Q.E.P.D. Héctor Merino
Pereiranos por la Paz (1998-200?) publicaba columnas en ambos diarios. Todelar, Colmundo, RCN, CARACOL, etc., tenían espacios alentados desde la asociación. Hacían parte del compromiso de los medios. Así conocí a Merino.
Creo que fue por e-mail. Nos sentamos en una de las cafeterías de La Rebeca (sólo existían los cholaos). Y palabras menos me dijo que acababa de residenciarse en Pereira al concluir su jornada en la British Petroleum donde había atendido comunidades en los convulsos llanos orientales.
El recorrido laboral de Héctor, era muy interesante. Tenía el curioso título de “Ingeniero en Recursos Humanos”, de la Escuela de Ingeniería de la U. de Antioquia. Era godo, bien godo. Había militado en las juventudes conservadoras. Incluso simpatizó con “La Mano Negra”. Recién egresado, Jota Emilio Valderrama, el legendario dirigente del conservatismo paisa le ofreció un alto cargo público pero Merino optó por vincularse al sector privado en una empresa que gerenciaba Fabio Echeverry Correa –sí…el mismo del “artículito”, de “la economía va bien pero el país va mal”…-. En fin, Merino hizo algo que habla bien de su talante, y afrenta a la masa de hipócritas: siempre se reclamó de derechas, “fachere” y conservador: sin falsedades. Eso lo hacía aún más mi amigo.
Luego de esas épocas de pasión juvenil por la que todos pasamos (o debemos) trabajó en empresas de Bogotá, de Bucaramanga, de Venezuela…estuvo un buen tiempo en Cerromatoso y de allí pasó a la BP. Nunca estuvo desempleado. De hecho al poco tiempo de salir fundó la consultora Itaca. Cuando renuncié a la dirección ejecutiva de Pereiranos por la Paz, Héctor me reemplazó. Las cosas habían cambiado. El Caguán era una valiosa experiencia más. Asaltaron su apartamento. Nunca se supo qué buscaban. Su coterráneo paisa Uribe ya gobernaba. Podíamos crear “Pereiranos por la Guerra” y hubiera sido igual de exitosa.
Para el 2003 fundamos Convergencia Ciudadana por Pereira. Nació en la cafetería de la esquina de UTRAR. Ricardo Jaramillo, Marco Antonio Pérez, Franklin Molano, creo que Iván Alberto Vergara y otros más arrancamos. Posteriormente llegaron Jaime Bedoya, Carlos Mario Franco, Germán Toro, Marino Álzate y nos lanzamos al Concejo, apoyamos a Crostwaithe para la asamblea. Sacamos más votos que la ASI, pero no nos alcanzó. En Bucaramanga, cuando me marché a Bogotá a realizar la Maestría, me despidió. Fue un detalle muy bonito. Nunca perdimos el contacto, fuimos dando el paso hacia Opción Centro: Lo que hoy es el Partido Verde. A mi regreso hacia el 2007, en su apartamento, y con la inigualable Consuelo Jaramillo, construimos la lista cívica del Concejo, que con Roberto Arenas Mejía (+), Daniel Arango, Víctor Zuluaga, Rosita Castellanos, Maritza, Alex, etc, sacó la curul que repite Rubén Darío Orozco.
Lo apoyé en la Veeduría Anti Corrupción de la Vicepresidencia, en Empresarios por la Educación, etc. Cuando se fue para La Ceja, a fines del 2010, nunca creí que sería de las últimas veces que lo vería. Menos que mi conversación del Viernes antes de su muerte, suspendida por un llamado, sería la última. Era la persona a la que llamaba a consultar mis decisiones vitales. Me sorprendió la edad que tenía al fallecer, le ponía 10 años menos. Que su Dios lo tenga en gracia. Se negó a vegetar o pas-T-ar por la vida: ¡Vivió! Eso es lo importante.
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