2012/08/26

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Los encuentros secretos de paz de Álvaro Uribe

Los encuentros secretos de paz de Álvaro Uribe
'Alfonso Cano', entonces jefe supremo de las Farc, fue el interlocutor del gobierno de Uribe para buscar un proceso de paz. Archivo / ELTIEMPO

Entre 2008 y 2010, el entonces presidente impulsó de manera secreta un acuerdo político con Farc.

Esta semana los rumores sobre contactos secretos del Gobierno con la guerrilla saltaron al primer punto de la agenda pública, luego de que el expresidente Álvaro Uribe hizo eco de esas versiones para criticar al presidente Juan Manuel Santos.
Uribe calificó de incompresible que el gobierno Santos esté realizando acercamientos con las Farc, sin hacerlos públicos, para buscar una salida negociada al conflicto. Y añadió, en su cuenta en Twitter, que el "gobierno busca diálogo y la guerrilla aumenta el terrorismo". Otro de sus trinos fue: "La protección efectiva de los ciudadanos es primero que la pretensión del diálogo". (Siga este enlace para leer: empresarios apoyan eventuales diálogos con la guerrilla).
La arremetida llamó la atención de varias fuentes consultadas por EL TIEMPO, ya que hasta último momento de su segundo mandato, Uribe intentó aproximaciones "secretas" con las Farc en busca de un proceso de paz. Muchos de esos intentos, hasta ahora desconocidos, cobran relevancia en medio del debate. (Siga este enlace para leer: una receta repetida en los últimos seis gobiernos).
Tras la Operación Jaque, que puso en libertad a Íngrid Betancourt, los tres ciudadanos estadounidenses y 11 militares y policías que estaban en poder de las Farc, en el primer semestre de 2009, el gobierno Uribe puso a rodar la posibilidad de buscar un "encuentro secreto y discreto con las Farc, en el extranjero". (Siga este enlace para leer: hablar tras bambalinas, la constante internacional).
En el segundo semestre de 2009, Uribe consideró la posibilidad de aceptar la oferta de un país amigo para cualquier esfuerzo que llevara a la paz. (Siga este enlace para leer: el 74,2% apoyaría un diálogo con las Farc, según encuesta)
Los días 10 y 11 de noviembre de ese mismo año, un delegado de su gobierno se reunió con autoridades diplomáticas de ese país amigo que reiteró su disposición a colaborar en busca de la paz.
Entre noviembre de 2009 y febrero de 2010, la administración Uribe obtuvo "confirmación del apoyo logístico del gobierno amigo" para las reuniones. (Siga este enlace para leer: Editorial: Hablando de la paz...).
El 5 de marzo de 2010 Uribe autorizó enviar una carta a 'Alfonso Cano' y 'Pablo Catatumbo', manifestándoles el interés del gobierno en tener un encuentro "directo y secreto".
El 10 de marzo de 2010 el contacto recibió la comunicación, la cual fue entregada el 16 del mismo mes al secretariado de las Farc.
El 24 de marzo de 2010 el país amigo le entregó al gobierno de Uribe la lista de cuatro sitios posibles para el "encuentro secreto", con sus respectivos mapas.
'Propuesta llegó tarde'
Estas aproximaciones fracasaron cuando el 1o. de abril de 2010, durante las exequias del coronel Ernesto Guevara (fallecido mientras estaba estaba secuestrado por las Farc), Uribe pronunció un fuerte discurso contra esa guerrilla.
El 20 de julio de 2010, el secretariado de las las Farc, mediante una carta, lamentó que la propuesta de paz "haya llegado a escasos cuatro meses del cambio de gobierno" y que, "poco después de recibida, hayamos escuchado al Presidente afirmar categóricamente que su gobierno no va a conversar con la guerrilla".
León Valencia, excombatiente del Eln y analista político, fue testigo de dos de esas aproximaciones confidenciales del gobierno de Uribe con las Farc. En la más reciente, según Valencia, a comienzos de 2010, el entonces comisionado de Paz, Frank Pearl llegó a su oficina, y tras confesarle que estaba en "conversaciones secretas con las Farc en busca de un proceso de paz", le pidió ayuda sobre "la mejor forma en que podrían darse esas conversaciones".
También relató que en 2007, cuando estuvo en Caracas, confirmó que el líder de las Farc 'Iván Márquez' realizaba "diálogos secretos" con el gobierno Uribe y que esto se dio con el apoyo del presidente Hugo Chávez. "Lo vi todo", dijo.
Así mismo, mientras estuvo como embajador en Italia, hasta que volvió al país para ocupar la cartera del Interior, Fabio Valencia Cossio mantuvo, por orden de Uribe, contactos secretos con Lucas Gualdrón, miembro del Frente Internacional de las Farc.
El exministro Álvaro Leyva Durán también reveló que un año antes de la reelección fue autorizado por Uribe para buscar aproximaciones secretas con las Farc, para un proceso de paz, pero que luego fue desautorizado por el consejero Luis Carlos Restrepo.
También hubo citas con el Eln
Desde el primer momento de su llegada al poder y hasta finales de 2008, el presidente Álvaro Uribe intentó llegar a un acuerdo de paz con el Ejército de Liberación Nacional (Eln).
En busca de ese propósito, Uribe autorizó conversaciones "confidenciales" en Cuba, en dos fases: primero entre 2002 y 2004, y luego desde 2005 hasta 2007. En algunas ocasiones el alto comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, se reunió con el líder de La Habana, Fidel Castro, para impulsar estas gestiones.
Entre 2004 y 2005 Uribe también autorizó que el gobierno mexicano participara como facilitador de un proceso similar.
El acuerdo base entre el gobierno de Uribe y el Eln estuvo inclusive listo para su firma. 
En 

¿lo que no sea autoritarismo y provocación es entreguismo'+ Columna GABRIEL SILVA LUJáN


La verdadera firmeza


Gabriel Silva Luján

Mucho me temo que los críticos no reconocen esta firmeza progresista e integral de Santos porque no les conviene. Quieren una firmeza que sólo defienda sus intereses.
En las dos semanas que llevo en el país muchas cosas me han sorprendido gratamente y otras no tanto. Una de las que más me llaman la atención es la metamorfosis política de la clase dirigente. Cuando me fui, la euforia uribista estaba en su apogeo. No hubo segunda reelección, pero era como si la hubiera. Hoy, dos años después, me encuentro a las señoras bogotanas con gesto severo denunciando que Juan Manuel resultó no ser Álvaro.
La razón que arguyen usualmente es que al presidente Santos le falta firmeza, que es débil, conciliador, que no se planta. Esa descripción del actual mandatario en nada coincide con la que muchos colombianos tenemos de él. ¿Por qué es tan diferente la percepción de quienes conocemos a Santos de la que hoy sostienen en tono indignado los analistas de coctel?
Me temo que después de dos gobiernos de la seguridad democrática nos acostumbramos a una definición acotada, parcial, limitada de lo que quiere decir firmeza. Si no amenazamos al contrario con que le vamos a partir la cara, no somos firmes. Si no agitamos peligrosas tensiones con los vecinos, somos débiles. Si no tildamos de terroristas a quienes hablan de paz, somos cobardes. Si no amenazamos a los otros poderes públicos, somos flojos. Si no usamos soluciones de fuerza, somos enclenques. Mejor dicho, lo que no sea autoritarismo y provocación es entreguismo.
No estoy de acuerdo con el facilismo que encierra esta definición de la firmeza. Desde la perspectiva de lo que es y debe ser un estadista, me atrevo a afirmar que Santos es más firme que Uribe. Sé que con esta herejía me caerán rayos y centellas, amén de no pocos trinos.
Arranquemos por el pasado. Cuando era práctica común pagar para escaparse del servicio militar, Santos ingresó a la Escuela Naval. En la Colombia en que EL TIEMPO mandaba, renunció a la futura dirección del periódico para transformarse en servidor público. Como ministro de Comercio, sin temerles a los poderosos lobbies del proteccionismo, lideró la inserción del país en la economía global. Como ministro de Hacienda, contuvo una severa crisis financiera y fiscal. Y más recientemente, como ministro del presidente Uribe, tuvo la audacia de acabar con 'Raúl Reyes' y conducir la 'operación Jaque', entre muchos actos de firmeza que le ganaron a ese gobierno su bien merecida reputación de valentía frente al terrorismo. Sí, señores, el Juan Manuel Santos con esa trayectoria es el mismo que hoy señalan como un mandatario indeciso y dubitativo.
Vamos al presente. El Santos que acusan de débil es el que terminó de descabezar al secretariado de las Farc y que ha extraditado a tenebrosos narcotraficantes. Es el mismo que destronó la mafia de las regalías y se enfrentó a poderosos actores regionales para hacerlas más equitativas y útiles. Es el que contra los intereses de los despojadores de tierras logró aprobar la restitución a los campesinos y la compensación de las víctimas. El Santos de hoy es el que desmontó la contratación simulada de las cooperativas para devolverles los plenos derechos laborales y prestacionales a los trabajadores. El mismo que ha denunciado y perseguido la corrupción en las propias entidades del Estado y en el sector salud. El que se paró en las de atrás y corriendo todos los riesgos, tumbó la reforma de la justicia violada por los micos de la impunidad. Es el Santos que mientras tantos quieren seguir hablando de guerra tiene el coraje de plantear que ha llegado la hora de terminar con el conflicto.
Mucho me temo que los críticos no reconocen esta firmeza progresista e integral de Santos porque no les conviene. Quieren una firmeza que sólo defienda sus intereses. El país entonces tendrá que escoger entre una firmeza obtusa al servicio de unos pocos o la grandeza de una firmeza serena para beneficio de todos.

Gabriel Silva Luján

en http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/otroscolumnistas/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12142982.html

Homenaje a don Guillermo Cano+Pablo Escobar Camara de Representantes+Gustavo Gaviria+

El Espectador 125 años

¿Dónde están que no los ven?...

Por: Editorial

Uno de los escritos más memorables de Guillermo Cano en su columna 'Libreta de apuntes' fue '¿Dónde están que no los ven?...'. En ella desnudó el pasado oscuro de Pablo Escobar Gaviria, por ese entonces congresista suplente.


Hace más de una semana que la Cámara de Representantes, a pesar de iniciales vacilaciones y dilaciones, levantó la presunta inmunidad parlamentaria que dizque protegía al individuo Pablo Escobar Gaviria, en mala hora elegido suplente a la Cámara Baja en papeleta con su protegido Jairo Ortega. El susodicho individuo Escobar Gaviria está sub júdice por narcotráfico y es sindicado por la justicia de Colombia como presunto autor intelectual, en unión de su primísimo Gustavo Gaviria, de la muerte violenta de dos agentes de seguridad al servicio de la República.
Hace también un poco más de una semana que el juez que investiga al doble y abominable homicidio impartió orden de captura, en cumplimiento del correspondiente auto de detención y ya sin las dudas constitucionales respecto de la posible inmunidad parlamentaria del sujeto antes dos veces mencionado, y es la hora de ahora que Escobar Gaviria, como su primo carnal Gustavo, sigue gozando de cabal libertad como si las órdenes de los jueces no fueran de obligatoria obediencia por parte de las autoridades encargadas de hacer efectivas las capturas de los delincuentes convictos o de los presuntos delincuentes.
Hace mucho más de un mes otro juez de la República dictó auto de detención y expidió la correspondiente boleta de captura contra otro individuo de las mismas calañas y las mismas mañas de los primos Escobar Gaviria, el narcotraficante Carlos Lehder, vinculado dentro y allende de nuestras fronteras al delito de comerciar con estupefacientes y de enriquecerse con esa abominable y punible profesión.
Durante mucho tiempo estos personajes siniestros lograron engañar y embobar a las gentes ingenuas halagándolas con migajas y propinas, con dineros todos calientes, mientras la sociedad acobardada y en algunos casos engolosinada con los espejismos y atractivos de la vida cómoda del jet-set emergente, veía crecer a su alrededor el imperio de la inmoralidad. Desenmascarados estos grandes personajes de la mafia del narcotráfico, la justicia, tan lerda y tan temerosa en el pasado, comenzó a actuar.
Pero sus arranques, de un día para otro, han quedado como paralizados. Se sabe quiénes son y por dónde andan los fugitivos de la justicia; mucha gente los ven, pero los únicos que no los ven son los encargados de ponerlos, aunque sea transitoriamente, entre las rejas de una prisión.

¡En las propias barbas…
La burla a la justicia, al cumplimiento de los mandatos de los jueces de la República, se hace más ofensiva cuando ocurre en las propias barbas de las autoridades. Al señor Lehder lo recibió un notario en su despacho, con cita previa, a hora prefijada, y el sindicado, bajo auto de detención, se paseó con sus guardaespaldas por las calles de Armenia sin que nadie, ni mucho menos los detectives del DAS o los agentes del F-2 o los policías comunes y corrientes, se dieran por enterados.
El señor Pablo Escobar Gaviria, según lo dice la gente, y cuando la gente lo dice es porque así ha sido, estuvo el viernes de la semana anterior a la que acaba de pasar por sus feudos podridos de Envigado, en componendas políticas, sin que su inexistente derecho de andar ahora libremente por el territorio colombiano se viera en ningún momento perturbado por la incómoda presencia de algún agente del orden.
¿De qué raro y exótico privilegio disfrutan estos traficantes de la droga y mercaderes de la muerte para que contra ellos la justicia no logre avanzar un paso en el esclarecimiento de los delitos que se les atribuye y de los cuales parecen existir abundantes pruebas? En nuestras cárceles hay muchos delincuentes y hasta no pocos inocentes en quienes sí se han cumplido las órdenes judiciales de captura y detención. Y hasta un puñado de banqueros inescrupulosos, abusadores y estafadores están en sus celdas de las cárceles colombianas.
Es de conocimiento público, sin embargo, que en este último caso, el de los banqueros, no están todos los que son en la prisión, porque hay varios de ellos con autos de detención y órdenes de captura que lograron escapar a todas las redes de seguridad judicial del país para esconderse en el extranjero. En el Ecuador, posiblemente a donde viajan de vez en cuando sus compañeros de andanzas mejor librados, llevándoles quién sabe qué cantidades de ayudas morales y materiales para pasar bien estos voluntarios exilios, que en la realidad son fugas planificadas hábilmente para eludir el peso de la burlada ley colombiana…

Casos distintos con perfiles iguales
Porque extrañamente ha venido sucediendo en los últimos meses el fenómeno inexplicado de que los autos de detención y las órdenes de captura expedidos por autoridades competentes contra delincuentes sindicados no se han cumplido. Ocurren esas omisiones en casos delictivos ocurridos en órbitas diferentes. Los de un caso tienen que ver con el negocio sucio y punible del tráfico de drogas y los delitos que de ese narcotráfico se desprenden. En el otro caso son los defraudadores de la buena fe de los ahorradores colombianos que se han alzado con miles de millones de pesos mediante maniobras fraudulentas y estafas que no por muy hábiles y sofisticadas dejan de ser llanamente eso, estafas, un delito tipificado en nuestros códigos y que merece condigno castigo. Son casos diferentes. Pero son iguales los resultados con que se enfrenta la justicia en ambos.
Los sindicados de haber incurrido en violaciones a las leyes penales logran evadir la justicia. Vaya, usted, amable lector, persona honesta, honrada a carta cabal, a salir del país y encontrará un cúmulo de dificultades, de obstáculos para poder hacerlo, una verdadera alambrada de garantías para que no salga si no está a paz y salvo con su país en todos los órdenes. Cometa usted una leve infracción de simple tránsito y verá cómo su tranquilidad y hasta su libertad personal se verán seriamente comprometidas.
Pero en cambio ahí tenemos algunas de las cabezas visibles de los defraudadores bancarios fugitivos de la justicia, viviendo a pierna suelta, con todas las comodidades en el extranjero sin que su salida del país, a pesar de estar cobijados por autos de detención y órdenes de captura, les haya creado el más leve inconveniente o tropiezo. Y ahí están, paseándose por las calles de las ciudades, los padrinos del narcotráfico y del lavado de dólares. Nadie los molesta, son los intocables. Y eso es una vergüenza para un país que necesita desesperadamente recobrar su fuerza moral perdida y que fue la que le dio en el pasado sus momentos de mayor grandeza.
Nadie pide que se cometa una injusticia contra nadie. Pero la parte sana que aún queda como reserva a Colombia, lo que no puede tolerar es que a la justicia de este país se le convierta en rey de burlas, que es lo que están haciendo los mafiosos y los defraudadores dejando a los jueces con sus investigaciones colgando de la brocha y permitiendo que se extienda por todo el país la tenebrosa sospecha de que dentro de nuestra propia autoridad, encargada de prevenir y reprimir el delito, existe una organización capaz de garantizarle la libertad al delincuente mediante el expediente de hacerse los de la vista gorda, de los que nada ven estando viéndolo todo, para proteger con su actuación venal o cobarde a los poderosos criminales que tienen mano ancha para pagar soborno al dedo pronto para apretar el gatillo mortal…
¿Será posible que alguien, con seriedad, en el alto gobierno les diga a los colombianos, sedientos y necesitados de pronta y cumplida justicia, que castiguen el delito y al delincuente; por qué están libres, continúan libres, individuos como los primos Escobar Gaviria, los Lehder, los banqueros y corredores de bolsa defraudadores, los caracterizados ejemplos de la inmoralidad campante?
Mientras la justicia siga cojeando y no llegue, como no está llegando en estos casos tan graves y delicados como los que conoce la opinión pública, este país difícilmente logrará recuperar su título ennoblecedor de potencia moral y jurídica.
Las órdenes de captura de los jueces que no se han cumplido ante el estupor nacional son una cruel caricatura de la degradación a que hemos llegado, precisamente porque hemos tolerado y seguimos tolerando el imperio de los más deshonestos y de los más inmorales, que con su dinero y sus armas homicidas todo lo corrompen y todo lo contaminan.

* Libreta de apuntes. 

Texto Columna Cecilia Orozco Demanda Corte Suprema+ Columna Orozco Corte Suprema


Opinión |22 Ago 2012 - 12:30 am

Cecilia Orozco Tascón

Homenaje a un magistrado valiente y decente

Por: Cecilia Orozco Tascón

En medio de un sospechoso sigilo y sin comunicado oficial que diera cuenta del trascendental cambio, sino mediante declaraciones soltadas al desgaire por el presidente de la Sala Penal de la Corte Suprema, Colombia se enteró de que el magistrado Iván Velásquez, quien en su infinita soledad ha soportado las mayores amenazas y conspiraciones contra su vida, su buen nombre y su honra, había sido relevado del cargo de coordinador de los procesos del repugnante fenómeno de la parapolítica.


La disculpa es baladí y ofende porque supone que somos estúpidos: el puesto debe rotar entre varios auxiliares, dijo quien funge de presidente de esa sala, Leonidas Bustos, como si se tratara de un juego de perinola. La verdad es muy otra. Velásquez, el “investigador estrella” de la Corte, es una roca en el zapato de los mandatarios, de los congresistas corruptos, de los partidos clientelistas y de sus propios colegas los magistrados titulares, cuya conducta está cada vez más cerca de la de sus procesados.
En las películas policíacas se hacen un par de preguntas clásicas para descubrir al autor y el móvil del delito: ¿quién se beneficia con el crimen y para qué se cometió? Parodiando la frase, ¿quién está feliz con la sustitución de Velásquez y para qué lo retiran del centro en donde se descubre el modus operandi del “aparato organizado de poder” que surgió de la alianza de la política con el paramilitarismo? El móvil es fácil: venganza por los resultados e impunidad hacia el futuro. Los vengadores y beneficiarios son muchos. Aproximo una lista:
1. Los excongresistas que purgan pena en La Picota. No le perdonan al valiente abogado haberles demostrado sus fechorías: Mario Uribe, primo de Álvaro Uribe. El convicto, junto con su otro primo Santiago Uribe, un extraditado y su abogado complotaron contra Velásquez pagándole a alias Tasmania para que calumniara al magistrado. Hasta el jefe de Estado participó en esta patraña. El exsenador Óscar Suárez Mira le ofreció a alias Bam-Bam $100 millones para que se retractara de su testimonio contra él y enlodara a Velásquez. Los exparlamentarios Luis Alberto Gil y Alfonso Riaño. Su abogado Ramón Ballesteros fue grabado mientras trataba de convencer a alias Diego Rivera de declarar en contra del investigador por 100 mil dólares. El exsenador Luis Humberto Gómez Gallo y su paisano Javier Ramiro Devia. El testigo Hernando Díaz aseguró que intentaron sobornarlo para desprestigiar a Velásquez y a la Corte.
2. Los cerca de 30 parlamentarios que tienen indagaciones preliminares por nexos con el paramilitarismo.
3. El expresidente Uribe y los funcionarios de su gobierno envueltos en el operativo de seguimientos, interceptaciones y montajes.
4. La mayoría de los integrantes de la Corte actual. Clientelizados, burocratizados, lagartizados y subordinados al poder del procurador, al que le deben fidelidad y puestos, y al Parlamento, con el que se concertaron para privilegiarse, no pueden tener a un testigo de sus complicidades. Bustos, a quien no le ajusta la toga, ha armado una oscura trinca y está triunfando. Por supuesto, este no es el escenario para alguien decente como Iván Velásquez, a quien nunca sus compañeros le permitieron llegar a la titularidad de la magistratura, precisamente por lo “peligroso” que es. Lo mandan al patio trasero para obligarlo a renunciar. Pero él no está del todo solo. Afuera hay quienes estamos dispuestos a denunciar a los indignos enquistados en la Justicia, y somos muchos los que le damos gracias por su enorme sacrificio.

2012/08/25

Columna Maria Jimena Duzan Corte Suprema + Texto Columna Duzan Corte Suprema


La nueva corte

Por María Jimena Duzán
OPINIÓNAl cambiarse esta jurisprudencia es claro que para esta Corte es más importante el delito del narcotráfico que haber asesinado y masacrado a colombianos.
Sábado 18 Agosto 2012
La reforma a la justicia la sepultaron hace unos meses pero su espíritu viviente no solo se resiste a morir, sino que cada día que pasa goza de mejor salud. Prueba de ello son los cambios de toda índole que se han venido dando de manera vertiginosa en la Corte Suprema de Justicia en materia de parapolítica y que nos acercan cada vez más a la perversa esencia de la fallida reforma Justicia concebida para blindar a los congresistas de escándalos como el de la parapolítica o el de la Dirección Nacional de Estupefacientes.

El primer cambio se dio en plena discusión de la reforma a la justicia, el 18 de enero de este año. En un fallo de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia que condenó a los excongresistas Luis Alberto Gil y Alfonso Riaño a siete años y medio por concierto para delinquir agravado, sorpresivamente, se adoptó una nueva jurisprudencia que otorga a los congresistas un trato preferente a la hora de tasar las penas de sus delitos. La revista SEMANA simplificó de esta manera el cambio de jurisprudencia que convierte a los congresistas en los únicos ciudadanos a los que no se les puede aplicar el Código Penal: ‘‘si un colombiano del común y un congresista asesinan a una persona y la justicia los condena por el mismo delito, la pena mínima de cárcel para el particular será de 17 años y cuatro meses, mientras que para el padre de la patria es de 13”. El magistrado ponente de este cambiazo de jurisprudencia fue Fernando Castro, quien de ser defensor de Víctor Carranza, pasó en 2010 a ser magistrado de la Corte Suprema de Justicia en reemplazo de Yesid Ramírez.

El segundo cambio se dio hace unos días cuando se procedió a llamar a indagatoria a la expresidenta del Congreso Dilian Francisca Toro y la Corte no ordenó su captura. Anteriormente la Corte había sostenido que para delitos como lavado y concierto para delinquir se preveía la captura para hacer la indagatoria. A este ritmo es probable que en menos de tres meses la Corte decida que solamente se pueden capturar a los congresistas cuando hayan sido condenados como en algún momento lo propuso un borrador de la reforma judicial.

Sin embargo, el mayor cambiazo se produjo al inicio de la semana pasada, cuando la Corte decidió aceptar el pedido de extradición del paramilitar José del Carmen Gélvez Albarracín, alias el Canoso, y cambió radicalmente la jurisprudencia de la Corte. Desde 2009 el alto tribunal había decidido congelar las extradiciones de los paramilitares que se encontraran en Justicia y Paz a la espera de que cumplieran con las víctimas. Al cambiarse esta jurisprudencia es claro que para esta Corte es más importante el delito del narcotráfico que haber asesinado y masacrado a colombianos; la cooperación internacional con Estados Unidos que en su concepto sí ha sido eficaz, que los derechos de las víctimas a saber la verdad y a ser reparadas. “Después de siete años de la Ley de Justicia y Paz quienes se han acogido a dicho trámite no han contribuido en forma real, eficaz y transparente al esclarecimiento de la verdad, como tampoco con la finalidad de reparar a las víctimas”, dice la providencia firmada por el magistrado Salazar.

Lo sorprendente es que la Corte Suprema de Justicia falta a la verdad porque en el caso específico de alias el Canoso su colaboración con la Fiscalía y con la Corte ha sido abundante y eficaz. Según el portal de verdadabierta.com Gélvez Albarracín ha venido confesando sus crímenes en Justicia y Paz desde su desmovilización con el frente Tayrona en enero de 2006. Ha sido pieza clave en el proceso por parapolítica contra el expresidente del Congreso Javier Cáceres, y en sus declaraciones ha vinculado a políticos como Trino Luna, Luis Eduardo Vives y los entonces representantes a la Cámara Jorge Caballero y Alfonso Campo Escobar, todos condenados por parapolítica. Sus señalamientos han llegado a incriminar al mismo expresidente Álvaro Uribe y a sus hijos Tomás y Jerónimo Uribe. Y en el momento en que se anunció su extradición, el Canoso estaba colaborando con la Corte Suprema de Justicia.

El último puntillazo se dio el miércoles de esta semana, cuando se conoció que el magistrado auxiliar Iván Velásquez fue relevado de su función como coordinador de los casos de la parapolítica en la Corte Suprema de Justicia. No se necesita de un prestidigitador para saber hacia dónde nos dirigimos con esta nueva Corte.

diálogo secreto con guerrilla+diálogos de paz+FARC+ELN


Guerra y paz

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Por allá en 1973/4 se dieron los primeros diálogos de paz que incluyeran a un presidente de la república: Misael Pastrana. Intentaba que el ELN, tras haber sido “derrotado” con la operación Yunque y Martillo que se desarrolló en la región del Anori, optara por rendirse. Fracasó.
El ELN siguió existiendo. El EPL, las FARC, el naciente M19 también. Luego aparecerían otros: el PRT, el Quintin Lame, el ERP, etcétera. Pasados 40 años, casi todos están desmovilizados. Curiosamente ninguno ha sido “aniquilado”. Sí han sido derrotados militarmente, pero todos han tenido desmovilizados, reinsertados. Tenemos experiencia.

Diez años después de Pastrana Padre, fue otro conservador de origen, Belisario Betancur quien lo intentó con el M19, el EPL y las FARC. La tregua duró semestres, nadie la cumplió, ni la guerrilla ni sus opositores; por el contrario, dicho proceso se desarrolló dentro de la combinación de formas de lucha, el conflicto de baja intensidad, la guerra sucia, y, los inicios de las autodefensas paramilitares. El protagonismo, el exceso de micrófonos y cámaras ayudaron a su fracaso. El Vocero del EPL fue asesinado y el M19 pretendió juzgar a Belisario tomándose el Palacio de Justicia. Desastre.  Las FARC multiplicaron sus frentes mientras ponián como carne de cañón a los militantes de la UP.  Todos aprendieron.

El M19, la guerrilla más cercana a intelectuales entendió que sólo les quedaban dos salidas: o desmovilizarse o dedicarse a “el tubo”, a la protección y participación en el negocio del narcotráfico, estas reflexiones y la presión militar lo llevaron a negociar. Unas negociaciones con mucha discreción inicial. Como debe ser. Finalmente se dio su desmovilización, convidando al EPL, al PRT, al QL, en una cascada entre 1988-1991, ligada a las expectativas que generaban los triunfos de las izquierdas democráticas en Brasil, Uruguay, México, y a la caída del bloque socialista, y con ello, de la retaguardia que habían poseído durante lustros.

El juego se le acabó a las FARC. El mismo día que se eligió la  constituyente -tal vez las únicas elecciones sin clientelas que ha habido en Colombia, y donde la alianza democrática del M19 con excombatientes y demócratas logró más del 20% de la votación-  finalizó la falsa tregua. Pidieron 1/3 o ½ constituyente para desmovilizarse. Nuevamente el show mediático de esos diálogos en Venezuela y México hundieron la negociación.

Increíblemente, pasaron 8 años sin diálogos. Apuntalados en los inmensos recursos del cuidado de laboratorios,  cultivos, y participación en el narcotráfico, así como en los odios que generaban las masacres de civiles por paramilitares, llevaron a las FARC a saltar de la guerra  de guerrillas a la guerra de posiciones. Para 1998 lo más inteligente que podía hacer nuestra plutocracia era negociar con la guerrilla a la par que fortalecía  las fuerzas armadas con el apoyo de unos EEUU preocupados.  Así, con cartas marcadas  de ambos lados se dieron los diálogos del Caguán. El espectáculo mediático, la falta de discreción, hicieron el resto.

14 años después, o 10, un hombre que ha estado en el Palacio de Nariño desde hace 30 años, que ha acumulado toda esta experiencia, que entiende que lo peor que se puede hacer es generar falsas expectativas, pero peor aún rodear las negociaciones de cámaras, micrófonos, twitter, Facebook, etc…hace meses sostiene unos diálogos en secreto con esas guerrillas…el que hayan sido secretos,  y el que se mantengan así, son un 50% de su posible éxito. Ojalá. 
Leído en radio: Caraco-Oxigeno 7am el 24 de Agosto del 2012