Por @moisesnaim (edición del blogger)
Llevo años estudiando el poder y a quienes lo tienen o lo han tenido.
Mi principal conclusión es que, si bien la esencia del poder —la capacidad de hacer que otros hagan o dejen de hacer algo— NO ha cambiado, las maneras de obtenerlo, usarlo y perderlo han sufrido profundos cambios. Otra observación es que la personalidad de los poderosos es tan heterogénea como la humanidad misma. Los hay solitarios y gregarios, valientes y cobardes, geniales y mediocres. Sin embargo, a pesar de su diversidad, todos tienen dos rasgos en común: son carismáticos y vanidosos.
Según la Real Academia Española, carisma es “la especial capacidad algunas personas para atraer o fascinar”. Los líderes carismáticos inspiran gran devoción e, inevitablemente, los aplausos, la adulación y las loas inflan su vanidad. Es fácil que la vanidad extrema se convierta en un narcisismo que puede ser patológico. De hecho, estoy convencido de que uno de los riesgos profesionales más comunes entre políticos, artistas, deportistas y empresarios exitosos es el narcisismo.
En sus formas más moderadas, este narcisismo, el encanto consigo mismo, es irrelevante. Pero cuando se vuelve más intenso y domina las actuaciones de quienes tienen poder, puede ser muy peligroso. Algunos de los tiranos más sanguinarios de la historia mostraron formas agudas de narcisismo y grandes empresas han fracasado debido a los delirios narcisistas de su dueño, por ejemplo.
La Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos ha desarrollado criterios para diagnosticar el narcisismo patológico. Lo llama ‘desorden de personalidad narcisista’ (DPN) y, según las investigaciones, las personas que lo padecen se caracterizan por su (a) persistente megalomanía, (b) la excesiva necesidad de ser admirados y (c) su falta de empatía. También evidencian una gran arrogancia, sentimientos de superioridad y conductas orientadas a la obtención del poder. Sufren de egos muy frágiles, no toleran las críticas y tienden a despreciar a los demás para así reafirmarse. De acuerdo con el manual de la Organización de Psiquiatras Estadounidenses, quienes sufren de DPN tienen todos o la mayoría de estos síntomas ... sigue en http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/esta-loco-trump-moises-naim-columnista-el-tiempo/16828900