Publicado 06/09/2013 en http://www.eldiario.com.co/seccion/ENFOKADOS/la-calle-de-la-fundaci-n-podr-a-ser-una-calle-de-clase-mundial1309.html
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Carlos Arturo Caro
Secretario planeación
Mucho se ha dicho sobre una obra que aún no se sabe cuándo ni cómo va a terminar y que se estableció como uno de los regalos para el sesquicentenario de la ciudad. No obstante, lo que hay de fondo parece importante socializarlo. No es una obra cualquiera, tampoco es la oda al cemento, se trata de un proyecto que de hacerse sería emblemático: una calle para atraer turismo, generar reconocimiento e identidad, propiciar debates, recuperar el centro de la ciudad, entre otros hechos que podrían ser benéficos para los ciudadanos.
Las apreciaciones sobre la calle 19 como sitio de la fundación son un pretexto dispuesto a conectarse con otros relatos de ciudad. Por esa calle, dicen los historiadores, se podría construir un camino pedagógico, en el que se cuenten aspectos tan determinantes como el legado de la tradición Quimbaya, un compendio completo sobre la arquitectura de los últimos 200 años, puesto que la variedad existente de formas y estructuras arquitectónicas puede aprovecharse. Por todo lo que se sabe sobre Los Quimbayas, lo que hoy conocemos como Pereira más territorios de otras ciudades, fueron el centro de esta cultura. De manera que una calle que invite a conocer a indagar y a experimentar parte de ese legado constituiría un valor agregado: “La Calle de la Fundación es un anclaje para recorridos mayores”, precisa Carlos Arturo Caro.
Los Quimbayas tuvieron sitios sagrados por estas tierras. El Salado Consotá por ejemplo, las Piedras Marcadas, las tumbas en la Universidad Tecnológica de Pereira, la serie de petroglifos, los sitios ceremoniales, entre tantas más, que aún se hace necesario indagar y recopilar. De manera que la Calle de La fundación es también un modo de definir lo esencial, por medio de mesas interdisciplinarias donde estén los académicos e investigadores; un trabajo además que recoja los saberes de disciplinas diversas. En ese sentido, hay muchos que han puesto su determinación, Roberto Meneses, Orlando Parra, Germán Calle, por citar solo a algunos, de igual modo instituciones como Fenalco, las universidades, la Sociedad de Arquitectos, “así como la decisión del exalcalde Israel Londoño que arrancó con el proyecto, el actual Enrique Vásquez que se la jugó para cumplir con el sueño”, precisa el actual Secretario de Planeación de la alcaldía.
Los habitantes de la Perla del Otún por supuesto están indignados ante los hechos “imprevistos” de los recursos y la falta de planeación. Sin embargo, los $4200 millones ejecutados son insuficientes, incluso, si se piensa algo a gran escala, como lo que relatamos, ese dinero es apenas un inicio de lo que se requiere ¿se justifica? Entonces la respuesta estaría en la ciudad que deseamos construir. Los ciudadanos son la base de un proyecto de relevancia y complejidad como este y concretarlo depende también de apropiarlo y luego defenderlo.
Una ciudad con Proyectos capitalizados como parte de un proceso transformador, es lo que se requiere. Visiones cortoplacistas han demostrado que muchos proyectos quedan hasta inconclusos, Proyectos con Visión de ciudad, planteando una ciudad imaginada, pero posible, es un desafío, supone un cambio de mentalidad y una apuesta por unas realidades revitalizadoras.
En medio del debate de La Calle de la Fundación se postulan unas ideas sobre la ciudad necesaria, la que queremos y la que necesitamos. Las tres se requieren. Una calle empezada ha de terminarse, no obstante, sus alcances permitirían hablar de una ciudad como la queremos: para seguir sintiéndonos orgullosos y dignos.
Las ciudades llamadas principales del mundo ofrecen a propios y turistas valores agregados. Por ejemplo, la calle de los Campos Elíseos en París, El camino de la fama en Hollywood, Parliament Street en Inglaterra, La vía dolorosa en Jerusalén, entre muchas más son apenas un muestrario de ciudades que se han ganado la fama de ser significativas y a la que muchas personas quieren recorrer y vivir. Todo depende de saber aprovechar las condiciones y ventajas de cada cual.
En Pereira, si se valorara su legado, sus historias, las gentes que han construido a diario la ciudad, los aspectos que son únicos en el mundo: Paisaje Cultural Cafetero, La cultura Quimbaya, La historia de las mujeres emprendedoras y transgresoras en la ciudad, La Pereira Libertaria y rebelde que a unos les genera temor mostrar o recordar; se haría un escenario propio para el enaltecimiento y posible para que otros reconozcan esas identidades que pueden ser únicas.
Una ciudad que muestre en lo que se destaca, que haga gala de lo que tiene, que dé cuenta de su pasado y lo exponga, es una ciudad para confabularse con las pioneras en el mundo; dice el visionario Carlos Arturo Caro: “En un pequeño pueblo como lo es Pereira se resume la historia de 100 años de la historia política del país”. En Pereira hay 192 sitios de interés cultural. Muchos de ellos deben recuperarse y otros promoverse entre los pereiranos para acogerlos como parte de una historia propia.
Por ejemplo, la ciudad libertaria, dice que acá hubo una pléyade de pensadores, promotores de un encuentro cultural, pero también como políticos del país: las estatuas de Gaitán, de Benjamín Herrera, El Bolívar Desnudo, lo herético que en su momento fue y sigue siendo tener un Cristo sin cruz, La catedral de Nuestra Señora de la Pobreza, las esculturas del maestro Arenas. Que acá se hubiera gestado parte del M19, el Movimiento Ambientalista de Colombia, que Miguel Torres ese literato haya escrito obras en la ciudad, en fin.
Una calle pensada para el mundo global. Como muchas de las que existen, que son símbolos, es parte de una calle no sólo para retener instantes históricos sino para acercar el futuro. “En Pereira podemos hablar de una cosmología propia no es caucana ni antioqueña, acá por todo lo que sabemos, se desarrolló un pensamiento propio, por ejemplo, los aportes, entre muchos otros, como el de Jorge Roa Martínez, lo demuestran”, afirma el ingeniero Caro.
La calle 19 es pertinente verla como un cruce con la historia, para identificarla con el futuro para integrar posibilidades.
Las historias religiosas que de conectarse con el antiguo Viacrucis, y que de conectarse al cable que se espera construir en la vía hacia el Alto del Nudo, sería un gran avance, significativo, poderoso y nos colocaría en el epicentro de Latinoamérica. Hay un sinfín de alternativas, ahora llaman a esa calle: la de la frustración. De ubicarse como una obra de talla y factura y de concretarse, sería la calle de la ensoñación.
Además, otro atractivo que podría ser aprovechado, fuera que cerca de ahí el padre Cañarte ofició misa fundacional, es la de una calle que generó encuentros entre los comerciantes. Pereira ha sido reconocida por ser de vocación comercial, los relatos de trueques, del crecimiento de la industria textil, de esos cruces de la ciudad y el campo, de los caminos de arrieros, de los caminos fundacionales podrían ser contados.
“Con un rediseño, más lo que hay, unas proyecciones y tecnología”, dice Caro, tendríamos una calle digna para los pereiranos. Que cuando los habitantes pasen por la calle y los turistas lleguen, se desplegué un menú en el que en sus tabletas se pueda narrar esas historias. Al tiempo esa calle podría ser viva, en el sentido de contar con muestras permanentes de la comida típica, que dé cuenta de la cultura indígena existente, que muestre todo el compendio de pensamientos y desarrollos de la civilización Quimbaya, que se experimenten apartes de la cultura cafetera. Como se colige, es un encuentro para el desarrollo.
Mucho se habla de la necesidad de recuperar el espacio público, de tener una calle como estas, la gente misma la cuidaría e impediría que uno de sus símbolos fuera mancillado por otros. Al diseñar una calle así se estaría gestando una iniciativa revitalizadora. No es imposible, si otras ciudades lo hacen, si otros grupos emprenden ideas de avanzada, y si esta ciudad se ha caracterizado por tenerlas, entonces concretar esa ensoñación es posible. Depende mucho de los ciudadanos, de lo que exijan, de los movimientos sociales que estén en veeduría, de los líderes de la ciudad de concretarlo.
Una calle no es sólo un regalo para el sesquicentenario, “esta es una visión de ciudad transformadora y de reconstrucción de la génesis de Pereira”, acuña Caro.