Por @orlandoparrag ciberplural@gmail.com
“… la esencia es comprender que las ciudades son estructuras sociales, pero, especialmente, que quienes las habitamos esperamos comprenderlas, esperamos que haya unos símbolos que reflejen nuestros valores y creencias; pero olvidamos que existen ene variables que hacen que cada persona o grupo posea una concepción diferente: así, la forma en que cada uno ve los andenes nunca es la misma.
Y ese olvido es el responsable del arrinconamiento en el diseño o de reivindicar sólo ciertos intereses particulares, como sucedió con la calle de la Fundación, donde se vino a saber qué querían –y quieren– realmente miles de ciudadanos mucho después: su peatonalización.
‘En el diseño esto mismo ha llevado a una situación ‘patológica’, en la que se emplean los símbolos personales e idiosincráticos de los diseñadores, símbolos que en absoluto coinciden con las asociaciones y los símbolos del público’ (Rapoport, 1974, p. 30).
Hay que entender el espacio –incluido el público– según varias dimensiones.
*Para mí, la primera de ellas es la cultural: el hábito, las costumbres (¿la ideológica, la conductual?);
*Luego está la social (sí, claro: según las clases sociales, los estratos sociales, se aborda de diversa forma el espacio);
*Posteriormente, la sicológica (el espacio tiene abordajes sicológicos diversos: un sitio que para alguien puede ser “lúdico” para otro puede ser “tenebroso”;
*Después, la temporal, la histórica (todo espacio tiene su historia, especialmente su historia de usos o “antiusos”, según cómo se vea, dependiendo de la dimensión donde se esté); y,
*Finalmente, los límites territoriales (¿has pensado que tu cama tiene límites, como tu cuarto, tu casa, tu…? ¿Y has pensado, jugando con las otras dimensiones, cómo se entrelazan esos límites psicológicos con el espacio público?).
Lo anterior quiere decir que cuando vemos a los actores mencionados en un andén de un centro o subcentro –concurrido o deshabitado–, se están vivenciando, imperceptiblemente, dimensiones o variables culturales, sociales, sicológicas, históricas, territoriales. Como dice Soja, “todo se junta... la subjetividad y la objetividad, lo abstracto y lo concreto, lo real y lo imaginado, lo cognoscible y lo inimaginable, lo repetitivo y el diferencial, estructura y agencia, la mente y el cuerpo, la conciencia y el inconsciente, la disciplina y lo transdisciplinario, la vida cotidiana y la historia sin fin” (Soja, 1996).
¿Somos conscientes de todo ello? En general, creo que no; simplemente, usamos o no usamos ese andén…” (*)
(*) Apartes del ensayo Espacio, Comercio en calle y…¿Ciudadanía?...para el libro Espacios Públicos Ordenados de la ESAP pronto en aparecer)