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2014/01/25

“Nunca había llegado el Estado hasta esas poblaciones” #Colombia #Guerra #PostConflicto

SALUD 25 ENE 2014 - 9:50 AM
María Cuesta es una de las siete enfermeras encargadas de llevar el plan de vacunación del Ministerio de Salud a los rincones más apartados del Chocó. Esta fue su travesía por el Medio Atrato.
Por: Angélica María Cuevas GuarnizoHeroína de la vacunación
La chocoana María Cuesta, de 35 años, trabaja en el plan de vacunación del Minsalud desde 2004. / Óscar Pérez
De todos los lugares que María mencionó al detallar su travesía por la selva chocoana, sólo Bebará apareció en mi búsqueda de Google Maps. Intentaba hacerme una idea de cómo, en diciembre pasado, un par de enfermeras habían caminado durante catorce días por esos bosques espesos con la única misión de inmunizar a 300 indígenas emberas. Pertenecían a una comisión del Ministerio de Salud interesada en llevar vacunas a los lugares más apartados del país.
“Nunca había llegado el Estado hasta esas poblaciones”, me contó María. Quizá por eso los poblados de Chagadó, Pava, Chequenendó, Pitales o Bracito tampoco aparecían en el mapa. El río Bebará, que en la pantalla del computador se ve como una línea delgada en medio de kilómetros de bosque tupido, en el relato de María Cuesta Mosquera se convertía en su mayor osadía.
“Teníamos que cruzarlo nadando, así como otros diez ríos, pero éste era tan grande como el Atrato. Nosotros ni podíamos con las maletas; habíamos caminado dos días. Los guías indígenas se encargaron de las vacunas, nosotras nos tiramos a nadar”.
El médico que las acompañaba renunció a la misión el primer día, alegando otras responsabilidades. Continuaron dos vacunadoras, una auxiliar de enfermería y dos guías indígenas. María sonreía después de terminar cada anécdota, después de contar cómo viajaron durante siete horas por el Atrato para llegar hasta La Peña, su punto de partida, y caminaron tres días seguidos para llegar a Porrondó. Atravesando pantanos, ríos, esquivando animales.
Les cayeron serpientes desde los árboles, las picaron tábanos (una especie de mosca grande), esquivaron guaguas, tatabros y venados, las atacaron micos. “Yo sólo había visto eso en televisión. Eran como diez monos tirándonos palos desde los árboles. Estaban bravos. Nos habíamos metido en su territorio. La única solución fue salir corriendo”.
Tras caminatas de 12 horas, dormían en tambos donde los cogiera la noche. Pero María no se saca de la cabeza la felicidad que se leía en las caras de los pobladores de Porrondó cuando ellas entraron en el poblado de 200 indígenas. Muchos tenían síntomas de influenza. Incluso, la excusa que había llevado a esta misión médica a Porrondó fue la aparición de un grupo de indígenas enfermos que pedían ayuda en el centro de Quibdó.
En total, 58 niños menores de 6 años, 9 niñas y 49 adultos fueron vacunados contra la influenza, el virus de papiloma humano, la tuberculosis, la hepatitis y el sarampión.
En agradecimiento, el gobernador indígena les construyó una balsas de palma barrigona para que regresaran más cómodas por el río. En cuatro horas acortaron el camino que les había tomado un día entero.
De regreso visitaron otras comunidades emberas donde los indígenas respondieron con gestos de agradecimientos. “En una nos llenaron las balsas de plátanos y bananos. Casi que se hundía. Para mí esta fue una experiencia muy bonita. Sé que como vacunadora vale la pena ir hasta cualquier lugar del país para salvar a un niño”.
María llegó a Bogotá, invitada por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria. “Esta es la historia de una labor diligente y heroica”, fue lo primero que dijo el ministro cuando la escuchó hablar.

nicia la Jornada Nacional de Vacunación
Cuatro mil puestos de vacunación estarán abiertos hoy en todo el país para que los colombianos se acerquen a aplicarse de manera gratuita las vacunas que requieran.
En 2013 Colombia logró coberturas de vacunación cercanas al 92%, y aunque la semana pasada se convirtió en el primer país de América Latina libre de sarampión y rubéola, el Ministerio de Salud recuerda que los padres de familia deben estar atentos a los calendarios de inmunización de sus hijos para que completen de manera oportuna las ocho vacunas básicas.
acuevas@elespectador.com
@angelicamcuevas

2012/02/29

Si usted fuera el Gobernador...


Si usted fuera el Gobernador...

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Pasada la toma de la Embajada Dominicana en 1980,  hace 32 años, el M19 se puso como meta desarrollar una guerrilla más rural que urbana. De hecho la mayor parte de los miembros de sus estructuras urbanas habían sido detenidos, torturados, desaparecidos, y los más afortunados encarcelados. Uno de esos frentes pretendía entrar por el Chocó, hacia el Eje Cafetero: Chocó a Risaralda. Recuerde, hace 32 años.

En esas acciones, fue dada de baja “La Chiqui”, la legendaria guerrillera de Cartago (sí, de aquí al lado) que había sido la negociadora de la embajada. Esa propuesta le llamó la atención a otra guerrilla: la del EPL. Pocos semestres después decidieron desplazar una comisión desde Antioquia la cual comenzó un proceso de reclutamiento en Quinchía, que paulatinamente se extendió a Guática, Riosucio, Pueblo Rico, etc. Ese frente, que luego se llamaría Oscar William Calvo (también de Cartago), y que se desmovilizó a principios de 1991, tenía como retaguardia estratégica los límites de Risaralda con Chocó. Hace 21 años.

Ya para esos momentos, las FARC habían extendido su frente que tradicionalmente había hecho presencia en los límites entre Antioquia y Caldas, hacia estas zonas del país. El ELN también, e incluso una disidencia llamada el ERG o Ejército Revolucionario Guevarista, actuaba en esa zona. La década de los 90 fue espantosa. Quienes viven en esos límites lo saben. Quienes transitan continuamente por allí, lo recuerdan. Hace 12 años.

La ofensiva militar continua, persistente -incluso creo que cobró la vida de un Coronel (¿Comandante del San Mateo?)-, tuvo sus frutos. Hubo un período de relativa calma en los últimos semestres. Pero los dos factores claves persisten. Y persistirán por un buen rato. Primero, las guerrillas y los actores armados, nunca han pactado una paz que los desmovilice. Sí, seguramente la gente del M19 y del EPL, Ricardo, Marino, etc., nunca volvió por allá. Pero los que siguen activos saben que el segundo factor se cumple a la perfección: es una zona selvática, con poblaciones pobres, y pobremente atendidas desde los centros estatales, el caldo de cultivo, las “condiciones objetivas” de las que hablaba Belisario (hace 30 añitos no más) siguen ahí.

Ahora escoja usted la respuesta
 A) Aniquilamos -otra vez- las guerrillas; 
B) Solucionamos la problemática socio económica de la zona; 
C) Pactamos la paz con las guerrillas; 
D) Todas las anteriores; 
E) Ninguna. 
Si ya escogió, entonces lo invito a otro ejercicio: usted es el gobernador Carlos A Botero, póngase en sus calzones: ¿qué haría?  Sí, se puede reclamar más presencia militar en la zona, y sí, a corto plazo puede dar resultado, pero esta probadísimo que mientras existan guerrilleros ‘envíables’ a la zona, y mientras ésta siga selvática y paupérrima volverán a reaparecer…ahora, si quiere, vuelva y escoja su respuesta.

Original en http://www.latarde.com/opinion/columnistas/56498-si-usted-fuera-el-gobernador.html
Posteriormente leída para parte de la Radio popular en Pereira Colombia, Vía Oxigeno 1300 am (II-03-2012)