2021/05/18

He llorado.

He llorado.

He llorado en abundancia.

Creo que la última vez que lo hice fue cuando mi madre desencarnó.


Un día que era el más calmado, el más sereno del paro/revuelta nacional,

Un día para celebrar,

Siendo las 7 y 25 de la noche se hizo mil pedazos.

El anhelo de que prevaleciera el respeto al otro, el respeto entre diferentes, explotó en medio del sonido de las balas.

Ver dos jóvenes abaleados, a quienes creímos muertos de inmediato,

me rompió el corazón.

Y 3 o 4 días después ¡Lo mismo!

¿¡qué p&%$ les pasa!?

¿¡que p/&%/%& m&/%/&%% tienen en su cerebro, en sus corazones!?

¿¡qué clase de seres humanos son!?


La madre de mis hijos –biológicos- Uruguayos tenía (1990) y tiene la razón

Colombia NO es un país para criar hijos

La ciudad tampoco.

Es un país/ciudad donde lo anormal se ha hecho normal.

Un país/ciudad donde la masacre que cada año vivimos se cree normal.

El asesinato semanal de jóvenes en nuestros barrios, se cree normal.

Un país/ciudad donde a todo asesinato se le busca una explicación.

Un país/ciudad donde la victima termina siendo el culpable:

“algo debía”, “por bueno No fue”,

¡ningún asesinato se justifica, ¡ninguno!

¡nada justifica un acto bestial!

¡la violencia es para bestias!


En Singapur, al otro lado del planeta, hay 9 asesinatos en un año:

Y son humanos como nosotros;

En Panamá, aquí al lado, en Uruguay, hay 400 …

Aquí tenemos 12.000 al año…y eso, cuando el país está en calma.

¡Muchos asesinados por quienes se supone deben protegerlos:

pues la pena de muerte NO EXISTE!

¡un país/ciudad donde pululan las bestias!

¡y miles de sus complices justificadores!

No sé qué vamos a hacer…no lo sé

Sólo sé que necesitamos EMPATIA

ponernos en el lugar del otro,

tratar de entender su sentir

ante cualquier situación.

Necesitamos que nuestros niños la aprehendan,

que nuestros jóvenes la aprehendan,

que sus condiciones de vida,

de familia, de comunidad,

jamás permitan el ambiente para que ese amor que tienen nuestros niños,

y que los acompaña hasta su adolescencia,

y aún después, se pierda.


Ojalá ésta paro/revuelta sea la revolución:

La revolución de la empatía.

Tal vez todo se resuma en una frase:

“NOS VEMOS EN LOS CORAZONES”


Originalmente en :

https://www.facebook.com/orlandoparragopinion/posts/3929893357127538

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