La disculpa es baladí y ofende porque supone que somos estúpidos: el puesto debe rotar entre varios auxiliares, dijo quien funge de presidente de esa sala, Leonidas Bustos, como si se tratara de un juego de perinola. La verdad es muy otra. Velásquez, el “investigador estrella” de la Corte, es una roca en el zapato de los mandatarios, de los congresistas corruptos, de los partidos clientelistas y de sus propios colegas los magistrados titulares, cuya conducta está cada vez más cerca de la de sus procesados.
En las películas policíacas se hacen un par de preguntas clásicas para descubrir al autor y el móvil del delito: ¿quién se beneficia con el crimen y para qué se cometió? Parodiando la frase, ¿quién está feliz con la sustitución de Velásquez y para qué lo retiran del centro en donde se descubre el modus operandi del “aparato organizado de poder” que surgió de la alianza de la política con el paramilitarismo? El móvil es fácil: venganza por los resultados e impunidad hacia el futuro. Los vengadores y beneficiarios son muchos. Aproximo una lista:
1. Los excongresistas que purgan pena en La Picota. No le perdonan al valiente abogado haberles demostrado sus fechorías: Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe. El convicto, junto con su otro primo Santiago Uribe, un extraditado y su abogado complotaron contra Velásquez pagándole a alias Tasmania para que calumniara al magistrado. Hasta el jefe de Estado participó en esta patraña. El exsenador Óscar Suárez Mira le ofreció a alias Bam-Bam $100 millones para que se retractara de su testimonio contra él y enlodara a Velásquez. Los exparlamentarios Luis Alberto Gil y Alfonso Riaño. Su abogado Ramón Ballesteros fue grabado mientras trataba de convencer a alias Diego Rivera de declarar en contra del investigador por 100 mil dólares. El exsenador Luis Humberto Gómez Gallo y su paisano Javier Ramiro Devia. El testigo Hernando Díaz aseguró que intentaron sobornarlo para desprestigiar a Velásquez y a la Corte.
2. Los cerca de 30 parlamentarios que tienen indagaciones preliminares por nexos con el paramilitarismo.
3. El expresidente Uribe y los funcionarios de su gobierno envueltos en el operativo de seguimientos, interceptaciones y montajes.
4. La mayoría de los integrantes de la Corte actual. Clientelizados, burocratizados, lagartizados y subordinados al poder del procurador, al que le deben fidelidad y puestos, y al Parlamento, con el que se concertaron para privilegiarse, no pueden tener a un testigo de sus complicidades. Bustos, a quien no le ajusta la toga, ha armado una oscura trinca y está triunfando. Por supuesto, este no es el escenario para alguien decente como Iván Velásquez, a quien nunca sus compañeros le permitieron llegar a la titularidad de la magistratura, precisamente por lo “peligroso” que es. Lo mandan al patio trasero para obligarlo a renunciar. Pero él no está del todo solo. Afuera hay quienes estamos dispuestos a denunciar a los indignos enquistados en la Justicia, y somos muchos los que le damos gracias por su enorme sacrificio.
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