
SIN TETAS...SI HAY MARILYN MONROE
foto de el libro "Marilyn Monroe. La última sesión" de Bert Stern
que se resumen en su nombre: la ultima sesión de fotos.
Decalogo del Voto Vital
1.Amarás tu voto como expresión de tu fuerza vital. No te quedarás en casa: sería regalar tu voto a los corruptos.
2.No venderás tu voto: de hacerlo ganarías poco y perderías mucho.
3.Votarás en tu pueblo para incidir en él. No botarás el voto votando en otra parte.
4.Votarás con criterio, por quien te convenza de que va a servir a tu comunidad.
5.No apoyarás a los que defienden o apoyan la violencia.
6.No te dejarás engañar ni seducir ni emocionar: ni por el bonito, ni por el simpático, ni por el que promete favores personales; apoyarás candidatos serios, bien preparados, con buenos antecedentes y sin sospechas.
7.Mirarás con quien andan los candidatos: si se han metido con gente corrupta o violenta, se van a aprovechar de todos nosotros.
8.Hablarás con los amigos y la familia y discutirás con ellos tus criterios y las razones de tu voto.
9.Verás si los candidatos se comprometen con lo importante: educación y salud de calidad para todos, los problemas graves del municipio. Y si muestran cómo lo van a lograr.
10.En resumen, escogerás tu mismo y no dejarás que los demás escojan por ti. Si dejas que escojan por ti no podrás reclamar si los elegidos salen mal. Y ayudarás a que los demás escojan con máxima libertad y pensando en su responsabilidad. Al fin y al cabo, los políticos que tenemos los hemos escogido entre todos.
más en http://www.votovital.org
JAIME GARZON for ever!
da click sobre el video que quieras ver en la pantalla pequeña que aparece al final de cada uno, abajo (apple)
video de http://www.youtube.com/results?search_query=Jaime+Garzon&search=Search
Profe acabe esta guerra tan larga…Por Carlos Alfonso Victoria
A su paso por el Cerritos de los pobres, en inmediaciones a Pereira, una nube de niños de una Escuela del vecindario se abalanzo hacia el Profesor Moncayo y su comitiva. De sus manos brotaron flores, esquelas y una que otra colación. Desde bien temprano los chiquillos se habían perfumado para una ocasión sin igual. A pesar de vivir en inmediaciones de una vía que amenaza su frágil existencia, por el enorme volumen de vehículos que la transitan, esta vez los niños tenían el privilegio de retozar por un asfalto despejado de camiones, buses y demás riesgos.La espera fue larga pero sin impaciencia. Ver a Moncayo, verlo de cerca se fue transformando en un acontecimiento que trastorno los sentidos y los oficios. Los vendedores de piña, arremolinados alrededor de una cooperativa se dieron a la tarea de escribir un acróstico que no solo conmovió al Profe, sino a una ilustre coterránea que entre abrazo y sollozo le dio la bienvenida a la capital de Risaralda. Allí estaba Cecilia Caicedo, mi profesora de literatura, exclamando con emoción: “Estamos viviendo un momento histórico”.
Cecilia se confundió entre la romería, los caballos de la policía y los estudiantes de secundaria que, no obstante permanecer en vacaciones, salieron con sus pancartas y consignas. Tal vez por primera vez en la historia de este país ocurría algo inverosímil: el reportero de la emisora de la Policía Nacional que transmitía en directo la bienvenida del pueblo pereirano a Moncayo, extendía su micrófono a los muchachos que gritaban “Si a la vida, no a la guerra…Si al acuerdo humanitario ya”. En ese momento Moncayo sembraba vida. Una palma quedo plantada en una de las glorietas de acceso a la ciudad.
Les decía al principio que un manojo de niños residentes en el Corregimiento Esperanza – Galicia, había cortado el paso del Profesor. Los niños y niñas corrieron al encontrarlo con una alegría inaudita. Ya lo habían visto en los noticieros de televisión. Pero ahora tenían el privilegio de acariciarlo, de besarlo, de darle ese amor infinito que solo los niños sienten a quien aman. Uno que otro perro también se sumo a la comitiva. Ladraban como queriendo despertar los sentimientos entre los demás seres vivos.
“Que le dijiste al Profesor Moncayo”, pregunto un reportero que desde Cartago tuvo la gallardía de acompañar la marcha. La pregunta era para una de las niñas que salio al paso del Profe. “Profe acabe esta guerra tan larga”. El periodista enmudeció. La niña apenas despuntaba los siete años de edad.