2010/04/12
El Partido Verde y Compromiso Ciudadano por Colombia hemos decidido hacer una alianza y unir nuestros esfuerzos.
Desde cada uno de nuestros orígenes y trayectorias hemos probado ser visionarios, hemos puesto nuestro compromiso al servicio de la transformación, hemos luchado por el país que soñamos y hemos demostrado que se puede ganar la batalla contra el hambre. Nuestros resultados están a la vista de todos, hablamos con hechos: mejoramos la vida de millones de personas en las dos ciudades más grandes del país. Tenemos la autoridad moral que nos da el haber jugado limpio, con coherencia, fieles siempre a nuestros principios.
Hoy nos encontramos en nuestras coincidencias y ponemos a un lado nuestras diferencias para luchar por un mejor país. Hoy convocamos a los colombianos y las colombianas a que, como lo hemos hecho nosotros, sumemos nuestras experiencias y multipliquemos nuestros logros. Que cada quien aporte lo mejor de sí con su decisión y su talento, para que todos seamos protagonistas de la transformación de nuestro destino.
Optamos por la política para impulsar el respeto por la vida, promover y defender la diversidad y el pluralismo, fomentar una mejor y mayor riqueza para todos asegurando la protección de los recursos naturales, y recuperar el sentido de la decencia en lo público.
Nos enfocaremos en ampliar y mejorar la educación, impulsar el desarrollo científico y tecnológico; fomentar la cultura, estimular la innovación y el emprendimiento y promover la transformación productiva, el desarrollo de las mujeres y la equidad de género.
La educación y la cultura ciudadana serán el motor para construir un país acogedor, respetuoso de los derechos, incluyente, productivo y capaz de crecer a la medida de sus sueños. Podemos ser mucho mejores de lo que hasta ahora hemos sido.
Estamos de acuerdo en cuáles son nuestros problemas fundamentales: la ilegalidad, la violencia y la desigualdad.
La ilegalidad afecta dramáticamente la vida cotidiana. La corrupción, el mal uso de los recursos de todos, el narcotráfico, la evasión de impuestos, el clientelismo y el aprovechamiento abusivo de los bienes públicos se han convertido en obstáculos para el bienestar de todos y todas. Sin una voluntad social clara contra la ilegalidad, la justicia asediada por la corrupción, la violencia y el narcotráfico no logra obrar con eficacia, y quienes violan las leyes y actúan contra los demás confían en que nunca serán castigados, dada la muralla de impunidad en que vivimos. A la impunidad legal se suma la impunidad moral - no sentimos culpa - y la impunidad social -no sentimos vergüenza, hay indiferencia-.
Hemos sufrido décadas de violencia, que han dejado una herencia de dolor y sufrimiento. El narcotráfico ha llevado a muchos compatriotas al delito y ha debilitado la justicia y las instituciones públicas. Los grupos armados ilegales alimentados por el narcotráfico, siguen perturbando la tranquilidad y destruyendo muchas posibilidades de desarrollo y bienestar. En las ciudades, la inseguridad es un problema que afecta a todos y que entre todos podemos resolver.
En nuestro país existen profundas desigualdades, tanto entre regiones como entre personas. La condición social original, el lugar de nacimiento, el género y hasta el color de la piel determinan para muchas personas en Colombia una vida sin derechos básicos y se convierten en una limitación severa para desarrollar sus talentos y capacidades, para poder ser libres en una sociedad democrática.
También estamos de acuerdo en las soluciones fundamentales.
Por eso queremos invitar a colombianos y las colombianas a unirnos para que en equipo resolvamos estos problemas, y esto quiere decir, ante todo, convertir el voto en un acto cívico de decisión independiente, y desarrollar una política sin ninguna tolerancia a la corrupción y al mal uso de los recursos públicos, que son sagrados.
En 1991 nos pusimos de acuerdo para hacer una Constitución que definió en buena parte el país que queremos: una sociedad rica, diversa, que reconoce la igualdad de todos y todas y la diversidad de los grupos y culturas que la componen, con instrumentos para la defensa de los derechos individuales. Una Constitución que abre el camino para el desarrollo equitativo de las regiones, les da autonomía, poder de decisión y capacidad de superar sus desigualdades. Y que define un Estado capaz de regular la sociedad para alcanzar el bienestar para todas las personas, a partir de la iniciativa y del trabajo libre de los colombianos y las colombianas. En pocas palabras, esta Constitución está hoy más vigente que nunca, recoge los propósitos más legítimos y traza la ruta que debemos seguir para alcanzar los propósitos deseados.
Aplicaremos el principio de construir sobre lo construido. Vamos a avanzar con propuestas creativas e innovadoras. Seguiremos combatiendo los comportamientos violentos, para dar seguridad a los ciudadanos y lograr resultados contundentes dentro de una estricta legalidad y un pleno respeto a los derechos humanos.
Cambiaremos el énfasis de los modelos económicos y sociales, para darle fuerza a las políticas que promuevan la generación de empleo formal. Tenemos que abandonar los subsidios que favorecen a algunos sectores privilegiados, asegurar el pago de impuestos justos y adecuados, buscar la promoción de la equidad mediante una inversión social bien diseñada y promover políticas para desarrollar la agricultura y dar acceso a la tierra a quienes la han perdido y pueden usarla bien.
La educación será el punto central de esa inversión, porque es el motor de la transformación social, la semilla del desarrollo económico, de la productividad, de la prosperidad colectiva e individual y de la convivencia. Deberá estar acompañada de una reforma al sistema de salud, de programas para mejorar la nutrición y el bienestar de los niños y las niñas, de acciones para una vida digna, el desarrollo integral, seguridad, protección y participación social y política de las mujeres, así como de políticas para brindar a los ancianos y pensionados una vejez digna y tranquila. Buscaremos impulsar una economía basada en el conocimiento y la innovación, productiva, capaz de competir en el mundo y que genere bienestar para toda la población.
La nuestra es una propuesta de cooperación, colaboración y coherencia. Es una propuesta de unidad de todos, colombianos y colombianas que quieren apostar por su país y por su futuro. El primer paso es que cada ciudadano se sume para ayudar a multiplicar la convocatoria y que el próximo 30 de mayo llenemos las urnas de votos libres de presiones, para construir, entre todos, un país próspero, limpio e independiente.
En esta unión está la fuerza transformadora de la decencia, la legalidad y el compromiso de trabajar juntos y hacer equipo con la ciudadanía.
La unión hace la fuerza. ¡Multipliquémonos!
12 de abril de 2010
2009/05/24
en http://www.eldiario.com.co/seccion/PERSONAJE/un-acad-mico-de-la-calle090523.html foto de dicha página.
Domingo 24 de Mayo del 2009.
PERSONAJE por Marco A. Pérez
Pocas personas en la región han tenido coherencia a lo largo de los últimos años en los temas de violencia, paz y derechos humanos; y más pocos todavía emergidos de los claustros académicos para llegar a la realidad práctica de una sociedad en conflicto como la nuestra, como es el caso del licenciado en ciencias sociales y máster en historia, Orlando Parra.Conocimientos y experiencias que ha consignado en varios textos de investigación, el último de ellos titulado “Abordando las violencias: para construir las diversas formas de paz, desde el desarrollo humano”, un trabajo de investigación rDealizado en conjunto con la Universidad Católica Popular de Risaralda, y que reúne además las conclusiones sobre los trabajos de violencia urbana en Pereira en los últimos 20 años.
¿De dónde nacen esas pasiones, ese interés por estos temas de ciudad y violencia? - Es una vena social que tengo desde los 13 ó 14 años, hice parte de la Asociación de pioneros José Antonio Galán, hice parte de la Federación de Estudiantes de Secundaria de Risaralda y luego paulatinamente me he ido metiendo en el tema de la violencia, tanto desde el punto de vista académico como desde el punto de vista de lo cívico.
¿En su reciente texto de investigación cuáles son los antecedentes, cuál es el diagnóstico, qué es lo que se ve de la ciudad de Pereira? - Abordando las Violencias es la sumatoria de las tres tesis de los títulos en licenciatura y maestrías en historia que he cursado, porque las tres tesis han estado relacionadas con el tema de la violencia. Es la suma con el todo conocimiento que trae la Universidad Católica en el tema del desarrollo humano, el texto es la madre de lo que va a ser el Centro por el Desarrollo Humano y la Paz que recién se ha creado en la Universidad. El diagnóstico en términos muy sencillos es que la ciudad requiere actuar en dos frentes, un frente de inteligencia policial, que sea capaz de actuar sobre una serie de actores bastante organizados que afectan y cunden en los diversos niveles de violencia y un frente ya mucho más masivo, mucho más extendido a través de los medios de comunicación que sea capaz de impactar la cultura de la violencia y la cultura de la convivencia con la violencia que se ha ido creando no solo en Pereira sino en Colombia y que tiene que trabajarse casi que desde el vientre materno pasando por la juventud y pasando por los adultos hasta llegar a los viejos. Prácticamente hay que permear a toda la sociedad con un discurso que construya paulatinamente una resistencia a la resolución no pacífica de los conflictos y que se entienda que los conflictos humanos son absolutamente normales y que simplemente hay que tratar de resolverlos por las buenas.
¿Ha mejorado la ciudad en ese aspecto en los últimos años? - No. Pienso que la ciudad no mejora porque desafortunadamente los factores fundamentales de la violencia siguen ahí presentes, yo comparto la posición de la Asamblea Departamental donde ellos dicen que el tema del narcotráfico aviva esta situación permanentemente, el tema del ajuste de cuentas, es permanente, el tema de la resolución de conflictos que se originan en Cali, o en Medellín o en Bogotá, y finalmente son resueltos acá en forma violenta, permean la situación, desafortunadamente no hemos sido capaces de entender, de llegar a un esquema como el que se trabajó en un momento determinado y se llegó en Nueva York, o en otras ciudades del mundo como es el de cero tolerancia frente al tema de la violencia, seguimos siendo supremamente permisivos, seguimos siendo supremamente permisivos con la violencia, y en esa medida los violentos seguirán actuando en la ciudad porque sienten que la ciudad simplemente les permite y convalida sus actuaciones.
¿En ese tema se han rajado las administraciones anteriores, y la actual? - En ese tema no se han rajado las administraciones, se ha rajado Pereira entera, o sea no es tanto el Estado, nos hemos rajado nosotros como sociedad; la sociedad pereirana no tiene una actitud clara y permanente frente al tema de la violencia y en esa medida las administraciones pueden tener intereses pero finalmente terminan quedándose solas, de todas maneras la ciudad requiere fácilmente desde hace 17 ó 20 años una política permanente de Estado frente al tema de la violencia porque la ciudad lo amerita. La ciudad desde los años 90 no deja de ser una de las 5 ciudades más violentas de Colombia, y es increíble que esta ciudad no se dé cuenta de eso, que hemos estado casi que en los 5 primeros lugares de violencia de Colombia, uno de los países más violentos del mundo, entonces hay una actitud que solamente se rompe en la medida en que toda nuestra sociedad sea capaz de ponerle freno a esos procesos violentos que definitivamente están por fuera de la pobreza o de la miseria y que están más asociados es al tema del narcotráfico, y el tema de profundas diferencias sociales que se alimentan en la ciudad muchas veces asociadas al tema de riqueza no bien habida.
¿ Con ese análisis hay posibilidad de salir o seguimos metidos en el túnel? - La última propuesta que he hecho, desde mi posición de dirigente cívico, es que la ciudad necesita de una asamblea municipal constituyente, que esa constituyente reúna todos los actores sociales, económicos, políticos, culturales y en general a todas las personas en sus diferentes estratos sociales de tal manera que la ciudad sea capaz de mirarse a sí misma y que la ciudad no es solo el tema del Aeropuerto, del centro o una serie de temas coyunturales, sino que la ciudad necesita mirarse a sí misma para de manera conjunta trazarse un plan a 10, 15, 20 años que le permita superar ese tipo de problemas y que nos permita ir saliendo de un estado de postración frente a la violencia que nos ha permeado fácilmente por 20 años.
¿Cómo un académico en estos temas tan coyunturales, como cultura ciudadana, sociología y violencia los convierte en realidades y los aplica a la sociedad? - Pues a los académicos se les critica el que se quedan en la teoría y pocas veces abordan la práctica, a otros se les critica que muchas veces se quedan en la práctica y pocas veces teorizan al respecto, yo he tenido la ventaja en mi formación de combinar la teoría con la práctica, y la práctica con la teoría y en esa medida hemos logrado liderar procesos sociales y cívicos en la ciudad, donde se combina en gran medida el conocimiento académico alcanzado con las necesidades prácticas que tiene las sociedades de resolver sus problemas, ha sido un camino que estamos transitando y que seguramente en el futuro continuaremos con el mismo.
¿De esas movilizaciones cívicas ciudadanas cuál es la que más recuerda? - Pienso que lo más grande que se ha hecho en esta ciudad en los últimos años, a nivel de lo cívico, fue Pereiranos por la Paz, porque logró reunir los líderes empresariales, los medios de comunicación, las iglesias, el Estado, las comunidades y la academia, y se logra construir un esquema de lobby a nivel nacional que en un momento determinado logra, por ejemplo, la instalación de las cámaras en la ciudad, logra la construcción del cuartel enorme de la Policía en la Avenida Sur, logra congelar y en un momento determinado bajar el nivel de homicidios, pero lo que había fundamentalmente era una gran movilización ciudadana, que permitía que el Estado no se quedara solo en esas tareas sino que pudiera tener el acompañamiento de la sociedad civil. Nosotros en Pereira hemos perdido mucho ese talante cívico, pero de todas maneras lo que uno siente es que cuando emergen líderes como monseñor Fabio Suescún, o como buena parte de la dirigencia gremial que hay hoy en día en la ciudad, o el mismo Alcalde con su talante de concertación, ese sentimiento cívico emerge y simplemente se trata es de promoverlo.
¿Para qué sirve la historia estudiada académicamente? La historia sirve esencialmente para aprender los errores y los aciertos, la ciudad necesita esa historia, la ciudad necesita por ejemplo, entender los aciertos y desaciertos en el manejo de la violencia, en el manejo del espacio público, en las profundas diferencias sociales que tiene la ciudad, para determinar en qué hemos acertado y en qué hemos desacertado.
¿Cómo ve hoy a Pereira desde todo el proceso de desarrollo? - La ciudad está en un momento de coyuntura muy complejo, la ciudad está dejando de ser un pueblo y se está convirtiendo en una metrópoli, eso nos mete en un reto muy complejo porque como ha sucedido en todas las grandes ciudades del mundo, si nuestra sociedad no sabe dar ese paso, esto terminará siendo una urbe con todos los problemas que tienen las ciudades que pasan de un millón y medio de habitantes, y en esa medida este es el momento de la coyuntura, es el momento de las decisiones, si sabemos actuar como sociedad vamos a enfrentar el futuro con más responsabilidad de todo tipos, pero si no sabemos ponernos de acuerdo para dónde va la ciudad, el futuro nuestro no es el mejor, como no es el mejor futuro de todas las ciudades que no han sabido afrontar el reto.
Formación Académica y experiencia:
Pereirano de nacimiento e hijo de la educación pública, como él mismo lo dice. Licenciado en Ciencias Sociales, especialización en Historia Contemporánea y Desarrollo Regional en al año 2001 y la maestría en Historia de la Pontificia Universidad Javeriana en 2007. Como estudiante de “Historia Universal” vivió la caída del Muro de Berlín en la Europa Oriental, posteriormente vivió en el Uruguay que emergía de las dictaduras militares. Ello, dice, le ha facilitado tener una mente abierta frente a todas las situaciones sociopolíticas y ser amigo personal de líderes de diversos partidos políticos. Fundó la Oficina para la Juventud en la Alcaldía de Pereira en 1993. Ha sido docente universitario durante más de 10 años en diversas ciudades del país. Columnista intermitente de los tres diarios locales desde 1991. Actualmente es asistente de la Rectoría de la Universidad Católica Popular de Risaralda, Ucpr y coordinador del recién formado Centro por el Desarrollo Humano y la Paz, Cedhupaz, de dicha universidad pereirana.
2010/04/17
CUARTO ESCENARIO
LA UNIÓN HACE LA FUERZA
Colombia empezó a abrir caminos, a construír aeropuertos y estadios, barrios, acueductos y alcantarillados, escuelas, iglesias, y centros de salud con la unión de los esfuerzos de distintos grupos en el campo y en las ciudades. Es una práctica enraizada en la cultura popular que cada vez comprueba que hay una fuerza en esa aceptación de los otros como son, con sus diferencias porque estas son riquezas que se ponen en común y que le dan solidez a la vida de la sociedad. También han descubierto los colombianos en estas tareas comunes, que los intereses compartidos y las tareas que se cumplen con el de muchas manos, los fortalecen, porque más que las armas, o el dinero, o las leyes, a las sociedades les dan vigor los sueños, los trabajos y los logros puestos en común. Así lo han demostrado las reformas sociales y políticas y algunas de sus mejores realizaciones. Esas experiencias son las que aconsejan volver a la sabiduría de la organización y de las prácticas tradicionales en las que, en vez de la sola fuerza, se aprovechan todas las posibilidades de la fuerza de la unión.
"Esa protesta contra la violencia y la guerra, contra atrocidades como los asesinatos y masacres, los secuestros y desapariciones, contra el desplazamiento forzado de pobladores, al principio inspiró movimientos instintivos y desarticulados que, después, comenzaron a buscar cauce."
Al mismo tiempo continuó el proceso de las comunidades y territorios de paz. Fueron grupos de vecinos, en centros de estudio o de trabajo, en municipios enteros, los que se fueron comprometiendo en zonas urbanas y rurales con acciones concretas de convivencia pacifica y con obras para el bienestar. Grupos de campesinos, atrapados entre el triple fuego de guerrilleros, autodefensas y militares, proclamaron una neutralidad activa en el conflicto o simplemente exigieron el respeto a la independencia e inmunidad de la población civil, acogiendo los convenios sobre derecho internacional humanitario. En los principales centros urbanos y en pequeños municipios como había ocurrido en La India, una vereda del municipio de Cimitarra en Santander, los ciudadanos se organizaron para defender su derecho a la paz y para cumplir sus deberes como constructores de justicia social. Asi lograron convertirse en grupos de presión para la disminución de la violencia y el fin de los enfrentamientos armados y al mismo tiempo para controlar en mejor forma la gestión publica. Los gobiernos obrando con realismo político decidieron apoyar ese movimiento y, dentro de un estatuto de autonomía política, le dieron un eje y lo preservaron de la anarquía.
Los actores armados generaron altos niveles de violencia al comienzo, pero el rechazo creciente de los ciudadanos ante cualquier acto de guerra o atrocidad, produjo un cambio de estrategias, las iniciativas de contenido político reemplazaron a las de inspiración militar.
La intensificación de la participación y la organización de ciudadanos de base cada vez más solidarios, fue erosionando a nivel local el sentido real de todo tipo de lucha armada y las prácticas políticas convencionales. Las luchas político ideológicas locales - las armadas y las no armadas, fueron cediendo el terreno en favor de respuestas concretas a las necesidades más urgentes de las comunidades. La influencia del dinero del narcotráfico fue atenuándose con acciones de lucha contra el narcotráfico, a medida que la moralización de la vida local se fue consolidando. Ya hacia el final de este proceso de robustecimiento de la sociedad civil, fue notoria la fuerza de unas organizaciones ciudadanas fuertes en muchas regiones del país. También fue notable la aparición de gobiernos locales que, bajo la presión ciudadana y con el apoyo de grupos opuestos al sistema derrotaron la corrupción y se comenzó a construir un país distinto.
La vida política tuvo un cambio lento. Fue necesario vencer el temor que tenían los ciudadanos comunes de constituirse en actores políticos y superar la sospecha que esto generaba en el resto de la población. Cuando grupos de la sociedad civil se organizaron, buscando representatividad en los cargos públicos, fueron acusados de querer repetir los modelos desgastados de hacer política. También hubo líderes políticos que quisieron tomarse esos movimientos sociales unificadores, para convertirlos en sus banderas personales.
Sin embargo, el esfuerzo dio sus frutos y la sociedad civil pudo contar con un gobierno legítimo que representara sus intereses. La presión ciudadana, aceptada como mandato ineludible en los más altos niveles, indujo formas nuevas en la administración pública y en la organización de los partidos y generó una nueva clase de liderazgo. Lo mismo sucedió en las relaciones con los actores armados, los acuerdos no fueron el resultado de una intimidación sino de una intensa gestión y participación de la ciudadanía. El clientelismo tradicional de la política fué arrinconado cuando las organizaciones ciudadanas de las regiones y de los municipios hicieron sentir su presencia y su presión.
Se fortaleció la democracia participativa y de solidaridad . Para los partidos como para las organizaciones sociales llegó a ser claro que su supervivencia dependería de su capacidad para ajustar su paso y sus actividades a los de una ciudadanía activa, organizada y cada vez más educada.
Esa participación ciudadana en los asuntos públicos redujo las tensiones en las conversaciones del gobierno con los movimientos armados y obtuvo acuerdos favorables para la población. Se multiplicaron las organizaciones sociales y de liderazgo cívico. Se fortalecieron los sindicatos, las agrupaciones de campesinos, indígenas y mujeres, las ONG y las asociaciones de empresarios.
La dinámica impuesta por la presencia ciudadana , fundamentada y enriquecida por un proceso educativo integral, repercutió en la economía y generó un sistema mixto con peso dominante de la empresa privada y solidarial, y con una eficiente interacción del Estado para garantizar la mayor competencia, la competitividad, la redistribución y la equidad. El Estado, bajo la influencia de organizaciones civiles, garantizó y reglamentó la provisión eficiente de bienes y servicios con enfásis en la educación para los sectores sociales menos favorecidos . Estableció unas relaciones económicas y de participación entre el capital y el trabajo.
Los acuerdos restablecieron la confianza y, en consecuencia, el pais pudo aprovechar en forma eficiente y sostenible sus recursos naturales. Se logró un ajuste fiscal. Los capitales que, en los primeros años, se habían ido al exterior, comenzaron a retornar.
Restablecida la confianza de la sociedad y garantizada la seguridad de inversionistas y
empresarios, los indicadores de la economía tuvieron una previsible evolución positiva y retornaron a las tendencias de largo plazo que habían tenido antes de la intensificación del conflicto armado.
Al fortalecer efectivamente las regiones cambió lo social y que se puso en marcha el proceso para hacer un Estado descentralizado con participación de la comunidad. El efecto más visible de esa dinámica fue la participación creciente de la ciudadania en los asuntos públicos. Se llegó a entender que la preservación y defensa de lo público tiene que ver con la paz, y el resultado fue la puesta en marcha de una política social , que permitió ampliar gradualmente el acceso de la población a la educación y los demás servicios.
El interés internacional comenzó cuando la ciudadanía irrumpió en masivos pronunciamientos a favor de la paz y en respuesta a cada acto atroz , exigiendo el respeto a los derechos humanos y el fin de los conflictos armados. El repudio ciudadano a la narcoeconomía y a la narcopolítica contribuyó a la valoración de Colombia en el mundo.
El prestigio internacional y la dignidad del pais se elevaron con las acciones de la ciudadanía, en armonía con las autoridades, para la consolidación de la democracia y con el fortalecimiento de las políticas en defensa de los derechos humanos. Colombia se encaminó hacia una democracia sólida con el apoyo de las naciones del mundo y de los organismos internacionales.
La sociedad civil consciente del daño tremendo que hizo a toda su estructura social la presencia extendida del narcotráfico, recuperó su sentido ético y le cerró las puertas. Se combatieron, desde las instancias legales y el mismo gobierno, los fortines políticos que estos habían instalado en el poder, y las prácticas conexas, que como el lavado de dólares y el contrabando, habían deteriorado tanto nuestra economía.
Los altos índices de muertes violentas, que habían escandalizado e inquietado a la opinión del
mundo, comenzaron a descender. Tanto las víctimas de la delincuencia política, como las de la
delincuencia común, se redujeron sustancialmente en este nuevo clima nacional. Fue una tarea difícil como ninguna otra que requirió un esfuerzo de largo plazo y unos profundos cambios en la mentalidad individual y colectiva. Ante los resultados obtenidos y al cambiar el mapa de las relaciones entre los colombianos, comprendimos por qué había sido un proceso tan difícil. Y por qué no se había intentado antes. Suponía una enorme fe en nosotros mismos y el cambio de una vieja manera de ser. Pero este proceso nos reveló a la vez la gran causa de nuestros males: la inclinación a trabajar divididos y aislados, y nos descubrió también nuestra verdadera fuerza: la unión” .
2013/12/13
Policía y “mediatización”
Haz Plural V
Sr Comandante Policía Pereira
2015/05/14
La Remigio y… ¿Gobierno?
1º La UNIFICACIÓN de funciones/funcionarios/contratistas en un Instituto/Secretaria de Espacio Público y Cultura Ciudadana.
2º La secretaria de seguridad y convivencia (articulando inspecciones + bomberos + UPPV)
3º Tercerizar –como en otras ciudades- control físico ( clientelizado/politizado como está ¡jamás va a funcionar!) …
si ello se sigue aplazando…el ciudadano Fernando Agudelo Velazco reencarnará y todo estará igual o píioor!!
2022/06/25
Bienvenido a Pereira, pero
Orlando Parra G. , | 09 de Noviembre de 2021
«En el Carulla de Cerritos hubo un incidente con un señor en el parqueadero. Al ver las placas del carro, varias personas dijeron: ‘se nota que No es de Pereira’ Luego el mismo señor arremetió contra una de las cajeras. En ese momento nadie quiso intervenir, salvo una señora de unos 60 o más años quien le dijo:
-Oiga señor, puede usted tener la plata que quiera, pero aquí No tratamos a la gente así. Aquí respetamos y valoramos a todo el mundo.
Cuando el sujeto quiso contraatacar, levantando la voz, ya no sólo sobre la cajera sino sobre la señora: se le fue medio almacén encima.
-señor piense bien dónde está
-señor ésta no es (la ciudad de las placas)
-bienvenido a Pereira, pero acá actuamos de otra manera
En fin, con el rabo entre las patas, salió del almacén»
Varios relatos recibidos con el mismo tono, de clubes sociales, avenidas, trancones, etcétera, curiosamente con casi el mismo sitio de las placas aludidas, y esta narración de un miembro del colectivo ciudadano ÁGORA CÍVICA, en un «almuerzo cívico laboral»; llevaron a preguntar ¿cuál es el ADN de los Pereiranos?… algo así como ¿cuáles son nuestras defensas culturales? ¿a qué reglas de juego se debe acoger una persona o una familia cuando llega a vivir aquí?
»Pereira la ciudad de las 250.000 sonrisas», «relaciones», «Vocación de servicio», «amabilidad», y, especialmente, parece: «capacidad de compartir puntos de vista y poderlos refutar con argumentos»_ … fueron algunas de las expresiones recogidas en un chat al respecto, en esencia: «tolerancia, respeto por la diversidad e igualdad». Seguramente tienen un sesgo de estratos medios y altos, pero refleja claramente, para quienes vienen a vivir a Pereira, dentro de esos escenarios sociales, «a qué se atienen».
Somos la ciudad sin puertas: a horas del sitio donde es una pendejada ganar concursos, porque si su cédula no dice que usted es nacido allá –o en su área metropolitana, o en ese departamento- jamás será nombrado. Bienvenidos y bienvenidas, somos un pueblo en tránsito hacia metrópoli, es un hecho que tenemos cosas por mejorar, especialmente en la brecha social. En fin. Si usted decidió vivir aquí, esperamos sea menos «habitante» y más «ciudadano» y … «a donde fueres has lo que vieres» aquí, o tratamos, o somos: AMABLES.
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2014/07/16
¿Ciudadanía?
¿Ciudadanía?
2021/03/19
CÓMO VA MAYA (3)
Si en las anteriores mediciones, asociadas a infraestructura (http://ciberplural.blogspot.com/2021/02/como-va-maya-1.html ) y a seguridad (http://ciberplural.blogspot.com/2021/03/como-va-maya-2.html ) parecía que la pandemia hubiera ralentizado la alcaldía, al llegarse a éstas otras, es un hecho:
- “Jornada única”: Desarrollada sólo en 29.39% de las instituciones (37)
- “Cocinas y restaurantes en todos los
colegios”: 11 terminadas y 15 finalizando ¿colgados?
- “Educación Bilingüe en todos los colegios
con intercambios en el extranjero”: Van en dos pilotos: ¡recolgados!
- “Becas pa’ pepas: 1.000 más”: ¿sólo hay
3 becas “más” en todo el 2020?
- “Universidad para Cuba 2.000 nuevos cupos”:
105 nuevos en el 2020 y 105 en el 2021 ¿Habrá 1800 cupos nuevos en los dos años
finales?
MAS DINERO, MAS INGRESOS
Un ítem
difícil de medir, pues la pandemia lo alteró. También se ve la capacidad de los
candidatos de prometer “cosas bonitas”:
- “Generación de empleo”: 2418 empleos creados desde Investin y 2501
desde el Centro de empleo (Año 2020).
- “Financiación para emprendedores”: la
pandemia lo llevó fue a “salvar la vida de las empresas” con microprestamos del
INFIDER ¿en promedio de 5 a 7 millones de pesos cada uno?
- “Hecho en Pereira”: Empresas codificadas (por ejemplo,
en grandes superficies) 147. Empresas exportadoras:
7.
- “Distritos turísticos”: “Gastronómico en
Corocito”: Tiene caracterización preliminar, plan de fortalecimiento
empresarial en un 62 % de ejecución y mesas de trabajo. “Cultural del Lucy Tejada a la Calle de las Letras”, “Ambiental en La
Florida”, “Grafiti y museo al aire libre en Bavaria” prometidos en campaña
¿desaparecieron? ahora parece buscarse es Río Otún, Combia Alta y Baja,
Altagracia-Arabia, Cerritos, Tribunas, Consotá-Canceles-Las Marcadas. Memoria histórica
de Villa Santana. ¿qué pasó? ¿se improvisó en el plan de gobierno? “Teleférico del Alto de Canceles y Museo
Quimbaya”, también va desapareciendo (¿se imaginan lo que vale?) va en la “apertura
al cerro Canceles”
- “Bonificación por clasificar la basura”: Va
en 2 Concursos piloto. Atrasado
- “Máquinas para cambiar botellas plásticas
por pasajes de Megabús”. Re Atrasado.
- “Planta de reciclaje y aprovechamiento de
residuos sólidos para generar recursos de inversión social” ¿…?
Se
hicieron unas promesas trascendentales, estratégicas, con pies en lo local pero
mirada en lo global, la “glolocalídad”, que
deberían ser un propósito colectivo, de toda la ciudad:
- “Estimular patentes para invenciones” va
lento… muy: “Se conformaron 6 semilleros”
- “Parque científico, tecnológico y
sostenible del eje cafetero para convertirnos en incubadora y sede de compañías
emergentes, innovadoras y globales de alta tecnología”, va en que se han “creado” 8 nodos en pro de emprendimientos de
base tecnológica. (…)
- “Cultura ciudadana: apuesta por la
formación de ciudadanos con disposición y capacidad de autorregularse” va
en “presentaciones artísticas de cantantes y repentistas, para medidas de
protección por COVID” ¡plop!
Estas
promesas sí apuntan, sí se centran realmente en el “desarrollo de la ciudad”. Respetuosamente sugiero al ciudadano
alcalde retomarlas y fortalecerlas: le quedan 2/3 del periodo de gobierno
-sigue-
https://www.facebook.com/orlandoparragopinion –
https://twitter.com/OrlandoParraG —
Pereira nos ha recibido con los brazos abiertos, su clima y su gente hacen que nos sintamos como en casa y es propio que los «foráneos » devolvamos sus atenciones de buena manera.
En cuanto al comportamiento del personaje del relato, lastimosamente, lo he presenciado en muchas partes de Colombia, no solo en Pereira, y creo que es un comportamiento propio de personas con poca cultura ciudadana, no necesariamente un comportamiento por su lugar de nacimiento.
Gracias
Hay una «tira comica», en «El Pais» de Cali, que se llama «el Dr Merengue», creo, y que emcarna un personaje encopetado,» cachaco», de «traje y corvata» sacando pecho, y con clavel blanco en la solapa, y detras suyo, su «alter ego, en lineas mas suaves, un Garavato encorvado que expresa
frente al comportamiento adecuado, del caballero educado, el real pensamiento del «Guache» ….que se le sale a veces a las personas… y se dice coloquialmente se le salio el indio u otra adjetivo racial…Por eso no nos podemos dejar sacar de casillas y dejar salir nuestra peor «Naturaleza» animal. Auto control es una cualidad que se aprende desde pequeño, para no dejarnos sacar de casillas y cometer una torpeza…..
De acuerdo
Mucha respiración
En Pereira no hay forasteros todos somos pereiranos, es un dicho de hace mucho pero hoy no podemos decir lo mismo, se nota que miles de personas han escogido la querendona para vivir por su amabilidad y tranquilidad.
La ciudad siempre ha recibido personas… Lo importante es que se asuman en nuestra esencia:SOMOS AMABLES
Hacer viral estos análisis y comentarios, y especialmente enviarlo a quienes han llegado últimamente a nuestra bella ciudad, para que reflexionen y se pongan en onda. No nos de temor defender lo nuestro.
Gracias