la mayoría de los socialdemócratas eran feroces anticomunistas.
70 años después, gran parte del consenso de 1945 no ha sobrevivido. Pocos pueden hacer un gran acopio de entusiasmo por las Naciones Unidas. El sueño europeo está en crisis y cada día se socava más el Estado del bienestar socialdemócrata de la posguerra.
La degradación comenzó durante el decenio de 1980, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Los neoliberales atacaron el gasto en programas de derechos sociales y los intereses de los sindicatos. Se pensaba que los ciudadanos debían adquirir una mayor capacidad para valerse por sí mismos; los programas de asistencia social estatales estaban volviendo a todo el mundo blando y dependiente. Conforme a las famosas palabras de Thatcher, no existía la llamada ‘sociedad’; solo familias y personas que debían responsabilizarse de su propia vida.
Pero el consenso de 1945 recibió un golpe mucho mayor precisamente cuando nos alegrábamos del desplome del imperio soviético, la otra gran tiranía del siglo XX. En 1989, parecía que la siniestra herencia de la Segunda Guerra, la esclavización de la Europa oriental, se había acabado por fin y así había sido en muchos sentidos, pero muchas más cosas se desplomaron con el modelo soviético. La socialdemocracia perdió su razón de ser como antídoto del comunismo. Se llegó a considerar que todas las formas de ideología izquierdista (de hecho, todo lo que oliera a idealismo colectivo) eran un utopismo equivocado que solo podía acabar en el gulag.
El neoliberalismo llenó el vacío, creando una gran riqueza para algunos, pero a expensas del ideal de igualdad que había surgido tras la guerra. La extraordinaria acogida dada a El capital en el siglo XXI, de Thomas Piketty, muestra cuán profundas se han sentido las consecuencias del desplome de la izquierda.
En los últimos años, otras ideologías han surgido para colmar la necesidad humana de ideales colectivos. El ascenso del populismo de derecha refleja unos anhelos redivivos de comunidades nacionales puras que mantengan fuera a los emigrantes y las minorías. Y el neoconservadurismo americano ha transformado perversamente el internacionalismo de la antigua izquierda al intentar imponer un orden democrático del mundo mediante la fuerza militar de EE. UU.
La respuesta a esa alarmante evolución no es la nostalgia. No podemos regresar al pasado. Demasiadas cosas cambiaron, pero una nueva aspiración a la igualdad social y económica, así como a la solidaridad internacional, es necesaria. No puede ser lo mismo que el consenso de 1945, pero en este aniversario haríamos bien en recordar por qué surgió aquel consenso, para empezar.
IAN BURUMA
Profesor de democracia, derechos humanos y periodismo en el Bard College y autor de ‘Year Zero: A History of 1945’ (‘El año cero: historia de 1945’).
Nueva York.
© Project Syndicate

2015/05/08

Así va el cese al conflicto armado en Colombia. A Mayo 2015.

Los dilemas de la paz en http://www.semana.com/nacion/articulo/los-dilemas-de-la-paz/426070-3

Sobre víctimas, verdad y justicia no hay acuerdo todavía porque gobierno y guerrilla se enfrentan a difíciles dilemas morales y políticos.
 Los dilemas de la paz Foto: Marco cequera
El próximo 16 de mayo se cumplirá un año desde que la Mesa de Conversaciones de La Habana produjo el último acuerdo, sobre solución al problema de las drogas. Desde entonces, los delegados del gobierno y las Farc empezaron a discutir el punto de víctimas y no han logrado salir de él. Y al parecer, todavía está crudo. En Colombia, la sensación es que en Cuba no se avanza. Más que estancamiento, lo que hay es un nudo gordiano que implica tomar decisiones con implicaciones morales y políticas muy fuertes.

El tema de víctimas se reduce, a la postre a dos asuntos: las verdades de la guerra y la justicia para los responsables de crímenes atroces. Tal como se esperaba, estos han sido los puntos más complicados de la agenda porque afectan directamente a las elites, tanto de las Farc como del gobierno, y porque implican asumir posiciones éticas frente al país. Son aspectos donde también está en juego toda la dimensión humana (e inhumana) de la guerra. Las partes se juegan su papel en la historia, y están frente al espejo de sus actos pasados, y las consecuencias de estos sobre su futuro. Estos son los entuertos del proceso de paz.

Dignidad vs. Seguridad jurídica

Tanto la guerrilla como los militares consideran que libraron la guerra por buenas razones. Las Farc no quieren ir a la cárcel porque se ven a sí mismas como rebeldes con causa, y no como delincuentes. Los militares, por su parte, no quieren ser equiparados a la guerrilla, porque consideran que ellos han defendido la democracia, y no atentado contra ella. Verdad y justicia, que son lo que demandan las víctimas, hieren, necesariamente, sus imaginarios de dignidad y heroísmo. Y las salidas a este dilema están divididas. Las Farc creen que una comisión de la verdad sería la mejor manera de hacer justicia, y enfrentar el pasado sin llegar a un castigo.

Para el gobierno debe haber castigo con “algo de privación de libertad”, pues así lo ha dado a entender la fiscal de la Corte Penal Internacional, Fatou Bensouda, y en ese sentido su apuesta es por una fórmula de justicia transicional para todos. Algo que no solo rechazan las Farc, sino un sector de los militares.

El problema es que mientras más dignidad se otorgue a los actores en la Mesa, menos seguridad jurídica tendrá el acuerdo en el tiempo. Si para las Farc es indigno ir a la cárcel, quedan expuestos a que los tribunales internacionales los llamen a rendir cuentas por desapariciones forzadas, masacres y reclutamiento de niños. Y los militares se niegan a aceptar la justicia transicional. Convencer a unos y otros ha resultado una tarea demasiado ardua. Encontrar una fórmula equilibrada y aceptable para todos puede tomar mucho más tiempo aún.

Los máximos responsables

El Marco Jurídico para la Paz contempla que se juzgue a los máximos responsables de los crímenes de lesa humanidad y de guerra. Encontrar a los máximos responsables de las Farc no es difícil, pues su estructura es muy jerárquica, llevan varios años como jefes las mismas personas, y sus peores actos han estado a los ojos de todo el país y las investigaciones judiciales ya tienen suficiente material probatorio.

Pero ¿hay máximos responsables del lado del Estado? Aunque para muchos en el gobierno es obvio que quienes estarán en el banquillo son los altos oficiales de las Fuerzas Armadas que se aliaron por ejemplo con los paramilitares, o que ganaron medallas a punta de falsos positivos; para un sector de los militares quienes deben sentarse ante la justicia son los ministros de Defensa y presidentes. Uribe y Santos, por ejemplo. Esta posición es compartida por las Farc.

Aunque el propio comisionado de paz, Sergio Jaramillo, ha dicho, incluso a los empresarios, que en la guerra hay responsabilidades compartidas, la verdad es que un escenario como los juicios de Nuremberg, donde fueron juzgados nazis civiles, es no solo improbable en Colombia sino absurdo. No obstante, esto no quiere decir que no haya un problema, al que el expresidente César Gaviria le quiso salir al paso con su propuesta de perdón y olvido para todos, y el debate sobre el referendo para darle facultades al presidente para reglamentar por decreto el Marco Jurídico para la Paz. Sin embargo, por ahora no hay clima para un debate de estas características en el país, y este seguirá siendo uno de los mayores escollos para salir del punto de víctimas.

De Santos a Timochenko

Como ha dicho el analista León Valencia en varias ocasiones, la guerra consiste en quitarle legitimidad al adversario, mientras la paz consiste en otorgársela. En medio de la guerra, ministros y presidentes, con razón, han tratado a la guerrilla de terrorista y narcotraficante. La guerrilla a su vez, de tirano, corrupto y asesino al Estado. A estas alturas, ese lenguaje de la guerra, estigmatizador y polarizante, debería ir cambiando, para ser reemplazado por uno que facilite la paz y la reconciliación. No ha pasado porque las sensibilidades del país obligan a que ambas partes tengan un doble lenguaje: uno adentro de la Mesa, donde hay más confianza y sinceridad; y otro para la galería.

A eso se suma que tanto guerrilla como gobierno tienen más problemas con sus propias tropas de lo que se esperaba. Santos no ha podido convencer a ciertos sectores militares y del establecimiento económico y terrateniente de que la paz requiere cambios y reformas. Las Farc, a juzgar por el trágico ataque del Cauca que dejó un saldo de 11 soldados muertos y que violó el cese unilateral del fuego, tampoco tienen alineadas a todas sus tropas.

El problema es que, como lo señaló Daniel Coronell en su columna de la semana pasada, los destinos de Santos y Timochenko hoy en día están atados y necesitan darse mutuamente legitimidad en aras de una paz duradera.

Miedo al pasado, miedo al futuro 

Los seres humanos hacen la guerra, y la paz también. En ambos lados de la Mesa hay miedo a enfrentar el pasado, a reconocer que se cometieron crímenes terribles que no tienen ninguna justificación. Pero también hay miedo al futuro. Las Farc, aunque desprecian las encuestas como una manipulación de la oligarquía, tienen sin duda temor a salir a la calle y ser linchados por una opinión que los odia. Muchos militares también tienen temores: a perder poder, protagonismo y presupuesto. La paz exige un ejercicio de imaginación moral colectivo para el futuro y no solo lavar las culpas del pasado. No se trata solo de un pacto político de los partidos y sectores decisivos sino de construir una idea de porvenir posible. En esa idea de sociedad reconciliada, los implicados en la guerra, guerrilla, y militares deben tener la certeza sobre cómo les irá, de que tendrán un lugar en ese futuro y no una incertidumbre perpetua. Algo que no es fácil de lograr en ninguna negociación.

Factor tiempo vs. Metodología

Cuando comenzaron las conversaciones el presidente Santos dijo que esta sería una negociación de meses y no de años. Sin embargo, ya va por el tercer año y el fin no se ve cerca. El problema con la prolongación del tiempo es que una metodología basada en la confidencialidad, la lejanía, y el aislamiento empieza a erosionar el proceso cuando la negociación tarda años. Y, ponerle plazos como ha ocurrido en el pasado no es la solución.

La manera de superar este impasse ha sido trabajar en paralelo otros puntos de la agenda, como el desescalamiento del conflicto. Pero se necesitan otros saltos cualitativos. A lo mejor, el acercamiento con el senador Álvaro Uribe, y con los sectores más críticos, permitirá que se pueda hablar de temas tan espinosos como la verdad y la justicia, sin temor a ser acorralados por la opinión pública. Y ventilar propuestas audaces que nadie se atreve a hacer en un clima tan tenso, pero que son cruciales para darle celeridad al proceso de paz.

2015/05/07

Agenda...(y 900 millones)

La agenda es la forma en que priorizas y organizas tu tiempo. Todos hacemos una. Tu energía fluye hacia donde diriges -consciente o inconscientemente- tu atención. Algunos la tienen semanal, mensual, semestral, anual…quinquenal: tal vez el universo tenga una agenda que nunca será medible en tiempo humano, de hecho: ¿te has preguntado qué es “el tiempo”?.

Durante muchos años: el 9 de junio serán 24, en mi agenda ha estado “escribir la columna”. La mayoría de esos años han sido en medio de la disciplina rigurosa del compromiso semanal o quincenal con un codirector o un editor. A ningún columnista en el eje cafetero -que sepa- le pagan y como tal uno debe encontrar para qué escribe. Un colega que leo (…) me “dijo” por Whatsapp “a) Para convencer de algo al lector b) Para poner por escrito un juicio personal y validarlo con la opinión de terceros. c) Para denunciar”. Durante mucho tiempo, especialmente en los 10 años que estuve en El Diario colega, lo hacía para cuestionar al lector. Las columnas cerraban diciendo: ¿Y usted qué piensa? ¿Qué hará? Etc… pero mi agenda ha ido cambiando: pasé los 25 soñadores años que tenía en aquel entonces. ¡Que lindo era! ¡Todos los jóvenes son tan lindos!...(ejem).

En ese instante de mi vida me proponía tocar al ser humano en lo racional. Hacerlo pensar. Hacerlo reflexionar. Cada vez me convenzo más que eso es muy relativo. Si te leen –la verdad es que los impresos luchan por ser leídos…y de los impresos muchas veces los columnistas perdieron la pelea por ser leídos- …si te leen puede que la persona le quede ahí en alguna neurona una reflexión pero dudo que seamos capaces de agitar tal cantidad de neuronas para  que transformen su posición. Ejemplo: una señora corrupta y su marido, primero dudo que nos lean, y segundo, seguirá siendo corruptos. A lo peor afinan…su corrupción.

He llegado a una conclusión. Puede diferir de la suya. Y es que cada ser humano ha de vivir lo que ha de vivir. Y ha de morir lo que ha de morir. Y que son más los procesos emocionales y espirituales, que los racionales, los que facilitarán esa evolución. Empero, también creo lo que dice Prabhupada “el placer ya está almacenado”...(averigüe qué quiere decir eso…si quiere).

Es decir, mi agenda cambi…a… estoy en una transición que puede tomar semanas o años, por eso aún no coloco “cambió”…pero lo claro es que mis prioridades están cambiando. Esta columna cada vez más buscará “tocar” ya NO desde la racionalidad –cada vez más creo que es perder el tiempo- sino desde la emocionalidad y la espiritualidad a quienes la leen. Los invito, desde ahora a que dejemos de perder el tiempo, a que hagamos algo más profundo con ésta vida que nos han dado (…) a conectarnos con aquello que trasciende: la emoción y el espíritu.

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Pasó otro mes, van  84…¡84! en que miles de Pereiranos perdimos 900 millones de pesos (2.376 millones según http://ow.ly/Lg30s ) pues siguen sin resolver “el ‘cuello de botella’ multimillonario” de la integración del transporte: ow.ly/Lg4wM .El tema prioritario MEGABUS nunca ha sido Promasivo ¡es la integración! ¿qué hacemos Sr Procurador? Dr Juan Guillermo Ángel, ahora que está en esa junta: ¡salve usted la integración!

Una versión avanzada fue publicada en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/orlando-parra/150393-otros-900-millones-y-agenda