¿Revolución por decreto?
Para ese entonces, en Colombia se elegía la Constituyente que sesionó en 1991. Fue el último momento en que se pudo dar una “revolución por decreto”, o algo parecido. Un momento en que todas aquellas reformas por las que supuestamente habían tomado las armas las extremas izquierdas de los 60, 70, 80, pudieron haberse decretado con una nueva constitución. Los exguerrilleros coligados con otros demócratas en la AD M19 dejaron su sello en ese sancocho de expresiones ideológicas que es nuestra constitución, por cierto, cada vez más “remendada” hacia la derecha. Las Farc y el Eln nunca se desmovilizaron para participar en la constituyente, y los bárbaros de la disidencia del Epl se encargaron de acabar de hundir los diálogos de esa época.
7, 8 años después: 1997/8 las Farc, tras lograr pasar de guerra de guerrillas a guerra de posiciones, destruyendo varios batallones, creyeron que estaban ad portas de la revolución. Semestres después, la intervención estadounidense, el cambio en la estrategia del estado (por ejemplo la aviación del ejército) regresaron a su nivel: por cierto, desde el gobierno Pastrana.
Llevamos 14 años de ofensiva persistente que han llevado a las guerrillas a pedir (creo) por primera vez en la historia reciente un “cese al fuego”. Lejos entonces de cualquier posibilidad de imponer una “revolución por decreto”...pero también lejos de una rendición incondicional: en los 70 el ELN, y en los 80 el M19 llegaron a ser “algunos” combatientes. El ELN sigue existiendo, y el M19 sólo se desmovilizó cuando sus dirigentes se convencieron del agotamiento del camino armado. Sencillo: Estas guerrillas podrían existir por décadas.
Si bien la posibilidad de una revolución por decreto, donde se realicen todas las reformas habidas y por haber para construir todas “las paz” posible: la paz económica, la paz social, la paz política, la paz cultural, la…¡el paraíso con el maná incluido!. Hay algo que sí se acordó: realizar una reforma que ha intentado/fracasado NO sólo la guerrilla sino la alta burguesía urbana desde los años 30 y luego 60: la del desarrollo agrario y ligado a ello el reconvertir los cultivos para drogas ilícitas.
Oigo algunos nostálgicos reclamando que en las mesas de Oslo se discutan cuanta reforma se imaginan: una revolución por decreto, casi a punto de boicotear también el proceso, de unirse a los peligrosos boicoteadores de la derecha. Señores, si quieren avanzar en las necesarias reformas al “sistema” estudien, apliquen y desarrollen el modelo Uruguayo, el Brasileño, incluso el Chileno, el argentino, hasta el Salvadoreño (el Nicaragüense es vulgar, y el Venezolano es confuso). Además con la consciencia de que ni con Presidentes de izquierda, exguerrilleros o no, en el siglo XXI habrá cambios rápidos y generales o revoluciones (y menos aún armadas). Ya no las habrá.
Si ellos y todos comprendemos que se va a “negociar” la “terminación del conflicto” y NO la “construcción de la paz”, ganaremos todos. Si no, todos podemos seguir perdiendo.
7, 8 años después: 1997/8 las Farc, tras lograr pasar de guerra de guerrillas a guerra de posiciones, destruyendo varios batallones, creyeron que estaban ad portas de la revolución. Semestres después, la intervención estadounidense, el cambio en la estrategia del estado (por ejemplo la aviación del ejército) regresaron a su nivel: por cierto, desde el gobierno Pastrana.
Llevamos 14 años de ofensiva persistente que han llevado a las guerrillas a pedir (creo) por primera vez en la historia reciente un “cese al fuego”. Lejos entonces de cualquier posibilidad de imponer una “revolución por decreto”...pero también lejos de una rendición incondicional: en los 70 el ELN, y en los 80 el M19 llegaron a ser “algunos” combatientes. El ELN sigue existiendo, y el M19 sólo se desmovilizó cuando sus dirigentes se convencieron del agotamiento del camino armado. Sencillo: Estas guerrillas podrían existir por décadas.
Si bien la posibilidad de una revolución por decreto, donde se realicen todas las reformas habidas y por haber para construir todas “las paz” posible: la paz económica, la paz social, la paz política, la paz cultural, la…¡el paraíso con el maná incluido!. Hay algo que sí se acordó: realizar una reforma que ha intentado/fracasado NO sólo la guerrilla sino la alta burguesía urbana desde los años 30 y luego 60: la del desarrollo agrario y ligado a ello el reconvertir los cultivos para drogas ilícitas.
Oigo algunos nostálgicos reclamando que en las mesas de Oslo se discutan cuanta reforma se imaginan: una revolución por decreto, casi a punto de boicotear también el proceso, de unirse a los peligrosos boicoteadores de la derecha. Señores, si quieren avanzar en las necesarias reformas al “sistema” estudien, apliquen y desarrollen el modelo Uruguayo, el Brasileño, incluso el Chileno, el argentino, hasta el Salvadoreño (el Nicaragüense es vulgar, y el Venezolano es confuso). Además con la consciencia de que ni con Presidentes de izquierda, exguerrilleros o no, en el siglo XXI habrá cambios rápidos y generales o revoluciones (y menos aún armadas). Ya no las habrá.
Si ellos y todos comprendemos que se va a “negociar” la “terminación del conflicto” y NO la “construcción de la paz”, ganaremos todos. Si no, todos podemos seguir perdiendo.
Octubre 3 del 2012 en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/67699-irevolucion-por-decreto.html
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