Está comprobado en todos los continentes del planeta, que la única forma consistente de generar riqueza, de influir en el desarrollo de las sociedades y de cambiar las condiciones de vida, es a través de la educación.
Pero, ¿qué le puede pasar a un conglomerado social que desprecia esta área del desarrollo humano? Que demora su proceso evolutivo. Ni más ni menos.
Eso nos está pasando en Pereira. Aquí se desdeña a la educación en el amplio sentido de la palabra. Educación no es solamente conseguir los recursos para asegurar la gratuidad, o asegurar las raciones para que los niños de primaria y bachillerato permanezcan en los establecimientos.
Educación es brindar contenidos pertinentes, es formar ciudadanos que por lo menos sepan leer y escribir; que tengan comprensión de lectura; que dejen el analfabetismo funcional (¿recuerdan cómo nos fue en las pruebas Pisa?); que los maestros estén enseñando contenidos actualizados y con métodos de enseñanza modernos; que los colegios no se caigan (como los nuestros, los oficiales) a pedazos, y que los estudiantes tengan que vivir allí el 80% de sus vidas, en condiciones insalubres e infrahumanas.
Tal vez si los ciudadanos tomaran nota de que una de sus funciones también es exigirle al sector público resultados, las cosas cambiarían a un ritmo más acelerado que la modorra que se impone en nuestras comarcas. Y en educación sí que es necesario acelerar la ‘locomotora’. El progreso está pasando por en frente de nuestras narices, pero muy pocos se están beneficiando de él.
2010/12/23
Continuando con nuestra serie de inquietudes que les queremos dejar planteadas a nuestros lectores, como una amable tarea para el fin de año, hoy queremos hablar de educación.
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