(Finalizamos, aquí la anterior http://ow.ly/ltcIi ) …(…) Entonces sobreviene toda una discusión: ¿qué le interesa a las y los estudiantes universitarios?...Donde las respuestas van desde “nada” hasta “todo” sin agregar las frases que tratan de justificarlas. Pero ello nos lleva al punto anterior. Necesitamos que los estudiantes se interesen tanto en los temas de SU carrera como en las necesidades de SU sociedad. Si se quiere necesitamos que superen su egoísmo, bien propio del neoliberalismo que nos domina, de la cultura del todo por la plata que nos subyuga y avancen a comprender que lo que hagan o dejen de hacer por su sociedad directa o indirectamente a corto, mediano o largo plazo, lo afecta a él y a los suyos.
Es decir debe haber libertad si. Pero debe ser una libertad en medio de tal cantidad de estímulos propugnados por la entidad universitaria que promueva en la y el estudiante el interés, la atracción por aquellas clases, materias, seminarios etc, que le lleven a ser fuerte en sus conocimientos profesionales y fuerte en su compromiso social. No sólo aquellas materias que “le servirán para la carrera”, es decir le servirán para “ser profesional”, cuando lo importante, insisto es que primero “sean” humanos, luego “sean” ciudadanos y sólo después de eso, sólo después…profesionales. De hecho es claro que algunas materias no pueden ser “libres”. Y de igual manera debe suceder con el docente universitario: libertad para formar buenos profesionales, pero primero, excelentes seres humanos y grandes ciudadanos, sin los dos últimos, lo primero es basura[3] (…)
Finalmente, Reiser habla de que el sistema que se viene imponiendo en Europa privilegia la mediocridad. Aquí, desde antes del 2002, hemos tenido algo espantoso: “la promoción automática”. 95% de los estudiantes que han llegado a nuestras universidades sufrieron esa enfermedad: la de saber que estudiaran o no estudiaran, se esforzaran o no se esforzaran, igual iban a pasar al grado siguiente: Aberración de aberraciones. (…)
A ello se ha ligado algo: un sistema de evaluación docente perverso ([4]) que privilegia la sesgada evaluación de las y los estudiantes, donde, especialmente en las universidades privadas, se cocina un acuerdo tácito entre docentes, especialmente esa mayoría de los más débiles contractualmente: los catedráticos, con los estudiantes mediocres, un algo así como “no me rajes en el semestre y yo no te rajo en la evaluación docente”… un “déjame el copy page” …o como dice el renunciante alemán, “permíteme atolondrarme con el embudo de Nuremberg([5])”…sistema que entonces lleva la mediocridad de la promoción automática a una promoción automática universitaria y a un desastre de profesionales, quienes reciben el titulo como la culminación de un tubo en caída a la desgracia, que comenzó (y seguirá) en la educación básica, se extendió a la media y se proyectó mediante ese acuerdo tácito con esa mayoría de los profesores a la educación universitaria. Horror de horrores.
Reiser nos reta, “¿será que los profesores son cobardes o sólo están cansados?”…eso a la hora del té poco importa. Pienso que las y los profesores y en general quienes estamos vinculados al sistema educativo, ocasionalmente reflexionamos sobre estas cosas. El problema es que esas reflexiones parecen gotas de lluvia en un aguacero, el cual pasa y la vida sigue…aunque a veces somos víctimas de sus inundaciones.
Texto completo en http://ow.ly/kJxsG
[3] Parte de la basura que nos hace cuestionar la justificación de la existencia de la humanidad sobre un planeta extrañamente creador de vida en un universo tan lleno de materia oscura como el que intentamos conocer.
[4] http://ciberplural.blogspot.com/2008/01/la-cultura-de-la-mediocridad.html
[5] Aprender mecánicamente, de memoria, sin entender realmente.
[4] http://ciberplural.blogspot.com/2008/01/la-cultura-de-la-mediocridad.html
[5] Aprender mecánicamente, de memoria, sin entender realmente.