Foto: Mauricio Moreno / EL TIEMPO
Monseñor Rubén Salazar advierte que la guerrilla está recobrando con su operación 'Renacer'.
En entrevista con Yamid Amat, el presidente de la Conferencia Episcopal asegura que para lograr un acercamiento, "estamos armando un acuerdo mínimo con todos los estamentos del país".
Según monseñor Salazar, una solución sólo por las armas "no ha ocurrido en ningún lugar del mundo, menos aquí en Colombia, donde existen elementos como la presencia del narcotráfico, que hacen que el conflicto sea inacabable".Reitera que "hay que abrir la puerta del diálogo político si se quiere realmente terminar el conflicto, y el objetivo de nuestra convocatoria va en ese sentido: queremos que se logre un acuerdo mínimo para que, a través de un gran diálogo, se busque la solución del conflicto armado".Y la propuesta de la Iglesia es hacerlo "sobre la base de que se requieren principios fundamentales, que permitan que todo programa electoral parta del principio de la no violencia".
EL TIEMPO: ¿Habla usted de los programas de los candidatos presidenciales?
Monseñor Rubén Salazar: Sí. Crear un acuerdo mínimo que sirva de base en el país para cualquier programa electoral. La Comisión de Conciliación Nacional lo va a proponer a través de un proceso de diálogo con medios de comunicación, con partidos políticos, con sindicatos, con ONG, con las comunidades religiosas. Queremos establecer un diálogo con todos los estamentos de la sociedad civil e irnos a las regiones a conversar con todos los líderes locales para lograr ese acuerdo mínimo.
¿Busca una solución política al conflicto? ¿No ve posible la solución armada?Estamos convencidos de que el conflicto no tiene solución por la vía armada. Este tipo de conflictos jamás se solucionan militarmente. No ha ocurrido en ningún lugar del mundo, menos aquí en Colombia, donde existen elementos como la presencia del narcotráfico, que hacen que el conflicto sea inacabable.Es decir, ¿la solución al conflicto no será militar?Solución exclusivamente militar no habrá. Hay que abrir la puerta del diálogo político si se quiere realmente terminar el conflicto, y el objetivo de nuestra convocatoria va en ese sentido: queremos que se logre un acuerdo mínimo para que, a través de un gran diálogo, se busque la solución del conflicto armado.La propuesta del gran diálogo¿Un gran diálogo entre quién y quién?
No solamente entre la guerrilla y el Gobierno, sino también entre toda la sociedad y el Gobierno, es decir, lograr que construyamos una paz sólida, integral, porque el conflicto armado no es sino un aspecto del problema social de Colombia.
¿Cómo se hará para poner a dialogar al Gobierno y la guerrilla?
Si logramos mover a todos los estamentos sociales, crearemos una plataforma para poder invitar al Gobierno y a los grupos alzados en armas a dialogar.
¿No están muy radicalizadas las posiciones?
Desafortunadamente sí. En este momento no hay ninguna posibilidad de acercamiento, porque las posiciones están polarizadas. Uno de los objetivos que estamos buscando es precisamente ese: crear un ambiente dentro de la sociedad colombiana de diálogo, de concertación, de búsqueda sincera de la solución del conflicto hasta lograr que las dos partes se sienten a dialogar.
¿El acuerdo humanitario podría ser un primer paso?
Es, indudablemente, un primer paso, pero tiene que ponerse en un contexto de solución general del conflicto.
¿Eso no supone descartar la búsqueda del acuerdo humanitario?No, porque eso sencillamente nos hace tomar conciencia de la urgencia que tenemos de un proceso de solución del conflicto. Hay que buscar un acuerdo que no sea solamente solucionar el problema de los secuestrados, sino que sea solución para todo el conflicto armado.
La mediación de la Iglesia¿Por qué la guerrilla dejó de creer en la Iglesia?
Supongo que por la dedicación casi exclusiva al problema humanitario. Ahora pensamos que la Iglesia no puede quedarse marginada de la construcción de la paz en el país. La Iglesia quiere trabajar ahora por la reconciliación y el perdón.
¿Usted qué piensa de la guerrilla?
La idea inicial de la guerrilla de buscar la construcción de una sociedad más justa pudo tener en algún momento legitimidad, pero esa legitimidad se ha perdido totalmente porque el camino para lograr una sociedad más justa no pasa por las armas. La solución armada a la injusticia o a los atropellos que se hayan podido cometer no trae sino más injusticia y más atropellos.
Dice usted que el conflicto armado requiere una solución política. Ese camino fracasó con el ex presidente Pastrana. ¿No cree que ha dado más resultado la vía de la solución militar que sigue el presidente Uribe?
El presidente Uribe ha dado pasos muy importantes en ese camino de hacerle tomar conciencia a la guerrilla de que ellos no son invencibles y de que no se van a tomar el poder por las armas, pero estoy absolutamente convencido de que nunca se podrá lograr que la guerrilla esté absolutamente derrotada. Incluso, es altamente preocupante que se están multiplicando los atentados y se está sintiendo de nuevo una presencia fuerte de la guerrilla con la muerte de soldados y policías, con atentados y con secuestros. Otra vez está reactivándose ese poder militar absurdo que ha ejercido la guerrilla durante tantos años. Ellos no están derrotados y no van a ser derrotados, porque tienen el dinero para conseguir las armas.
¿Un diálogo con la guerrilla no es repetir el fracaso de las veces que se intentó?
Las condiciones han cambiado y, precisamente, el éxito de la seguridad democrática del señor presidente Uribe ha hecho que las condiciones cambien.
El diálogo se puede hacer ahora, sin abandonar la política de seguridad democrática. El gran reto que nosotros tenemos es aceptar que hay que aplicar unas reformas sociales de fondo. Si la guerrilla se niega a dialogar sobre eso, sencillamente está negándose la posibilidad de influir en la marcha del país.¿Usted le pediría a la guerrilla que vuelva a considerar a la Iglesia como interlocutor de paz?
No somos interlocutores. Queremos ser facilitadores del proceso. ¿Atar el acuerdo humanitario con el diálogo no es condenar a los secuestrados?Al contrario: es crear conciencia de que la liberación de los secuestrados es algo que tenemos que urgir hasta sus últimas consecuencias; es decir no sólo buscar la liberación de los secuestrados sino obtener la erradicación total del secuestro.¿A usted no le parece que el país es contrario al diálogo con la guerrilla?Tal vez porque hay una idea equivocada del diálogo. Me parece que hay sectores del país que creen que si el Gobierno dialoga está en una posición de debilidad, en actitud de ceder. No. Al contrario, cuando uno dialoga es porque tiene fortaleza para hacerlo, fortaleza para sostener puntos de vista y fortaleza también para ser capaz de ceder frente a cosas ante las cuales hay que ceder.¿Y cómo se hace para dialogar sin despeje?Habría que encontrar mecanismos. Yo no soy partidario del despeje en las condiciones en que lo plantea la guerrilla ni de un despeje como el que hubo en el gobierno Pastrana. Lo que tenemos que hacer siempre es no perder la creatividad, no perder la capacidad de encontrar soluciones y, por lo tanto, no cesar en la búsqueda de caminos nuevos.No se pueden descuidar las dimensiones regionales del conflicto. La guerrilla está presente en mil formas distintas en muchas partes del país y está recobrando fuerza. Ya 'Alfonso Cano', por ejemplo, habla de una "operación renacer" y, ciertamente, uno advierte que la guerrilla está tomando un nuevo aire, un nuevo impulso. Ahí hay una amenaza, es decir, la situación no está totalmente controlada por parte del Ejército...¿No es contradictorio, entonces, que usted pida bajar la ofensiva militar?Yo no he dicho eso. Aclaro: sin ceder en el campo militar, hay que buscar el diálogo. Con respeto absoluto a los derechos humanos y al Derecho Internacional Humanitario, hay que mantener la presión militar y bregar, simultáneamente, para encontrar los caminos del diálogo.
¿Usted diría que la ofensiva militar del gobierno Uribe ya cumplió su objetivo y que ahora debe buscarse una solución política?Yo no creo que lo uno excluya lo otro. Es necesario proteger la vida de los ciudadanos y aun cuando parezca imposible, hay que mantener un arma en una mano y una bandera blanca en la otra, porque si solamente se levanta la rama de olivo, se corre el gravísimo problema de que crezca el poder militar de la guerrilla, como pasó con el gobierno Pastrana. Al gobierno Pastrana le faltó la fuerza militar y al gobierno Uribe le falta la fuerza política.
"La reelección es inconveniente"
Hay quienes temen que si el presidente Uribe se va en el 2010, su sucesor pueda ser más flexible con la guerrilla. ¿Usted cree eso? No. El país ha ido aprendiendo que a la guerrilla hay que mantenerla siempre a raya, pero hay que dialogar con ella. Eso es precisamente lo que buscamos: que la guerrilla se vea forzada a dialogar porque no tiene futuro militar.¿La seguridad democrática debe ser una política de Estado?
Yo diría que sí, pero con diálogo. Los candidatos actuales deben plantearle al país la propuesta de diálogo con la guerrilla.¿Y si el presidente Uribe aspira a una nueva reelección?
Es mejor que él no aspire a una nueva reelección, porque a un país le conviene el relevo. No es bueno afectar la democracia. Tenemos un régimen presidencial muy fuerte y por lo tanto no es conveniente una reelección indefinida del Presidente. Menos con la mentalidad centralista y autoritaria que tenemos en Colombia.¿Dice usted que una nueva reelección afecta la democracia?
Estas reformas a la Constitución para permitir reelecciones no son convenientes. La Constitución debe ser sagrada y no podemos jugar a modificarla de acuerdo con las conveniencias personales del gobernante. Eso es muy peligroso.El Presidente no ha dicho ni que sí, ni que no. ¿Usted le pediría una definición?Sí. Habría que ponerle el reto al Presidente de si verdaderamente él comprende todos los argumentos que hay en este momento en contra de una reelección suya.¿Y cuáles son los argumentos en contra de la reelección?
Es antidemocrática la perpetuación de una persona en el poder. No es claro ni limpio, desde el punto de vista democrático, producir permanentes reformas a la Constitución para permitir que un Presidente continúe.¿Cree usted que hay candidatos idóneos para reemplazar al presidente Uribe?Nadie es irreemplazable y hay gente capaz de gobernar al país. Y es bueno el relevo, porque origina nuevas ideas, nuevos puntos de vista, nuevas posibilidades.¿Estas declaraciones suyas no equivalen a romper el principio de que la Iglesia debe dedicarse al espíritu y no a la política?No estoy interviniendo en política. Estoy, simplemente, defendiendo la razón de ser de la democracia y expresando que para la democracia de nuestro país no es conveniente una nueva reelección. No olvide que uno de los objetivos fundamentales de la Iglesia es buscar el bien común. Buscar siempre el bien común por encima de cualquier bien particular, personal, de grupo o de partido.¿Cree que hace falta claridad en el Presidente sobre si aspira o no?Sería mucho mejor para el país conocer una posición definida del Presidente, porque eso aclararía el panorama político y permitiría que empezara un juego auténticamente democrático. Por un lado, el Presidente acepta que quienes aspiren a sucederlo estén ya en campaña, pero por el otro impulsa el referendo para su reelección. Esa es una contradicción que uno no logra entender y que oscurece el panorama político y nuestra democracia.¿Si usted fuera parlamentario votaría en contra del referendo?Ni soy parlamentario, ni puedo pensar como parlamentario.
YAMID AMATESPECIAL PARA EL TIEMPO